Puedo decir, y no me equivoco, que de todos los días complicados que he tenido últimamente, éste de hoy, ha sido uno de ellos. El día anterior, terminó..., como terminó. Y ahora, cuando ya ha caído la noche, e intento dormir abrazada a Christian, hago un recuento, y aún me producen escalofríos las imágenes que acuden a mi memoria.
La tensión entre Jack Hyde y yo, era algo más que tensa, y no se porqué, aunque lo imagino. Esta tarde hemos de dejar todo ultimado: mañana sale para Nueva York..., sin mi. Y aún estoy algo enfadada con Christian, porque ha provocado una relación muy fría entre mi jefe y yo. A veces me trata con algo de mala educación, y yo comienzo a cansarme porque no tengo el por qué aguantar sus inconveniencias. Me hace corregir los trabajos, por el simple hecho de fastidiarme, y es algo que, encima, no puedo comentar con Christian, porque conozco cuál sería su reacción.
Este trabajo es lo que siempre he soñado, pero he tenido la mala suerte de haber entrado en una empresa que ha comprado mi novio y cuyo editor principal, no sólo es mi jefe, sino que ha establecido una rivalidad, que desde ahora sé que tiene las de perder, pero mientras se da cuenta, creo que me va a hacer la vida imposible.
Me ha pedido que tengo que quedarme hasta más tarde, con motivo ¡ vaya por Dios ! de mi negativa a ir a Nueva York. Por lo visto he de prepararle un informe en el que no hace más que destacar las faltas que cometo. ¡ Qué casualidad ! hasta ayer, era perfecta, pero ahora soy nefasta. No sé cómo voy a luchar con este frente que se me ha abierto sin que Christian llegue a enterarse. Preparo sus cafés, voy a por su bocadillo, y todo lo hago con el mejor de los humores, aunque francamente está comenzando a fastidiarme. Menos mal que el fin de semana está cercano. Me centro en que lo pasaré con Christian y eso hace que disipe, en parte, mis sinsabores.
Estamos solos en la oficina. Al fin parece que está conforme con todo el trabajo realizado, y yo me preparo para salir. Apilo los informes que ha de llevarse y lo dejo todo despejado, de papeles, para que no se confunda y lleve lo que corresponde, y no otros. Me doy cuenta que no he probado bocado en todo el día, y mientras él termina lo que quiera que esté haciendo, me dirijo a la sala que tenemos de descanso y busco algo de comer, algunas galletas, o algún dulce que haya quedado olvidado.
Por le rabillo del ojo, veo que una silueta se acerca hacia mi ¿Qué demonios hace aquí ? Creo que es la primera vez que entra. Mi sexto sentido me alerta y trato de poner la máxima distancia entre él y yo. Me corta la retirada, y me arrincona contra una puerta dificultando mi salida con sus brazos. Está muy cerca de mi cara, y eso, además de molestarme, me da miedo. Veo fiereza en sus ojos, y en su boca un rictus que no me gusta nada. Empieza a dirigirme algunos insultos que me ofenden porque no son ciertos ¿consentida yo ? ¡ Es mi novio ! Y además ese no es su problema. Se sigue acercando hasta que su aliento repugnante me da de lleno en la cara. Huele a alcohol, y eso me alarma aun más, porque debe haber bebido bastante a tenor del olor que desprende su boca.
Hace cosas que me están asustando por momentos, acaricia mi mejilla y el lóbulo de mi oreja, algo que no debo permitirle, pero sigue bajando su mano por mi escote y se detiene en uno de mis pechos. ¡ Oh no !. Ni siquiera puedo mirar por si veo a alguien y pedir ayuda. ¡ Estamos solos ! y él no tiene buenas intenciones, así que decido poner mi plan en marcha.
