miércoles, 30 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 15 - Un informe para Christian

Dos días tardó Welch en entregar a Christian el informe que había pedido..  Tras unos momentos de charla, el detective se despidió, y Christian se sentó,  abrió el sobre y extrajo  los papeles solicitados para proceder a su lectura, , tal y como hiciera años atrás de Anastasia.  Llamó a Recursos Humanos y les pidió una copia de toda la documentación de Amie Lynch y lo quería lo más pronto posible. En diez minutos tenía to requerido.  Llamó por el teléfono interior a su secretaria

- Andrea, si no hay nada urgente, no deseo interrupciones.  He de estudiar una documentación y necesito concentración.  No estoy para nadie, como no sea de mi familia.
-Así será, señor Gey


Cortó la comunicación y se dispuso a leer todo lo concerniente a la señorita Lynch.  Primero leyó el curriculum, y comprobó si coincidiá  con  lo aportado por Welch: así era.  El domicilio y los datos personales, eran correctos, todo lo mismo en unos papeles que en   otros..  No obstante, leyó detenidamente el informe del detective

INFORME CORESPONDIENTE A LA SEÑORITA AMIE LYNCH

Nombre:  Amie Lynch

Domicilio:  Paterno - Calle 54 D número 1125 - piso 4 letra B, de Seattle

Tarjeta Seg.Soc.:  AL/ 54-5-3196

 Trabajo:      Becaria en Grey Enterprises Holdings en la actualidad. Anteriormente camarera en cafetería Cheers de Seattle compaginando estudios y trabajo.

Estudios:  Marketing por la Universidad a distancia  Estatal de Portland / Primer curso

Relación sentimental  Se desconoce

Nombre de los padres: Edwan y Paticia Lynch

Trabajo del padre: Contable en la pequeña empresa de informática Meedith & Co.

Trabajo de la madre:  Ama de casa

Fecha de nacimiento:  Portland 19 de Marzo de 1998 por parto natural

Origen de los padres. Americanos del norte

En Seattle a 27 de Mayo de 2016

Bien, todo era correcto y normal. Observó la fotografía grapada a la documentación. .  Pertenecía a una familia de la clase media y parecían personas honradas y trabajadoras.  Ella trabajaba y seguro estudiaba por las noches, lo que indicaban dos cosas: que ea trabajadora y que no andaban sobrados de dinero.  Tenía,  , al menos,, que  conocerla físicamente. Conocer a la persona que ha sido capaz de que su hijo se centrara en los estudios y no anduviera golfeando con sus amigotes por los burdeles de Seattle.

Salió de su despacho y se dirigió al de Ross.  Llevaba el sobre con la documentación, para pretextar que iba a consultar algo con su segunda, aunque en realidad él era el dueño, no tenía que buscar pretexto con nadie.  Le mostraría la documentación a Anastasia, y después la guardaría en su casa en su archivador privado.  Tenía una clave que nadie conocía, para evitar,  que por curiosidad, alguien husmease en sus asuntos.

Cuando entró en el departamento de Ross, sólo había silencio y gente trabajando. Buscó a Amie y la vio en la mesa de su compañero consultando unos gráficos.  Era bonita, y por lo que él percibía en el intercambio con su compañero, sabía muy bien de lo que hablaba.

Si seguía así, y a ella le interesase, cuando terminase su periodo de prueba, podría trabajar en Grey,en ese mismo departamento. ¿ No estaba haciendo un trato de favor? Posiblemente si, pero qué demonios, se trataba de su hijo, y tenía la obligación de cuidar de su familia.

Le veía, por primea vez, interesado en una chica, de manera que si se había enamorado de ella, era lógico que velase por su seguridad.  Estaría con los ojos muy abiertos. Es posible que no tuviera una relación con alguien, ,aunque también podría estar enamorada de otra persona sin tener relaciones con ella, con lo cual, si Teddy está interesado en Amie, pudiera verse descorazonado..

- ¡ Qué complicado es ser padre ! Sé lo que Ana me va a decir esta noche.  Pero es algo que no puedo evitar: he de tener todo atado, porque en ello va la felicidad de Teddy.  Menos mal que  Phoebe. parece que, al menos de momento, no tiene estos problemas. Que me den un respiro, por favor.

Cuando Amie terminó la comprobación que estaba cotejando, levantó la vista y se encontró con la mirada gris de Christian.  Ella se puso nerviosa porque la intimidaba el saber que ea su jefe supremo, y eso que ignoraba que también era el padre del chico que la gustaba.

Grey carraspeó y salió del departamento como había entrado, saludando a todos con una inclinación de cabeza.

Teddy estaba estudiando en su habitación, al menos eso había que agradecérselo a Amie, y Phoebe hablando por teléfono con sus amigas.  Tenían momentos de paz.  Christian extrajo de su maletín  el sobre con la documentación sobre Amie y se la mostró a Anastasia

- Por amor de Dios, Christian¿  Cuándo vas a perder la manía de informarte de todo? Ni siquiera sabes si van a llegar a algo concreto.
-Se trata de mis hijos, Ana, tengo que esta seguro de que están con personas honradas.
- Ya lo hiciste conmigo, y recuerdo que cuando lo supe, me sentó bastante mal. Si me hubieras preguntado, te hubieras enterado de lo mismo que decían los papeles.  Por favor, deja a los chicos en paz que solucionen sus problemas
- No, Anastasia.  No quiero sorpresas. A Teddy le veo muy enamorado de esa chica, y la verdad es que es muy bonita, pero no deseo que se lleve un desengaño amoroso.  Eso hace sufrir mucho
- ¿ Tú sufriste mucho por mi? - le preguntó Anastasia sonriendo
- Ya lo sabes, y por favor no me lo recuerdes. No estaba acostumbrado a ese sentimiento, y si, lo pasé muy mal.  No quiero que a Teddy le ocurra lo mismo
-¿ Qué es lo que no quieres que me pase, papa?- En ese momento hizo acto de presencia Teddy, lo que hizo que con parsimonia,  para que no se diera cuenta, procedió a volver a meter en el sobre la documentación relacionada con la chica que le había enamorado.
- Nada hijo. Enseñaba a tu madre unos papeles de la universidad. Voy a ampliarles la subvención
- Eso está bien.  Eres generoso padre.- Voy a salir a dar una vuelta para despejarme.  Cuestión de veinte minutos; he de seguir estudiando. ¡ Ah, se me olvidaba, el sábado vendrá a comer una amiga mía. Amie, es compañera en la oficina. Os gustará.   Es preciosa.

Christian y Ana se miraron sin decir palabra, y cuando Teddy salió, Ana tuvo que taparse la boca para no soltar una carcajada al ver el rosto asombrado de su marido.
- ¡ Christian ! Creo que no va a servirte de nada, tu información.  Teddy nos la va a presentar con todas las de la ley.- Y se echó a reír frente al estupor de su marido.


Y tal como anunciara, el sábado se presentó de la mano de Amie.  Se la notaba cohibida ante la presencia de Christian.Acababa de enterarse quién era el padre del becario.  Ahora comprendía todo.

Sin embargo con Anastasia, estaba más tranquila.  Miraba de reojo a su jefe, y su imponente figura, la seguridad que irradiaba, hacia que se sintiera pequeña. La mano de Teddy apretando la suya, hizo recordar a Ana, otra ocasión en vísperas de casarse y cierto contrato pre-matrimonial.  Sintió pena por Amie; comprendía perfectamente por lo que estaba pasando.  La chica es más joven que lo era ella, pero la timidez era la misma.  Durante toda la comida, se mostró poco habladora, pero en todo momento correcta y educada.  Ana, por debajo de la mesa, daba pataditas a Christian, para que dejara de mirar tan insistentemente a la chica.  Sabía que examinaba cada detalle de su comportamiento.  Era excesivo, aunque conociéndole lo creía normal.  Teddy no parecía darse cuenta, lo que aliviaba un poco a Ana..  No obstante entre las bromas de Chistian, las de Teddy y Phoebe, se disfrutó de una comida agradable y al final todo resultó perfecto, y consiguieron que Amie  participara con alguna anécdota graciosa, que todos rieron.

Tras un rato de sobremesa, la joven pareja se despidió con el pretexto de que irían al cine.  Amie estaba deseando marcharse.  Los Grey habían sido muy amables y cariñosos, pero esa casa tan magnífica, y sobretodo la presencia de su jefe, la cohibían  ¿ Cómo Teddy no le había advertido de ello ? ¿ Es que acaso era un secreto ?

- ¿ Qué te pasa? Estás muy callada
-¿ Te parece que no es para estarlo? ¿ Por que no me habías dicho quién es tu padre? Resulta que es mi jefe:  Para ti es muy sencillo porque es tu padre, pero dime ¿ con qué cara voy a mirarle cuando me le encuentre por la oficina?

- Ignorale.  Como siempre. El te ignorá a ti, seguro
- Pues qué bien . Una situación ideal.  No has sido legal conmigo, me has hecho una encerrona ¿ por qué Teddy?
- Por temor a que salieras corriendo. Nuestro apellido impone, como si detrás de él no hubieran personas con sentimientos y problemas como todo el mundo. Cuando les conozcas mejor...
- ¿ Y quién te ha dicho que quiero conocerles mejor ¿ Es que no te das cuenta? Mira tu casa y la mía
- A mi me importa un pito tu casa y la mía.  Yo te quiero, estoy enamorado de ti y deseo llegar a algo serio contigo.  El día que forme mi familia, no vendré a casa de papa a solucionar los problemas; trataré de arreglarlos yo.
- De todas formas la figura de tu padre me pone muy nerviosa
- Te lo repito: no le conoces. Mi padre parece muy rígido y lo es , en cuestiones de trabajo, pero es todo ternura y amor.  Es todo lo que hemos visto desde que nacimos y así deseo que sea mi hogar. pero reconozco que no debí ocultártelo. ¿ Vas a romper conmigo por esa tontería?

