viernes, 7 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 21 - Regreso y adiós

Christian ha tenido que salir rápidamente de regreso a Seattle; yo lo haré mañana, de modo que el fin de semana lo pasaremos juntos.  Todo ha sido muy rápido, tanto, que no me ha dado tiempo a pensar siquiera que podía haberme vuelto con él, en lugar de hacer el viaje en solitario.  Pero, tenía que ir directo al aeropuerto y Taylor ya tenía el equipaje preparado.  Si hubiera 0ptado por irme con él, ni siquiera hubiera podido despedirme de mi madre, y sé que tardaré tiempo en volverla a ver.

Cuando me vaya, me iré contenta porque sé que Bob la quiere y la cuida, algo que en ocasiones hay que hacer.  Bueno, por esa parte estoy tranquila.  Pero me preocupa el que Christian haya tenido que irse tan precipitadamente. ¿ qué habrá pasado? Le ví con el rostro desencajado, algo que no suele ocurrir, ya que se controla y no deja traslucir las emociones.  Lo que me hace pensar que ha debido ser grave lo que haya ocurrido.


Y nuevamente  voy de regreso a casa.  Estoy deseosa de verle y averiguar si, por fin, ha podido solucionar el problema.  Nuevamente voy en primera clase y el asiento de al lado vacío.  Río a sabiendas que ha sido obra de Christian.  Mi adolescente Christian ¿ aún no sabe que sólo a él amo? Creo que si lo sabe, pero no desea que me vayan dando la lata durante tantas horas.

  Y nuevamente hacemos escala, pero ésta vez es más corta, un poco más corta, que a la ida.

A recogerme acude Taylor.  Vamos callados dentro del coche, y me atrevo a preguntarle cómo están las cosas .  Me responde lacónicamente que les tiene preocupados, pero no me dice qué es lo que ocurre, y yo tampoco me atrevo a preguntar.  Creo que ha recibido órdenes expresas de no decir nada.  Tardamos bastante en llegar a Escala. Es viernes por la tarde, y la gente va a su casa a la salida del trabajo.  Hay un poco de atasco, y me pongo nerviosa porque ardo en deseos de llegar y verle, y abrazarle y besarle...  Hemos pasado un solo día juntos, pero ha sido ¡ tan entrañable, tan nuestro ! que vale por toda una vida.  Y recuerdo los minutos que pasamos en el aire, en nuestra burbuja, solos él y yo.  Libres, contentos, felices, sin preocupaciones que nos separaran, pero hemos de volver a la realidad con los problemas que él siempre lleva consigo.

El ascensor me deja en el ático y entro en el apartamento.  En el salón sólo se escucha la voz de Christian bastante alterada ¿ qué ocurrirá ? Debiera haber ido a mi casa directamente.  Quizá le incomode mi presencia. Cuando esté libre con el teléfono, se lo preguntaré y me iré si lo prefiere así.

  Desde donde se encuentra, mira en dirección al ascensor, y me ve allí de pie,quieta, sin atreverme a entrar para no interrumpirle.  Él viene hacia mi a paso ligero, cuando llega, me abraza y me besa casi con desesperación.  ¿ Qué debo hacer, preguntarle? Si, voy a hacerlo.



Me responde que no me preocupe que ya se arreglará todo, pero su voz suena poco convincente y me alarmo aún más.  No quiere decirme nada de lo que ocurre, y yo debo quedarme callada.  Me mira recorriendo mi rostro, al tiempo que me acaricia con inmensa ternura.  Yo deseo ardientemente abrazarle, y con su rostro entre mis manos darle un beso y preguntarle qué es lo que le angustia de esa forma, y que me angustia a mi también.  Sin embargo no hago nada, no digo nada, y le dejo hacer a él.  Al cabo de un rato corto me dice con voz imperiosa que vaya a prepararme porque iremos al cuarto rojo. ¿ Cómo voy a discutirle?  ¿Cómo voy a decirle que ahora no me apetece nada porque me preocupa verle tan serio y cabizbajo? Sin embargo, asiento con la cabeza y despacio subo las escaleras hacia el piso de arriba.

Siguiendo sus instrucciones estoy de rodillas frente a la puerta de entrada de esa habitación.  Estoy prácticamente desnuda, aguardando su presencia.  Tarda unos minutos y en su rostro se refleja un gesto extraño, como de enfado, y sé que no es por mi, de Amo, de deseo y a la vez de angustia.  Es una mezcla explosiva que me hace sentirme, por primera vez, sumisa a él.  Me trenza el cabello. Ignoro por qué lo trenza, pero estoy segura que es un recuerdo de hace tiempo, posiblemente escondido en un rincón de su reminiscencia.

