Siento que unos labios se posan sobre los mios. Estaba sumida en un profundo sueño, y mi despertar ha sido dulce. Sonrío al tiempo que veo como Christian sale de la habitación., que está en penumbra para no perturbarme. Miro alrededor de ella, hasta detenerme sobre una butaca en la que está un vestido, un abrigo de primavera y unos zapatos a juego.Lo ha debido dejar él; es lo que he de ponerme para conocer a su familia, esta noche.
Me desperezo y comienzo a recordar: cena familiar. Hoy es el día en que nos reuniremos todos, Kate incluida, y de este modo conoceremos a la familia. Yo ya conozco a Grace y a Elliot, así que me falta Mia, que acaba de regresar de París y a su padre. En la lejanía, y por extraño que parezca, no se oye el piano lánguido de Christian, sino escucho la voz de Sinatra, en una melodía de hace unos años, pero se presta a bailar. Entro en el baño para ducharme y lavarme el pelo. Aparte de la música ambiental, no se escucha ningún ruido en toda la casa.
Me pongo la ropa que ha puesto Christian y compruebo que me está como un guante ¿ cómo sabe mi talla y lo que me sienta bien? Y es cierto: me queda perfecto. Me agrada el vestido, es precioso, un buen corte y se nota que está comprado en una buena casa de modas. Y recuerdo mi atuendo de no hace tanto tiempo el día que nos conocimos. ¿ Cómo he podido cambiar en tan poco tiempo? Ha sido él quién me ha cambiado, quién me cambia día a día. Además, no cuento con el poder adquisitivo que tiene él, como para poderme gastar el dinero en estos trapitos; pero tampoco me gusta que él lo haga No en mí.
Cuando bajo hasta el salón, se me queda mirando con deleite, sin disimulos, y se acerca pausadamente sonriendo, con esa sonrisa que lo dice todo, sin palabras. Me tiende las manos e irónico me pregunta si tengo todo lo suficiente. Sé a qué se refiere. Entre el atuendo que me dejó no estaban mis braguitas, y ese es el juego que desea tener. Quiere que se las pida, pro no voy a darle ese gusto. Vamos a ver quién cede antes.
Mi respuesta es afirmativa, y no insiste. Sólo me diece "baila conmigo " Y yo me dejo enlazar por la cintura y comenzamos a seguir el ritmo de Sinatra. Nos miramos el uno al otro. Su mirada es irresistible y yo sucumbo a ella una vez más. Al término de la canción me ayuda a ponerme el abrigo y salimos en dirección a la casa de Los Grey.
Voy nerviosa sin poder evitarlo. A pesar de conocer a su madre, no hemos tenido más que dos o tres palabras, y lo de hoy será distinto. Menos mal que estaré Kate y ella sabe dominar las situaciones mejor que yo.
Y por fin conozco al resto de la familia. Son unas personas encantadoras y Mia me resulta muy simpática. Tomamos una copa antes de sentarnos a la mesa, y es ahí cuando el señor Grey, comienza a indagar en mi vida. Pero estoy algo más relajada que al principio, posiblemente ayudada por la copa de vino qque he bebido. A su pregunta sobre mi familia le respondo abiertamente Estoy orgullosa de mi corta familia; les quiero muchísimo y se debe notar, por el entusiasmo con que hablo de ellos.
Pero al mismo tiempo, Christian está haciendo de las suyas: levanta mi falda por debajo de la mesa, y a resguardo del mantel. Está decidido a meterme mano. ¡ Aquí, en su casa, delante de su familia! Este hombre es imposible!. Me gusta que lo haga, pero cuando estamos solos, en la intimidad. Sonríe diabólicamente y yo tartamudeo con las palabras ante la situación que me está haciendo vivir. De un manotazo retiro su mano, algo que le sorprende y borra su sonrisa.
A una pregunta de Grace, respondo que al día siguiente tengo proyectado un viaje hasta Georgia, para ver a mi madre, que no ha podido venir a mi graduación por una lesión de su marido. Siento en mi los ojos de Christian como dos puñales, aunque no le miro.
Estamos terminando el almuerzo, y en la sobremesa, Christian me sorprende anunciando a sus padres que me va a enseñar los jardines. Yo no digo nada, porque presiento que me va a caer una buena, ya que el tono de sus palabras y la expresión de su cara, así lo anuncian.
Y efectivamente, me toma de la mano y dando zancadas recorremos un trecho de jardín. Me es imposible llevar su ritmo y se lo hago saber, entre otras cosas porque ignoro lo que le ha enfadado. Sin esperarlo, se agacha, me coge por los muslos y me carga sobre su hombro. Grito ante lo inesperado del momento y él me da un azote ordenándome que me calle.
