jueves, 29 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 16 - Confidencias de almohada

Anastasia se dispone a cortarme el pelo. Me pregunta por las tijeras y le indico que están en mi estudio. Se pone mi camisa y baja corriendo.  No tarda mucho en volver, pero lo hace algo sofocada. Cuando iba a entrar a por ellas, ha visto a Taylor y a Gail besándose, algo que la extraña sobremanera. No tiene nada de particular, son libres, conviven bajo el mismo techo, y ambos se atraen, normal que eso suceda. Y también me dice que al salir del estudio se ha encontrado con Taylor, y a ambos les ha dado vergüenza. Ana me dice que no termina de acostumbrarse a vivir con más gente en el apartamento; habrá de tener más cuidado, ya se irá acostumbrando.  También me dice que en uno de los cajones de mi escritorio ha visto que hay un arma. También tengo explicación para eso: fue la que quité a Leila; la guarde allí y se me había olvidado por completo.  La pondré en la caja fuerte mañana mismo.  No me gustan las armas; mis padres nos enseñaron desde pequeños, que no traen más que problema. Las detesto, aunque no puedo evitar que mis guardaespaldas las lleven, pero tienen terminantemente prohibido hacer uso de ellas.  Para ser un espacio tan corto de tiempo lo que ha tardado en ir a por las tijeras, ¡ caramba, qué de cosas ha visto ! Tiene una curiosidad insaciable, ansiedad por saber cosas.  La verdad es que aún no nos conocemos bien, bueno, ella no me conoce del todo, porque yo si sé todo lo que se refiere a ella.




Me acomodo en la silla y Anastasia, se concentra en el corte de pelo.  Yo la observo sonriente y complacido de esta nueva situación nuestra. La observo como pone entre sus dedos un mechón de pelo y lo corta.  Con precisión y firmeza, tal cual lo hacen los profesionales.  Es algo que me extraña, no conocía esa faceta suya.  Se arrima demasiado a mi cara e inhalo su olor que es una mezcla de olores, de perfumes y sexuales.  La indico que no se acerque tanto, pues de lo contrario no terminaremos con el asunto que nos entretiene en estos momentos.  Ella sonríe, pero no me contesta.  Tras unos minutos, se retira un poco para contemplar su trabajo; parece un pintor contemplando su cuadro.

- Ya está - me dice satisfecha.

Yo me miro en el espejo, giro la cabeza a un lado y a otro y compruebo que está perfecto.  Le hago notar mi satisfacción y asombro por su maestría.

- No es nada - me responde risueña- Se lo he cortado a mi padre durante años.

Desde que me comentó el encuentro casual de Taylor y Gail visto por Ana, no paro de darle vueltas a la cabeza. Ellos son unos empleados perfectos, que según opinión de Ana me tienen cariño. Vamos a tener una casa grande, con espacio de sobra.

-Estoy pensando que podríamos habilitar una vivienda encima del garaje para Taylor y Gail. El podría tener más a menudo a su hija . Total, cada noche se juntan en una sola habitación ¿ qué mas da que compartan el mismo techo allí? Ya lo están haciendo aquí. Creo que es buena idea; les aprecio yo también.  Taylor es muy buen empleado, tengo mucha confianza en él; ha sido siempre muy discreto y Gail lo mismo.  jamás han mencionado nada...,  de lo que me refiero

- Yo también pienso que estás acertado.  Me gusta mucho esta pareja. Ella es mayor que Jason ¿ no ?
-Si, creo que dos o tres años, no estoy seguro. O quizá más, no sé. Nunca me he ocupado de ello
- Es extraño, aunque mirándolo bien, ella es muy atractiva
- Hay hombres a quién le gustan las mujeres mayores ...- Inmediatamente me doy cuenta y no termino la frase ¡ Mierda ! he vuelto a meter la pata.  Seguro que cree que hago alusión a Elena. Y aunque durante un tiempo me gustó, fue por otro motivo que nada tiene que ver con la edad.  Noto que ella baja la vista, ya no sonrie y me dice con desgana

- Ya... ¿ Vas a hablar con Gia ?
-Si. Mañana mismo la llamaré para que incorpore esa vivienda al plano.  Deseo que sea amplia y bonita. Cómoda, que les permita vivir bien y que la hija de Jason se encuentre a gusto .
- Nunca la trae aquí. ¿Se lo has dicho alguna vez ?

Ahora que lo menciona me doy cuenta que nunca le dije nada, y que él quizá por prudencia nunca lo ha insinuado.  También puede que sea por nuestras andanzas sexuales, me hace ver Ana, y posiblemente tenga razón.  Pero si tienen una vivienda independiente, ellos tendrán más intimidad, y nosotros no tendremos que andar escondiéndonos siempre.  Aunque posiblemente, al ser la casa más grande, tengamos que tener más personal para el servicio. Va a ser demasiado trabajo para que la atienda Gail solamente.  Todo eso lo hablaré con Ana cuando la reforma esté en marcha. Pero si, decidido haremos esa incorporación.


Le he dicho a Ana que deseo sea la directora de SIP,, que sea ella la que se entreviste con los autores y lleve el control de las obras a editar, en definitiva que sea la jefa, aunque Roach permanezca como director, pero que ella sea la dueña que haga y deshaga como crea conveniente.  Estoy dando los últimos toques a un trabajo que debiera haber terminado esta tarde, pero entre unas cosas y otras no me he ocupado.  Ana ya está en la cama y aguarda para que me reúna con ella. Dejo todo en el portafolios para que mañana no lo olvide.   Apago la luz de la lámpara de encima de mi escritorio, y me dispongo a ir a la cama.  Posiblemente Ana ya estará dormida; he tardado más de la cuenta. Cuando entro sigiloso en el cuarto, veo que Ana me espera.  Se incorpora en la cama y me observa mientras me pongo el pijama.  Siempre me mira cuando me estoy desnudando; a mi me gusta que lo haga y siempre sonrío ante el hecho de que aún le guste a mi mujer contemplar el cuerpo desnudo de su marido. ¡ Es tan excitante !

Me introduzco en la cama, y como cada noche ella se pone de espaldas a mi, y yo atraigo su cuerpo y la abrazo con los brazos y las piernas.  Al cabo de un rato me dice a bocajarro

- Christian, no quiero ser la directora de SIP, sólo la editora . No quiero una empresa.  No sé nada de negocios. A mi lo que me gusta es leer los manuscritos y averiguar el potencial de cada obra, y hablar con los autores, y cambiar impresiones.  Pero no tengo ni idea de negocios
- Eres muy capaz de hacerlo Anastasia. Yo era muy joven cuando empecé.  Además no estarás sola; tienes a Roach que es buen profesional y te ayudaría, y me tienes a mi si deseas consultar algo sobre finanzas. Inténtalo al menos.  Eres inteligente y te apasiona tu trabajo.
- Pero puedo crear una catástrofe  y meter la pata con alguna novela que resulte un fracaso.  Me moriría de vergüenza y todos dirían que fuí prepotente
- Ana, no siempre tendrás la varita mágica y acertar con una edición exitosa. Habrás que contar con los gustos del público; lo mismo hay que hacer ediciones tras ediciones, que no vender ningún ejemplar.  Pero de eso nadie tiene la culpa, y les ocurre a todos,.  Nos ocurre a todos, en todos los negocios
- A ti seguro que no. Te licenciaste en economía y no hay más que ver el éxito de tus empresas. Tengo miedo.  No creo que esté capacita para ello. No quiero ni pensar se se producen pérdidas
- No te preocupes por eso. Si llega a ocurrir, sobreviviremos. No te asuste ese tema. Inténtalo al menos durante una temporada.


Seguimos charlando sobre el tema, es decir dar vueltas y vueltas sobre su opinión y la mía. Al fin creo que la he convencido, y al menos lo intentará.  Estoy seguro de su éxito.  Es valiosa y pone mucho corazón en lo que hace, porque le apasiona su trabajo.  Cuando discutíamos esta tarde, la dije algo que de momento no comentó nada, pero ahora, tranquilos, en la intimidad de nuestro dormitorio y a punto de dormirnos, me suelta de improviso.

-¿ Qué querías decir con que si estoy enfadada te lo hiciera pagar en la cama? No te entendí. A qué te referías. ¿ Quieres que te ate para hacer el amor?

La alarma suena en mi cabeza.  No, Ana, no es eso lo que quería decir, al menos en la primera parte. No sé cómo respondería si me acariciaras, si me besaras, si me tocaras, y yo por estar atado  no pudiera tocarte. No respondo de mi. Creo que no podría hacerte el amor dulcemente.  Es muy posible que fuera brusco y duro, como antaño, y no quiero contigo, nada que recuerde  otras ocasiones, aunque algunas de ellas hayan sido contigo. Pero fueron al principio, cuando aún no me daba exacta cuenta de lo que representas para mi. Sé que aún me queda mucho camino por recorrer, por eso no deseo tentar a la suerte, porque pienso que sería retroceder, y estoy más que satisfecho con todo lo que vamos consiguiendo.  Ella se da cuenta de mi reacción y quiere rectificar en el acto presa de pánico, o porque quizá intuye algo terrible. La tomo de la mano y la pongo sobre mi corazón que late muy deprisa . Debo tener los ojos muy abiertos, porque ella se disculpa en el acto alarmada. Se incorpora y comienza a besarme en la comisura de la boca, en la boca misma, en el pecho, me acaricia la cara y juguetea como hace a menudo con mi cabello. ¡ Oh Ana ! no te alarmes, no te haría daño, pero sería difícil controlarme y sin cesar hacerte mia una y otra vez, como ahora por ejemplo.


