jueves, 27 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 17 - El asombro de Elena

Hemos hablado, hemos discutido, y se nos ha pasado el enfado.  Todo vuelve a ser normal en nuestra especial relación. La señora Jones nos ha preparado uno de los platos que más me gusta, y siento que tengo hambre.  Después de servirnos, se retira para dejarnos a solas, e iniciamos a conversación sobre nuestros trabajos, y parece ser que el de Christian ha sido todo un éxito, porque se muestra sumamente encantado con el proyecto que ha puesto en marcha.  Se nota cuando algo le satisface, porque no para de hablar de ello, y a detallarme la técnica, algo de lo que no tengo ni la más mínima idea, pero me conmueve su entusiasmo, su alegría por el excelente resultado obtenido.





A pequeños sorbos bebemos del vino que más complace a Christian y poco a poco damos por terminada nuestra cena, que ha sido edificante después de las discusiones de las últimas horas.  Nos volvemos a una, cuando un carraspeo rompe nuestra sobremesa.  Es Taylor anunciándonos la llegada de la señora Robinson.
¿ Qué quiere ahora ? - le pegunto a Christian
- No tengo ni idea- me responde él
-¿ Hablaste con ella?
- Si lo hice, y la expliqué que no quieres ir a comer  con ella, y aunque no lo entendía, tuve que explicarla  es debido a la relación que tuvimos en tiempos y que no entiendes.
- Sí que la entiendo. Eres tú el que no quieres ver la realidad.

Y nuevamente una interrupción de Taylor   "La señora está subiendo"

Hago intención de irme, pero Christian me retiene al tiempo que la puerta del ascensor se abre, dando paso a Elena, que por unos instantes se detiene antes de entrar en el salón. Noto perplejidad en su rostro, como si el verme allí fuera lo más extraño del mundo.  ¿ A qué habrá venido? ¿ Sentirá celos y quiere volver a pisar el terreno firme que pisó hace tiempo?  La mano de Christian sobre mi brazo, está tensa, apretada contra mi carne, hasta casi producirme dolor.  Me mira de reojo, pero yo mantengo mi vista fija en la mujer que le sedujo y le iniciara en esa relación absorbente y dominante a la que le sometió durante años.

- Es lunes ¿ verdad ? - dice dirigiéndose a Christian e ignorándome por completo
- Si lo es - la responde él
- Pensé que estarías solo


Y en el acto deduzco a qué se debe su asombro:  ella creía que nuestro encuentro terminaba el domingo por la noche, y que ni por asombro imagina que vivimos juntos.  En mi interior me regocijo al pensar que quizá esté perdiendo la influencia obre él, que por otra parte es más que evidente, sólo que quizá ella no quiere verlo.  Me asombra la voz de él, cuando prosigue hablando

- Ana está conmigo ¿ A qué has venido Elena?
- Me mira perpleja, dirigiendo la mirada de uno a otra.  Y nuevamente hago intención de irme y dejarles solos.  Está visto que ella lo prefiere así y yo no deseo estar en el mismo espacio que ella.  Christian intuye lo que deseo hacer, y me sigue reteniendo.

- Elena, no tengo secretos para ella.  Conoce todo mi pasado y además estamos juntos. Te repito ¿ a qué has venido Elena ?
- Bien...  Me alegro por vosotros

Manipula dentro de su bolso y saca una nota doblada al tiempo que se dirige a Christian diciendo que la están haciendo chantaje.  Se me pone la piel de gallina pensando que alguien haya descubierto su modo de vida.  No me importa el de ella, pero no quiero bajo ningún concepto que eso alcance a Christian, y precisamente es lo que me alarma.  Le tiende la nota, pero él la indica que la deje sobre la encimera y que la abra. La pregunta si ha ido a la policía, y ella lo niega.

Después de que Christian haya leído el chantaje, se echa a reír, y mirándola la dice que eso es una bobada

- Alguien que chantajea no pide esa cantidad ridícula. Debe tratarse de una broma. ¿ Sospechas quién puede ser ? - Ella niega con la cabeza y yo ya he escuchado lo suficiente. Alego que estoy cansada y decido retirarme.  No quiero saber nada de los asuntos de esa mujer. Cuando voy en dirección al dormitorio, decido escuchar de lo que hablan.  Sigue la conversación referente al chantaje y Christian la ofrece que Welch averigüe algo, y ella acepta.

