Cuando me levanto, Kate está tomándo un té. Me ofrece , pero lo rechazo; tengo prisa, voy a reunirme con Christian. Se da cuenta de que hay un objeto que extraña y me pregunta lo que es. Se queda parada cuando respondo que son las llaves de mi coche, regalo de Christian por mi graduación, aunque yo sé que no es por ese motivo. Tuerce el gesto y me advierte que no corra tanto y que vaya con cuidado. Le extraña que Grey no se hubiera quedado y le excuso diciendo que tenía cosas que hacer.
Salgo de casa deseando estar con él. Hoy irá la doctora Green y eso me tiene intranquila. Siempre es molesta y violenta la revisión ginecológica. Yo nunca había tenido necesidad de ello hasta ahora, y me pone doblemente tensa. Me avergüenzo tener que solicitar anticonceptivos, porque todo el mundo conoce el motivo de ello, y francamente, no me gusta. Mi vida privada es solamente mía y a nadie le importa. Pero es una condición impuesta por él. Dice no gustarle los preservativos, y tampoco desea dejarme embrazada, así que la ecuación es esa. Será la primera vez que los tome; tendré cuidado extremo y no olvidarme de tomar, porque los riesgos son múltiples con alguien como Christian.
Me ha dado las contraseñas para entrar en el garaje y en el ascensor. Su casa parece un fortín. Es lógico, tiene cosas muy valiosas que serían una golosina demasiado deseada para alguien con la intención de entrar en su casa a robar..Taylor siempre le acompaña, y es un hombre fiel a Christian. Se compenetran perfectamente, con solo una mirada sabe lo que desea su jefe.
Cuando entro en el apartamento, está sentado en el sofá leyendo los periódicos del día, financieros, naturalmente. Pero también está el local y en él viene una fotografia de los dos, esa que nos hicieron en la graduación. Leo el encabezamiento y a falta de más noticia sólo dicen que " está acompañado por una amiga ". Me da la risa y él se extraña, también ríe y no le da la mas mínima importancia, hasta diría que le ha agradado. Charlamos de cosas banales, cuando Taylor anuncia a la doctora Green. Taylor también sabe ahora para lo que viene esta doctora. ¿ Podremos tener algún día privacidad? Seguro que a él no le hizo firmar un contrato de confidencialidad, y a buen seguro que sabe muchas, muchas cosas , creo que más de lo que yo pudiera conseguir saber. Sabe que tiene un cuarto del dolor y lo que hace en él. Creo que con sólo pensarlo me he puesto como las paredes de la dichosa habitación. Creo que no podré volver a mirarle a la cara.
Tras la revisión ginecológica, las advertencias y la receta, la doctora sale del apartamento. Ahora viene el interrogatorio de Christian. Creo que hoy voy a tener los nervios alterados durante todo el día. Desde que me he levantado, lo inició Kate, y ahora por último Grey, y seguro que será un interrogatorio en toda regla, porque siempre quiere saber hasta el último detalle por insignificante que fuera. Le explico todo y le gasto una broma. Su semblante cambia, y hasta diría que se ha puesto pálido al pensar que iba en serio y que lo de las relaciones sexuales aplazadas era lo recetado. Me besa y recorre mi cara con la mirada, con esa mirada plomiza que hace que arda mi sangre. Tiene su boca pegada a mi oreja y me murmura muy bajo, como si alguien lo escuchara y no deseara que así fuera, que iremos ir al cuarto rojo.
Mi expectación comienza a hacer estragos en mi cuerpo, y con sólo mencionarlo siento que unos calambrazos lo recorren ¿ miedo, excitación, ansiedad, curiosidad?. No sé lo que es, pero si estoy segura que deseo ir y averiguar en qué consistirán nuestros juegos, nuestra relación si es que llega a buen fin. Le hago notar que aún no he firmado nada. Él me sonríe " no importa",me dice. . Me toma de la mano y nos dirigimos a la escalera que nos llevará a la planta de arriba, ante la puerta de sus secretos, ante la que se abrirá un mundo oscuro para mí.