 Le doy la vuelta y me pongo encima de ella.  Ahora soy yo quién la besa, la acaricia, quien de nuevo recorre su cuerpo centímetro a centímetro. A esto es a lo que me refería: que me sedujeras una y otra vez, durante toda la noche. Y volvemos a sentirnos el uno del otro y de nuevo invadimos nuestros cuerpos y nos poseemos con frenesí, como si fuera la primera vez que nos poseyéramos.  Y las dulces palabras con las tiernas caricias se suceden incesantemente.  Ella pasea sus manos por mi espalda y yo también, llegando hasta sus nalgas.  Ella levanta sus piernas enroscándolas en mi cintura y yo me pierdo en ella una vez más. Y la poseo despacio saboreando el momento y ella me pide que acelere, y yo lo hago una y otra vez. Esta vez olvido el sexo vainilla y es excitante porque ella me acompaña y ambos nos perdemos en el más ardiente frenesí de nuestro encuentro sexual. Nunca ese acto tan íntimo, es aburrido con Ana.  Siempre despierta en mi la excitación que lo hace distinto noche tras noche. Y se suceden las palabras de amor, los besos la ternura, el amor que me impulsa a poseerla una y otra vez sin a penas descanso.  Ella lo recibe con los ojos cerrados saboreando cada instante de nuestro inmenso placer sexual, de nuestro inagotable deseo de pertenecernos mutuamente

martes, 27 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 15 - Sesión de peluquería

Taylor requiere mi presencia para una consulta referente al asunto que nos ocupa: Jack Hyde, pero es urgente, y no  puede esperar hasta que termine con la arquitecta. Cuando regreso junto a ellas, están terminando de examinar los planos y se nota que hay algo extraño en el ambiente. Ana lleva la voz cantante sin discusión de ningún tipo, y Gia asiente a sus indicaciones y le ofrece con todo detalle los pros y los contras de alguna idea que le hubiera expuesto ¿ Qué ha pasado en mi ausencia ?




A Gia se le nota incómoda nerviosa, y ni una sola vez me ha dirigido una mirada, cosa que anteriormente hacia cada dos por tres.  Cuando enrolla los planos, está dispuesta para marcharse, y Ana llama a Taylor para que la acompañe hasta la puerta. Se muestra muy ceremoniosa.  de repente ya no menciona nuestro nombre, sino que ahora somos señor y señora Grey.  En mi interior imagino que Ana la ha puesto en su sitio, y yo, francamente, respiro aliviado.  Sé que de ahora en adelante ya no estará acosándome cada vez que me vea, algo que me incomoda y además puede dar origen a que mi mujer lo interprete de otra manera.

Estaba en lo cierto: Ana le ha llamado la atención y se muestra celosa ¿ celosa ? ¿ de quién ? ¿ por qué ?  En mi vida sólo existe ella. No hay nada que me llame la atención en otra mujer. No tienen nada que me interese. Sólo amo a Ana, sólo deseo cuidarla, protegerla y poner el mundo a sus pies para que cumpla sus deseos.  

La estoy mirando fijamente porque ella se muestra alterada, y pienso que es por la visita de la Matteo.  Pero me recrimina que he sido muy avasallador esta mañana y vuelve a repetirme que no desea convertirse en una muñeca de adorno, porque entonces perdería todo mi interés por ella, y se sentiría perdida. Que todo eso es lo que quería hacerme comprender, pero que no la di oportunidad. 


¡ Oh, mi pequeña ! No entiendes  todo lo que representas para mi y lo que significa que seas mi esposa, y quiero que todo el mundo lo sepa, eso es lo que significa que lleves mi apellido. Si la costumbre fuera al contrario, no me importaría lo más mínimo sustituir mi apellido por el tuyo, porque significaría que soy enteramente tuyo.

Ella comprende mis razones, y yo las de ella.Prometo y así lo hago, que no intervendré en su trabajo nunca, pero que la seguiré cuidando siempre. Ella me dice que entiende el porqué de ese afán de protección, y todo queda saldado.  Para cambiar de tema me pregunta por lo que quería Taylor, y le digo que algo sobre Jack Hyde: " algo sin importancia ", le respondo porque no quiero hablar de ese tema.  Máxime con ella.

- Oye Ana ¿ ha ocurrido algo entre Gia y tú cuando yo no estaba ? Su actitud distaba mucho de ser la misma que cuando vino.
- Nada, sencillamente he puesto algo en claro. No me gustaba su forma de mirarte y de acercarse a ti.  Es una mujer hermosa y...
-¿ Estás celosa ? ¿ Cómo se te ocurre siquiera pensar algo así ? No me interesa en lo más mínimo; no tiene nada que me atraiga de ella, por muy hermosa que sea. Yo tengo a mi diosa de ojos azules ¿ cómo se te ocurre pensarlo? ¿ te he dado algún motivo para que pienses remotamente en ello?
- Es que hoy he tenido un mal día, sólo eso. Y quiero que me entiendas.  Nunca imaginé que llevaría una vida como la que me has puesto a mi alcance, ni que tendría un marido como tu, ni que sería editora, ni tantas y tantas  cosas que estoy viviendo en tiempo record. Es como si fuera por una carretera corriendo y detrás mio viniese una enorme camión dispuesto a atropellarme. Tengo la sensación de que me va a arrollar , que tu me vas a arrollar.



- Puede que tengas razón, pero cuando vi el correo sentí miedo
-¿ De qué ?
- Pienso que te me vas entre los dedos, que a veces te me escapas, que voy a perderte, porque aún tengo muy vivo el dolor de cuando me dejaste y es algo que no soportaría otra vez, Quiero ponerte el mundo a tus pies, todo lo que desees, por difícil que parezca, lo conseguiría para ti. Debiste decírmelo antes.  Lo hubiéramos hablado y nos hubiéramos evitado esta discusión.

¡ Se le olvidó !.  Me dice que se le olvidó.  Ella es así, simple y llanamente. Cierto es que nos ocurrieron demasiadas cosas en poco tiempo.  No está acostumbrada a una vida agitada, yo si  Su vida, hasta conocerme, era sencilla, sin complicaciones. No es que yo busque complicarme la vida, pero es algo azarosa debido a algunas gentes que me rodean. Las hay que tienen envidia de mi éxito y van poniendo piedras en mi camino.  pero ignoran que desde muy pequeño, he tenido que aprender a defenderme de cosas terribles, y eso me ha hecho fuerte y con recursos para combatir cualquier atisbo de maldad que me rodee.  Por eso es que tengo que protegerla a ella también, porque está cerca de mi, y eso es un peligro colateral.

Me repite que me quiere y que está segura de mi amor, y se abraza a mi y me dice que soy suyo. No tiene idea lo suyo que soy, de por vida. La estrecho contra mi pecho y creo que todos nuestros desacuerdos han quedado zanjados en ese momento.




A mi memoria llega algo que me dijo al entrar en el ascensor esta tarde: he de cortarme el pelo.  La tomo de la mano y nos dirigimos al baño.  Ella me mira con esa mirada que dice ¿ qué se le habrá ocurrido ahora?  Siempre sé lo que piensa y lo que no expresa con palabras. Le respondo que me tiene que cortar el pelo.  Ella se muestra asombrada y en un principio lo rechaza, pero yo insisto.

Coge una silla, que acomoda al lavabo. Me quito la camisa y me pone una toalla sobre los hombros. Va a lavarme la cabeza. Nunca antes nadie lo ha hecho y sus dulces dedos masajean mi pelo y yo poco a poco voy abandonando la tensión vivida. Cierro los ojos y noto como si  los brazos  se aflojaran del resto del cuerpo, y una especie de dormidera invade mi coronilla.  Ella me enjuaga y vuelve a ejercer su magia  sobre mi cabeza.  No creí que fuera tan delicioso y relajante esta sencilla operación. Nunca, ni Grace siquiera, lo había hecho cuando era pequeño. Yo sólo me bastaba para ello, es algo muy simple, pero delicioso. Entorno los ojos, pero la proximidad de ella me hace suspirar de deseo, y lo sabe.  Me pregunta si estoy a gusto, y le afirmo que si. Con esta acción tan simple, tan cotidiana, hace que me sienta querido, que formo parte de ella, aunque lo se, pero es algo íntimo de ella y mio, de nadie más. 

Ya ha terminado de lavarme el cabello, y hago que se siente sobre mis rodillas y dejo gotear el pelo mojado sobre ella y acaricio sus muslos, y aprieto sus nalgas.  La blusa se va mojando con el agua que escurre de mi pelo y resaltando sus curvas.




Acaricio sus muslos y llego hasta la cintura. Introduzco los dedos debajo de su ropa interior y poco a poco voy bajando sus bragas hasta dejarla con el medio cuerpo desnudo. Hago que ponga sus brazos hacia atrás y ato sus manos con la ropa interior que acabo de quitarle.  Ella me mira fijamente a los ojos tratando de adivinar lo que le voy a hacer. Froto mi nariz entre sus pechos que ahora se traslucen por la blusa mojada. Se la quito quedándose en sujetador. Introduzco mi dedo índice por su copa y se la bajo, y lo mismo con el otro pecho, dejándolos libres ante mi. Pongo las manos en su espalda y la acerco a mi cara. Chupo sus pezones y los acaricio con la nariz, e inmediatamente siento la reacción. Cubro con mis manos sus pechos masajeando de nuevo los pezones y retorciéndoles hasta que su dureza y el gemido de Anastasia,  denotan que la excitación que siente es grande. Ella inclina la cabeza hacia mi pecho, que besa y juguetea con mi vello y su nariz. Es exquisita nuestra intimidad; el verla tan mía, tan entregada, tan excitada, hace que yo también lo esté.  Ella se mueve buscando alivio en mis pantalones, pero yo sigo con el juego abrasador que la consume, que nos consume.