Amie le miró, y en sus ojos vio temor, temor de que ella le dejase.  No sabía que también se había enamorado de él, del becario de enfrente de su mesa, no del niño de papa  rico  que todo lo puede . Quería el  alma sensible de Teddy, que  no le importase si era pobre.

- Está bien.  Por esta vez te perdono, pero no más mentiras o será la última vez que me veas
- Gracias - Teddy la atrajo hacia sí y  la beso tan tiernamente, tan profundamente, que Amie correspondió con su beso.


miércoles, 23 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 11 - Una vieja amistad

Y fiel a su promesa, Christian hacía gestiones para encontrar un apartamento para Elena que la permitiera vivir dignamente. Ella prefería Nueva York, ciudad lejos de todo lo vivido en Seattle, lejos de él, . Y  Christian lo prefirió.

A su regreso al apartamento, Christian llamó a su casa y  dijo a Anastasia, que se retrasaría un par de días, como máximo,  en  su regreso.  No sabía que excusa darle; no quería mentirle, pero tampoco podía explicarle todo lo acontecido en esa noche.  Sería mejor en persona y dar todos los detalles.  A pesar de todo, sabía que iba a tener una discusión con ella, pero su deber le dictaba que debía proceder de ese modo.

Al día siguiente, volvió al hotel y llamó a la puerta de la habitación que ocupaba Elena.  Ella ya estaba levantada, cubierta con un albornoz , pues acababa de ducharse.  Christian llevaba una bolsa con ropa nueva para ella.  Lo mismo que hizo con Anastasia la primea vez que durmió en Heathman.  Era su destino, rescatar mujeres en apuros.  Sonrió y entró en la habitación

- Creo que te gustará ponerte ropa limpia-, le dijo mientras le entregaba la bolsa con su contenido
- Ha sido maravilloso volver a años atrás cuando podía hospedarme en sitios como este. En fin, de nada sirven las nostalgias. En definitiva, yo lo elegí
-Elena, hoy me contestan sobre un apartamento que te he comprado. Lo amueblarán en un par de días.   Tengo que regresar, pero desde Seattle haré gestiones para instalarte una peluquería con la que puedas ganarte la vida decentemente, independientemente que sigas tus inclinaciones, pero al menos no te prostituirás.  No debes hacerlo, no es tu estilo.  Si tienes algún inconveniente con la vivienda o con el local, llámame al número que voy a darte.  Es un teléfono de tarjeta, de modo que cuando hayas resuelto todo, lo anularé. No volverás a ponerte en contacto conmigo. ¿ De acuerdo ?
- ¿ Tienes miedo de que se entere tu mujer ?
- No Elena, porque yo mismo le contaré todo esto, peo quiero vivir mi vida tranquilo y vosotras sois incompatibles

- Está bien, me parece lógico. Ella es tu mujer y tu familia. Te agradezco todo cuanto estás haciendo por mi, y tranquilo, no perturbaré la paz de tu hogar.

Se encaminaron a casa de Elena y recogieron la poca ropa que tenía. Después la instaló en su apartamento hasta que el que le  había comprado estuviera listo.  En la mirada de Taylor había reproche, pero no dijo ni una palabra, no era quién para criticar lo que estaba haciendo, y por otro lado sabía de su buen corazón y su comportamiento con  las otras personas que habían pasado por su vida.  Conocía  la galería que había instalado a Leila, con la diferencia de que Ana lo sabía y dio su conformidad, pero ésto...  Sabía que tendrían problemas si llegaba a enterarse. Una vez instalada, Christian  y Taylor se dirigieron al aeropuerto para regresar a Seattle.  Elena recorrió el apartamento sonriendo satisfactoriamente. Y a su cabeza volvieron los buenos tiempos

Christian,  cuando iban a embarcar en el avión, le miro y con un dedo en los labios le indicó, que no dijera ni palabra.  Vería cómo lo solucionaba con Ana. Tendría que explicárselo  pero ¿cómo ? sabiendo el odio existente  ente ellas dos.  Sería difícil que lo comprendiera, pero creía haber obrado bien.

Mientas esperaban el embarque, en las tiendas del aeropuerto, compró alguna chuchería para Anastasia, como hacía siempre, pero esta vez se sentía culpable de algo, que de tener calma, seguro que lo comprendería ¿ o no ? Posiblemente estuviera cometiendo un gran error, pero cuando la vio buscando unos dólares a cambio de entregarse a los placeres de un hombre adinerado, pensó que no era justo vivir de ese modo,  No ella,  que siempre había sido dueña y señora de su propia vida.

 Le vino a la memoria lo que hacía muchos años, Ana le preguntó en una ocasión ¿ la querías ? No sabría responder a esa pregunta, estaba seguro de que no la amaba, ni la había amado, eso fijo, pero sin embargo albergaba un sentimiento de algo vivido muy intensamente con esa mujer  ¿Estuvo enamorado de ella ? No, pero si tuvo una atracción sexual, muy diferente a la que tiene con su mujer,  una atracción distinta pero en aquellos momentos arrebatadora en su vida.

- Señor, tenemos que embarcar

La voz de Taylor, le sacó de sus pensamientos , de esos pensamientos tan perturbadores, y es que algo no terminaba de encajar en su vida y en su pensamiento.  Se dirigieron al avión.  Tenían por delante varias horas para organizar su cabeza y ver el mejor modo de que Ana comprendiera exactamente lo que le había movido a proteger a Elena. ¿ Se lo debía ? Pagó con creces su deuda, tanto sexual como económicamente, pero no obstante, no le gustó verla mendigando por las mesas una compañía no deseada, pero que la proporcionaría unos dólares para ir tirando. ¿ Merecía aquél tipo de vida? ¿ Por qué vendió un negocio floreciente que la permitía llevar los lujos a los que estaba acostumbrada?ella podía vivir a lo grande, de hecho vivía, sin necesidad de tirarlo todo por la borda.  Algo no estaba bien en esa historia. Trataría de averiguarlo.  Pero ahora lo primero era tratar con Anastasia de ese tema.

 Y por fin ya estaban en casa. Anastasia no tardaría mucho en llegar de SIP, pero él seguía sin encontrar la forma de decírselo a ella. Sabía que era un tema espinoso, que no le iba a gustar. Dejaría pasar ese día.  Ahora quería pasar una velada tranquilo con su mujer.  Hacía tres día que no la veía y la había echado de menos mucho, muchísimo. Seguía queriéndola más que el primer día.  Habían encontrado el equilibrio perfecto, y deseaba que no se perturbara la paz conyugal de la que disfrutaban.  Phoebe le recibió con los brazos abiertos. Adoraba a su padre, sin embargo Teddy, se compenetraba más con su madre, pero ambos chicos se desvivían por él,  y Christian les adoraba.  Se sentó en el salón junto a su hija, y ésta le puso al corriente de que Teddy, se había desmadrado un poco los días que él había faltado.  

- Mamá le abroncó de qué manera. Pero él no hizo ni caso y al día siguiente llegó a la misma hora

- ¿ Y que hora fue esa , Phoebe?
- Pasadas las doce.  Mamé estaba histérica no sabía qué hacer. Estaba nerviosa por si le había pasado algo. , Al final fue que acudió a un cine con sus amigos y no se dio cuenta de la hora que era
- ¿ Y al día siguiente por qué fue ?
- Dio una excusa pueril que nadie se creyó. La realidad es que anda algo enamorado de una chica y con el pretexto de ir a su casa a estudiar llega cuando quiere
- Hablaré con él. Mamá ¿ está bien ?
- Está preocupada por Teddy, pero por lo demás tan guapa como siempre. Y tú ¿ que has hecho en Nueva York? ¿ Cuando vas a llevarme ?
- En el primer fin de semana que vallamos mamá y yo ¿ quieres ir ?
- Naturalmente que quiero. Me muero de ganas de ir
- Está bien, cielo. Lo tendré en cuenta.

 En ese momento, llegó Ana.  Ambos esposos se fundieron en un abrazo y un beso largo y profundo. Era la primera vez que se habían separado en mucho tiempo y se habían echado de menos.




viernes, 18 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 7 - Dos entre tu y yo

Teddy resultó ser algo llorón, clásico, sólo por las noches. En un principio y debido a la cesárea de Ana, era Grey quién se encargaba de atender al pequeño; le limpiaba si se había ensuciado, le daba el biberón y le acunaba suavemente y le murmuraba bajito alguna canción preferida de Ana.  Ella se levantaba también, pero dejaba hacer a Christian.

Algunas veces le observaba desde la puerta y sonreía emocionada. ¿ es este hombre el que me organizó el escándalo porque venía Blip ? Lo sabía. Sabía que sería todo un padrazo, y que el amor que depositaba en su hijo era un reflejo de la carencia que él tuvo.