A mi memoria llega el recuerdo de defensa personal que me enseñó mi padre y sin pensarlo mas lo pongo en práctica. Le dejo primero que se recree un instante en su tocamiento, de modo que no se de cuenta de lo que va a venir ahora, ya... Levando doblada una de mis rodillas, y con todas mis fuerzas la dirijo a su parte más íntima y delicada. ¡ Bingo, acierto de pleno ! Inmediatamente retira su mano de mi, y se dobla dando un alarido de dolor. Salgo corriendo, recojo mi bolso y ni siquiera espero al ascensor; bajo las escaleras con toda la rapidez que mis piernas me permiten. Estoy a punto de caer, cuando uno de los tacones de mis zapatos, se tuerce , pero me rehago enseguida y salgo rápidamente a la puerta de entrada.
Me paro en el quicio, ya en la calle, porque el aliento me falta y parece que el corazón se me saliera por la boca. Las piernas me tiemblan y siento que voy a caerme. Unos brazos fuertes, me sujetan cuando estoy a punto de desplomarme. Miro horrorizada, y compruebo que se trata de Christian. Siento un gran alivio, pero no escucho lo que me dice. Intuyo que me pregunta algo, y yo por inercia le respondo " Jack... "
No puedo seguir diciendo nada más. Taylor entra resuelto en las oficinas y Christian me lleva hasta el coche mientras le explico lo ocurrido. Me deja sentada y cierra el coche. Vuelve sobre sus pasos y veo que entra en SIP. Estoy muy asustada y preocupada, porque a pesar de que tanto Christian como Taylor, son más fuertes que Jack, me da miedo la furia desatada de ese hombre.
Antes de entrar veo a Christian hablar por su móvil con alguien y mi preocupación va en aumento. Ni siquiera puedo bajar un poco los cristales, ya que él se ha asegurado de que estuviera protegida dentro del coche. No sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero al cabo de bastante, veo que se abren las puertas de la editorial y por ella aparece Jack portando una caja llena de cosas. Está escoltado por el guardia de seguridad. Se mete en un taxi, que posiblemente será el que debía recogerle para llevarle al aeropuerto, y parte de allí a toda prisa.
Poco rato después, veo que Christian y Taylor salen del edificio y se dirigen hacia el coche. Christian se monta a mi lado, puesto que estoy en el asiento del copiloto y Taylor en la parte de atrás. Tiene las mandíbulas contraías, y no me mira ¿ encima ? Yo no he provocado esa agresión. Deseo protestar, pero pienso que mejor callo; está muy nervioso y alterado. Tiempo tendremos de hablar sobre lo ocurrido.
La tensión entre Jack Hyde y yo, era algo más que tensa, y no se porqué, aunque lo imagino. Esta tarde hemos de dejar todo ultimado: mañana sale para Nueva York..., sin mi. Y aún estoy algo enfadada con Christian, porque ha provocado una relación muy fría entre mi jefe y yo. A veces me trata con algo de mala educación, y yo comienzo a cansarme porque no tengo el por qué aguantar sus inconveniencias. Me hace corregir los trabajos, por el simple hecho de fastidiarme, y es algo que, encima, no puedo comentar con Christian, porque conozco cuál sería su reacción.
Este trabajo es lo que siempre he soñado, pero he tenido la mala suerte de haber entrado en una empresa que ha comprado mi novio y cuyo editor principal, no sólo es mi jefe, sino que ha establecido una rivalidad, que desde ahora sé que tiene las de perder, pero mientras se da cuenta, creo que me va a hacer la vida imposible.
Me ha pedido que tengo que quedarme hasta más tarde, con motivo ¡ vaya por Dios ! de mi negativa a ir a Nueva York. Por lo visto he de prepararle un informe en el que no hace más que destacar las faltas que cometo. ¡ Qué casualidad ! hasta ayer, era perfecta, pero ahora soy nefasta. No sé cómo voy a luchar con este frente que se me ha abierto sin que Christian llegue a enterarse. Preparo sus cafés, voy a por su bocadillo, y todo lo hago con el mejor de los humores, aunque francamente está comenzando a fastidiarme. Menos mal que el fin de semana está cercano. Me centro en que lo pasaré con Christian y eso hace que disipe, en parte, mis sinsabores.