 Acaricio nuevamente sus muslos y sus nalgas y la separo de mi hasta mis rodillas. Bajo la cremallera de mi pantalón y dejo libre mi erección.  Ella mira fijamente con ojos lujuriosos y se lo que desea hacer, y lo que yo deseo que haga. Le pido que se levante y que se ponga de rodillas frente a mi.  Es excitante saber que me tendrá en su boca y deseo que así sea.  Ella sonríe y se aproxima a mi tomándome entre sus labios. Sube y baja una y otra vez, y pasea su lengua.  Yo estoy excitado al máximo y la siento una y otra vez y  muestra sus dientes mordidendome ligeramente y chupando mi excitación. Esta es nuestra intimidad, lo que ambos necesitábamos después de una día tan estresante como el que hemos tenido.  Pero no deseo que acabe, y para ello le digo que pare, quiero sentirla, quiero tomarla.  La levanto del suelo y vuelvo a sentarla sobre mis rodillas.  Desato sus muñecas y ella introduce sus dedos en mi pelo que ya no gotea, y lo atrae hacia ella, presionando mi boca con la suya. Y yo recorro su espalda, y le quito el sujetador, y ahora siento totalmente su piel en mi piel.  Ella me besa en el pecho y nos perdemos en nuestras bocas y en las caricias de nuestro cuerpo. Yo paseo mis manos por su espalda, por su culo, por su garganta, por sus pechos. Los succiono y vuelvo a su boca y ella a la mia. 




 Pone una mano sobre mi hombro y se levanta ligeramente, con la otra mano toma mi pene y lo introduce dentro de ella.  Es maravillosa la sensación de sentirme suyo, porque ella es la que me está tomando y se levanta y vuelve a sentarse a un ritmo que yo acompaso con mis manos en su cintura. Y el éxtasis nos invade nuevamente. Pronuncio su nombre una y otra vez; aprieto los dientes porque no quiero que esa exquisita sensación termine nunca.  Ella entorna los ojos y echa la cabeza hacia atrás; entre abre los labios y deja escapar un gemido y ambos nos perdemos uno dentro del otro. Y noto que me voy acercando, y que ella se acerca y el clímax me invade totalmente y por primera vez en mi vida sexual, lanzo una especie de alarido cuando el orgasmo me devora , y en cuestión de un segundo, Ana se deja ir también.

Nos quedamos abrazados siendo nuestro cuerpo uno solo, y nos damos cuenta que es lo que necesitábamos para que todas las tensiones terminaran al mismo tiempo que nuestra sexual excitación. De esta forma solucionamos nuestras controversias.  Es lo que sabemos hacer: la posesión mutua del uno para el otro.  Nos quedamos quietos, abrazados porque ambos estamos extenuados, esperando que nuestras fuerzas vuelvan. No sé el tiempo que transcurre, pero de repente recuerdo que todo se inició porque deseaba que me cortara el pelo. La beso en la mejilla, que reposa sobre mi pecho con los ojos cerrados y el más puro placer reflejado en su rostro. Miro a mi alrededor, y es como si en el cuarto de baño hubiera habido una batalla campal.  Toda la ropa por el suelo y éste empapado de agua. Su ropa chorreando junto a mi camisa no menos mojada, mezclada con su ropa interior, también esparcida por el suelo.



- ¡ Eh, nena ! Tienes que cortarme el pelo -. La beso y la incorporo para que cumpla con su tarea que ha tenido tan exquisito preámbulo.

lunes, 26 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 14 - Defendiendo a Christian

Me encuentro dentro del coche, impaciente, aguardando la salida de Ana de la editorial.  Deseo verla.  Ya sale, pero algo me dice que las cosas no andan bien. La saludo la beso y la sonrio al tiempo que aprieto su mano.  Ella responde a mi saludo, pero de una manera que me indica que está enfadada, si, muy enfadada. Lo normal es que le pregunte por qué.  Ella me mira y observo por su expresión, que el enfado es por Grey. Si, por mi.

- ¿ Por qué estas enfadada conmigo ?


Ella se me queda mirando y por respuesta me dice que siendo tan inteligente, aún no sé el porqué de mi enfado, y retira su mano de entre las mías.  Pensé que  el encuentro de por la mañana había quedado claro, y cuando la dejé en la oficina, nada hacía presagiar, que aún a estas horas, siguiera con el berrinche.  Sin embargo ella me dice que sólo había capitulado ¿ Capitulado ?,. O sea que significa que no le gusta cambiarse de nombre. Es una costumbre: cuando alguien se casa, siempre toma el apellido del marido ¿ por qué ella no ? No lo comprendo; sin duda debe ser que mi inteligencia merma con el tiempo.

Entre mirada y discusión, hemos llegado a casa. Sin esperar, como hace siempre, abre la puerta y sale como una exhalación en dirección al ascensor. Ryan va tras ella corriendo para llamarlo, pero ella ha sido más rápida, cosa que también la enfada. ¿ Qué demonios le pasa hoy ? Estaba deseando que llegara esta hora para estar juntos; era nuestro primer día separados, pero..., ahora que lo pienso ¿ será eso lo que le ha puesto de mal humor?  Yo también la echo de menos, pero no se me ocurre enfadarme con el personal.
Aguardamos ambos la llegada del ascensor. Yo la miro y ella devuelve mi mirada, y comento que veo que el enfado se extiende a más gente.  Si al menos me dijera qué la ocurre...  Levanta una mano y toca un rizo que cae sobre mi frente, lo aparta de ella, pero algo en su mirada ha cambiado, ahora es más tierna.

- Debes cortarte el pelo. Lo tienes muy largo

Llegamos al vestíbulo y vuelve a salir como una tromba.  Saluda a Taylor que aguarda junto a la puerta   y a Gail.  Deja a un lado su maletín y se acomoda en el mostrador de la cocina. La señora Jones le sirve una copa de vino blanco y me ofrece a mi otra.  No me apetece, estoy desconcertado.  No creo que haya sido para tanto.  No quiero estar enfadado con ella, más bien, es ella quién está conmigo, pero ¿ por qué ?  Me siento mal y perdido si no sé lo que la ocurre. Quiero que me lo cuente y aclararlo; quiero volver a nuestra luna de miel, a nuestra complicidad de siempre, a su sonrisa, y no a ese gesto enfadado.



Una vez más le pido que deje de estar así, o al menos que me aclare el porqué de esa situación, que mucho me temo haya sido durante todo el dia.. Acaricio suavemente su mejilla y el lóbulo de la oreja.  Ella entorna los ojos, lo que me hace respirar tranquilo: me sigue queriendo, sigue respondiendo a mis caricias. Y decido ser yo quién trate de aclararlo todo, en lugar de esperar a que sea ella la que tome la iniciativa

- ¿ Por que´estás asi ? ¿ Es por el cambio de apellido ?
- Es por eso, pero no exactamente. No has interpretado lo que quise explicarte: quiero distancia entre el trabajo y tu apellido. No quiero reservas con mis compañeros de trabajo.  Quiero que todo sea como antes, que no dejen de hablar cuando entro donde ellos están.  Quiero seguir siendo Ana y no la mujer del Jefe.  Eso es lo que significaba mi apellido en el trabajo. No que me avergonzara de ti, ni que hubiera dejado de quererte, porque eso no sucederá nunca.  Pero deseo  ser yo misma en SIP, sin tenerte detrás para que soluciones algo si no sale bien. Eso es lo que significaba el que me llamase Steele,, en lugar de Grey Me trataste como si fuera de tu propiedad, somo si me hubieras comprado, y eso precisamente es lo que piensan todos, y no me gusta, porque no es cierto. No me interesa tu dinero, ni las comodidades que pueda proporcionarme, sólo me interesas tú, porque si no te tuviera, me sobraría todo. A veces me siento infantil. Me siento entre algodones, y no soy frágil, Christian, soy una mujer que ha luchado por ello. Sé que siempre contaré contigo, que siempre estarás de mi parte, pero has de dejarme que opere por mi cuenta, aunque me equivoque, aunque mis errores sean grandes, porque así aprenderé..

 Me dice que sabe el porqué de la compra de la editorial. Piensa que quiero protegerla, pero lo único que deseo es cumplir sus sueños, como prometí en los votos, y pensé que ese sería un camino.  Ya llegará el día en que le planteé lo que tengo pensado para ella y para SIP, pero esta noche no es el momento oportuno. No con este enfado descomunal.


Me quedo pensativo ante sus palabras, porque comprendo que deseo protegerla siempre, allanar su camino, quitar todas las piedras de él para que no tropiece, pero también es cierto que tiene razón, que tropezando se aprende. Pero es que es tan mia, que deseo que todo el mundo lo sepa, comenzando por ella.  Que comprenda que es lo más valioso que tengo en mi vida, y que lo es  desde el mismo momento en que nuestros ojos se cruzaron,  y así deseo seguir. No quiero enfadarnos, no quiero que se enfade.  Mientras reflexiono sobretodo ésto, ella me dice algo que me hace comprender que a veces no hablamos lo suficientemente claro y ésta ha sido hoy. Me reprocha que si el significado de cambiar de apellido  representaba algo importante para mi, debería habérselo dicho esta mañana y no buscar artimañas para conseguirlo.  Y una vez más, tiene razón.

Consulto el reloj y veo que  la hora de que llegue al arquitecta está cercana.  Tenemos que ponernos de acuerdo con los planos de la casa, y hacer las rectificaciones que Ana desea. Me ha pedido libertad de criterio, bien pues nunca más oportuno.  Ha expresado que los cambios que Gia ha propuesto no terminan de convencerla. Bien, pues que imponga su criterio; que exprese lo que desee.  Se trata de su casa, en la que viviremos nosotros y no la arquitecta, así pues que sea como ella quiera.  Tuerce el gesto contrariada; creo que no se acordaba de que venía Gia.  Me da la impresión de que no le agrada la arquitecta, y francamente, a mi a veces me agobia también.  Siempre mirándome con esa mirada tan... tan... en fin, con esa mirada. Tan insinuante,siempre hablando con segundas intenciones.  Trato de esquivarla, pero ella es persistente. En su profesión ha adquirido un gran renombre, y además amiga de Elliot quién me la recomendó mucho.  Ese es el único motivo de que trabajemos con ella. Ana se ha ido a arreglar un poco.  Creo que se siente  algo acomplejada frente a ella, y no debería, porque es muy superior en belleza y además estoy pillado por Ana hasta los huesos.  Conmigo Gia no tiene nada que hacer.