Y al igual que hiciera con Teddy, Christian asistió al nacimiento de Phoebe, más relajado que el del niño..  La niña nació sin problemas, aunque perezosa, porque en el viaje hacia su salida, algunas veces se dormía.  En esta ocasión cortó su cordón umbilical y fue él quién la depositó sobe el pecho de la madre. Y sintió la misma emoción que con Teddy, y se abrazó a su mujer igual que hizo con Teddy, porque era su hija, su pequeña Phoebe a la que cuidaría y mimaría como a Teddy.

Y cuidó sus malas noches, y sus catarros y sus indisposiciones como hizo con el niño. Y hasta tuvo el matrimonio alguna discusión porque Ana les malcriaba, y él, ejercía el control, como no podía ser menos.

Pero a la hora de jugar, era como otro niño más. Se tumbaba en el suelo y le encantaba que los dos pequeños se subieran encima y le tiraran del pelo, le mordieran, le hicieran cosquillas y Christian reia, reia, feliz, disfrutando de esos juegos tan normales, pero que él no disfrutó de niño.  Pero ahora con sus hijos los estaba viviendo, bajo la atenta mirada de Ana, que les regañaba por todo el alboroto que formaban.  Y recordó durante su luna de miel, cuando quiso hacerle cosquillas y no se lo permitió, y sin embargo ahora... ¡ Oh mi Christian, qué nobleza la de tu alma, cuánto amor tenías escondido sin querer sacarlo, y cuánto amor das ahora a todos cuantos te rodeamos !  Casi estuvo a punto de echarse a llorar ante esa escena tan familiar, pero que era tan importante en la vida de su marido.


El tener hijos, no había interrumpido en absoluto su vida sexual, que disfrutaban como siempre a solas en su dormitorio, en su intimidad, una vez que acostasen a los niños y cada uno de ellos les leyera algún cuento.

De vez en cuando hacían sus escapadas a Escala y tenían sus particulares orgías sexuales. En eso nada había cambiado, y los sentimientos de ellos tampoco.  Tenían una vida sosegada, tranquila, feliz  Ana disfrutaba con los juegos en ese cuarto y Christian también.  Cuando tumbados en la cama se sosegaban después de su encuentro sexual, un dia Ana le dijo:

- ¿ Sabes Christian ? Creo que al final te saliste con la tuya, me convertiste en una sumisa. Acepté los juegos en esta habitación, hemos experimentado juguetes que nunca hubiera creído experimentar, pero algo ha cambiado: ya no tengo miedo. Sé que no me harás daño, y ahora soy yo la que te los pido, y comienzo a creer que hemos alcanzado el punto en que te doy lo que necesitas.
-Ana, te lo he repetido mil veces.  Siempre me has dado lo que necesito y que si estamos aquí es por ti, porque tu lo quieres, pero no porque yo lo necesite. Obtengo de ti el mismo sexo aquí que en casa.  Sólo que ésto es más decorativo, nada más.  Esa es la diferencia. ¿ O acaso  en casa no sientes el mismo placer sexual que aquí? Dímelo, eso me interesa
-¿ Por qué te interesa?
- Por que si no es así tendré que pulir mis técnicas- la dijo riendo
- Christian, la magia está en tus manos y en tu boca y en lo que me haces con ellas.  Da igual que sea en casa que aquí, eres tu quién obra ese milagro en mi cuerpo.


Sólo pasaban la noche del sábado en Escala; esa noche era de ellos en exclusiva. Los niños se los llevaba Grace y Carrick, y el domingo iban a recogerlos y todos juntos celebraban una barbacoa.  Pero las miradas, las sonrisas, y las caricias dominicales eran distintas a las de cualquier otro día. Habían tenido una noche para ellos solos, con su intimidad

.  Las Navidades eran espectaculares; se reunía toda la familia. Kate estaba nuevamente embarazada y a poco de dar a luz.  Ellas seguian siendo amigas, lo mismo que Chistian lo era de José y de Ethan, que ahora  ya era de la familia, dado que Mia y él, vivian juntos desde hacía meses, y parecía que había un futuro de matrimonio.

Christian sonreía al ver a los niños abrir los regalos junto al árbol y se preguntaba que algo habría hecho bien para merecer esa familia,  para recibir tanto amor.  Y  miraba a Anastasia, siempre a su lado, siempre sus manos juntas, sin perder el contacto y pensando en que esa noche cuando se acostaran tendrían su "nochebuena" especial, marca Grey.

Digamos que esta ha sido un modo de presentar a la nueva familia Grey, pero hemos de volver al punto, en que Christian paseaba después de tomar la decisión de quitar el cuarto rojo, y el trascendental paso  que daba al hacerlo. Lo hablaría esta noche con Ana.  No creía que a ella le gustase mucho la idea, porque con el transcurrir de los años, ella era más partidaria de ello que el propio Christian.




Pero al tomar esa decisión no sólo se trataba de sus respectivas apetencias sexuales, sino que estaban por medio sus hijos, y no quería que ellos supieran qué tipo de sexo mantenían sus padres.  No les importaba, pertenecía a su intimidad, lo mismo que él nunca se metería en el sexo que ellos practicasen. Y el caso es que de eso se trataba, que no eligieran un camino equivocado.  Quién más le preocupaba era Phoebe: era más joven e inexperta.  Estaba en el instituto y él conocía muy bien las bromas y los juegos de los chicos y chicas a esa edad.  A ella había que preservarla más, y así lo haría.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 6 - Theodor Grey Steele

Iba caminando y recordó sus primeros años con Ana, su casamiento y la llegada enseguida de Teddy.  Aún se le ponía la piel de gallina al recordarlo. Sin embargo el de Phoebe, fue parto natural, más rápido y menos peligroso. Estaba feliz y contento de la familia que habían creado  ¡Quién iba a decirlo años atrás!.  No obstante, hasta esta mañana no se había dado cuenta de que eran adolescentes, y esa etapa de la vida es dura y peligrosa.  Tendría mucho cuidado con ellos. Por desgracía él conocía las señales, y si alguno  diera muestras de peligro,  en rojo, pondría coto inmediatamente.  A sus hijos no les pasaría lo mismo.

-Creo que Grace se siente culpable por no haber estado más atenta. Ella no sabía lo que yo sé ahora.-pensaba en su madre- ¡ Pobre, ella sólo me dio amor y paciencia conmigo, mucha paciencia.

Por casualidad pasó por una bouttique de ropa de bebé, sonrió por la casualidad referente a lo que iba recordando, y echó la vista atrás hasta el día del nacimiento de su primer hijo:

Christian estaba impaciente, nervioso por la tardanza de Anastasia.  No se daba cuenta que debido a su avanzado estado se movía con mayor dificultad. Se dirigían al hospital para monitorizarla. Hacía días que había salido de cuentas y la posición del bebe no había variado. Estaba encajado, dispuesto a nacer, pero en los últimos días se había dado la vuelta y venía de nalgas.  Ana quería dar a luz naturalmente, pero la doctora Green les había hablado de cesárea.

- Ana, por favor. Date prisa, vamos a llegar tarde
- Ya voy, ya voy
- Nooo.  No bajes deprisa no vayas a caerte.



Taylor aguardaba en el vestíbulo de la casa junto a Gail.  Christian llevaba el pequeño maletín para su ingreso.  Ambas mujeres se abrazaron y Taylor les condujo hasta el hospital, en donde Grace,y Carrick esperaban al matrimonio. Iba a nacer su primer nieto y Grace sería la encargada de revisarle.  Por fin le tendría entre los brazos.  Estaba, nerviosa y emocionada, pero también preocupada ante la insistencia de Ana de que no le hicieran cesárea: quería sentir el nacimiento de su hijo.

Y por fin llegaron. Rápidamente un celador salió con una silla de ruedas. Christian estaba lívido.  Era la primera vez que se enfrentaba a algo así y los nervios se apoderaban de su estado de ánimo.  Ana le cogía de la mano y se la apretaba para calmarle, pero la vedad era que ella tenía miedo, aunque no lo quisiera demostrar delante de su familia. Ya en la habitación la prepararon para monitorizarla.  Le hicieron primero una ecografía y la doctora Green movía negativamente la cabeza

- Ana, el bebe no ha cambiado de postura, no puede cambiar.  Está listo para nacer, pero no lo hará en la posición en que está. Voy a monitorizarte y veremos si hay sufrimiento fetal, que será lo más probable.
- Eso ¿ qué significa ? - preguntó ansioso Christian
-Oh, pues que el parto será largo y duro

Pero lo decía de forma vacilante, como si no supiera qué decir ante Anastasia para que no se inquietase. Miró a Grace, y entre ellas se entendieron.  Y efectivamente, como había supuesto, había sufrimiento fetal


- Ana he de intervenir ya, no hay tiempo
- No doctora Green, quiero sentirlo
-Ana por favor, no seas terca. Ya oyes a la doctora
-¿ El bebe corre peligro? - preguntó temerosa
- Si, Ana, corre peligro

 Christian de la angustia y ansiedad que sentía, no podía ni hablar.  No sabía qué argumentos podía dar a su esposa para que aceptara de una vez la cesárea.  Por fin, tras unos instantes de duda Ana dio su aprobación

- Al quirofano, rápido. Avisa al anestesista- ordenaba la doctora

Christian estaba pálido.  Sabía el peligro que corría tanto el bebe como su mujer.   Llevaba su mano cogida y al otro lado una preocupada Grace acariciaba el rostro de Ana para infundirle valor

-Grey póngase ese uniforme y las calzas en los zapatos, y adentro. No podemos perder mucho tiempo.