A pesar de ya conocerla, no puedo evitar pasear la mirada por ella. Me sobrecoge aún, y sin embargo se me hace agradable su conjunto : su olor a cítricos, sus muebles exquisitos, su organizada distribución de los elementos y la curiosidad de no conocer el fin de cada uno de ellos. No deseo saberlo, me aterrorizan, prefiero ignorarlos de una vez.
Comienza dándome órdenes: fuera zapatos, fuera vestido, baja la cabeza. date la vuelta para trenzar el cabello y ponte de rodillas frente a la puerta de entrada. Obedezco silenciosa, puesto que no me está permitido pronunciar palabra alguna. Cuando estoy de rodillas, me hace posar las manos en mis muslos de una manera determinada ¿ Por qué ? Pienso que algún significado debe tener, pero lo ignoro y no estoy por la labor de preguntarlo,; no me está permitido.
Y tras una demostración del dolor con una fusta, comienza el ritual sexual más erótico y excitante que pudiera imaginar.. Me ata con muñequeras de cuero y cadenas a un enrejado en el techo con los brazos en alto. Él está mirándome con gesto complacido y sensual. No le miro, pero tengo la impresión de ser un juguete largo tiempo deseado y por fin logrado. Da vueltas a mi alrededor, y se agacha, me quita las braguitas, que es la única prenda que llevo puesta. Pero ¿ qué hace ? ¡ Las lleva hasta su nariz, es inaudito ! Yo no acabo de creer lo que he visto; después las guarda en un bolsillo de su pantalón.
Lleva unos vaqueros rotos que le sientan como si fueran su segunda piel. Con sólo mirarle ya estoy impaciente. Debe ser parte del atrezzo de esta representación erótica, porque todo está pensado y medido.
Pasea sus manos por mi cuerpo, invadiéndolo suavemente, pero sin dejar ningún poro por recorrer. acto seguido coge la fusta y la pasea por él, siguiendo el mismo recorrido de sus manos, pero descargando fustazos, no muy fuertes, en las partes erógenas de mi cuerpo y siguiendo una pauta por él marcada. Es como si fuera un ballet, sin fallos, paso a paso. Me levanta y hace que enrosque mis piernas en su cintura, y me penetra de forma brusca y dura. No puedo más y estallo.
Me desata y me coge en brazos. Este es el final de la representación, pero estoy muy equivocada: quiere más, bastante más. Y yo sólo deseo dormir y descansar de la intensidad del momento. Me tumba en la cama, y la sensación de frío por el cuero que la cubre, refresca en parte el calor que emana de mi excitación. Y sigue con la coreografía. Ata mis manos y mis pies a la cabecera de la cama. Hecho ésto vuelve el recorrido esta vez con algo parecido a un látigo de tiras, de un finísimo y suave ante. No producen dolor, pero la excitación es inmensa. Recorre nuevamente mi cuerpo y nuevamente me azota en las partes más sensibles de mi. Me agito, trato de desatarme, pero entonces el me gira poniéndome a gatas y vuelve a penetrarme. No tengo fuerzas para mantener esa posición, y me pone nuevamente boca arriba. Él sobre mi haciéndome suya, otra vez, pero esta vez, alcanzamos el climax ambos a la vez.
Se tumba a mi lado y me abraza, besando mi cara desfallecida, extenuada por tanta excitación sexual. Necesito dormir, pero me cubre con una bata y en brazos me lleva a mi dormitorio, y allí, al fin, puedo conciliar el sueño y descansar de tanto sexo. He conocido una parte del mundo oscuro que me espera en lo suceisvo, y he de admitir cuando dijo, que más que dolor era de placer. Esta tarde lo ha podido comprobar por mi misma.