- Se os ve bien - le dice
- Soy muy feliz- la responde
-¿ Por qué no quiere nada conmigo? Insiste ella
-Elena, no entiende lo que tuvimos, así que por favor déjala , déjanos en paz.  Ahora soy feliz; tengo lo que antes nunca tuve, así que no interfieras en nuestros asuntos. De verdad te digo, déjala en paz.
- Está bien.  Es que me preocupo por ti
-Ya lo sé, te lo agradezco, pero ahora es ella mi mundo, así que no interfieras. Y por favor la próxima vez que quieras hablar conmigo, comunícamelo antes
- Está bien, así lo haré. Sabes que tu amistad es muy importante para mi. De ahora en adelante así lo haré.


Se están despidiendo y yo, sigilosamente me apresuro a ir al dormitorio.  Me pongo la camiseta y me meto en la cama rápidamente antes de que Christian pille que les he estado espiando.

Auditoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de grey
Editada:  Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

miércoles, 26 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 16 - La agresión

Puedo decir, y no me equivoco, que de todos los días complicados que he tenido últimamente, éste de hoy, ha sido uno de ellos.  El día anterior, terminó..., como terminó. Y ahora, cuando ya ha caído la noche, e intento dormir abrazada a Christian, hago un recuento, y aún me producen escalofríos las imágenes que acuden a mi memoria.


La tensión entre Jack Hyde y yo, era algo más que tensa, y no se porqué, aunque lo imagino.  Esta tarde hemos de dejar todo ultimado: mañana sale para Nueva York..., sin mi. Y aún estoy algo enfadada con Christian, porque ha provocado una relación muy fría entre mi jefe y yo. A veces me trata con algo de mala educación, y yo comienzo a cansarme porque no tengo el por qué aguantar sus inconveniencias.  Me hace corregir los trabajos, por el simple hecho de fastidiarme, y es algo que, encima, no puedo comentar con Christian, porque conozco cuál sería su reacción.

Este trabajo es lo que siempre he soñado, pero he tenido la mala suerte de haber entrado en una empresa que ha comprado mi novio y cuyo editor principal, no sólo es mi jefe, sino que ha establecido una rivalidad, que desde ahora sé que tiene las de perder, pero mientras se da cuenta, creo que me va a hacer la vida imposible.

Me ha pedido que tengo que quedarme hasta más tarde, con motivo ¡ vaya por Dios ! de mi negativa a ir a Nueva York.  Por lo visto he de prepararle un informe en el que no hace más que destacar las faltas que cometo. ¡ Qué casualidad ! hasta ayer, era perfecta, pero ahora soy nefasta.  No sé cómo voy a luchar con este frente que se me ha abierto sin que Christian llegue a enterarse.  Preparo sus cafés, voy a por su bocadillo, y todo lo hago con el mejor de los humores, aunque francamente está comenzando a fastidiarme.  Menos mal que el fin de semana está cercano.  Me centro en que lo pasaré con Christian y eso hace que disipe, en parte, mis sinsabores.


Estamos solos en la oficina.  Al fin parece que está conforme con todo el trabajo realizado, y yo me preparo para salir. Apilo los informes que ha de llevarse  y lo dejo todo despejado, de papeles, para que no se confunda y lleve lo que corresponde, y no otros.  Me doy cuenta que no he probado bocado en todo el día, y mientras él termina lo que quiera que esté haciendo, me dirijo a la sala que tenemos de descanso y busco algo de comer, algunas galletas, o algún dulce que haya quedado olvidado.

Por le rabillo del ojo, veo que una silueta se acerca hacia mi  ¿Qué demonios hace aquí ?  Creo que es la primera vez que entra.  Mi sexto sentido me alerta y trato de poner la máxima distancia entre él y yo.  Me corta la retirada, y me arrincona contra una puerta dificultando mi salida con sus brazos.  Está muy cerca de mi cara, y eso, además de molestarme, me da miedo.  Veo fiereza en sus ojos, y en su boca un rictus que no me gusta nada.  Empieza a dirigirme algunos insultos que me ofenden porque no son ciertos ¿consentida yo ? ¡ Es mi novio ! Y además ese no es su problema.  Se sigue acercando hasta que su aliento repugnante me da de lleno en la cara.  Huele a alcohol, y eso me alarma aun más, porque debe haber bebido bastante a tenor del olor que desprende su boca.