Cuando Christian entró , ya lo estaban preparando todo. Ana tenía la pantalla puesta en su pecho para que no viera la operación.  Christian se puso a su lado y miraba el monitor con ansiedad.  Su frente estaba sudorosa y sus manos igual.  Anastasia le miraba .  Nunca como ahora parecía una niña asustada

 -Tengo miedo Christian. Algo va mal ¿ verdad ?
- No,mi amor, nada va mal. Lo que ocurre es que Teddy  es rebeldon y al cambiarse de postura ... pues, es algo más complicado. Pero en un momento le tendrás entre tus brazos. Nuestro Teddy, Ana, nuestro primer hijo.

Estaban a punto de saltarsele las lágrimas de emoción, pero al mismo tiempo de preocupación.    La doctora Green comenzó a preguntarle cosas, para saber si la anestesia ya había hecho efecto.  Procedió a cortar con el bisturí y rápidamente sacó a Teddy que comenzaba a ponerse de un color oscuro.

Unas enfermeras al mando de Grace, le llevaron junto a la abuela que le daba azotes para que pudiera tomar aire y respirar.  Christian no quitaba la vista del monitor y apretaba sin darse cuenta la mano de Ana

- ¿ Qué ocurre Chistian ? ¿ Cómo está Teddy ?
 Christian no escuchaba lo que Ana le decía, pendiente como estaba del monitor y de su madre que no conseguía que el bebe llorase.  Hasta que por fin, un fuerte berrido retumbó en el quirofano.  Christian sonrió aliviado y besó a Anastasia, que emocionada lloraba de alegría. Él también tenia los ojos turbios.  Nunca hubiera pensado que podía albergar esos sentimientos tan profundos por alguien a quién aún no había visto.



A su memoria vino la escena de su negación, pero inmediatamente la reemplazo por  el bulto que su madre ponía encima de Ana que lloraba mirando a su familia.  Grace abrazó a su nuera y a su hijo, que enterró su cabeza en el pecho de su madre aliviado.  Aún estaba  aterrorizado por el nacimiento.  No por tener al niño aquí, sino por la preocupación de  que todo se hubiera podido   malograr.  No se hacía a la idea de perderle, ya no. Le veía con la cabeza impregnada de algo blanco y el cuerpecito grasiento, pero no le importó y beso su cabeza.  Ana sabía lo que representaba para él ese acontecimiento y le dijo

- Tómale en tus brazos.  Yo le he tenido durante nueve meses, ahora disfrútale tu.  Ya te toca.



Lo levantó hasta su cara y la juntó  a la del bebe. Nada ni nadie podía separarle de aquel montoncito de carne rosada que a penas se movía, y que era carne de su carne. Le defendería con uñas y dientes si fuera necesario, contra todos y contra todo.

- Mamá ¿ Has visto ? - dijo dirigiéndose a Grace.  Es el bebe más bonito del mundo. Y le quiero tanto, tanto, mama, que daría mi vida por él.
- Lo sé , hijo, lo sé
- ¿ Le vas a querer a él más que a mi ? - dijo Anastasia riendo
- Sabes que no No podría, sois mis amores distintos, pero mis amores los dos. Creo que tengo amor para todos.  Gracias Ana. Nunca pensé que os quería tanto, tanto.

Ana dormitaba en la habitación, y Chistian, sentado a su cabecera y a un lado, junto a él, la cunita con su hijo.  No dejaba de mirarle.  Le parecía un maravilloso milagro de la vida. Y le dijo sonriendo, como si el bebé pudiera escucharle

-Bienvenido Theodor Grey Steele



#1996rosafermu.  Derechos de autor reservados.  Basado en la trilogía de E L James, Cincuenta sombras de Grey

lunes, 14 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 5 - Decisión en rojo

El claxon sonaba  una y otra vez, y su ocupante se impacientaba. Un joven sentado a su lado protestaba sin parar, temiendo llegar tarde a sus clases.  El chófer sonreía ante las protestas de ellos.

- No entiendo que demonios hace todos los días. Se levanta tempano, pero siempre entra de las últimas en el instituto- gruñia malhumorado Christian Grey

- Yo no voy a esperaría más. Vamos a perder los dos el autobús, así que me voy- dijo el joven
- Teddy, aguarda un momento, parece que ya sale.  - Efectivamente una muchacha se dirigía corriendo hacia el coche que la esperaba

- Vamos hija que ya está bien. Todos los días lo mismo. Vamos a llegar todos tarde  por tu culpa.
- No me regañes, papi. Es que han surgido cosas a ultima hora
- Eres estúpida Phoebe, eso es lo que ocurre.  Por tu culpa todos los días tenemos el mismo tema - dijo su hermano

A la puerta de la casa , para despedirlos,  Anastasia, les veía partir a toda prisa.  Por los pelos llegaron a tiempo de coger el autobús que les llevaría hasta el instituto.  Teddy, refunfuñaba, y Phoebe sonreía a las compañeras que se  cruzaban en su camino

- ¿ Lo ves ? hemos llegado a tiempo- sonreía a su hermano.  Éste le dirigía una mirada como para crucificarla.

A solas ya en el coche, Grey comentaba con Taylor el incidente, que con su hija se repetía mañana tras mañana.

-Es cosa de la edad, señor Grey.  Ya se acostumbrará.  Está empezando a volar sola.  Ya no son esos pequeños
que correteaban en casa.   Ya no,  señor Grey

Estas palabras calaron hondo en la cabeza de Grey.  Tenía razón, sólo que él la seguía viendo como una pequeña.  Lo mismo que a Teddy, y sabía que ya andaba tonteando con una chica del instituto.  El tiempo había pasado rápido. El ya pasaba de los cuarenta y Anastasia los estaba pisando.  Entre charla y charla, llegaron al edificio de las oficinas Grey Enterprises Holdings Co.

Solo,  en el despacho,  Christian Grey jugueteaba con un lapicero que llevaba su marca.  Tamboriileaba sobre el escritorio: algo le preocupaba.  Su conversación con Taylor de esa  mañana,  mientras se dirigían a la oficina,  sobre Phoebe, le había dejado pensativo.

Llevaba madurando esa decisión desde hacía tiempo.  Lo había hablado con Ana muy de pasada, pero ella no le había dado una respuesta efectiva, por tanto debía ser él, quién tomara la decisión. Pulso el teléfono interior para hablar con Andrea


- ¿ Señor Grey ?
-Andrea ¿ Hay algo para hoy ?
- De momento ninguna reunión, ni se esperan visitas.  Todo lo que hay son firmas de documentos y de alguna carta.
 -Está bien. Páseme las firmas.  Tengo que salir - Firmó todo lo pendiente. Averiguó si Taylor estaba de regreso de hacer unos encargos y supo que no

- Por favor, búsqueme un taxi - Y en taxi se dirigió al Escala.

El silencio reinante en el apartamento le resultó extraño. Paseó la mirada por las paredes y los cuadros que allí permanecían,  parecía que le miraban. La mesa de centro del vestíbulo seguía  en su sitio, con el gran jarrón con flores secas y marchitas. En la cocina sacó una botella del frigorífico y se echó una copa de vino, y con ella en la mano se dirigió a su estudio.  Manipuló en una caja fuerte, y extrajo una pequeña caja de la que sacó unas llaves, que guardo en un bolsillo de su pantalón. Después  se adentró por el pasillo.  Se detuvo a la puerta de   su dormitorio y sonrió al venir a la memoria los episodios vividos en ella y que todos fueron con Ana.  Ninguna otra mujer había estado en aquella habitación, excepto Leila en una desgraciada vez. Fue a la biblioteca  y acarició la mesa de billar recordando una partida muy especial. En la sala de televisión recordó Expediente X. Todos sus mejores recuerdos estaban entre aquellas paredes.  Lentamente subió las escaleras hasta el piso de arriba. . Sacó una de las  llaves de su bolsillo , y abrió la puerta lentamente.

Encendió la luz y paseó la mirada por aquella habitación con tantos recuerdos.  Estaba decidido.  Desde allí mismo, pulsó un número y conecto con alguien que conocía bien, aunque hiciera años que no se vieran.

-  Por favor ¿ Norma ?- pidió a quién atendió su llamada
- ¿ Quién la llama?
- Dígale que es un amigo C. Ella sabrá quién soy

Tardo menos de un minuto en responder. Era una voz amable y armónica.  Había sido locutora de radio, pero el negocio que ahora tenía le producía más ganancias, y optó por dejar las ondas.

- ¡ C ! ¡ Cuanto tiempo sin saber nada de ti! Bueno saber, sé por los periódicos. ¿ Cuánto hace que no nos vemos ?
- Mucho Norma, mucho. Entonces, ya sabrás por ellos  que me casé, tengo dos hijos y soy absolutamente feliz
- Lo sé, lo sé. Y mereces serlo. Bien ¿ necesitas algo de mi ?
- Si a eso debo esta llamada. Verás, quiero desmontar la habitación, y he pensado que pudiera interesarte algo de lo que en ella tengo
- ¿ Me lo estás diciendo en serio ?