¿ Dónde vamos?- le pregunto, pero no responde, lo que me reafirma en que la cosa está tensa, muy tensa. Llegamos hasta un pabellón en el que guardan cosas, muchas cosas, sobre barcos. Allí me baja y abriendo la puerta, subimos unos escalones. Estamos en una estancia con paredes de madera de la que cuelgan remos, copas deportivas ganadas por los chicos, fotografías de competiciones, y hasta un salvavidas. Y allí descarga su furia contra mí. No sé qué hacer, cómo aplacarle. Estamos en casa de sus padres y posiblemente alguien nos escuche, ya que casi, grita. Y se me ocurre que he de calmarle, de decirle que mi huida hasta Savannah es para pensar en todo lo que ha sucedido,en todo lo que estoy sintiendo, en fin, pensar en todo lo nuestro. Me acerco hasta él y le beso, pero me rechaza y de un empujón me tira encima de un sofá que también hay en un lateral de esa habitación.
Sus ojos echan chispas cuando me pregunta que cuándo iba a decírselo, y que me va a castigar. Me levanta la falda dejándome desnuda de medio cuerpo hacia abajo, él se baja la cremallera del pantalón y me penetra sin consideración alguna.
- Voy a castigarte por no habermelo dicho el primero. Eres mia y he de saber todo lo tuyo ¿ me entiendes? - No me atrevo a contestar. Estoy pendiente de que alguien se acerque por allí y nos sorprenda. Pero él sigue hablando como si estuviéramos solos en el Universo
- Voy a penetrarte, duro, y sólo yo tendré placer. Esto no es para tí, sino para mí, y no dejaré que te corras ¿ me oyes?
Digo que sí con la cabeza, porque no me salen las palabras ante esa furibunda reacción. Y me toma de una forma dura,muy dura, que me hace estremecer. Pero sabe muy bien lo que hace, y efectivamente, no me deja sentir placer. Es rápido, más que nunca. Cuando ha terminado, se incorpora y me tiende las bragas que llevaba en su americana. Me ayuda a levantarme y acomodo mi cabello y el vestido. Una voz llamándonos interrumpe la escena y yo doy gracias al cielo por ello, aunque toda yo esté temblando por la excitación provocada y no sofocada.
Vamos silenciosos de regreso a casa. Él mirando al frente , yo por la ventanilla, y cada uno de nosotros sumidos en nuestros propios pensamientos.. Pasados unos minutos, su voz más calmada, me pregunta
- ¿ De verdad te vas mañana ?
- Si de verdad. Necesito ver a mi madre, y necesito distanciarme de ti. Eres demasiado intenso. Me has dado mucho en lo que pensar y necesito hacerlo. Necesito pensar en tu carácter en tus reacciones, en tu forma de comportarte conmigo. No es que no quiera estar contigo, pero necesito pensar, Christian. Lo necesito, en serio.
- Está bien, pero al menos, quédate esta noche en mi casa. ¿ Cuándo regresarás?
- El viernes- Son muchos días ¿ te quedarás ?
Y soy incapaz de negarselo, porque yo también deseo estar con él aunque a veces tenga reacciones que no comprenda, pero me fascina y en el fondo sé que verdaderamente me desea al igual que yo le deseo.
Me desperezo y comienzo a recordar: cena familiar. Hoy es el día en que nos reuniremos todos, Kate incluida, y de este modo conoceremos a la familia. Yo ya conozco a Grace y a Elliot, así que me falta Mia, que acaba de regresar de París y a su padre. En la lejanía, y por extraño que parezca, no se oye el piano lánguido de Christian, sino escucho la voz de Sinatra, en una melodía de hace unos años, pero se presta a bailar. Entro en el baño para ducharme y lavarme el pelo. Aparte de la música ambiental, no se escucha ningún ruido en toda la casa.
Me pongo la ropa que ha puesto Christian y compruebo que me está como un guante ¿ cómo sabe mi talla y lo que me sienta bien? Y es cierto: me queda perfecto. Me agrada el vestido, es precioso, un buen corte y se nota que está comprado en una buena casa de modas. Y recuerdo mi atuendo de no hace tanto tiempo el día que nos conocimos. ¿ Cómo he podido cambiar en tan poco tiempo? Ha sido él quién me ha cambiado, quién me cambia día a día. Además, no cuento con el poder adquisitivo que tiene él, como para poderme gastar el dinero en estos trapitos; pero tampoco me gusta que él lo haga No en mí.
Cuando bajo hasta el salón, se me queda mirando con deleite, sin disimulos, y se acerca pausadamente sonriendo, con esa sonrisa que lo dice todo, sin palabras. Me tiende las manos e irónico me pregunta si tengo todo lo suficiente. Sé a qué se refiere. Entre el atuendo que me dejó no estaban mis braguitas, y ese es el juego que desea tener. Quiere que se las pida, pro no voy a darle ese gusto. Vamos a ver quién cede antes.
Mi respuesta es afirmativa, y no insiste. Sólo me diece "baila conmigo " Y yo me dejo enlazar por la cintura y comenzamos a seguir el ritmo de Sinatra. Nos miramos el uno al otro. Su mirada es irresistible y yo sucumbo a ella una vez más. Al término de la canción me ayuda a ponerme el abrigo y salimos en dirección a la casa de Los Grey.
Voy nerviosa sin poder evitarlo. A pesar de conocer a su madre, no hemos tenido más que dos o tres palabras, y lo de hoy será distinto. Menos mal que estaré Kate y ella sabe dominar las situaciones mejor que yo.