Hace cosas que me están asustando por momentos, acaricia mi mejilla y el lóbulo de mi oreja, algo que no debo permitirle, pero sigue bajando su mano por mi escote y se detiene en uno de mis pechos. ¡ Oh no !.  Ni siquiera puedo mirar por si veo a alguien y pedir ayuda. ¡ Estamos solos ! y él no tiene buenas intenciones, así que decido poner mi plan en marcha.


A mi memoria llega el recuerdo de defensa personal que me enseñó mi padre y sin pensarlo mas lo pongo en práctica.  Le dejo primero que se recree un instante en su tocamiento, de modo que no se de cuenta de lo que va a venir ahora, ya...  Levando doblada una de mis rodillas, y con todas mis fuerzas la dirijo a su parte más íntima y delicada. ¡ Bingo, acierto de pleno !  Inmediatamente retira su mano de mi, y se dobla dando un alarido de dolor.  Salgo corriendo, recojo mi bolso y ni siquiera espero al ascensor; bajo las escaleras con toda la rapidez que mis piernas me permiten.  Estoy a punto de caer, cuando uno de los tacones de mis zapatos, se tuerce , pero me rehago enseguida y salgo rápidamente a la puerta de entrada.

Me paro en el quicio, ya en la calle, porque el aliento me falta y parece que el corazón se me saliera por la boca.  Las piernas me tiemblan  y siento que voy a caerme.  Unos brazos fuertes, me sujetan cuando estoy a punto de desplomarme.  Miro horrorizada, y compruebo que se trata de Christian.  Siento un gran alivio, pero no escucho lo que me dice.  Intuyo que me pregunta algo,  y yo por inercia le respondo " Jack... "

No puedo seguir diciendo nada más.  Taylor entra resuelto en las oficinas y Christian me lleva hasta el coche mientras le explico lo ocurrido. Me deja sentada y cierra el coche.  Vuelve sobre sus pasos y veo que entra en SIP. Estoy muy asustada y preocupada, porque a pesar de que tanto Christian como Taylor, son más fuertes que Jack, me da miedo la furia desatada de ese hombre.



Antes de entrar veo a Christian hablar por su móvil con alguien y mi preocupación va en aumento. Ni siquiera puedo bajar un poco los cristales, ya que él se ha asegurado de que estuviera protegida dentro del coche.  No sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero al cabo de bastante, veo que se abren las puertas de la editorial y por ella aparece Jack portando una caja llena de cosas.  Está escoltado por el guardia de seguridad.  Se mete en un taxi, que posiblemente será el que debía recogerle para llevarle al aeropuerto, y parte de allí a toda prisa.

Poco rato después,  veo que Christian y Taylor salen del edificio y se dirigen hacia el coche.  Christian se monta a mi lado, puesto que estoy en el asiento del copiloto y Taylor en la parte de atrás.  Tiene las mandíbulas contraías, y no me mira ¿ encima ? Yo no he provocado esa agresión.  Deseo protestar, pero pienso que mejor callo; está muy nervioso y alterado.  Tiempo tendremos de hablar sobre lo ocurrido.


Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

sábado, 22 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 12 - Huida

Noto que Christian se pone nervioso.  Inmediatamente llama a los guardaespaldas y simplemente les dice:

-Revisad todo.  Está aquí

En realidad no sé lo que ocurre,  qué es lo que causa tanta alarma y al preguntárselo me dice que se trata de Leila. Y recuerdo lo que ha ocasionado el que me despertara y al decírselo empieza a dar órdenes inmediatamente que entran  Taylor y Sawyer..  Me ha dado unos pantalones de chándal de él y me saca una chaqueta vaquera también de él. Estoy con la camiseta de dormir, y la ropa que llevo puesta es treinta tallas más grandes que la mía.  Pero no hay tiempo; yo también estoy nerviosa.


