viernes, 14 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 5 - Una oportunidad

Siento que unos labios recorren mi cara. Unos labios dulces que conozco perfectamente. Me avisa que estamos llegando a Seattle. Me he quedado dormida entre sus brazos. Me siento en paz y contenta.  Durante todo el trayecto hemos hablado y creo entender que vamos a comenzar una nueva etapa, en que los castigos, no existirán, en que las normas no nos abrumarán.  Sólo hay algo que es infranqueable: que le toque.  Me ha explicado que es por motivo de su infancia, y que no quería dar más explicaciones. Me pregunta por qué no utilicé las palabras de seguridad cuando me azotó, y  averiguo que podría haber parado desde el primero, si yo no me hubiera empeñado en llegar hasta el final.  Su respuesta me deja pensando en que tiene razón: podríamos haber evitado todo el sufrimiento que hemos tenido ambos. Le miro y sólo confieso que me sentí abrumada y olvidé las palabras.  Me abraza fuerte contra él y sólo pronuncia mi nombre.  Ha sido la mejor canción de cuna que he sentido para calmar mi espíritu. Vamos a darnos otra oportunidad, me lo ha prometido; ha hecho concesiones.  Poco a poco los párpados se relajan.  Me duermo, y Christian está a mi lado para despertarme.



Me ayuda a salir del coche, pero antes de ir hasta mi apartamento, Taylor abre el portaequipajes y extrae de él un envoltorio preparado para regalo, se lo entrega a Christian, que sonriente se acerca hasta mí. Me pide que lo abra cuando esté en el apartamento. Me intriga lo que haya en el paquete.  Siempre me sorprende.  Me abre la puerta y nos damos un beso, y como despedida la promesa de una nueva mañana, alegre y brillante, no como las pasadas, oscuras,  sórdidas.


  Le sonrío y entro..  Tiro el bolso y la gabardina encima del sofá y corro a abrirlo: me tiene muy intrigada.  Rasgo el papel y descubro que son todos los artilugios que le devolví cuando lo dejamos.  Me ha grabado la literatura inglesa de la Biblioteca Nacional.  Todos los clásicos los tengo al alcance de un clic. Música, con una selección brillante de todas las canciones que le gustan y que contienen un mensaje.  Desde ahora serán mis preferidas también.  Pero hay una en especial, que me es muy conocida, pero que nunca me he detenido en escuchar su letra : The Scientist. Mientras la oigo abro el ordenador y veo que hay un mensaje. " La música lo dice por mi ".








 No creo que se pueda ser más romántico. Y noto que gruesas lágrimas corren por mis mejillas al comprender que la letra de esa canción está pidiendo perdón.  Me esta pidiendo que le perdone. ¡ Oh Christian !, mi pobre niño perdido y dolido. Y entonces ya no puedo contenerme más, y lloro, lloro sin parar.  No de tristeza, sino de inmensa ternura que me inspira este hombre dolido por mi. Y le envio un correo. ¡ Lo he echado tanto de menos !

- De nuevo me haces llorar - le escribo.  No espero respuesta, pero me equivoco una vez más.  Siempre me sorprende, siempre va por delante de mi..  De nuevo su respuesta:
- Ojalá estuviera allí. Te secaría las lágrimas a besos.

Y soy ¡ tan feliz !  Probablemente él no se dé cuenta de que me hace declaraciones de amor constantemente.  Es un sentimiento que nunca ha conocido, probablemente, sólo,  por una sola mujer, pero no quiero nombrarla.  No ahora que soy tan feliz y sé que, en la vida de Christian, cuento.  Y eso es lo que me vale.  Elena estuvo antes, fue la primera, pero yo estoy ahora, aunque puedo ser también un fruto del pasado. No, no quiero pensar en que ocurra. Hoy no, ahora no.


Y por primera vez en muchos días consigo dormir, y nada más abrir los ojos, llega hasta mi memoria todo lo que hemos vivido ayer: su arrebato en el callejón, y me recreo en este pasaje especialmente.  Nunca fue más Grey que en aquél momento, y nunca fui más de Grey cuando mi cuerpo reacciono junto a él.  Fue desgarrador, pero a la vez dulce, pasional y tierno, porque ambos dejamos bien a las claras que nos sincronizamos, que uno responde al otro inmediatamente.  Sin preámbulos, sin seducciones, porque ambos estamos seducidos, sin ambages: somos uno solo, y como tal respondemos al unísono.  Después nuestra discusión en el restaurante, y la charla de sus planteamientos nuevos en el coche camino de Seattle.

Me estiro para desperezar mi cuerpo y de repente me doy cuenta que he de ir al trabajo. Me apresuro  en el arreglo porque la vitalidad ha vuelto y me siento viva y feliz, y amada, aunque esto último es un secreto para el mismo Christian, que no conoce lo que está pasando en su vida, y que "eso" se llama amor.  Habrá que enseñarle, pero me ¡gustaría tanto que me lo dijera ! . Ana, no te desanimes; todo está comenzando de nuevo y será una etapa altamente prometedora.  Hemos de hacer concesiones, ambos, pero creo que llegaremos a buen fin, porque los dos lo necesitamos, lo deseamos y lucharemos porque así sea.


Canturreando una de las canciones que grabó para mi, me meto en la ducha con energías renovadas.  Me miro en el espejo y sonrío al comprobar que el brillo ha vuelto a mis ojos, y que mis mejillas se tornan rosáceas al recordar el recorrido que Christian hizo ayer por mi cuerpo.  Para nada ofensivo ni avasallador, sino desbocado de amor y de ausencia.  Vuelvo a reír, pero compruebo que se me está yendo el santo al cielo.  Abro el frigorífico por ver si al menos hay un yogur para desayunar, y no lo hay, está vacío.  Sólo un solitario plátano, así que... " bueno puede servir ". Y corriendo salgo a la calle mientras lo voy comiendo.  Nunca he hecho eso en la vía pública, pero hoy es un día diferente; me siento capaz de todo, tengo fe en mi misma porque él la tiene en mi.  Y corro, corro, sin necesidad hasta la parada del autobús porque voy con tiempo suficiente, pero tengo tanta excitación que no puedo evitarlo, y es que soy feliz y él me quiere.  Y hoy volveré a verle de nuevo y es posible que pasemos el fin de semana juntos y de nuevo viviremos el amor en toda su extensión. Ni yo misma sabía lo que le necesitaba hasta que le perdí, y creo que a él le ocurre lo mismo.


Subo al autobús y voy escuchando la música de Christian, ecléctica, clásica, moderna, de piano, de voces angelicales... Música de Christian, mi música, la que él ha seleccionado para mi.


Autoría:  Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editada:  Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras
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