-Absolutamente
-¿ Toda ?
- Toda
- Pues claro que la quiero. Toda ella.  Me pareció una maravilla cuando la vi por primea vez.  Siempre has tenido un gusto exquisito. ¿ Puedo preguntarte algo?
- Dime.  Preguntarme, puedes hacerlo. Otra cosa es que te responda
-Sigues siendo C. En eso no has cambiado. ¿ Por qué te  deshaces de ella ? ¿ Es que a tu mujer no le gusta?
- No Norma, a ella no le gusta
- Bien pues tu me dirás cuándo quieres desmontarla
- Cuanto antes. Te enviaré la llave con una persona de mi confianza.  Te agradecería que fuera cuanto antes
- Mañana mismo hago las gestiones.  Ya sabes que por lo delicado de todo, no puedo mandar a cualquier operario, pero será totalmente anónimo. He de darte las gracias por haber confiado en mi
- Sabía a quién se lo decía. Gracias a ti por hacerme el favor
- Hay algo más que quiero preguntarte
-Adelante, continúas  siendo muy curiosa
- ¿ Sigues viéndote con Elena ?

Al escuchar ese nombre, dió un respingo.   En todos estos años no  se había vuelto a acordar de ella, pero allí, precisamente en esa habitación, al oír su nombre, le vinieron a la memoria muchos recuerdos. Era como si en una película pasasen las secuencias de su vida anterior.

- Hace mucho tiempo que rompimos nuestra relación.  No he vuelto a verla, ni a saber de ella
- Yo tampoco.  Estuvo viniendo durante una temporada con un chico más joven que ella, pero dejaron de venir de repente.  Pensé que seguiríais siendo socios
- No, hace, como te he dicho,  mucho tiempo que nos perdimos de vista.  Y ahora si me disculpas, tengo al chófer esperando.  He de irme. Te mandare las llaves, como te he dicho. Sin nombres, por favor. Cuando hayas terminado, llámame a mi número particular, e iremos a recogerlas.  Toma nota ... - Le dio un  número  de un teléfono de usar y tirar.  No quería problemas ni interferencias, . y colgó .

Paseó la mirada por última vez ,  recogió algunos juguetes de la cómoda,  y cerró la puerta, y al igual que había subido las escaleras, lentamente las bajó.  Fue hasta su estudio y en la caja fuerte, cuya combinación sólo él sabía,  guardó una llave, y se quedó con un duplicado, que guardó de nuevo en su bolsillo.  Guardó también los juguetes que había apartado ;  los recogería otro día.. Ya en el  salón, dio una última mirada y salió, en el ascensor,  del apartamento.



¿ Cómo se sentía ? Aliviado, y cuando salió a la calle aspiró una bocanada de aire. Pero también sabía que Ana, quizá no se lo tomaría tan alegremente, pero bueno, ya se arreglaría con ella.  Pensó que los chicos estaban en edad difícil, Phoebe más que Teddy, y habían de tener mucho cuidado. No quería que ellos supieran de su pasado, ni que la curiosidad , algún día les hiciera descubrir aquel cuarto. No sabía qué poner en aquella inmensa habitación, pero una vez que estuviera desmantelada, llamaría a algún decorador y seguro que le darían ideas. A Teddy le faltaba poco para  entrar en la Universidad, y Phoebe aún en el bachillerato

- ¡ Dios mio, cómo ha corrido el tiempo ! - Y recordó sus nacimientos, de cuando eran bebes, de sus juegos con Teddy y de la llegada de Phoebe, tan distinta a la de Teddy, . en la que el mundo se detuvo en un quirofano.



viernes, 11 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 1 - Stanley

Stanley era el chico clásico  por el que todas las compañeras de clase suspiraban. De pelo castaño,  de reflejos cobrizos, alto,  y deportista. Siempre andaba enredado con alguna muchacha.   Había una  que llamaba su atención , por lo bonita y tímida que era.  Sabía que a ella le gustaba, pero se limitaba simplemente a mirarle desde lejos.


. Estaba dos clases más atrás que él.  De larga melena oscura y unos impresionantes ojos grises  No era muy alta, y quizá más delgada de lo normal.  Vestía con ropa barata, ajada, y hasta quizá una talla mayor que le correspondiera ,  Algo perdida de color por tantos lavados.

 Buscaba  sitio en alguna mesa del comedor estudiantil. Su menú era muy frugal: un sándwich y una manzana. El presupuesto no daba para más.

- Eh, chica... Aquí tienes sitio

Giró la cabeza en la dirección de donde provenía la voz, y un rubor cubrió su infantil cara de diecisiete años. Era su chico preferido quién la llamaba.  Tímidamente se aproximó. Stanley sonreía sabedor de la atracción que ella sentía por él.

- Gracias por el sitio. Se me ha hecho tarde... pensaba comer en el jardín
- ¡ Oh ! no te preocupes. Puedo guardarte sitio todos los días- la dijo Stanley
- Eso sería estupendo, gracias.
- ¿ Cómo te llamas? - le pregunta él
- ELLA- responde
- ¡ Qué nombre tan extraño !...,   pero me gusta.  Yo soy Stanley



Le caía bien esa chica. Era tímida, pero cuando sonreía unos preciosos hoyuelos se marcaban en sus mejillas, Pero sus ojos, eran lo que más llamaba su atención. Eran extraños de un color poco frecuente, de un gris hermoso. Eran grandes y profundos. Entre los chicos compañeros de Stanley, comenzaron a  hacer apuestas sobre ella y él. Era vox populi entre ellos,  que la chica nueva,  estaba coladita por sus huesos.

- Seguro que te la ligas de inmediato- decía Peter, su mejor amigo
- Ni hablar, es una estrecha- aseguraba Bill

Stanley callaba. Día a día, a medida que la iba conociendo, se iba sintiendo atraído por ella. Le gustaba mucho. Era sencilla y simpática, aunque muy tímida.  Un sábado por la tarde la invitó al cine, y allí en la oscuridad de la sala, la besó por primera vez.  Tenía unos labios suaves e inocentes.  A la salida, ella no le miraba a la cara. El,  extrañado, -  la dijo

-  Qué ocurre ¿ te ha molestado que te besara? ¿ Por qué no me miras?
- Es que... es la primera vez que un chico me besa y me da vergüenza. Lo siento
- No lo sientas. A mi me gusta haber sido el primero

La toma de la mano. Está muy nerviosa,   tanto,  que hasta tiembla. Stanley la besa en el dorso y suavemente comienza a acariciar sus nudillos , con su dedo pulgar.


La madre de ELLA trabajaba en la fábrica de automóviles Chrysler de encargada del comedor de los obreros. Se ocupaba en servirles la comida y recoger después los platos.  Para sacarse algo más de dinero limpiaba los servicios.  Eran tiempos difíciles.  Trabajaba mucho y ganaba poco.  Se había quedado viuda cuando la niña contaba a penas dos años de edad.  Su marido murió de cirrosis por exceso en la bebida. Y ella se quedó totalmente desamparada, sin dinero y con una hija de la que ocuparse. Mientras  estaba en la fábrica, una vecina cuidaba de la niña, a cambio de unos pocos dólares.  En cambio la familia de Stanley, tenia una situación económica holgada. No eran ricos, pero si vivían desahogadamente.

La muchacha, tenía las mismas ilusiones que cualquier chica de su edad, sólo que ella nunca disponía de dinero ni siquiera para tomarse una Coca Cola en el bar de la gasolinera.   Desde el primer día de clase se fijó en Stanley, pero él ni siquiera la prestaba atención. Hasta aquel día,  en que la llamó para compartir la mesa del comedor. A partir de entonces procuraban coincidir a la salida de clase, y caminaban hasta la parada  del autobús que tomaba ELLA para llegar a casa, que estaba situada en un suburbio de la ciudad.

De vez en cuando, los fines de semana, tomaban algo en alguna hamburguesería o iban al cine.  Así estuvieron durante unos meses.  La atracción entre ellos aumentaba.  Ella se había enamorado perdidamente de Stanley. Él era su primer amor, su despertar de la adolescencia.   Los besos se hicieron más frecuentes y más intensos.  Cada vez que el muchacho la abrazaba, sentía algo muy especial, como si el estómago se le retorciera.  Fue una tarde  de sábado cuando Stanley la propuso ir a algún lugar en donde pudieran abrazarse y besarse sin llamar la atención

- No sé... no creo que esté bien. ¿ Dónde vamos a ir ?- le decía ELLA
- Podemos ir a un motel.  Allí no nos molestará nadie
- No nos dejarán estar. Somos muy jóvenes
- Yo tengo casi veinte años, y tú aparentas también más edad.  No te preocupes, sé de un lugar en el que no nos pedirán el carnet de identidad ¿ Quieres venir ?
-Vale... pero sólo besarnos
- De acuerdo, nena. Sólo besarnos -. Instintivamente, él toco un paquetito pequeño que llevaba en el bolsillo de su pantalón, y sonrió
- ¿ De qué te ríes?
- De nada. Me gusta que hayas aceptado-.  Mientras esperaba fuera, él se acercó a solicitar la habitación.  Como pensaba, nadie hizo preguntas
- ¿ Por qué sabias que no nos pedirían la edad?- le dijo inocentemente la chica
-Lo sé
- ¿ Has venido más veces ¿ verdad?
- Nena... en ocasiones los hombres tenemos necesidades
- Ah, ya ...- y no dijo más comprendiendo lo que quería decir.