Taylor llega con unas deportivas para mi, que es lo único que es de mi tallaje, y un maletín con algo de ropa para ambos. Le dice que reserve habitaciones en algún hotel y que lo haga a su nombre.  Nos marchamos rápidamente.  Todo ha surgido a velocidad de vértigo, sin a penas dar tiempo a procesar todo lo ocurrido. Y de pronto recuerdo que me dijo Leila había comprado un arma. ¡ Dios mio ! Pero...  si quería usarla contra mi, me hubiera disparado mientras dormía, y no lo hizo.

Trato de tranquilizarle con esa reflexión, pero el está concentrado en revisar bien la autopista y que no nos siga nadie; pisa a fondo el acelerador.  Sólo nos alumbran las farolas de la autovía.  No hay nadie ni cerca ni lejos de nosotros. Cuando comprende que efectivamente no nos sigue nadie, toma una salida que va directamente al centro de Seattle.  Vamos al hotel Fairmont Olympic:  allí Taylor nos ha reservado una suite.

Me he olvidado del cansancio atroz que tenía, y el sueño ha huido de mi.  Christian está muy preocupado y no sé cómo relajar su tensión. ¿ Va a por Christian por haberla rechazado , o va a por mi por ser ahora su pareja?  Eso es lo que también piensa Christian, y la incertidumbre es abrumadora.  En el fondo pienso que quién corre verdaderamente peligro, si es que quiere hacer daño, soy yo, por competidora.  Sencillamente no esperaba que Christian pusiera sus ojos en otra chica.


 Por fin llegamos al hotel.  El más lujoso de Seattle, y yo voy con unas pintas para salir en una revista.  Menos mal que a penas hay gente en el vestíbulo, pero las pocas personas con quienes nos cruzamos, me miran extrañadas.  Tengo que sujetarme los pantalones del chándal, porque se me van cayendo de grandes que me están. La chaqueta , a pesar de haberme doblado las mangas, las hombreras me llegan a medio brazo.  Pero no tengo tiempo de avergonzarme; es demasiado tremendo lo que nos está ocurriendo.

Ya estamos en nuestra suite. Christian se recuesta en la puerta de entrada, como respirando aliviado, y de pronto descubro cuál es su preocupación, no es por él, sino por mi, por tenerme protegida y que no me ocurra nada.  Bebemos una copa; creo que nos la merecemos.  Ha sido una noche para no olvidar,  en todos los sentidos.

Dentro de poco amanecerá y siento una sensación como si los brazos se me separaran del cuerpo.  Los músculos se me han relajado pero el cansancio me pesa enormemente. Quiero ir a la cama, pero al mismo tiempo deseo que Christian se tranquilice, que no se preocupe tanto. No importa lo de mi coche, ni la carta de la intrigante Elena invitándome a comer juntas, ni siquiera la aparición del fantasma Leila que ha alterado nuestras vidas.  Estamos juntos, estamos bien y eso es lo que importa.

Y ahora soy yo la que debo procurar que Christian se relaje también, y sé el método que debo emplear para ello.  Le tomo de la mano y vamos al dormitorio.  Felizmente consigo que siga mi juego. Y volvemos a encontrarnos porque ambos necesitamos librarnos de tantos nervios y preocupaciones pasadas, y de la única forma en que sabemos hacerlo, es poseernos mutuamente, con ardor, con delirio, olvidando todo lo que nos ha llevado hasta allí.  Y nos entregamos al sumo placer de estar juntos y ser uno del otro sin importar que el mundo entero, fuera de ese hotel, esté tratando de ¿ qué? ¿ de hacernos daño? No tengo ni idea de lo que persiguen; tenemos varios frentes abiertos que posiblemente lo deseen.   pero juntos conjuraremos el peligro porque nos protegemos mutuamente.

Estamos agotados por todo lo vivido desde que amaneció el día de ayer: nuestro encuentro amoroso, la fiesta de la mascarada y por si fuera poco el salir huyendo de casa perseguidos por quién sabe quién, por quién sabe qué.  Nos quedamos dormidos, rendidos y abrazados como si nos protegiéramos con nuestros cuerpos.