He de reconocer que la Matteo, es de una belleza espectacular.  Siempre bien arreglada, perfumada y bonita, muy bonita, pero no es el tipo de mujer que a mi me vaya.  Ni siquiera comento con Ana que es una mujer hermosa, porque sería lo único que faltara para que se encendiera de celos, como si decir que es bella significara que me he enamorado de ella.  otra cosa es Elliot, que sí tuvo sus más y sus menos con ella. Pero la recomendó,  no porque se acostara con ella, sino porque es de lo mejor del pais, y sabe que soy muy exigente con todo.

¡ Ah, ya está aquí Ana ! La observo. Se ha maquillado, peinado, se ha puesto tacones, una falda estrecha y una blusa con un escote bastante  insinuante.  Creo que van a parecer dos gatas tratando de arañarse. ¿ Por qué hace esto Ana ? Ella sabe de sobra que para mi ya no existe otra mujer. Se acerca a mi, que doy un último vistazo a los planos, y me embriaga con el suave perfume que lleva.  Dirijo mi mirada hacia el escote y sonrio, ella se hace la desentendida, aunque sabe perfectamente lo que ha hecho y por qué; yo también lo sé. No tengas miedo, nena, tranquila, que ella puede insinuarse  pero no tiene nada que hacer conmigo.  ¿Cómo se ha dado cuenta Ana de lo que pretende Gia ? Seguramente Kate, le ha contado algo de Elliot.

Por fin Gia Matteo entra en escena, y no me equivoco, ignora a mi mujer, y se dirige a mi, dando a entender que soy yo el que llevo la batuta. ¡ Qué equivocada estás , Gia  ! No sabes a quién te enfrentas .  Desde el primer momento le indico que Ana es quién tomará las decisiones en todo, y hará las objeciones oportunas si las hubiera.La casa es de ella y desea imponer su criterio. Le ofrecemos algo de beber; Ana se dirige a la cocina , pero desde allí no nos quita ojo de encima.  Tuerce el gesto, cuando Gia pone su mano sobre mi brazo, y aunque yo retrocedo, ella es persistente y roza  a cada paso su mano con la mia. ¡ Dios, qué situación más violenta ! Además no me gusta, no quiero que nadie me toque, y Ana lo sabe.  Aparece enseguida con una bandeja con tres copas y una botella de vino.  Aprovecho el momento para retirarme e interponer entre ambos a Ana. Me siento a salvo. Me atosiga esta mujer y sé que Ana está a la defensiva esperando el momento oportuno.  No deseo situaciones violentas, pero si llega el caso, la despido y listo.  La Matteo recoge velas, y entonces si, mira de frente a Ana dándose por vencida.



Taylor precisa que vaya un momento al estudio para algo urgente que ha surgido.  Le indico a Gia que acepte todas las rectificaciones que Ana le haga, y salgo seguido por un silencio cortante producido entre ambas mujeres.  Me temo algo. Lo normal es que hubieran seguido hablando o estudiando los planos, pero no, han guardado silencio hasta que yo he salido de la habitación.

Tardo en volver, pero en el ambiente noto que algo ha cambiado.  Gia se muestra más distante, algo nerviosa, y evita mirarme.  Sin embargo Ana, es como si hubiera crecido en estatura.  Está erguida, con los hombros hacia atrás, que me recuerda la postura que tomó en mi despacho la primera vez que nos vimos. Habla con firmeza, segura de si misma y la señorita Matteo, asiente de conformidad con lo que ella le indica. Para concluir le dice que desea ver nuevamente las rectificaciones, y se ve claramente que es Ana la que lleva el mando, y que Gia se muestra, no como la persona que pisa terreno estable, sino arenas movedizas.  Yo sonrío satisfecho y orgulloso de mi Ana. Eso es lo que deseaba infundirle: confianza en si misma. Aunque en realidad, creo que lo que ha sucedido es que, una vez más ha salido en mi defensa para protegerme de una depredadora sexual  llamada Gia .Matteo.


domingo, 25 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 13 - Visita sorpresa

Mientras voy en el coche camino de la oficina, sonrio al evocar nuestro encuentro sexual de anoche.  Francamente, si tuviera que elegir alguno, no sabría con cual de ellos quedarme. Ha sido la mejor manera de "ver " televisión, y Expediente X, siempre estará en mi memoria al más alto nivel de erotismo.  ¡ Vamos a ver con qué nos encontramos hoy !  Después de nuestra luna de miel, es difícil volver a tomar el pulso de la vida cotidiana, pero hemos de hacerlo. ¡ La voy a echar tanto de menos ... !  En fin, entremos de una vez.



Saludo a todos mis empleados, que me ofrecen una amplia sonrisa y muchas feliciitaciones. Tengo la impresión de que nunca creyeron posible que tuviera novia y mucho menos que me casara con ella. " El señor Grey ¿ casado ?..., imposible.  Nunca sale con nadie ". Imagino que es lo que pensarían, amén de otras cosas menos afortunadas, porque me consta que mi vida privada era objeto de comentarios entre ellos.

Ya instalado frente a mi mesa, Andrea me pone al corriente de todo;  Ross ha ejercido de directivo en toda regla y no hay nada atrasado que merezca urgencia, salvo...  aclarar de una vez por todas, quién demonios está tras  nosotros.  Pido que me traigan un café, y mientras tanto , conecto mi ordenador personal.  Deseo un correo con Ana, aunque pienso que ella estará igual de desorientada que yo.

- Pero... ¿ qué pasa aquí ?- Miro atónito la pantalla y compruebo que el coreo que acabo de enviar a mi mujer, me ha sido devuelto por "desconocido " ¿ Desconocido ?.  Lo repaso detenidamente por si he cometido algún error, e inmediatamente sospecho dónde me he equivocado : Anastasia Grey.  Ahí está el fallo: no ha cambiado su apellido ¿ Por qué ? ¿ Se avergüenza de mi nombre ?  ¿Ha sido un despiste ?.  Me confunde y me hace sospechar que no desea hacerlo ¿ por qué ? Si fuera a la inversa, yo estaría muy orgulloso de que me llamaran señor Steele ¿ entonces ? ¡ Ah, no ! He de aclararlo inmediatamente.  Una llamada por el interfono interior requiere mi atención inmediata y he de  personarme  en el despacho de Ross que ha recibido una visita importante de unos astilleros de Taiwan con los que estamos en tratos desde hace mucho.  Me pongo la chaqueta, repaso mi corbata y miro por última vez la pantalla de mi portátil, y no, no me he equivocado: el correo sigue ahí con la palabra rechazado.


Las gestiones se demoran con los taiwuaneses, y se me echa encima la hora del almuerzo.  Me veo obligado a invitar a mi interlocutor a comer. Nos acompaña Ross que hace de intermediaria, y un traductor. Acudimos al mejor restaurante de Seattle.   Es obligado de buen anfitrión obsequiar a mi invitado, además tengo interés en ese negocio; será muy importante para la compañía y los puestos de trabajo a conservar y a generar otros nuevos.

Son simpáticos y conectamos perfectamente, quedando en que la próxima visita será la nuestra en  Taipei.  Nos hemos entendido sin dificultades, por lo tanto, el negocio sigue adelante.  Después de dejar a Ross en la oficina, le digo a Taylor que me lleve a SIP.  Estoy impaciente por averiguar con Ana lo ocurrido con mi apellido y el por qué no se llama Grey, en lugar de Steele.  Esto me pone de mal humor, no mucho, porque se que habrá  un argumento lógico, que espero ella me de, pero me contraria en exceso porque miles de dudas también rondan por mi cabeza.

Por buena educación y deferencia, en lugar de ir directamente al despacho de mi mujer, subo a la última planta a presentarme al director de la editorial , a Roach; creo que las buenas formas siempre deben estar presente.  Después de unos inteminables momentos de charla a modo de introducción y saludo, le pido que me acompañe al despacho de Ana, porque tengo algún papeleo que solucionar con ella. Le miento descaradamente, porque a nadie interesa nuestras cosas particulares.  Él amablemente me acompaña hasta la segunda planta que es donde está  situada la sala de reuniones, el despacho de Ana y su secretaria, y el editor de Ensayos y Biografías.

- Posiblemente no estén - me dice Roach - es hora del almuerzo
- No te preocupes.  Me consta que ella no sale a comer fuera de la oficina.  Máxime ahora  que a nuestro regreso tendrá trabajo atrasado.

Repiquetea en la puerta y escucho a través de ella, la voz de Anastasia dándonos paso.  Roach, abre y veo que está almorzando con su secretaria, Hannah, creo que se llama.  Las dos están sonriendo y charlan animadamente, charla que se corta inmediatamente al entrar en la estancia. Ana me presenta a su ayudante que al  estrechar la mano que le tiendo a modo de saludo, noto que se pone nerviosa, e incluso yo diría que hasta se ha ruborizado. Me ofrece si deseo algo para tomar , Pido un café, y al mismo tiempo pido permiso a Roach para quedarme a solas con mi mujer

Ella muy ceremoniosa y nerviosa, ante la inesperada visita, me pregunta si se me ofrece algo. Con lentitud y conteniendo mi exasperación tomo asiento en el sillón frente a ella.  repaso el entorno que le rodea y le hago notar que tiene un despacho más bien pequeño y un poco anticuado. " Lo cambiaré de inmediato ", pienso.  Pero ahora no es eso lo que me ha llevado hasta allí



- Y bien Christian, ¿ qué se te ofrece ?  No esperaba que vinieras.  Suponía que tendrías mucho trabajo después de quince días alejado del despacho.
-Así es, Ana, pero Ross, se encarga de todo, y yo he decidido poner en orden ciertas cosas pendientes en mis activos.  Hay algunos que no usan los términos correctos y estoy tratando de solucionarlo
- ¿ Y es tan urgente ? Porque yo... tengo mucho trabajo atrasado, y reuniones, y un autor que vendrá a entrevistarse..., en fin miles de cosas.