Ya he intervenido en el cuarto rojo. He experimentado hasta donde puedo llegar sexualmente, aunque creo que Christian me hará subir más peldaños. Lo he disfrutado, y yo misma me asombro de ello. Nunca imaginé que tal magnitud de placer existiera ni que yo sería capaz de experimentarlo de la mano de este hombre increíble, inquietante y misterioso, que sin embargo es dulce y tierno conmigo.
Salgo de casa deseando estar con él. Hoy irá la doctora Green y eso me tiene intranquila. Siempre es molesta y violenta la revisión ginecológica. Yo nunca había tenido necesidad de ello hasta ahora, y me pone doblemente tensa. Me avergüenzo tener que solicitar anticonceptivos, porque todo el mundo conoce el motivo de ello, y francamente, no me gusta. Mi vida privada es solamente mía y a nadie le importa. Pero es una condición impuesta por él. Dice no gustarle los preservativos, y tampoco desea dejarme embrazada, así que la ecuación es esa. Será la primera vez que los tome; tendré cuidado extremo y no olvidarme de tomar, porque los riesgos son múltiples con alguien como Christian.
Me ha dado las contraseñas para entrar en el garaje y en el ascensor. Su casa parece un fortín. Es lógico, tiene cosas muy valiosas que serían una golosina demasiado deseada para alguien con la intención de entrar en su casa a robar..Taylor siempre le acompaña, y es un hombre fiel a Christian. Se compenetran perfectamente, con solo una mirada sabe lo que desea su jefe.
Cuando entro en el apartamento, está sentado en el sofá leyendo los periódicos del día, financieros, naturalmente. Pero también está el local y en él viene una fotografia de los dos, esa que nos hicieron en la graduación. Leo el encabezamiento y a falta de más noticia sólo dicen que " está acompañado por una amiga ". Me da la risa y él se extraña, también ríe y no le da la mas mínima importancia, hasta diría que le ha agradado. Charlamos de cosas banales, cuando Taylor anuncia a la doctora Green. Taylor también sabe ahora para lo que viene esta doctora. ¿ Podremos tener algún día privacidad? Seguro que a él no le hizo firmar un contrato de confidencialidad, y a buen seguro que sabe muchas, muchas cosas , creo que más de lo que yo pudiera conseguir saber. Sabe que tiene un cuarto del dolor y lo que hace en él. Creo que con sólo pensarlo me he puesto como las paredes de la dichosa habitación. Creo que no podré volver a mirarle a la cara.
Tras la revisión ginecológica, las advertencias y la receta, la doctora sale del apartamento. Ahora viene el interrogatorio de Christian. Creo que hoy voy a tener los nervios alterados durante todo el día. Desde que me he levantado, lo inició Kate, y ahora por último Grey, y seguro que será un interrogatorio en toda regla, porque siempre quiere saber hasta el último detalle por insignificante que fuera. Le explico todo y le gasto una broma. Su semblante cambia, y hasta diría que se ha puesto pálido al pensar que iba en serio y que lo de las relaciones sexuales aplazadas era lo recetado. Me besa y recorre mi cara con la mirada, con esa mirada plomiza que hace que arda mi sangre. Tiene su boca pegada a mi oreja y me murmura muy bajo, como si alguien lo escuchara y no deseara que así fuera, que iremos ir al cuarto rojo.
Mi expectación comienza a hacer estragos en mi cuerpo, y con sólo mencionarlo siento que unos calambrazos lo recorren ¿ miedo, excitación, ansiedad, curiosidad?. No sé lo que es, pero si estoy segura que deseo ir y averiguar en qué consistirán nuestros juegos, nuestra relación si es que llega a buen fin. Le hago notar que aún no he firmado nada. Él me sonríe " no importa",me dice. . Me toma de la mano y nos dirigimos a la escalera que nos llevará a la planta de arriba, ante la puerta de sus secretos, ante la que se abrirá un mundo oscuro para mí.