Estamos solos en la oficina. Al fin parece que está conforme con todo el trabajo realizado, y yo me preparo para salir. Apilo los informes que ha de llevarse y lo dejo todo despejado, de papeles, para que no se confunda y lleve lo que corresponde, y no otros. Me doy cuenta que no he probado bocado en todo el día, y mientras él termina lo que quiera que esté haciendo, me dirijo a la sala que tenemos de descanso y busco algo de comer, algunas galletas, o algún dulce que haya quedado olvidado.
Por le rabillo del ojo, veo que una silueta se acerca hacia mi ¿Qué demonios hace aquí ? Creo que es la primera vez que entra. Mi sexto sentido me alerta y trato de poner la máxima distancia entre él y yo. Me corta la retirada, y me arrincona contra una puerta dificultando mi salida con sus brazos. Está muy cerca de mi cara, y eso, además de molestarme, me da miedo. Veo fiereza en sus ojos, y en su boca un rictus que no me gusta nada. Empieza a dirigirme algunos insultos que me ofenden porque no son ciertos ¿consentida yo ? ¡ Es mi novio ! Y además ese no es su problema. Se sigue acercando hasta que su aliento repugnante me da de lleno en la cara. Huele a alcohol, y eso me alarma aun más, porque debe haber bebido bastante a tenor del olor que desprende su boca.
Hace cosas que me están asustando por momentos, acaricia mi mejilla y el lóbulo de mi oreja, algo que no debo permitirle, pero sigue bajando su mano por mi escote y se detiene en uno de mis pechos. ¡ Oh no !. Ni siquiera puedo mirar por si veo a alguien y pedir ayuda. ¡ Estamos solos ! y él no tiene buenas intenciones, así que decido poner mi plan en marcha.
A mi memoria llega el recuerdo de defensa personal que me enseñó mi padre y sin pensarlo mas lo pongo en práctica. Le dejo primero que se recree un instante en su tocamiento, de modo que no se de cuenta de lo que va a venir ahora, ya... Levando doblada una de mis rodillas, y con todas mis fuerzas la dirijo a su parte más íntima y delicada. ¡ Bingo, acierto de pleno ! Inmediatamente retira su mano de mi, y se dobla dando un alarido de dolor. Salgo corriendo, recojo mi bolso y ni siquiera espero al ascensor; bajo las escaleras con toda la rapidez que mis piernas me permiten. Estoy a punto de caer, cuando uno de los tacones de mis zapatos, se tuerce , pero me rehago enseguida y salgo rápidamente a la puerta de entrada.
Me paro en el quicio, ya en la calle, porque el aliento me falta y parece que el corazón se me saliera por la boca. Las piernas me tiemblan y siento que voy a caerme. Unos brazos fuertes, me sujetan cuando estoy a punto de desplomarme. Miro horrorizada, y compruebo que se trata de Christian. Siento un gran alivio, pero no escucho lo que me dice. Intuyo que me pregunta algo, y yo por inercia le respondo " Jack... "
No puedo seguir diciendo nada más. Taylor entra resuelto en las oficinas y Christian me lleva hasta el coche mientras le explico lo ocurrido. Me deja sentada y cierra el coche. Vuelve sobre sus pasos y veo que entra en SIP. Estoy muy asustada y preocupada, porque a pesar de que tanto Christian como Taylor, son más fuertes que Jack, me da miedo la furia desatada de ese hombre.
Antes de entrar veo a Christian hablar por su móvil con alguien y mi preocupación va en aumento. Ni siquiera puedo bajar un poco los cristales, ya que él se ha asegurado de que estuviera protegida dentro del coche. No sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero al cabo de bastante, veo que se abren las puertas de la editorial y por ella aparece Jack portando una caja llena de cosas. Está escoltado por el guardia de seguridad. Se mete en un taxi, que posiblemente será el que debía recogerle para llevarle al aeropuerto, y parte de allí a toda prisa.
Poco rato después, veo que Christian y Taylor salen del edificio y se dirigen hacia el coche. Christian se monta a mi lado, puesto que estoy en el asiento del copiloto y Taylor en la parte de atrás. Tiene las mandíbulas contraías, y no me mira ¿ encima ? Yo no he provocado esa agresión. Deseo protestar, pero pienso que mejor callo; está muy nervioso y alterado. Tiempo tendremos de hablar sobre lo ocurrido.
Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
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