Se encontraron en medio de la habitación. La  timidez de la chica, cortaba un poco a Stanley, pero sabía que le quería y era correspondida por él.  Se acercó y la dio un beso suave en los labios, al que ella correspondió, y entonces la pasión que ambos sentían rompió todas las barreras. Stanley comenzó a recorrer su infantil cuerpo,  a acariciarle y besarla suavemente.   Ella se abandonó y él aprovechó el momento.  Despacio, lentamente la fue despojando de la ropa y él hacia lo mismo.  Ella se cubría el cuerpo con los brazos mientras él sonreía al verla tan avergonzada.  La tumbo en la cama y siguió acariciándola  suavemente Sacó del bolsillo del pantalón un paquetito pequeño, que se puso rápidamente. y despacio penetró en su cuerpo Había conquistado a una chica virgen e inocente que confiaba en él, y que además era correspondida con intensidad.  Permanecieron acostados con las manos enlazadas. Estaban tumbados de lado, mirándose. En los ojos grises de la chica, había una luz especial. Le acariciaba la cara ,  y él besaba su frente  y su mejilla con la punta de su nariz.


¡-Oh Dios mío, ¡qué tarde es !-mira alarmada su reloj- Mi madre ya debe estar en casa. Me va a caer  una buena - Ambos se vistieron  rápidamente,  saliendo disparados del motel.

- Ha sido increíble ELLA. Te quiero
- Yo también Stanley, eres muy importante para mi. Adiós -  Se dieron un beso y entró en su casa bajo la atenta mirada de él.  Estaba pletórico.  Se querían.

- ¿ Te parece que estas son horas de venir?- le increpaba la madre- No te voy a permitir que seas una golfa, porque a estas horas ninguna chica decente anda por ahí suelta
- Mamá, son solo las once
- Tenías que haber llegado hace una hora. Y digo yo, que bien podías ayudarme un poco. Me deslomo a trabajar para que tu puedas comer, y tú por ahí divirtiéndote ¿ con quién? Con alguno que quiera un sobeteo, seguro
- Mamá eso no es cierto. El me quiere
- Ah ¿ con qué tienes novio?
- Novio, lo que se dice novio... pues no. Acabamos de empezar a salir. Es del Instituto
- No me digas más. Algún niño rico que quiere reírse de ti, porque ya me dirás qué te ha visto
- Le gusto mamá, tal como soy
- O eso es lo que te ha dicho.  Cuando haya conseguido lo que busca te dará la patada. Así que ándate con ojo y ten cuidado

Ella no quiso cenar, no tenía apetito y estaba ansiosa por poder estar en su habitación y revivir todo lo que había sucedido en la habitación de aquel motel,  que ni siquiera sabía que existía.  Había sido su primera vez.  Había entregado a Stanley su inocencia, y él la había amado con la misma intensidad. Las palabras de su madre, resonaban en su cabeza: " él me quiere, no es así. Me querrá siempre".


Los Grey - Capítulo 3 -Un camino equivocado

El misterioso cliente se había fijado en ella. Era preciosa y cada vez que sonreía era más bonita aún, pero lo hacía pocas veces.  Estaba siempre en guardia; en un lugar como ese no podía ser excesivamente amable con los clientes, si no quería tener problemas. El desconocido  había solicitado al encargado de la barra que se la presentara, 

- Dime al menos como se llama-
 - Su nombre es ELLA, pero aquí la llamamos EL
- Bien, pues perséntamela. No voy a hacerla ningún daño, sólo quiero charlar con ella - El encargado se dirigió a EL, y le dijo muy bajito:

- Oye, , ¿ ves aquél hombre que está en el extremo? Quiere conocerte, y tiene dinerito. Así que ahí puedes sacarte una buena comisión
- De acuerdo, Peter.  Pero sin alternes ¿ eh?
- Eso ya es cuenta tuya.  Yo no desaprovecharía la ocasión



ELLA se dirigíó hasta donde estaba Patrick

- ¿ Quería verme, señor?
- ¿ Eres El? Si ese es tu nombre, pues si, quería verte
- Bien... Pues usted dirá
- Tómate una copa conmigo y charlaremos durante un rato
-Perdone, no me está permitido alternar con los clientes
- ¿ Y cuando salgas?
- Lo siento, tampoco. Tengo un hijo pequeño y he de cuidarlo
- Que lo cuide tu marido ¿ no ?
- No, señor. No tengo marido
- ¡ Vaya ! si que lo pones difícil. Está bien ¿ vas a comisión?
- Si señor
- Bueno, pues pon una copa



Patrick acudía al local casi todos los días.  Se había encaprichado de la muchacha y no pararía hasta salir con ella. Y por fin un día lo consiguió.  Fue en su día libre y lo hizo acompañada de su hijo, cosa que no le agradó, pero tendría que transigir si quería "algo" con ella.  Una tarde la propuso ir a su apartamento. Tener una cena íntima

- Llevamos mucho tiempo saliendo, es hora de que nos conozcamos mejor
- Patrick, has sido amable conmigo y con mi hijo, pero creo que no sería buena idea. No nos conocemos. No sabemos nada el uno el otro
- Yo sé cómo eres, no necesito saber nada. Me gustas,  lo sabes,  y pienso que podríamos vivir juntos y probar cómo nos va. Tendrías una casa, atenderías a tu hijo y nada de servir copas en ningún sitio.  Te quiero para mi solo

ELLA no supo qué decir.  Era una tentación, porque sabía que tarde o temprano en el bar la pedirían alternar con los clientes, y Patrick era atractivo y parecía tener gran interés en  ella. Aquél día cuando Chris dormía, la llevó hasta su habitación e hicieron el amor. Hasta su mente llegó el recuerdo de Stanley.  Cerró los ojos y no pensó más en él. Patrick podría proporcionarla un bienestar para ella y para su hijo. Eso era lo más importante.

- Toma, da una calada- la dijo Patrick al terminar
- Patrick, yo no fumo
- Pruébalo. Comprobarás lo bien que te sientes y el placer que sentirás después... cuando volvamos a hacer el amor, de nuevo


 Y lo probó.  Y comprobó que efectivamente  sentía algo especial, como si flotara en una nube y su placer fue mayor cuando se unieron sus cuerpos.  Y decidió irse a vivir con él y dejar el bar. 

Durante un tiempo, todo fue muy bien. Patrick parecía amarla, sobre todo al regreso de sus ausencias de casa,  cada vez más prolongadas.  Ella se mostraba cariñosa y él cada vez le pedía más... más afecto, más sexo.. y más novedades... Y para todo ello siempre le daba ese cigarrillo especial con el que conseguía todo lo que el hombre la exigía.  Pero cada vez deseaba "fumar" con más frecuencia, y entonces Patrick la propuso "algo" más efectivo.  Así comenzaron las inyecciones "estimulantes".  Cuando Patrick no estaba en casa, se pasaba el tiempo durmiendo, mientras el niño lloraba al no recibir su alimentación en horario que le correspondía.



Patrick se fue distanciando y cada vez espaciaba más sus visitas. ELLA, ya  no era atractiva para él. No era participativa como antes, y poco a poco dejó de acudir a esa casa que habían  compartido.  Pero los gastos se acumulaban y no tenía ingresos. Cada vez su cuerpo la pedía algo estimulante y decidió, volver  de nuevo al bar por si volvían a admitirla.  Su aspecto físico se había deteriorado y las condiciones de su trabajo habían sido modificadas: tendría que alternar con los clientes.  Esa era la situación si quería volver a trabajar allí, así que decidió transigir con esa cláusula de su contrato.

Comenzó a alternar y a necesitar más ingresos para las necesidades del niño, y las suyas propias, y se prostituyó.  Solía tener algún cliente fijo, pero había uno que la solicitaba tres veces por semana, pero le pagaba lo justo, y el resto se lo compensaba de otra manera,  cumpliendo con las necesidades de droga que su organismo reclamaba.

Cuando estaba despierta, jugaba con el niño. El era el encargado de secarle el cabello cuando se lavaba la cabeza, y después cepillaba su melena oscura. Se sentaban en una silla y así podían pasar largo rato, hasta que  necesitaba tomar su dosis. Entonces Chris sabía que su mamá necesitaba dormir para luego ir a trabajar.  Se tumbaba a su lado y esperaba a que ella se despabilara.

Algunas veces venía el Hombre Bruto que la despertaba  agitándola bruscamente  o la metía en la ducha con agua fría.  Chris salía en su defensa, pero a cambio recibía una patada, ó cuando no,  un par de latigazos con el cinturón  Después ese hombre,  se echaba encima de su madre y emitía unos ruidos extraños que a él le asustaban,  y el niño,  se metía debajo de la cama.




Mientras,  el Hombre Bruto,  dormía en la cama de su mamá.  El niño salía del escondite y ELLA le daba algo de comer.  Otras  veces,  el Hombre  se despertaba de malhumor y pegaba a su madre. El niño lloraba y le daba patadas para defenderla . Entonces  se quitaba el cigarro de la boca y lo arrimaba a su pecho y allí lo apagaba ante los gritos del niño y la indiferencia de la madre que entre los golpes recibidos y la droga, estaba como ausente, indiferente a todo lo que ocurría a su alrededor.




El Hombre,  entraba y salía de casa cada vez que quería, y los insultos y las palizas eran cada vez más frecuentes.  Cuando se iba, ELLA lloraba sin parar, y Chris se acercaba  y acariciaba su hermoso cabello. Hacía que se tumbara en la cama y durmiera.  Sin embargo, cuando estaba despierta se mostraba cariñosa con el niño y ambos eran felices juntos.