Y por fin conozco al resto de la familia. Son unas personas encantadoras y Mia me resulta muy simpática. Tomamos una copa antes de sentarnos a la mesa, y es ahí cuando el señor Grey, comienza a indagar en mi vida. Pero estoy algo más relajada que al principio, posiblemente ayudada por la copa de vino qque he bebido. A su pregunta sobre mi familia le respondo abiertamente Estoy orgullosa de mi corta familia; les quiero muchísimo y se debe notar, por el entusiasmo con que hablo de ellos.
Pero al mismo tiempo, Christian está haciendo de las suyas: levanta mi falda por debajo de la mesa, y a resguardo del mantel. Está decidido a meterme mano. ¡ Aquí, en su casa, delante de su familia! Este hombre es imposible!. Me gusta que lo haga, pero cuando estamos solos, en la intimidad. Sonríe diabólicamente y yo tartamudeo con las palabras ante la situación que me está haciendo vivir. De un manotazo retiro su mano, algo que le sorprende y borra su sonrisa.
A una pregunta de Grace, respondo que al día siguiente tengo proyectado un viaje hasta Georgia, para ver a mi madre, que no ha podido venir a mi graduación por una lesión de su marido. Siento en mi los ojos de Christian como dos puñales, aunque no le miro.
Estamos terminando el almuerzo, y en la sobremesa, Christian me sorprende anunciando a sus padres que me va a enseñar los jardines. Yo no digo nada, porque presiento que me va a caer una buena, ya que el tono de sus palabras y la expresión de su cara, así lo anuncian.
Y efectivamente, me toma de la mano y dando zancadas recorremos un trecho de jardín. Me es imposible llevar su ritmo y se lo hago saber, entre otras cosas porque ignoro lo que le ha enfadado. Sin esperarlo, se agacha, me coge por los muslos y me carga sobre su hombro. Grito ante lo inesperado del momento y él me da un azote ordenándome que me calle.
¿ Dónde vamos?- le pregunto, pero no responde, lo que me reafirma en que la cosa está tensa, muy tensa. Llegamos hasta un pabellón en el que guardan cosas, muchas cosas, sobre barcos. Allí me baja y abriendo la puerta, subimos unos escalones. Estamos en una estancia con paredes de madera de la que cuelgan remos, copas deportivas ganadas por los chicos, fotografías de competiciones, y hasta un salvavidas. Y allí descarga su furia contra mí. No sé qué hacer, cómo aplacarle. Estamos en casa de sus padres y posiblemente alguien nos escuche, ya que casi, grita. Y se me ocurre que he de calmarle, de decirle que mi huida hasta Savannah es para pensar en todo lo que ha sucedido,en todo lo que estoy sintiendo, en fin, pensar en todo lo nuestro. Me acerco hasta él y le beso, pero me rechaza y de un empujón me tira encima de un sofá que también hay en un lateral de esa habitación.
Sus ojos echan chispas cuando me pregunta que cuándo iba a decírselo, y que me va a castigar. Me levanta la falda dejándome desnuda de medio cuerpo hacia abajo, él se baja la cremallera del pantalón y me penetra sin consideración alguna.
- Voy a castigarte por no habermelo dicho el primero. Eres mia y he de saber todo lo tuyo ¿ me entiendes? - No me atrevo a contestar. Estoy pendiente de que alguien se acerque por allí y nos sorprenda. Pero él sigue hablando como si estuviéramos solos en el Universo
- Voy a penetrarte, duro, y sólo yo tendré placer. Esto no es para tí, sino para mí, y no dejaré que te corras ¿ me oyes?
Digo que sí con la cabeza, porque no me salen las palabras ante esa furibunda reacción. Y me toma de una forma dura,muy dura, que me hace estremecer. Pero sabe muy bien lo que hace, y efectivamente, no me deja sentir placer. Es rápido, más que nunca. Cuando ha terminado, se incorpora y me tiende las bragas que llevaba en su americana. Me ayuda a levantarme y acomodo mi cabello y el vestido. Una voz llamándonos interrumpe la escena y yo doy gracias al cielo por ello, aunque toda yo esté temblando por la excitación provocada y no sofocada.
Vamos silenciosos de regreso a casa. Él mirando al frente , yo por la ventanilla, y cada uno de nosotros sumidos en nuestros propios pensamientos.. Pasados unos minutos, su voz más calmada, me pregunta
- ¿ De verdad te vas mañana ?
- Si de verdad. Necesito ver a mi madre, y necesito distanciarme de ti. Eres demasiado intenso. Me has dado mucho en lo que pensar y necesito hacerlo. Necesito pensar en tu carácter en tus reacciones, en tu forma de comportarte conmigo. No es que no quiera estar contigo, pero necesito pensar, Christian. Lo necesito, en serio.
- Está bien, pero al menos, quédate esta noche en mi casa. ¿ Cuándo regresarás?
- El viernes- Son muchos días ¿ te quedarás ?
Y soy incapaz de negarselo, porque yo también deseo estar con él aunque a veces tenga reacciones que no comprenda, pero me fascina y en el fondo sé que verdaderamente me desea al igual que yo le deseo.
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