Me ha anunciado que me dará una sorpresa.  Por fin conseguimos relajarnos y cuando ya el sueño comienza a cerrar nuestros ojos, rememoro el tiempo que acabamos de tener con nuestro encuentro sexual, tan especial hoy, por las circunstancias vividas.  Y mañana, cuando amanezca, será otro día.  Porque con Christian vas a velocidad de vértigo, no te da tiempo ni a pensar, ni a aburrirte.

Le miro; ya se ha dormido y me fijo en los rasgos de su rostro que aún están algo crispados y suavemente, para no interrumpir su sueño acaricio su mejilla y yo también me entrego al sueño.



Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones: Cincuentas sombras más oscuras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

miércoles, 19 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 10 - Mascarada ( Segunda parte )

Cada vez me siento más incómoda.  Miro a todos lados buscando el momento oportuno para levantarme y poder ir al lavabo, y quitarme el artilugio que llevo dentro. Pero ahora comienza la subasta, ¡ vaya por Dios !  Comienzan las pujas y poco a poco van quedando para el final las ofertas más caras, pero también las más suculentas.  Y llega el turno de Aspen, y no lo pienso más.  Es la oportunidad de revertir el precio de mi escarabajo, y hago la señal con el importe íntegro del cheque de Christian. Me mira incrédulo y creo que no le ha gustado mucho; no ha sido devolverle el dinero, sino cooperar con algo importante, simplemente.  No necesito ese dinero.  Al final, con una medio sonrisa me dice unas palabras y creo que su enfado ha concluido.  Le comento que debo ir al servicio lo más pronto posible; le necesito, a Christian, porque  él es el único que me puede aliviar.  Cuando ambos nos disponemos a ir, Mia se ofrece para acompañarme. Todo lo que puedo hacer es librarme de ello, pero ¿ cómo?  Necesito a Christian. ¡ Vaya la oportunidad de Mia ! 



Me mete prisa porque viene la segunda parte del evento. Una especie de venta de chicas, en la que se paga el precio más alto por bailar con una determinada señorita.  No tenía ni idea de que venía este juego, y al que he sido "invitada" por Mia, que insiste en ello. No hay nada que más me avergüence que el exhibirme en público. Nos suben a una especie de tarima que hace las veces de escenario, y frente a nosotras todos los caballeros, muy sonrientes, que están dispuestos para conseguir nuestro baile.  Se van sucediendo las distintas parejas, y mi momento se acerca.  Hay dos caballeros que se disputan mi baile; a uno le conozco: es Christian, pero ¿ el otro?  Tiemblo al pensar lo que hacía unos instantes me comentaba Mia, " Christian se peleaba con todos ". Espero que sea él el que gane por varios motivos, pero también porque no quiero discusiones y peleas, y estoy con temor de que si no lo consigue termine a porrazos con el competidor.

Pero no ha lugar, Christian se alza con la cantidad más importante hasta ese momento.  Debajo del antifaz, mis ojos no se pueden abrir más ¡ Cien mil dólares por un baile !.  El otro aspirante, hace una inclinación de cabeza y sonríe educadamente.  Christian  me ayuda a bajar del escenario, y a paso ligero me conduce hasta un lugar en el que pueda aliviarme. Me lleva a su habitación de adolescente.  Miro con curiosidad todas las cosas que contiene porque es una parte de la vida de él que no he vivido.  Mientras tanto, Christian se está desabrochando la pajarita y me ayuda a quitarme el vestido.  Observo también una pequeña fotografía que tiene en su corcho.  Le pregunto quién es y me dice que alguien sin importancia

- Vamos tenemos poco tiempo - Me da unos azotes que me alivian.  Todo muy rápido; hemos de incorporarnos al baile que viene a continuación y no hay tiempo para más.


Por fin conozco a quién estaba interesado en bailar conmigo: se trata del doctor Flynn, y como el que no quiere la cosa, me somete a una especie de interrogatorio que a mi me suena a psicoanálisis.  Al terminar el baile, me devuelve nuevamente a Christian., y bailamos la melodía que en estos momentos interpreta la orquesta y el vocalista " Te llevo bajo mi piel ", es el título de la canción.  Le miro y sonreímos por lo exacto que es ese título, ajustado a lo que acabamos de hacer.  A Christian le paran unos conocidos y se detiene un momento a charlar con ellos; mientras me dirijo a la mesa a recoger mi bolso.