Me ata con las muñequeras al enrejado y allí comienza a dar vueltas a mi alrededor observando mi cuerpo, acariciándolo y a poseerlo.  Luego me lleva hacia la cruz y allí lo repite, pero esta vez con más rudeza.  Una rudeza que me hace estremecer de placer.  Es como si descargara algo que le atormentase; necesita en este momento, esta forma de hacerme suya. Y es extraño porque en esa violencia ambos sentimos un placer infinito. Pero se muestra incansable y a posteriori, me tumba en la cama, me ata brazos y piernas y me pone un antifaz, y tapona mis oídos con unos auriculares que emiten una música triste, como el ánimo de Christian.




Y nuevamente me recorre con diversos artilugios, pero no me hace daño, solo me excita de una forma casi inaguantable.  Gimo porque soy incapaz de resistirlo por más tiempo.  Trato de retorcerme, pero al estar atada me imposibilita el movimiento. Y él sigue implacable recorriendo mi piel jugueteando con mi cuerpo, y de repente le tengo encima besándome y haciéndome suya una y otra vez.  No protesto, no digo ni hago nada, porque sé que necesita ese desahogo para echar fuera todo lo que le está atormentado. Pero me rindo, no puedo soportarlo más y me dejo ir, al tiempo que él lo hace conmigo.

Estamos ambos en silencio, en su dormitorio. Yo boca abajo y Christian acariciando mi espalda desnuda.  Entorno los ojos, y disfruto de este momento de intimidad y de paz. Y entonces sí me encuentro con ánimo de preguntarle, y él ignora mi pregunta y no me responde. Pero lejos de serenarse después del sexo, la arruga de su entrecejo es más profunda, y al mirarme su rostro tiene como una mueca de dolor, de angustia. ¿ Soy yo quién le provoca esa tortura? y Rápidamente hago recuento de lo que le he dicho o hecho para ver si localizo mi falta, y francamente, no encuentro nada.


Hemos descansado durante unos minutos, le sonrío y acaricio su rostro, pero cosa extraña en él, de un manotazo retira mi mano de su cara.  Me sorprende esa acción ¿ Teme que vaya a tocar su pecho? No lo haré sé que no le gusta, que no lo desea. No iba a hacerlo, simplemente acariciaba sus mejillas, pero eso también me esta vedado hoy.

Quisiera no haber iniciado esta conversación, esta parte de nuestra intimidad porque desencadenará un conflicto entre nosotros.

- ¿No vas a decir lo que te ocurre?
- Te he dicho que no te preocupes
-  ¿Cómo no voy a preocuparme? No sé lo que ocurre, pero no estás como otras veces. La forma en que me has tenido esta tarde no ha sido normal, como otras veces.  Y eso es porque algo te tortura y yo necesito saber qué es. Nos estamos conociendo, tenemos que saber cosas uno del otro, pero no das facilidades. Hemos de hablar Christian
- Déjalo ya, Anastasia
- Sólo quiero que me cuentes lo que te atormenta, nada más.
- No puedo decírtelo
- Pero ¿ por qué?
-Porque saldrías corriendo y me verías de forma muy distinta a la de ahora.  No querrías nada conmigo
- Luego entonces, existe una razón para ello ¿ Qué es Christian, qué es?
- Estoy jodido, Anastasia. Tengo demasiadas sombras sobre mi. Cincuenta sombras
- Pero sé escuchar, comprenderé lo que sea que me ocultas. Dímelo, habla conmigo.Tengo que saberlo para comprender ciertas cosas que haces y a las que no encuentro explicación
- Te he dicho que lo dejes
¿ Qué razón hay para que no pueda tocarte? Dímelo. ¿ Es acaso tan horrible que te toque como si tú me pegaras con esas varas horrorosas que me atemorizan? ¿ Es eso ?