Ella sabe por dónde van los tiros, pero se está haciendo la desentendida, cosa que me enfada aún más.  Ya no puedo aguantar  y estallo:

- ¿ Por qué me ha sido devuelto el correo que te envié esta mañana ? ¡ Ah si, ya recuerdo ! Iba dirigido a Anastasia Grey, en lugar de Steele. ¿ Por qué no te has cambiado el nombre ?

Pero ella también estalla; a pesar de ser tan dulce, tiene mucho carácter y lo saca de vez en cuando, y ésta,  era esa vez:

- No me puedo creer que lo hayas dejado todo empantanado, que me estés haciendo perder un tiempo precioso por ese motivo. ¡ No me lo puedo creer !
- Pues créetelo, porque es importante que lo hagas. ¿ Por qué no me lo dijiste ayer ? ¿ Por que no me lo has dicho en todos estos días,? di, ¿por qué ? No lo entiendo ¿ sientes vergüenza de mi ?
- ¡ Qué tonterías estas diciendo !  Naturalmente que no, es que ...iba a decírtelo durante nuestra luna de miel, cuando ocurrió el incendio.  Luego la persecución... ha sido todo muy acelerado y muchas cosas... sencillamente lo olvidé
- ¡ Lo olvidaste ! Vaya, vaya.. ¡ lo olvidaste !. Bien pues ahora dímelo
- Es que... aquí... quiero que guardemos las distancias.  ya fue violento cuando se enteraron de que era tu prometida, imagínate ahora que estamos casados. Pero sólo aquí, en el trabajo, y por ese motivo; como freno. Nunca me avergonzaré de ti, no tengo motivos para ello.  Sólo que necesito algo de libertad, ser yo misma y no tener constantemente tu protección detrás. Cometeré errores, pero deseo rectificarlos yo y no recurrir a ti; será la única forma de aprender. Se porqué me proteges y te lo agradezco, pero has de dejarme volar yo sola, porque de otra forma me sentiré agobiada.


- ¿ Te agobio ?
- Un poco si, Christian. Y entiendo porqué lo haces, y te lo agradezco.  Nunca pensé alcanzar todo esto, todo lo que me estás poniendo en bandeja.  Nunca pensé llegar a querer a alguien como a ti te quiero, pero has de dejarme que tome mis propias decisiones. No pensé que te enfadarías, ni que eso iba a constituir nuestro primer disgusto de casados.  No merece la pena.
-No quiero asfixiarte, Anastasia, quiero que seas tu misma, pero siempre estaré detrás tuya cuidando de que nada te perturbe, porque eres el centro de todo.  Para mi es importante que todo el mundo sepa que eres mi mujer, sólo por eso.  Quiero que todos sepan que eres mia
- ¡ Claro que lo soy ! y desde hace mucho. No querría que ésto sirviera de disgusto.  hemos tenido unos días increíbles, para nosotros solos, y hoy, es el primer día en que ya no tenemos esa constante presencia, y me siento extraña y el trabajo me ha absorbido y ahora tu te presentas aquí para eso, y...  Está bien, si para ti es importante me lo cambiaré.

No puedo ocultar mi satisfacción: he conseguido lo que quería.  Imaginaba otra cosa; pensé que nunca se cambiaría el nombre porque no deseaba que nadie supiera que es mi mujer, a pesar de que todos los peiódicos y revistas de Seattle, se hicieron eco de nuestra boda.  Pensé en cosas absurdas, pero ahora que lo ha explicado, lo he entendido: no quiere distanciarse de mi, pero tampoco de sus compañeros.  Todavía no sabe que, aunque no lo desee, existirá una barrera entre ella y quienes la rodeen, porque saben que es la mujer del jefe de su jefe.  Y le harán la rosca para congraciarse con ella, y al mismo tiempo conmigo, pero de eso ya se irá enterando.  Y ahora si tengo que irme.

Me inclino sobe la mesa, tomo su nuca con mi mano, y la beso en los labios con fervor.  Ella no esperaba eso y se queda algo aturdida  Se siente intranquila por si mi pasión va más allá, y no será por deseo, pero soy consciente de dónde estamos.  Ella se asusta y no deja de miar hacia la puerta, al tiempo que me recrimina.



- Christian estamos en la oficina, por favor, aquí no.
-   Está bien señora Grey.  Nos vemos a la noche.
- Nos vemos. Anda vete que tengo muchas cosas que hacer.  Luego no quiero que me riñas si salgo tarde.  Dame un beso y márchate de una vez.

Obedezco con una sonrisa que parte mi cara en dos. ¡ Ay !, suspiro satisfecho.  Asunto resuelto.  Cuando llego a mi despacho, tengo un aviso en el correo, y vuelvo a sonreír feliz. Es Anastasia que me dice

 De:  Anastasia Grey
Para:  Christian Grey
Asunto:  Cambio de nombre

¿ Satisfecho ?  Eres exasperante, pero te quiero. Anoche llegaste al máximo nivel.  estoy deseando volver a repetir otro capítulo.
Tu rendida, excitada, saciada y deseando alcanzar un nivel superior.

  Anastasia GREY.   Editora de SIP

PD  Fíjate bien

A pesar del correo y de haber quedado conforme con el cambio de nombre, a su salida, Ana no está, lo que se dice, contenta. Sale algo enfurruñada que yo trato de averiguar el porqué. La tomo de la mano y se la beso.  Ella me mira de reojo pero no me aclara nada en absoluto.  Presiento que vamos a discutir, cosa que no me satisface .  Y efectivamente así lo hacemos.

Trato por todos los medios de hacerle ver lo importante que es para mi que lleve mi apellido, que no es una posesión  ni un activo, sino que representa que es mia totalmente que es mi esposa y que ella lo es todo para mi. La digo que si fuera al revés a mi no me importaría ser Steele en lugar de Grey, porque eso significaría que soy suyo totalmente.  Ella se queda perpleja ante ese planteamiento, y al mismo tiempo, se asombra de ello.  Al fin queda todo aclarado entre nosotros y nos abrazamos, y ella me comprende y todas las nubes que ocupaban nuestro cielo particular, se han disipado y todo vuelve a ser diáfano y claro entre nosotros.

Esperamos la visita de Gia con la que deberemos consultar los cambios en nuestra casa conforme a los deseos de Ana, quién  será  la que  lleve la dirección del proyecto.   Y al mismo tiempo hacer ver a mi mujer, que es ella la que debe decidir cómo quiere que sean las reformas  a realizar., y que se harán como ella quiera, según sus deseos y no otros. Debo darle esa seguridad. Va a ser nuestro hogar y me importa que se de cuenta de ello, que sea a su gusto,  como quiera, y no como desee Gia, .a la que veo  un poco prepotente.  Si no lo acepta la despediré, así de sencillo.

viernes, 23 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 12 - Expediente X

Se ha hecho de noche y hemos terminado de revisar los planos. No tenemos nada qué hacer y Ana me propone ver un rato la televisión.  Ella no tiene ganas de leer, y a mi  no me interesa mucho la televisión. A penas nos hemos sentado en la sala destinada a tal fin, y cuando lo hemos hecho, , mientras ella ve algún programa, yo me dedico a leer durante un rato.  Lo que deseo es complacerla y estar juntos el máximo de tiempo posible. Nos sentamos frente a la pantalla y busco con el mando a distancia algo que pueda interesarsnos.  Ana me ha dicho que no tiene preferencia por nada.   La tengo acurrucada a mi lado , reclinada su cabeza en mi hombro.  Esto es lo que me gusta, estos momentos de tranquilidad sientiendola junto a mi.  Zapeo incesantemente.  Los programas de cocina, no me interesan, ni los del corazón, ni los financieros, no por favor en casa y con Ana no. Las telenovelas no nos gustan. Quizá en algún canal de cine alguna película romántica como le gustan a mi chica, pero tampoco.  Me dice que no con la cabeza. Canal de series y en este me detengo; están proyectando una serie que me gustaba mucho cuando era adolescente: "Expediente X", los dos detectives del FBI en busca de alienigenas,. En él me detengo.



¿ Cuántos años tenía cuando comencé a verla ? ¿ Quince, dieciseis ? Posiblemente, coincidió con otra época tortuosa de mi vida.  Un rostro femenino se dibuja en mi cabeza: Elena.  No la recuerdo con añoranza, ni con satisfacción, sino por coincidencia con esa época ya pasada. No escucho los diálogos, ni me fijo en la secuencia, sino que me evado hacia aquellos dias, hasta que la voz de Anastasia, me vuelve a la realidad

-¿ Te gusta Expediente X ? Yo no logré verla.  Era demasiado pequeña
- Vi algunos capítulos. Me gustaba; era algo nuevo en televisión por aquellos años. A mi si me gustaban, pero con el paso del tiempo, comprendo que estas aventuras eran muy infantiles.  Ahora todo es violencia, muertes, sangre ...
- Y escenas de cama aún en horario infantil-, me replica Ana
- Es cierto. No hace falta acudir a un cine para ver a una pareja hacer el amor, lo vemos en televisión y ni hacemos caso. Se ha hecho tan común..-.Ella me sonríe y me hace una pregunta que me deja perplejo
- ¿ Quieres que nos metamos mano ?
- ¿ Meternos mano ? Creo que lo hacemos con bastante frecuencia y muy satisfactoriamente-la respondo sonriendo
- Pero lo que hacemos no es meternos mano, es otra cosa
- Pues no sé a qué te refieres.  Creo que hacer el amor es bastante elocuente de que nos metemos mano por todos lados
- Pero meterse mano, no es hacer el amor. Simplemente es besarte, toquetearse un poco y nada más.
- ¿ Ah si ? Pues no lo sabía - respondo - Yo creía que era hasta el final
- ¿ Nunca te has metido mano con alguien?
- No, nunca
-¿ Ni siquiera con... ?
- Cielo, con la persona a que te refieres hacía otra cosa muy diferente. ¿ Y tú ?