  En la carpa no hay más que los camareros recogiendo todo, pero alguien con una máscara color negro y muy sofisticada, me llama por mi nombre.  Enseguida adivino quién se esconde tras ella.  Me reprocha mi comportamiento con Christian cuando le abandoné y me hace advertencias, indicando que no me va a tolerar que vuelva a hacerle daño.  No me muerdo la lengua y la reprocho su proceder y que no es nadie para decirme nada.  Corto la conversación y voy ligera fuera de  la carpa.

Christian ve que llevo la cara contraída y se acerca hasta mi para averiguar lo que pasa. No me detengo en mi camino y le digo que se lo pregunte a ella y giro la cabeza en la dirección en donde está Elena sentada  .Claramente Christian está de mi parte, y me acompaña hasta el servicio que es a donde me dirigía. Mientras entro, a la salida, veo que está hablando con ella, casi discutiendo.  Me da la opción de marcharnos a casa o quedarnos a presenciar los fuegos artificiales que será el broche final de la velada.  Elijo esto último y pasamos un rato delicioso.


  Me siento cansada por los zapatos y por todas las tensiones vividas, así que cuando termina el espectáculo, pido a Christian irnos a casa.  Tras esperar un momento a que se despeje todo, entramos en el coche, después de que Sawyer le dé una carta que le habían dado para entregármela.


Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras más oscuras.
Editado: Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

martes, 18 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 9 - Mascarada ( Primera parte )

Me estoy preparando para acudir a la fiesta de los padres de Christian.  He decidido ponerme un traje plateado ; es precioso y creo que estaré muy favorecida con él. Estoy en ropa interior, con un conjunto que también ha comprado él.  Con este tipo de prendas, es imposible no estar seductora.  Todas estaríamos preciosas con esta lencería y este traje de noche.  Cuando me giro para ponerme los zapatos, observo que Christian está en la puerta y me observa detenidamente.  En su boca se dibuja una sonrisa, y en sus ojos admiración y deseo.  Yo le observo también.  Ya está vestido, sólo le falta la pajarita .y la chaqueta.




 Lleva un elegante esmoquin, faja negra y zapatos de charol, también negros.  Es un hombre elegante, y no sólo porque tenga dinero, los hay muy ricos y son un desastre, pero Christian sabe vestirse bien.  Se acerca a mi lentamente , y veo que lleva algo en las manos.  Cuando está a mi altura, me sonrie, casi con timidez,y me ofrece algo envuelto en papel de regalo. ¿ Qué será ?  Lo desenvuelvo nerviosa, y ante mis ojos aparece una caja con un nombre en su tapa : Cartier.  Enseguida sé que se trata de alguna joya ¿ por qué ?  Le miro y él responde a mi pregunta silenciosa.

- Te los iba a entregar la pasada semana, pero te fuiste.  Creo que son apropiados para el traje que vas a llevar y realzarán más tu belleza.  Es mi segunda oportunidad.


Me conmueve la ternura  de Christian, y aunque él no lo crea ó no lo vea así, pienso que es un empedernido romántico.  Abro la caja y ante mí hay unos pendientes largos de diamantes.  No sé qué decir, sólo mirarle con los ojos muy abiertos.  Y en su rostro una pregunta con tintes de inquietud ¿ Te gustan?, me dice,  y yo le respondo: ¡¡¡  Son preciosos !!!  y de puntillas le doy un beso en los labios.  A continuación saca de su bolsillo una bolsita de terciopelo azúl oscuro.  Mi curiosidad va en aumento ¿ otro regalo?

 Si. Quiero que te lo pongas. Que lo lleves esta noche; si acaso te resultara incómodo, siempre podrías quitártelo
- ¿ Qué es ? - le digo curiosa

Y saca de la bolsita unas bolas de plata unidas por un cordón, que no tengo ni idea de qué son y para qué son.

-Ponlas en tu boca e imprégnalas de saliva.  Hay que lubricarlas.