-Chris, cariño, cuando me levante haremos un pastel¿vale?
- Si mami, de chocolate
- Muy bien. Lo haremos de chocolate, y pondremos cuatro velitas. Mañana es tu cumpleaños. Mi hombrecito, ya tiene cuatro
- Mami ¿ y podremos ir a comer una hamburguesa?
-Si cariño, iremos



Después se quedaba dormida. Cuando se despertaba al cabo de unas horas., en las que el niño se entretenía con cualquier juguete, sentaba a Chris en la mesa de la cocina y amasaban el bizcocho para el pastel.  Su madre le untaba de harina la punta de la nariz y ambos reian felices, hasta que cualquier ruido les sobresaltaba y entonces el niño desaparecía de la cocina. Había llegado el Hombre Bruto. Cogía a su madre de un brazo de mala manera y la arrastraba hasta el dormitorio.

La mañana del cumpleaños del niño, salieron muy pronto de casa por si llegaba "el hombre ",  que no les pillara allí. Irían a comer una hamburguesa, y ese día no dormiría.

- Mami, ¿no tienes sueño?
- Si Chris, mucho, pero hoy es tu cumpleaños y vamos a celebrarlo.

Deambularon todo el día por las calles y en el  parque.  No irían a casa, en ese día tan especial, hasta que no se hiciera de noche,  para no ver al Hombre Bruto.  Rendidos de tanto andar, se encaminaron a casa.  Cuando llegaron  les estaba esperando. Apartó de un empujón al niño, y la madre se abalanzó sobre él para evitar que le pegara, pero su furia se acrecentó.  Se quitó el cinturón y la emprendió a latigazos con ELLA

- Puta, puta, puta, puta, puta, puta-. Seis tremendos latigazos sobre el cuerpo extenuado de ella.Cuando la dejó, la emprendió a golpes con el niño. 

 Fatigado por la furia y los castigos infringidos ,   llevó a la madre al dormitorio y la poseyó brutalmente, y cuando ella no le complacía la dedicaba una serie de bofetadas.  Después saciado de la posesión se sentó en el salón, en donde el niño asustado no se atrevía a moverse. Le llamaba para que acudiera a su lado. Chris con  temor acudíó y allí le desabrochó la camisa y apagó su cigarrillo de nuevo en el pecho infantil.



A la semana de haber sido su cumpleaños, Chris se rebulló en la cama.  mami tenía frio. Estaba destapada y no se movía.  Se levantó y subió la manta para arroparla y el niño se arrebujó junto a ella para darse calor mutuamente

- Mami, tengo hambre y frio. Despiértate, quiero desayunar

Pero la madre no se movió, se levantó y comprobó que no había nada en la nevera, ni siquiera un vaso de leche.  Decidió esperar.  Y esperó,.. esperó...hasta quedarse dormido al lado de la cama en donde su madre permanecía.  Un brazo la colgaba fuera , y suavemente rozó los dedos rígidos y frios, muy frios

- Mami tengo hambre-sollozaba



Se despertó bruscamente cuando oyó un ruido en el salón: el Hombre Bruto había llegado.  Se metió rápidamente debajo de la cama. Si le viera le volvería a pegar o a pagar la lumbre en su pecho.  Se hizo un ovillo " así no me verá",- pensó

- Eh, puta., despierta y tráeme una cerveza. ¿ Has oído ?

Pero seguía sin moverse en la misma posición. La dio un empujón y comprobó su frialdad y la rigidez de su cuerpo. La miró el rostro que aún guardaba las señales de la última paliza y con un gesto de asco, salió dando un portazo.

Chris esperó durante largo rato, por si volvía y por cansancio e inanición se quedó dormido debajo de la cama.  Sonidos de ambulancias y de policía le despertaron y tuvieron que forzar la puerta para poder entrar.  Le llevaron a los servicios sociales y a su mama no sabía a dónde. ELLA, fue llevada al Instituto Forense  y allí le practicaron la autopsia. Diagnóstico:  muerte por sobredosis

En un furgón fue llevado su cuerpo hasta el cementerio de la ciudad, y en una tumba solitaria fue depositado . Nadie la acompañó. Nadie salvo su pequeño hijo, lloró su ausencia. La parroquia a la que pertenecía, la hizo una placa en la que podía leerse:

                                                        ELLA

                                                       1975
                                                       



miércoles, 9 de noviembre de 2016

Los Grey - Capítulo 2 - Consecuencias

. Cada fin de semana , acudían al motel a liberar su amor. Estaban tranquilos, Stanley era precavido. No había peligro. Los meses fueron pasando, y se acercaba el final del curso.  La familia de Stanley irían de vacaciones a California, en donde tenían familia. Ella, sin embargo se quedaría en Detroit. Se buscaría un trabajo durante el verano para ayudar en casa. Ambos estaban tristes ante la inminente separación. Stanley había tenido una buena bronca en casa: no quería irse, pero el padre, enérgicamente, había impuesto su criterio.

- Mamá ¿ podrías arreglarme algún vestido que sirviera para la fiesta de fin de curso?
-¿ De dónde voy a sacar el tiempo ? Hazlo tú, yo no puedo. Con la falda negra y una blusa, irás bien.  Todo el mundo sabe que somos pobres y no podemos hacer el gasto de un vestido nuevo
- Está bien , mamá, no te preocupes. -  Se dirigió a casa  de su amiga Lizzy,  a ver si ella pudiera prestarle algo
- Ven, vamos a mi cuarto. Algo encontraremos

Y llegó el tan ansiado día de la fiesta de fin de curso. Y llevó el vestido que la prestó su amiga Lizzy. Y su madre la dio permiso para que fuera más tarde... Era un día perfecto

- Estás preciosa, nena -le decía Stanley

El llevaba un traje oscuro y pajarita, muy elegante. Para ELLA era el chico más guapo del mundo.  Acudieron juntos al baile, bailaron sin parar, y a escondidas, él llevó una petaca de whisky, que bebían cuando nadie les observaba.



-Vámonos- la dijo tirando de ella
-¿Dónde vamos?
- Vamos al motel. No me apetece bailar más. Quiero estar contigo. Dentro de tres días nos iremos y vamos a estar mucho tiempo sin vernos. Yo te quiero y,  te necesito
- Stanley, no podemos irnos, es la fiesta de fin de curso
-Podemos hacer lo que queramos, y yo estoy harto de esta musiquilla de críos
- Pero es que¡ somos unos críos!- dijo la chica
- Yo no. Dentro de dos meses cumplo los veinte.  Seré mayor de edad.

Le hizo una caricia en la mejilla, la besó en los labios y en unos minutos estaban camino del motel.  El alcohol ingerido, las hormonas juveniles, y su propio amor hizo todo lo demás.

- ¡ Mierda !-  exclama Stanley
- ¿ Qué pasa, qué ocurre ?- dice alarmada
- No he traído preservativo
-¡ Stanley ! ¡ cómo has podido olvidarlo !
- Lo dejé encima de la cama cuando me mudé de ropa, y luego no me acordé de volverlo a coger.  No te preocupes, nena, por una vez no pasa nada. Es muy difícil quedarse embarazada de una sola vez



Y se amaron desaforadamente durante toda la noche. Les despertó las primeras luces del día. Caminaban abrazados hasta llegar a su casa.  Rezaba en su interior para que su madre estuviese aún dormida.  Era la última vez que iban a estar juntos en mucho tiempo.

Stanley partió con su familia rumbo a California y ELLA solicitó trabajar en el bar de carretera que había cerca de su casa para ayudar en la economía familiar.  Tendría el turno desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche. De momento no la daban un gran sueldo, pero ayudaba a que el hogar funcionara mejor.

- Lizzy, estoy asustada. La regla no me ha bajado todavía. Dios mio no quiero ni pensarlo
- ¿ Cuánto retraso tienes?
- Más de diez días. Nunca me ha ocurrido esto. Estoy muerta de miedo. ¿ Qué puedo hacer?
- De momento compraremos un Predictor, y con arreglo a lo que veamos, pensaremos en algo.-  Pero no tuvieron que pensar. Dio positivo.

- No puedo decírselo a mi madre. Me matará. Y Stanley no vendrá hasta últimos de Agosto o primeros de Septiembre. Lizzy ¿ qué voy hacer?
- ¿ Has pensado en... bueno... ya sabes?
- ¡Nooo !
- ¿ Vas a tenerlo, entonces?
- Quiero tenerlo. Estoy segura que él me ayudará. Me quiere y no me dejará sola.
- Ël te quiere, pero ¿ su familia?.  Habéis sido muy inconscientes, debíais haberlo previsto
- Y lo hacíamos, menos esa noche que se le olvidó el condón
- ¡ Vaya, qué casualidad!
- Me dijo que por una vez no pasaba nada. Que se necesitaban más veces para quedarte encinta
- Es muy listo tu novio, y tu una tonta de remate. ¿ Te tragaste ese cuento? Hija mía sólo se necesitan cinco minutos y un hombre. Nada más
- Lizzy, no me digas eso, por favor
- Bueno anda. Vamos a la farmacia y después... tendrás que ir al médico... decidas lo que decidas.

Y decidió seguir adelante, pero no encontraba el momento de decírselo a su madre. Le aterrorizaba ese momento.  esperaría a que regresase Stanley.  Pero él se retrasaba, tanto...    Su familia había decidido que se quedara   a vivir en California con sus parientes

- Lleva una temporada muy distraído con una chica del instituto. Quizá poniendo distancia por medio se centre algo más - Argumentó la madre


 Y a pesar de sus protestas terminó por ceder. En el fondo le  gustaba más ese clima que el frío de Detroit.  Las chicas en biquini,  en la playa... y poco a poco se fue olvidando de todo... y  de ELLA también.