- Yo si - me dice muy convencida, y es algo que no me gusta.  No me hago a la idea de que otras sucias manos se  hayan posado sobe la piel de mi Anastasia
- Tendrás que aclararme ese punto, y quién fue el degenerado que oso tocar a mi chica- Ella se rie porque sabe que hablo en broma
- Christian..., no es así
- Entonces ¿ como ? ¿ Te habían besado antes que yo ?
- Por supuesto, aunque no de esa forma
- ¿ Y quién fue ?
-Un compañero de clase
- ¿ Cuántos años tenías?
- No lo sé seguro, pero creo que unos quince más o menos
- Fuísteis novios?
-No. Cuando termino el curso él se fue por un lado y yo por otro. No nos volvimos a ver
- Bien, pues quiero saberlo todo.

Seguimos la broma, quizá recordando aquellos años.  Yo quiero averiguar en qué consiste ese juego.  Nunca lo he practicado con nadie; ni siquiera sabia que se podía jugar a eso, besarse y tocarse, sin llegar a más. Claro que lo de tocarse, conmigo era algo muy difícil.  En ese caso, hubiera sido yo quién lo hiciera,  y la chica de turno no pasase de besarme. La beso dulcemente y la pregunto si ese compañero suyo beso el contorno de su boca o profundizó más en ella

- ¡ Claro que me beso ! pero no tiene nada que ver con los besos del señor Grey
- ¿ Fue de esta forma ? Tomo su barbilla, mordisqueo su labio y me hago dueño de su boca y mi lengua recorre su boca jugueteando con la suya Y mordisqueo sus labios suavemente con los mios, con los dientes,  y la beso una y otra vez posando suavemente mis labios sobre los de ella.
- Nada que ver - suspira mientras me mira
- ¿ Te tocó así ? - y recorro  su escote depositando mi mano sobre su pecho y jugueteando con el pezón. Ella se rebulle un poco entre mis brazos, y sus labios comienzan a entre abrirse. Y beso cada uno de sus pechos, y retuerzo sus pezones que responden a mi contacto.  Y bajo por su escote y recorro su estómago y sus nalgas, que pellizco suavemente
- ¿ Así,?  ¿ Lo hacía asi ? - le digo mirando su rostro y buscando en sus ojos la petición silenciosa de que siguiera
- No...- dice con voz débil- Nunca... nada que ver

Recorro el resto del cuerpo suavemente, deteniéndome en la cadera  e introduciendo la mano bajo el pantalón que lleva puesto, ,  llegando hasta su parte más íntima, y comienzo a acariciar lo más dulce de su anatomía.  Ella sigue agitándose y yo siento la excitación dentro de mi, pero ella me dice sonriendo y medio en broma, sintiendo que estoy dispuesto a ir más allá.
- El meterse mano no significa tener sexo; sólo son caricias



Pero es difícil controlarse, llegando a este punto.  Me tumbo sobre ella, mientras mis manos la abrazan, sintiendo su piel en la mia Y paseo mi cuerpo por el de ella, oprimiéndolo con  fuerza; deseo que me sienta.  Ella gime tenuamente. Y lo quiere, y yo lo quiero y no hay nada que nos impida tomarlo. Cierra los ojos cada vez que mi mano recorre su figura y yo quiero sentir esa sensación tan sensual y le pido que me toque; y ella obedece mi voz, y suavemente recorre mi cuerpo como yo he hecho con el de ella, y llega hasta la parte más sexual, como hice anteriormente con ella. Y yo respondo, y ella responde, pero aún no.  No es el tiempo; deseo que esta sensación se prolongo al máximo, porque también deseo comprobar si   busco su contacto solamente, o también saber de una vez si ese acto tan natural lo voy superando.  Ella se muestra extrañada y me  pregunta si continua o quiero que se detenga.

- ¿ Que si me gusta que me toques? Ana, tus manos sobre mi es agua limpia, fresca, para un sediento. ¿Puedes imaginar, siquiera lo atractiva que eres, lo atractiva que estás en estos momentos?  Tienes una expresión en tu rostro de deseo, que me incita a hacer locuras contigo.  La incorporo y le quito la prenda que lleva puesta.  Le bajo los pantalones y veo su cuerpo desnudo a mi disposición.  Yo me quito la camiseta y la siento sobre mi regazo.  Así, teniéndola tan cerca, el deseo de que pasee sus manos por mi cuerpo, se hace presente, incontenible.  Y se lo pido una y otra vez, y ella lo hace  dulcemente, sin apenas rozar mi piel.  Pero recorre las cicatrices una por una, y no deja de mirarme observando, quizá, mi reacción. Ya no me tenso, al contrario me excita y entreabro los labios de deseo. Pienso que mis ojos brillarán de lujuria y excitación por poseer el cuerpo de mi mujer que está obrando su magia sobre mi. Y suave, dulce y amorosamente, me introduzco en ella a un ritmo lento.  Quiero saborear ese momento y ella recorre mis hombros, mis brazos y mi pecho, jugueteando con mi vello. Echa la  cabeza hacia atrás, cierra los ojos y abre los labios. Creo que yo debo hacer lo mismo, pero la miro, la miro con adoración y de mi boca sale un grito profundo de puro placer, al unísono con ella y el orgasmo nos parte a ambos por la mitad, y nos abrazamos intensamente y yo repito su nombre, como cada vez que llego al clímax. ¿ Por qué me ocurre eso?   Muchas veces lo he pensado.   Nunca , por placenteras que hayan sido mis relaciones sexuales, había pronunciado el nombre de ninguna mujer.  Pero Ana es y ha sido¡ tan diferente.!..  El placer, el éxtasis sentido con ella, no tiene comparación con nada. Quizá sea contagioso y a ella le ocurra lo mismo.  Yo he sido el autor de ello, su instructor, y es normal que al hacer el amor, ambos sintamos la misma exquisita sensación de placer.



Permanecemos tumbados en el suelo de la sala sin hablar, solo respirando la sensación que acabamos de sentir.  Está comprobado que con Anastasia no cabe el aburrimiento; cada día es distinto con ella, aunque terminemos haciendo lo mismo, pero siempre es excitante, nunca se repite.  Permanecemos con los ojos entornados y mis brazos la estrechan contra mi cuerpo, sintiendo su piel sobre la mía. Ha sido una fase nueva en nuestra relación: me ha besado, las cicatrices, las ha acariciado, todas ellas, y yo las he recibido con placer infinito, con deseo de que lo hiciera, y mis músculos no se han alterado, ni me han creado dolor alguno, sólo un placer absoluto de haberlo sentido por primera vez en mi vida.

En la pantalla" Expediente X", se despide hasta un nuevo capítulo.


 Nosotros hemos tenido nuestro especial capítulo de deseo, placer y amor.Ha sido una experiencia nueva para mi, que sin duda repetiremos en otra ocasión. Ha sido romántico y muy placentero.  Mañana volveremos a la realidad y echaré mucho de menos el no estar permanentemente al lado de Ana.  Pero también vuelven las preocupaciones y los problemas acarreados por Hyde. Habremos de aumentar la seguridad, y extenderla hasta a mis padres.Pero eso será mañana, ahora quiero saborear lo que acabamos de vivir.




miércoles, 21 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 11 - Una pista fiable

Estoy en el estudio hablando con Barney. Hemos descargado unas imágenes captadas por las cámaras de seguridad.  Algunas  están poco claras; le pido que trate de que la imagen sea más nítida.  Mientras hace esta operación, siento que se abre la puerta del estudio de repente-¡ Quién demonios me interrumpe ! - Giro mi butaca y me pongo de frente. Toda molestia se disipa al instante: es Anastasia ¿ que le ocurre? Parece preocupada por algo. Avanza hacia mi y se acurruca entre mis piernas, apoyando su cabeza en mi pecho.  Algo le ha pasado y he de saberlo ahora mismo.  Pido disculpas a Barney y cuelgo el teléfono

- ¿ Qué te ocurre? ¿ Estás bien ?
- Sólo quería saber si tu lo estabas - y me besa en los labios.

 Está preocupada por mi, y yo por ella.  Trato por todos los medios de mantenerla al margen de todo el problema, peo dudo mucho de que lo consiga. La miro con ternura y beso su cabeza, mientras ella busca cobijo en mi cuello. la estrecho contra mi; necesito tenerla lo más cerca posible.   Entonces mira hacia la pantalla que hemos dejado suspendida, se acerca para observarla más detenidamente. Vuelvo a la comunicación con Barney. Le pido que aclare la imagen más y al hacerlo, Anastasia, se queda con la boca  y los ojos abiertos desmesuradamente.  Yo la miro sin pestañear ¿ por qué mira de esa forma?

- Yo conozco a esa persona - es lo que nos dice


Barney maneja las imágenes desde distintos ángulos.  las acerca, las aleja, las cambia de tamaño... hasta que da con el tamaño y la nitidez oportunas para que Ana reconozca sin género de dudas al intruso que entró en la cámara del servidor y fue quién probablemente provocara el incendio

- ¡ Es Jack Hyde !
-¿ Estás segura ?
- ¡ Claro que lo estoy ! Le tuve demasiado cerca como para no quedarme con sus rasgos.  Mira, lleva un pendiente en la oreja, lo mismo que Jack.  Tiene pelo largo; Hyde lo llevaba con una coleta.  Sin lugar a dudas es Jack Hyde
- Barney ¿ has escuchado?
- Si señor Grey.  Lo he escuchado y en este momento estoy comprobando la certificación. Si, se trata de Jack Hyde.  La señora Grey tiene razón, es él.