A pesar de ya conocerla, no puedo evitar pasear la mirada por ella. Me sobrecoge aún, y sin embargo se me hace agradable su conjunto : su olor a cítricos, sus muebles exquisitos, su organizada distribución de los elementos y la curiosidad de no conocer el fin de cada uno de ellos. No deseo saberlo, me aterrorizan, prefiero ignorarlos de una vez.
Comienza dándome órdenes: fuera zapatos, fuera vestido, baja la cabeza. date la vuelta para trenzar el cabello y ponte de rodillas frente a la puerta de entrada. Obedezco silenciosa, puesto que no me está permitido pronunciar palabra alguna. Cuando estoy de rodillas, me hace posar las manos en mis muslos de una manera determinada ¿ Por qué ? Pienso que algún significado debe tener, pero lo ignoro y no estoy por la labor de preguntarlo,; no me está permitido.
Y tras una demostración del dolor con una fusta, comienza el ritual sexual más erótico y excitante que pudiera imaginar.. Me ata con muñequeras de cuero y cadenas a un enrejado en el techo con los brazos en alto. Él está mirándome con gesto complacido y sensual. No le miro, pero tengo la impresión de ser un juguete largo tiempo deseado y por fin logrado. Da vueltas a mi alrededor, y se agacha, me quita las braguitas, que es la única prenda que llevo puesta. Pero ¿ qué hace ? ¡ Las lleva hasta su nariz, es inaudito ! Yo no acabo de creer lo que he visto; después las guarda en un bolsillo de su pantalón.
Lleva unos vaqueros rotos que le sientan como si fueran su segunda piel. Con sólo mirarle ya estoy impaciente. Debe ser parte del atrezzo de esta representación erótica, porque todo está pensado y medido.
Pasea sus manos por mi cuerpo, invadiéndolo suavemente, pero sin dejar ningún poro por recorrer. acto seguido coge la fusta y la pasea por él, siguiendo el mismo recorrido de sus manos, pero descargando fustazos, no muy fuertes, en las partes erógenas de mi cuerpo y siguiendo una pauta por él marcada. Es como si fuera un ballet, sin fallos, paso a paso. Me levanta y hace que enrosque mis piernas en su cintura, y me penetra de forma brusca y dura. No puedo más y estallo.
Me desata y me coge en brazos. Este es el final de la representación, pero estoy muy equivocada: quiere más, bastante más. Y yo sólo deseo dormir y descansar de la intensidad del momento. Me tumba en la cama, y la sensación de frío por el cuero que la cubre, refresca en parte el calor que emana de mi excitación. Y sigue con la coreografía. Ata mis manos y mis pies a la cabecera de la cama. Hecho ésto vuelve el recorrido esta vez con algo parecido a un látigo de tiras, de un finísimo y suave ante. No producen dolor, pero la excitación es inmensa. Recorre nuevamente mi cuerpo y nuevamente me azota en las partes más sensibles de mi. Me agito, trato de desatarme, pero entonces el me gira poniéndome a gatas y vuelve a penetrarme. No tengo fuerzas para mantener esa posición, y me pone nuevamente boca arriba. Él sobre mi haciéndome suya, otra vez, pero esta vez, alcanzamos el climax ambos a la vez.
Se tumba a mi lado y me abraza, besando mi cara desfallecida, extenuada por tanta excitación sexual. Necesito dormir, pero me cubre con una bata y en brazos me lleva a mi dormitorio, y allí, al fin, puedo conciliar el sueño y descansar de tanto sexo. He conocido una parte del mundo oscuro que me espera en lo suceisvo, y he de admitir cuando dijo, que más que dolor era de placer. Esta tarde lo ha podido comprobar por mi misma.
Ya he intervenido en el cuarto rojo. He experimentado hasta donde puedo llegar sexualmente, aunque creo que Christian me hará subir más peldaños. Lo he disfrutado, y yo misma me asombro de ello. Nunca imaginé que tal magnitud de placer existiera ni que yo sería capaz de experimentarlo de la mano de este hombre increíble, inquietante y misterioso, que sin embargo es dulce y tierno conmigo.
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