Su cuerpo iba cambiando y hasta su madre notó que estaba un poco más rellenita.  Una mañana escuchó que estaba devolviendo y entonces algo le avisó de que las náuseas y el ensanchamiento de las caderas de su hija, sólo podía deberse a una cosa: estaba embarazada.  Aguardó a que saliera del baño  y sentada en una silla, la ordenó que hiciera lo mismo

- ¿ Qué has hecho, desgraciada?
- ¿ A qué viene eso, mamá?
- ¿ Crees que soy tonta? Vas a tener un niño ¿verdad? ¿ Sabes al menos de quién es?
- ¡ Mamá !- estaba sin sangre en las venas. Su madre reaccionaba como había pensado
- ¿ Eh ? ¿ De quién es? ¿del niño rico ese ? Te lo avisé que en cuanto te hubiera sacado lo que quería, te daría la patada ¿ Dónde está ahora?
- Está fuera. Vendrá a finales de verano
- ¿ Y su familia ? Iremos a  hablar con ellos. Por amor de Dios, eres una niña. Si se desentienden, les pondremos una demanda por abuso de menor
- Mamá, no abusó de mi. Yo me entregué a él porque le amo con todas mis fuerzas, y voy a tener este niño porque es de él.  No me dejará sola en esto. No tendrás que preocuparte. Seguro que busca trabajo y en cuanto podamos nos casamos
- Sigue durmiendo de ese lado. Ya le has visto el pelo, y si no , al tiempo. Ahora te digo una cosa...   Tendrás que ponerte a trabajar y un lugar donde vivir con tu hijo, porque aquí yo no quiero putas
- Mamá...-decía llorando- no soy ninguna puta. Sólo he estado con él... Por favor, no puedes echarme a la calle. Trabajaré,  haré lo que sea, el bebé no te molestará, pero por favor... no tengo donde ir
- Pero no te importó entregarte a un hombre. Así que si has sido mayor para una cosa, serás mayor para todo. Tú verás lo que haces: o te deshaces de él o te vas de aquí.

Habló con el dueño de la cafetería y le pidió aumentase su turno de trabajo. Tal y como se lo había planteado su madre, pronto tendría que irse de casa.  Su madre había fracasado en su vida y estaba amargada y notaba que no la tenía mucho cariño.  Decidió hacer frente a la situación, pero no se desharía del niño.   La mujer del dueño del bar, notaba algo raro en la chica y una mañana decidió hablar con ella

- ELLA ¿ qué te ocurre? ¿ estás bien?
-Mary...  tengo un problema
- Creo que lo imagino ¿ es relacionado con el chico con quién salías?
- Si
- ¡ Por Dios, ELLA! ¿ Y él?
-Esta fuera. Se lo diré cuando venga
- ¿ Has ido al médico?¿ de cuánto estás?
- De dos meses
- ¡ Eres una niña !
- Cumpliré dieciocho años dentro de unos días.
- ¡ Dieciocho ! Tienes edad para jugar con muñecos, pero no de carne y hueso. ¿ Se lo has dicho a tu madre?
- Si y tengo que irme de casa. No me quiere ni a mi,  ni al bebe. Por eso quiero trabajar más horas. Quiero ahorrar dinero, sé que tendré muchos gastos
-¡ Hija mía ! ¡ Si qué tienes un problema !

Y trabajó duramente. . Y supo que Stanley decidió ir a la universidad en California y no regresar  a Detroit. ¿ Cómo podría hablar con él ?  Decidió hablar con sus padres,  con cualquier excusa para que la facilitaran al menos un teléfono,  para decírselo

- Soy una compañera de Stanley del instituto. Se llevó unos apuntes y los necesito  ¿Podrían darme algún teléfono para hablar con él ?- le dijo a la sirvienta que la atendió
- Claro, pasa .  Voy a buscarlo

Y miraba el número escrito en el papel. Estaba segura que en cuanto lo supiera Stanley regresaría a su lado.  Guardando la diferencia horaria, esperó el momento oportuno para llamarle

- Por favor, ¿está Stanley?
- Creo que si, que anda por el jardín ¿ quién le llama?
- Dígale que soy ELLA- y esperó un rato hasta que al fin alguien la contestó
- ELLA. Ha salido, lo siento
- No importa.  Le llamaré más tarde. Gracias -. Y le llamó hasta tres veces, sin que Stanley se pusiera al teléfono.

 Mary sentía compasión por la chica. La veía tan desamparada... Afeaba el proceder de la madre que la había dejado abandonada. Le acomodó un cuarto al lado de la gasolinera y allí se refugió. Una mañana mientras trabajaba en la cafetería, alguien dio la terrible noticia : Stanley junto con sus padres, habían sufrido un terrible accidente en California, despeñándose el coche por una de las colinas y falleciendo los tres en el acto.  La bandeja se le cayó de las manos ahogando un grito que hizo que todos los presentes volvieran la cabeza hasta ella.  Pálida como una muerta, sacó fuerzas y se aproximó a la persona que omentó

- ¿ Qué es lo que ha dicho?
- Que han tenido un accidente y se han matado
- ¿ Quién se lo ha dicho?
- Mi sobrino trabajaba para ellos. Le llamó el abogado para darle la noticia
- ¿ Seguro, no se confunde con otras personas?
- No, claro que no

Mary salió en su ayuda y la recogió a tiempo,  antes de que cayera desmayada. Durante tres días estuvo llorando sin cesar,  en cuanto se quedaba a solas en su cuarto.

 Acudió a casa de su madre a verla, por ver si podría volver con ella.  La encontró enfermiza, y llevaba unos días sin poder trabajar.   El médico estaba con ella. Llamó aparte a ELLA y la dijo

- ELLA, tu madre está muy mal.  No creo que viva mucho

A primeros de Diciembre de ese mismo año, moría y ELLA, embarazada  de casi cinco meses, fue detrás del coche fúnebre sin más compañía que su amiga Lizzy y su jefa Mary. Fue un entierro triste. Los servicios sociales cubrieron los gastos.  Pero  ELLA lloró también la muerte de su madre, a pesar de que no fue buena con su hija.  Pero la joven tenía un noble corazón.

 Todas las fuerzas las depositó en aquel ser que crecía dentro de ella y que era lo más sagrado que le había dejado Stanley. Absolutamente sola se había quedado para enfrentarse al nacimiento de aquel niño.

Pensó mudarse a casa de su madre, pero al no trabajar, debía el alquiler y el casero quería vender la mísera casa,  y por tanto había de abandonarla.  Seguiría viviendo en aquel cuarto que la buena de Mary le había dejado. Y llegó la hora... Y dio a luz en un ambulatorio de caridad que había instalado el médico en la pobre barriada

- ¡Ha sido niño, ELLA!- la dijeron su amiga Lizzy y Mary- ¡ Es precioso !

Apretaba al bebe contra su pecho.  Era lo único que tenía y por él lucharía para sacarle adelante.  Siguió trabajando en el bar.  Seguía siendo bonita y muy joven, aunque las necesidades la habían madurado y parecía mayor de lo que en realidad  era.

No se cuidaba lo suficiente.  El niño necesitaba pañales, revisiones médicas, alimentación... y ella ganaba poco a pesar de trabajar todo lo que podía.  En el registro le inscribió como Christian Dickinson, su apellido ,  y era la alegría de su pobre, solitaria y triste vida.

Chris comenzaba a dar sus primeros pasos, necesitaba a alguien que cuidara de él mientras trabajaba. No paraba quieto y ella en el bar no podía estar al tanto.  Debía tomar alguna resolución, procurar que el niño tuviera una vida mejor.

Una mañana el pequeño amaneció con fiebre. Llamó al médico y le dijo que tenía bronquitis: un gasto extraordinario para su pobre economía.  Pidió un adelanto de su sueldo, a sabiendas que les faltaría para acabar el mes, pero lo importante era que Chris se pusiera bien.  Tenía que comprar papilla para el niño y no tenía dinero. Habló con Mary y le dijo lo que la pasaba

- ELLA, no puedes seguir así.  Cada vez pides más adelantos y cada vez tienes para menos.  Nosotros no podemos pagarte más. Deberías buscarte otra cosa que  os permitiera vivir más cómodamente.

Y buscó trabajo, pero los tiempos no eran fáciles.  Encontró uno para servir copas en otro bar. Ganaba casi el doble que en el de Mary, porque llevaba comisión sobre la bebida que pudiera colocar a los clientes, pero también tenía que ser amable con ellos.  De momento sólo amable.  No se lo pensó dos veces.  Estaba en el centro de Detroit. Alquiló una habitación y buscó guardería para el pequeño.

Todo parecía que su vida iba encauzándose. Estaba feliz porque su hijo era feliz, y parecía que todo comenzaba a marchar bien..Una tarde entró en el bar, un hombre bastante mayor que ella, aunque aún joven. Atractivo y que desde el primer momento se fijó en la chica nueva

- ¿ De dónde has sacado ese bombón?- le dijo al encargado de la barra
- Es nueva. Lleva con nosotros poco más de un mes


- Tienes que presentármela
- Patrick, no es de esas. Es una chica formal. Además tiene un niño. No creo que tengas nada que hacer
- Tú preséntamela