Y de repente siento un frio helador que recorre mi espalda. Si finalmente se trata de ese canalla ¿ cómo no me percaté antes del peligro que suponía que Ana estuviera tan cerca de él ? ¿ A que se refería cuando dice que lo tuvo muy cerca? Que yo sepa, fue cuando la agredió y fue despedido. Pero también pienso que ella pudiera sentirse incómoda con él, antes de que aquello sucediera . Pero ¿ por qué no me dijo nada ? Con su forma de pensar, quizá no lo hizo porque pensó que  habría repercusiones, o tendría que dejar su trabajo, con el que estaba muy ilusionada. Hablaré con ella más tarde respecto a ésto.

Bueno, al menos ya tenemos una pista y un motivo, con lo que podemos trabajar. El motivo, su despido, y la forma de entrar, se camufló como operario de la compañía del mantenimiento del servidor.  No me extrañaría que este plan lo llevase estudiando desde hace tiempo.  ¿ Tendrá algo que ver con el accidente del Charlie Tango ?  La policía recogió una huella, pero parece que no es suficiente. Estoy por asegurar que él ha tenido algo que ver en ambas ocasiones.


Sonrio a Ana que permanece sentada en mis piernas.  Está orgullosa por la identificación que ha realizado; se siente útil, y  de poder ayudar.  Yo  lo estoy de cómo es ella, y de su temeridad más absoluta, a pesar de que no me canso de regañarle siempre. La adoro, con su terquedad, su temeridad por no medir el peligro, su inocencia, su astucia, su audacia y porque es inteligente. .  No le importa en absoluto su seguridad, y eso es algo que me pone frenético, porque para mi es lo más importante de todo.

A Barney se le está soltando la lengua, y no deseo que Anastasia se entere de todo.  No quiero que esté intranquila, aunque ella tiene bastantes dudas y preguntas por hacer. Trato de responderla con la verdad, pero a mi manera, es decir le digo y no le digo.  pero a ella parece convencerla las respuestas que doy.

- ¿ Qué hay en el disco duro que mencionáis?- me dice, cuando ya creia haber zanjado el asunto.  Pero está visto que ella nunca termina de pensar en algo que le inquiete

- Son cosas técnicas de SIP.  Después de su despido estamos averiguando lo que monitorizaba con las llamadas . Eso es todo - le digo,  como quittando importancia, pero dudo de que se haya quedado conforme.
- Dime Christian... esas cosas del disco duro son sobre ti o sobre mi- me pregunta de nuevo preocupada.  Está visto que no se queda tranquila a pesar de mis explicaciones
- Cielo, son sobre mi
- Sobre ¿ ya sabes ... ? - Y deja en el aire la pregunta que entiendo perfectamente
 -No, sobre eso no. Sobre mis padres y mi familia en general. Nada preocupante
-Pero si lo guardaba... sería por algo
- Todo es sobre las propiedades de la familia, a qué se dedican mis padres y mis hermanos... todo eso


Sigo dando órdenes a Barney y a Welch.  Deben hacer pesquisas, exhaustivas, hasta averiguar todo sobre ese tipo y el por qué nos está haciendo esto.  Dadas las instrucciones, corto la comunicación y me dedico a mi mujer que se ha levantado y está coqueteando conmigo. Cuando se pone mimosa, la adoro y me saca de quicio. Le hago una insinuación y ella corta repentinamente todo atisbo de intimidad y me hace bajar a la tierra con algo tan cotidiano como si tengo hambre.  Empezamos nuestro juego, y le digo que si ... y mucha. Tiro de ella y la vuelvo a sentar sobre mis rodillas comenzando a acariciar sus piernas, pero al llegar al muslo, ella se rie y me dice

- Guarda tu larga mano. Me has dicho que tienes hambre, así que dejemos ésto aparcado.  Voy a hacerte algo de comer
-La comida puede esperar. Mi hambre puede esperar, pero no yo...
- Tú también esperarás; además Barney ó Welch pueden conectar en cualquier momento y una interrupción no estaría bien si ocurriera en un momento álgido de los nuestros.
- Eres una descarada y tienes la boca sucia
- Debe ser porque me he casado con un hombre sucio, que me enseña a hacer cosas sucias. Así que la culpa es tuya; no te quejes

Yo no puedo por menos de echarme a reir, y ella aprovecha para salir corriendo de mi estudio. ¡ Ay Anastasia !.  Me vuelves loco con tus juegos, con tu picardia...  ¿ Cómo he podido vivir tan al margen de todo ésto ? ¿ Será así en todas las parejas ?¿ Es la picardía de Ana...,  la mía ?¿ O somos los dos ? No lo sé ni me importa. Acabo de conocer este tipo de flirteo con tu propia esposa, y lo único que sé , es que no lo cambiaría por nada. No sabría vivir de otra manera, ya no.  Sin Ana no; ella es la que me ha enseñado que existen pequeños placeres que te transportan a la estratosfera.  Que basta una mirada o una ligera insinuación para que nuestra líbido empiece a funcionar a tope.  Nunca me había pasado nada igual, y eso que mis juegos en el cuarto rojo eran de lo más excitantes.  pero eran eso: juegos.  Ahora hay conexión, complicidad y sobretodo amor, algo que yo desconocía y que he rechazado toda mi vida, hasta que ella apareció .



Ha pasado un largo rato, y deseo descansar un poco de todo , de Hyde, de los siniestros, de todo.  Voy en busca de Ana que está terminando de preparar  algo para comer.  Me encantan los bocadillos, pero no todos, sólo los que van en pan de barra; lo de dentro me da igual, pero ese sabor que le da el pan horneado, aunque sea en el microondas...¡ hum ! es una delicia, y además los ha preparado mi esposa.  Me repito muchas veces esa palabra, como queriéndome convencer de que es cierto, que estamos casados desde hace ya varios días, aunque nos hayamos  topado de bruces con la cara más fea de la realidad: los problemas, y además generados por otros.

Veo que Anastasia está entusiasmada terminando los bocadillos. La observo cómo se maneja en la cocina; es hábil se nota que le gusta y a mi me encanta que lo haga, aunque sólo sea los fines de semana. Un inoportuno pensamiento acude a mi cabeza " todas tus sumisas cocinaban". Lo desecho inmediatamente; ella no es mi sumisa, es mi dulce esposa. Estoy seguro que poco a poco y,  a medida que el tiempo transcurra, se irán borrando de mi cabeza, porque no añoro esa etapa de mi vida, al contrario, si pudiera la borraría de una vez, pero creo que cuando pase más tiempo,será una nebulosa, una anécdota de lo vivido. Está descalza y se lo haga notar
- ¡ Vaya descalza y cocinando !- Ella en plan de broma me repite el dicho tan común, pero a mi me deja sin respiración.  No quiero ni pensarlo; todavía no. Hemos de disfrutar mucho juntos, y luego... ya veremos

- Debías decir descalza, embarazada y en la cocina- repite ella riendo
- ¿ Lo dices en serio ?
-¿Que, descalza...?
- Calla, calla. No es cierto ¿ verdad? Porque lo habíamos dejado claro
-¡ Claro que no ! Sabes que estamos de acuerdo.  ha sido sólo una broma. ¿ Quieres tener hijos ?- Esa pregunta me pone la piel de gallina, pero he de responderla y dejar claro lo que es mi pensamiento
- Si, si. Claro, en algún momento
- No lo dices muy convencido- me responde
- Claro que quiero, pero no ahora.  Es muy pronto. Te quiero toda para mi solo


No me gusta nada esta conversación y quiero cortarla cuanto antes, y para ello le doy un azote en el trasero mientras me dirijo al frigorífico en busca de una botella de vino.  Ella me da un ligero empujón en respuesta a mi azote y yo finjo que me ha hecho daño

- Señor Grey, es usted muy blando
- Después de comer me dirás si soy blando o no- . Y ambos reimos a una.

Una vez recogidos los restos de la comida, traigo los planos de la nueva casa, y los extiendo sobre el mostrador para estudiarlos juntos.  Me gusta cómo ha trazado Gia la nueva distribución, pero observo que Ana los contempla, pero no dice nada

- ¿ Qué pasa, no te gustan ?- le pegunto
- Si, si me gusta, pero... Yo no deseo hacer grandes reformas en ella.  Me gusta tal cual está y no deseo que tenga cambios tan agresivos como los que ha diseñado.  Perdería su carácter.  Me gusta el estilo mediterráneo.  Me recuerda a las casas que veíamos en la costa francesa, y ésto,  no me lo imagino en la nuestra
-Muy bien, pues cuando venga se lo expones.  La casa es tuya y ha de estar a tu gusto como tu  quieras .-Pero yo quiero que tú también disfrutes de ella. Que seas feliz viviendo aquí

Me enternece esa preocupación de siempre pensando que si pone alguna objeción no va a gustarme.  Le cojo de la barbilla para que suelte el labio que se está mordiendo con timidez, y le digo mirando fijamente a sus ojos:
- Yo seré feliz estando contigo, en cualquier lugar, en cualquier situación. Contigo a mi lado tengo todo cuanto deseo, es así de sencillo. Mi felicidad está contigo, con lo que tu quieras, con lo que tu desees, donde tu estés.

Ella se me queda mirando y acaricia mi cara con ternura. La beso ligeramente en los labios, y seguimos discutiendo con los dormitorios, con la sala de juegos, con el porche... Estamos de acuerdo en todo.  Pliego los planos y nos abrazamos.




lunes, 19 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 10 - Amor, sexo, lujuria

Anastasia me ha pedido que vayamos al cuarto rojo. No me gusta, me trae malos recuerdos.  pero parece que a ella no le importa.  Ha tenido un día extraño; nerviosa, malhumorada, y por si todo esto fuera poco, la persecución que ha terminado de desquiciarnos.  Necesitamso alguna liberación, a pesar de haberla tenido en el coche, pero parece ser que ella no ha tenido lo suficiente.  Sin embargo, se muestra tímida ante mis preguntas ¿ a estas alturas ?, pues si, aunque parezca mentira, se comporta como si fuera la primera vez que vamos a echar un polvo.



