domingo, 24 de mayo de 2015

La transformación de Grey - Capítulo 1 -


Cerró el portátil, y se quedó pensativo.  Hacía un día gris y amenazaba lluvia. Había terminado su reunión y tenía un rato para descansar, hasta su nueva visita. El entrenador le había dado una buena zurra en el entrenamiento, y eso le molestaba. Ni una sola vez había podido tumbarle en el kick boxing.  Era demasiado bueno, no en vano había sido campeón olímpico.  El buscaba siempre lo mejor.  Se lo podía permitir.  Una frase pronunciada mientras charlaban le trajo a su memoria el comienzo de su adolescencia descontrolada, hasta que empezó a frecuentar la casa de ella.  Elena le había hecho un hombre, en todos los sentidos, y siempre estaría agradecido.

Llamó por el interfono interior a su secretaria

- Andrea, ¿ a qué hora tengo la próxima cita, por favor?
- Señor. Grey, será exactamente dentro de una hora
-Será la señorita Kavanagh ¿ cierto ?
- Si señor Grey
- Está bien. En ese intermedio que nadie me moleste, a no ser que sea algo de vida o muerte. Necesito hacer un planing de trabajo y quiero  concentración. Atienda usted lo que sea , por favor
- Descuide señor Grey. Cuando llegue la señorita Kavanagh, le avisaré
- Está bien

Se levantó de su sillón y frente a la cristalera contemplaba, sin ver, el panorama que tenía frente así. Era una metáfora. Su compañía estaba situada en uno de los edificios más altos de Seattle, y su despacho en la última planta.  Le hacía sentirse fuerte, lejos de todo el mundanal ruido.  Era el dueño y señor de su destino, que él había forjado con sus propias manos, sin ayuda de nadie

- Bueno, no es del todo cierto - se repitió para si -. Si no hubiera sido por Elena y el préstamo que me hizo, hoy seguramente no estaría aquí.  Ni sería el empresario más joven e importante de Estados Unidos.

Sonrió evocando el rostro de Elena.  Había quedado con ella el fin de semana  en una cena amistosa, nada más.  Su fuerte vínculo erótico, quedaba ya muy lejano.  Ella tenía otro rumbo y él  lo que deseaba: una cita los fines de semana con la chica de turno.  Había despedido a Susanah porque se tomaba demasiadas confianzas con uno de los guardaespaldas.  Elena había recibido el encargo de siempre. 

Y poco a poco su imaginación voló hacía el día de su cumpleaños. Tenía quince, pero no una fiesta como las dadas a sus hermanos. Christian no dejaba en buen lugar a la familia. Iba de pelea en pelea, y para el próximo curso un nuevo instituto, todo igual, menos las ganas irrefrenables de poder ser mayor  y establecido por su cuenta, no depender de nadie, nada más que de él mismo.  Pero tenía por delante todo el verano y si las cosas no mejoraban tendría problemas para reunirse con sus amigos, ya que Grace estaba seria con él, y a buen seguro que no le dejaría salir de casa, hasta no comprobar que su conducta sería diferente. Sus hermanos en el campamento y él castigado muchos días. ¡ Qué bien, menudo panorama !

Recordó el día en que por una llamada telefónica ,  Grace le anunció que tendría que ir a casa de los Lincoln para ayudar a desescombrar los restos de la reforma que habían  hecho en su casa.  Los obreros que debían hacerlo, habían dado la espantada.  Elena llamó a su íntima amiga, la doctora Trevelyan, por ver si ella conocía a alguien.

Te ayudará Christian. Anda de broncas todo el día, y ahora en vacaciones veraniegas es difícil controlarle. No me gustan nada los amigos que tiene.  Algunas veces creo que huele a vino. No te preocupes, mañana te lo envio.

Y así fue como  al día siguiente se vió llamando a la puerta de los amigos de su madre, y que él conocía, ya que frecuentaban la casa desde siempre.  Hacía un día caluroso y pesado por la humedad.  No tenía muchas ganas de trabajar. Había hecho planes con sus amigos. Irían al puerto.   Ahora,  ahí estaba frente a un contenedor repleto de cascotes aguardando que unos brazos fuertes comenzasen a vaciarlo.

Era alto y musculoso, aunque quizás demasiado delgado.  Decidido a terminar cuanto antes, se puso manos a la obra.  Era un trabajo pesado,  para el que no estaba acostumbrado, pero sólo pensar que le darían un dinerito, para invitar a sus amigos, le daba ánimos para emplearse a fondo.

¡ Y vaya si tenía que hacerlo !  Llevaba una hora aproximadamente trabajando.  Sudaba por el esfuerzo y trabajo duro.  Saco del bolsillo del pantalón, un pañuelo para secarse el sudor que resbalaba por su rostro, cuando apareció ella, portando una bandeja con una jarra de refresco y un vaso.  Paró durante unos instantes y contempló a aquella mujer rubia, bonita y sonriente que se le acercaba.  Nunca se había fijado en ella, hasta aquel día, y le pareció algo angelical.

- Buenos días Christian . ¿ Tienes calor ? Pues bebe un vaso de este zumo de limón buenísimo que ha preparado Ruth. Toma - y llenó un vaso del refresco recién hecho y se lo acercó mirándole fijamente.

Se detuvo  en la silueta de ella.  Era perfecta. Vestía con una falda ceñida y una blusa demasiado desabrochada, que dejaba al descubierto su bien formado escote.  Para el joven no pasó desapercibido y recorrió lentamente el cuerpo de la mujer que tenía frente así.  Ella se percató del examen y sonriendo, fingió estar enfadada

- ¿ Qué miras con tanto interés, es que no has visto nunca a una mujer ?
- Con esas curvas, la verdad es que no.  Tiene un cuerpo perfecto señora Lincoln

Ella no replicó , no dijo nada, pero de golpe un fuerte bofetón resonó en la mejilla de Christian, que en acto reflejo se llevó la mano a ella  No sabía qué decir ante esa embarazosa situación. No le pegaba nadie desde que entrara a formar parte de la familia Grey, exceptuando claro, las palizas dadas y recibidas de los chicos del colegio..., pero eso no cuenta

- Eres muy atrevido, ¿ lo sabes ?- fue todo lo que ella dijo, y dando media vuelta desapareció de su vista

Lentamente bebió un sorbo de zumo y mirando el lugar por el que Elena había desaparecido, retomo el trabajo interrumpido. " Posiblemente ya no volveré.- pensó -" Pero lo que más me preocupa es que vaya con el cuento a Grace. No debía vestirse de esa forma. Es muy provocativa, y con ese cuerpo ¿ cómo no mirarla? "

 Sentía su íntima excitación, algo que no había experimentado con ninguna otra chica, ni con Amanda ni con June, con nadie, sólo con ella. No volvió a verla en el resto del día.  Fue al concluir la tarea , cuando se disponía a marchar, cuando apareció en el dintel de la cocina

- Mañana a la misma hora ¿ vale ?- le dijo Elena
- Vale, como usted diga.  Hasta mañana

De camino a casa sentía que estaba contento no sabía muy bien porqué, pero sólo pensaba en que la noche fuera breve para poder verla al día siguiente.


Autoría:  1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James )



 

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