Christian me mira con los ojos muy abiertos, pensando en quién sabe que cosas.  Y yo insisto y le pido que me haga una demostración y así comprenderé lo terrible que es para él que acaricie su pecho o su cara. Y me pregunta con rabia:

-¿ Estás segura que quieres saberlo?
- Sí, lo estoy - Nunca debí pedírselo.  Nunca debí insistir, nunca

Me coge de la mano fuerte, con rabia y me sube de nuevo al cuarto rojo.  ¿ Qué va a hacer? ¿ Qué castigo será?  Me ordena que me desnude y me recueste sobre la mesa.  Mientras él se dirige a uno de los espacios en donde cuelgan los látigos, los cinturones y las fustas,. Recoge un cinturón y regresa a donde yo le espero expectante y asustada ante lo inesperado del momento.  ¿ Cómo hemos pasado de estar en la cama tranquilos acariciándonos , a subir de nuevo a este cuarto que mucho presiento que va a ser de tortura?  Habla pausadamente con la respiración entrecortada

- Te lo vuelvo a repetir ¿ estás segura?
- Si, lo estoy
-Bien. Voy a azotarte seis veces. Tú contarás conmigo. ¿ Cuales son las palabras de seguridad?




-Me tiembla la voz al pronunciar  "rojo y amarillo " .  Estoy arrepentida de haber tratado de ayudarle porque presiento algo terrible sobre mi carne y sobre mi vida.  Alza su brazo y con toda la fuerza del mundo, descarga sobre mis nalgas un latigazo con el cinturón.  Me estremezco, el dolor es como si me hibiera quemado con un hierro candente y siento un dolor insoportable.  Las lágrimas me ahogan, pero no daré mi brazo a torcer, y cuento el primero.  Pienso que no voy a poder resistir lo otros cinco que faltan.  Me muerdo los labios y ahogo un grito cuando descarga el segundo, y el tercero..., y así hasta seis.

Al cumplirse, tira el cinturón al suelo y viene hacia mí, pero no le dejo acercarse, no quiero que me toque.  En ese momento le odio con todas mis fuerzas, porque veo crudamente, realmente, que no soy mujer para él.  Que lo que necesita es esto y soy incapaz  de soportarlo.  Me cubro con la camiseta que acababa de quitarme y salgo disparada hacia la habitación de las sumisas.  No quiero verle, no quiero que me roce, no quiero nada de él, no quiero siquiera escuchar su voz.

No sé el tiempo que ha transcurrido, pero hay un silencio en la casa profundo, aterrador.  Siento que se abre la puerta y entra. Trae en sus manos algo que no sé adiivinar ya que el llanto me nubla la visión.

- Voy a darte una pomada, y toma este calmante.


- No. No quiero nada, no necesito nada.  Quiero que te vayas. No te sirvo, no soy lo que tu buscas y soy incapaz de soportar algo como lo que acabas de hacerme. Por lo tanto, lo mejor es que me vaya ahora mismo. He sido estúpida porque me lo avisaste, pero estoy enamorada de tí, y pensé que me correspondías de igual modo.  Pero he comprobado que lo que buscas es a  alguien que disfrute, al igual que tú, con todas estas cosas. Ten por seguro que no volverás a hacerlo de nuevo, conmigo no. Y ahora te ruego que salgas, he de vestirme.

La lluvia cae incesantemente repiqueteando en los cristales del salón. No hay ruidos, sólo el llanto de la lluvia.  Deposito sobre una mesa todo lo que él me ha regalado.  No quiero tener nada suyo, nada que me recuerde sus caricias, sus besos, su risa y su profunda mirada. Christian está con la cabeza baja, ni siquiera me mira. Voy hasta la habitación a recoger mi mochila y saco de ella una caja con la maqueta de un planeador que he traído como regalo para él.  Lo dejo en un lugar visible y arrancando una hoja de mi agenda escribo unas letras a modo de despedida.

                                    "Esto me recordó otro tiempo feliz .  Ana "



Seco las lágrimas que caen por mis mejillas y salgo de la habitación.  Bajo hasta el ascensor y en la puerta está él.  No sé si voy a tener fuerzas para irme y dejarle .  Es horrible ¿ por qué no me callé?  Miro por un momento su cara desencajada, con profundas ojeras violáceas circundando sus ojos. El ascensor para y se abren las puertas.  Le miro por última vez y me introduzco en él, cerrándose .  Allí dejo al amor de mi vida, al único hombre que he querido, al único hombre al que me entregué sin reservas, al que he tratado de comprender, al que he tratado de saber la tremenda sombra de su vida.  Pero él no me lo ha permitido, y no tiene razón de ser  esta relación que nos abruma a ambos.  Adiós Crisitan.






                                              FIN DE LA PRIMERA PARTE

Autora:  1996rosafermu basado en la trilogía de la escritora británica E .L. James, Cincuenta sombras de Grey
Ilustraciones:  Archivo de 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS


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