  Lo quiero duro - me ha dicho antes de subir.  A mi me encantan los polvos duros y pervertidos, pero he de tener cuidado con ella y advertirle muy bien de lo que se trata, no vaya a ser que nos encontremos con alguna sorspresa que no deseo.  Me aseguro antes de entrar, de lo que quiere y me dice que la sorprenda, así que hoy estrenaré en ella uno de mis juguetes preferidos

- Dime que pare si es excesivo. Si así fuera pararé en el acto ¿ me has entendido ?

Ella asiente con la cabeza. La noto excitada y ruborosa, no se si por vergüenza o por la propia excitación de lo inesperado.  La  indico que se quite la ropa. Está solamente con la ropa interior y yo me paro un momento a contemplarla. Me vuelve loco su cuerpo bien formado, sin excesos, pero cada cosa en su lugar. La contemplo como si fuera un cuadro, y ella lo nota en mi rostro, en mis ojos que la contemplan con amor y con lujuria, y excitados pensando en lo que prepararé para ella.  Le quito las sandalias y la trenzo el cabello sujetándolo con una goma de pelo que llevaba en su muñeca.  En un principio me sorprende, luego comprendo que ella sabe las costumbres del cuarto rojo, se va familiarizando con el ritual que sigo en esta habitación y a ella le gusta participar.  Yo me descalzo, también, y me quito la camisa. Ella se termina de desnudar


La apoyo sobre la mesa de forma que su pecho queda en contacto con la madera y sus brazos permanezcan  totalmente extendidos.  No deberá soltarse, y así se lo indico, y ella acepta.  Le abro bien las piernas y acaricio su espalda, besándola, recorriendo toda su cuerpo.  Acaricio sus nalgas y le doy un azote fuerte que ella no espera, pero que lejos de molestarle, hace que lance un débil gemido de satisfacción. Deposito un beso en el lugar enrojecido que ha dejado mi mano.  Ella permanece quieta, expectante.

- Voy a taparte los ojos. No verás absolutamente nada.-.  Le advierto al tiempo que coloco un antifaz sobre sus ojos
- ¿ Por qué ? - me pregunta ella
- Has pedido que sea duro, bien pues así la intensidad será grande. No te haré daño, Anastasia, pero sentirás un gran placer. ¿ Deseas que siga adelante?
- Si - me contesta con un hilo de voz

Yo sonrio porque está deseosa de averiguar que es lo que voy a hacerle.  Gira la cabeza en la dirección que le llegan  los sonidos que hago al abrir la cómoda y alguno de sus cajones.  Ya sabe lo que se encierra en ellos, así que imagina que alguno de los juguetes es lo que voy a usar, pero no sabe que hoy estrenará, estrenaremos uno. Pongo música.  Necesita lubricación para lo que voy a hacerle, así que busco un tubo de gel con aromas florales que inundan el espacio.  Masajeo bien su zona íntima y lo extiendo hacia el ano.  Creo que al hacer ésto, comienza a imaginarse que voy a usar un dilatador anal.  Observo que aprieta sus manos sobre la mesa no sé si por impaciencia, temor, o excitación.  Yo sé que no le dolerá, que iré con mucho cuidado, pero ...  ¿lo sabe ella ?


- ¿ Confias en mi, Anastasia. ¿ Estás segura de lo que voy a hacerte?
 -Si,si. Imagino qué va a ser y,  aunque siento algo de temor, sé que no me harás daño, y deseo probarlo.  Así que si, estoy segura
- Muy bien nena.

Comienzo por besarla.  besos cortos y suaves que bajan desde su esbelto cuello,los omóplatos, sus costados, su cintura, sus nalgas... y allí me detengo y vuelvo a darle otro azote en la nalga contraria a la anterior.  Y sigo con el ritual: he de prepararla antes de nada.  Introduzco mis dedos en su interior y procedo a masajearla su zona másíntima y acariciar la erógena, al mismo tiempo, lo que produce en ella excitación máxima  Con la otra mano libre, introduzco el más pequeño dilatador anal, puesto que es la primera vez que va a sentirlo. Lo voy girando lentamente y observo su reacción. Las manos siguen aferradas a la mesa, para ya no están agarrotadas a ella  No veo sus ojos, pero presiento que los tiene cerrados y sus labios están entreabiertos, por el que salen algunos débiles suspiros y algún que otro gemido, cada vez que giro en su interior el dilatador.


La penetro como ella quería, fuerte y duro, sin contemplaciones, y ella lanza un grito, no de dolor, sino de intenso placer, al tiempo que levanta la cabeza y la echa hacia atrás  Suena la  música, romántica, suave, muy del acto que estamos realizando, tan nuestro, tan lujurioso, tan de amor extremo como el que siento por ella.

Al cabo de un rato y después de seguir acariciando su parte más íntima, extraigo con cuidado el dilatador y soy yo quién ocupa su lugar, penetrándola a un ritmo frenético y acompasando nuestras respiraciones en una sola.  Aprieto los dientes y encajo mi mandíbula por el éxtasis y el placer que siento. Vamos Anastasia, la repito con voz ronca, y al sonido de mi voz,  ella alcanza un orgasmo profundo, convulsiona, se agita , se estremece y con un grito llega al clímax, e instantes después yo le acompaño agarrando sus caderas con fuerza y gritando su nombre con vehemencia.



Estamos los dos en el suelo del cuarto rojo, abrazados, exhaustos.  La rodeo con mis brazos y con mis piernas.  No hablamos, no podemos.  Al cabo de unos instantes, beso su cabello y la aprieto contra mi cuerpo.  Ella reclina su cabeza en mi pecho y acaricia mi rostro.

- ¿ Cómo estás ? - la pregunto algo temeroso, pensando en el juguete nuevo que hemos estrenado
- Bien... muy bien
- ¿ Seguro ? ¿ Estás satisfecha, ha sido como querias ?
- Si. Ha sido como yo quería.  Me encuentro mucho mejor. Bien... diría yo. Me gusta jugar, Christian

Yo la aprieto más contra mi y sonrio al comprobar que poco a poco va perdiendo el temor, y muy al contrario, al ir conociendo los juguetes, es ella misma quién los desea.
No se el tiempo que permanecemos abrazados. Al fin nos levantamos y comienzo a depositar en un cuenco todo lo utilizado para proceder a su limpieza.  La incansable curiosidad de Anastasia, me observa mientras lo hago y al final me pregunta
-Supongo que todo esto hay que limpiarlo cuidadosamente. ¿ Quién lo hacía ?

No sé de qué me sorprendo, pero lo hago.  Sencillamente no esperaba esa pregunta y no sé qué responder.  Dudo por unos instantes y ella perspicaz, se me adelanta en la respuesta

- ¿ Lo hacían tus sumisas ?
-Si.. y también yo

Ella se calla ¿ qué estará pensando ?.  La cubro con mi camisa y como no sé qué más decir, le ofrezco la posibilidad de un baño.  Ella acepta, pero con la condición de que yo también lo haga junto a ella.. Como no podía ser de otra forma, acepto encantado, y bajamos juntos de la mano hacia nuestra habitación.

La despojo de la camisa, y observo que, aunque tenuamente, aún se mantienen las señales de los moratones que la hice. No sé por qué recuerdo todo lo vivido con la persecución y me pregunto si al fin habrán localizado al sudes.  Lo sabré después del baño cuando vuelva a la sala de guardia.  Estoy francamente preocupado, y espero que mi preocupación no trascienda, y Ana  no se de cuenta de ello.

Me siento en la bañera detrás de ella abro mis piernas y  hago que se  acurruque entre ellas. La abrazo y la atraigo hacia mi.  Con una esponja, voy recorriendo su cuerpo, y está relajada y me deja hacer. Permanecemos en silencio durante unos segundos, quizá analizando el día extraño que hemos vivido.   Recuerdo que la arquitecta espera una conformidad a los planos de la nueva casa, y así se lo hago saber.



- Mas tarde tendremos que revisar los planos de nuestra casa.  Gia está esperando saber si son conformes o no.
 -De acuerdo.  Pero ahora olvídate del mundo, menos de mi. abrázame contra ti. Se está tan a gusto aquí, contigo.

Y permanecemos así, los dos juntos, con los ojos cerrados; ella sonriendo ante los besitos que le doy en el pelo y en sus sienes.  Mañana volvemos al trabajo.  Voy a echar de menos todos nuestros juegos, el estar juntos todo el día.  Después de tantos días, se me va a hacer raro no estar con ella; me cuido de no decirle nada, de no hacer ningún  comentario, porque ella siente la misma nostalgia que yo.

No sé el tiempo que permanecemos dentro de la bañera, pero nos damos cuenta de que ha sido mucho, porque el agua está tibia solamente..  Salgo el primero y noto la mirada de ella fija en mi cuerpo, siempre lo hace, y a mi me causa risa ¿ qué mira ? E inmediatamente me acuerdo de mi definición del cuerpo femenino que le di en la galería de arte.  A ellas debe pasarles algo parecido.  Le tiendo la mano para ayudarla a salir y rápidamente la envuelvo en una toalla para secarla.


Creo que Ana ha subido de nuevo al cuarto rojo para recoger los restros de " nuestro naugrafio " No quiere que la señora Jones, vea todo, a pesar de que conoce muy bien el cuarto, y  lo que hacemos en él.  Es ella quién lo limpia.  Yo mientras tanto, me dirijo a la oficina de guardia; quiero hablar con Ryan que ya ha regresado.  Quizá desafortunadamente por mi parte, le gritto por haber sido poco eficientes en nuestra protección, pero la verdad es que hicieron lo que pudieron.  Creo que mis gritos se escucharon en todo el apartamento. Espero no haber asustado, con ellos a nadie.. Me dan las últimas informaciones y salgo de allí para reunirme con mi mujer, y poder revisar los planos del que será nuestro futuro hogar.