Hecho ésto, me dice que me ponga los zapatos y me incline en la cama.  Me abre las piernas y me baja las braguitas, y a continuación introduce dentro de mí las bolas que hasta hace unos segundos estaban en mi boca.  Me ayuda a levantarme y sonriente me pregunta que si estoy bien.  Le sonrio y respondo que si.

- Bien, pues por favor tráeme un vaso de agua - Me extraña su petición, pero se lo traigo, y a medida que voy caminando averiguo lo que esas bolas están haciendo dentro de mi. Como siempre lee mis pensamientos y se ríe por la expresión que debo tener en mi rostro. Quiere que las tenga toda la noche. No estoy muy segura de que vaya a ser así.  Christian decide terminar de arreglarse, puesto que yo ya casi estoy lista. Cojo mi bolso, un chal y me perfumo.


  Salgo de la habitación y cuando bajo las escaleras, observo que Christian está dando instrucciones a los guardaespaldas; de repente se callan todos y Christian sorprendidos, se gira para ver que es lo que produce su mutismo.  El también se queda callado y me observa con esos ojos insoldables y acerados que te penetran.  A continuación, dan por terminadas las instrucciones y salen de la estancia.  Me acerca complacido hacia él y me da un beso en la mejilla.  Se le ve muy relajado y contento.  Me ofrece una copa de champán y a continuación me enseña el contenido de otra bolsa de terciopelo.  Saca un antifaz exquisito, plateado e impresionante, junto a otro negro más sencillo Y sin comprender para qué son, él comienza a explicármelo



- Es un baile de máscaras.  Todos llevaremos una. Elegí ésta para ti, porque además de que realzan tus ojos, hace juego con el vestido que imaginaba llevarías.  La mia es negra, no necesita realzar nada, al contrario sientes algo muy liberador al estar poco menos que de incógnito.  Nos lo pondremos al entrar. Y vayámonos ya que se nos hará tarde si nos entretenemos más.

Estoy empezando a sentirme incómoda.  Me rebullo en el asiento del coche, y él me mira y se rie.  No digo nada porque Taylor y Sawyer nos acompañan, pero estoy sintiendo algo inquietante.

A la entrada de la mansión Grey, hay un desfile de lujosos coches y personas elegantemente ataviadas. Al llegar frente a los anfitriones, Grace me recibe con un abrazo y muy sonriente, al igual que Carrick. Alaban mi indumentaria y nos entregan una especie de programa en el que figuran los regalos de una subasta y el lugar que debemos ocupar en una determinada mesa, que no es otra que la de ellos.  Estaremos todos en familia: Los Grey, los padres de Grace, Mia, otro matrimonio que no conozco y nosotros.

Christian muy galante me acerca la silla, y de paso se recrea con su dedo pulgar en acariciarme la espalda. Me da un escalofrío que percibe y se ríe.  Es un maestro en el arte de la seducción y sabe perfectamente lo que está ocurriendo dentro de mi.

Hay una orquesta con un cantante que ameniza la reunión con baladas suaves.  En mi vida he visto una mesa con tantos cubiertos y tantas copas.  Repaso mentalmente las lecciones de protocolo de mi bachiller y trato de que la memoria me haga recordar para qué plato y qué vino es cada cosa.  El abuelo de Christian entabla conmigo una conversación, en la que también interviene la abuela.  Es un matrimonio encantador y se nota a primera vista que adoran a sus nietos, pero más especialmente a Christian.


Decido leer la carta que trae un sin fin de variados entremeses, y platos de carne y de pescado, además del postre y los licores, incluyendo champán ¡ Vaya, esto si que es un fiestón !.  Paso la hoja y leo los regalos de la subasta, me detengo en lo que ofrecen los Grey y Christian ¡ Aspen ! ¿ También tiene propiedades en Aspen ?  Se da cuenta de que estoy seria y da un vistazo a lo que estoy viendo, y me dice:" si, también en Aspen.".   No dice más; sólo sonríe y acaricia mi espalda con su pulgar....



                                                  FIN DE LA PRIMERA PARTE

Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James,  Cincuenta Sombras de Grey 
Editado:  Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS 


domingo, 16 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 7 - Sabor vainilla

Christian observa todo el apartamento.  Es la primera vez que viene, y se me hace extrasño verle en este espacio tan reducido en comparación con el suyo, tan desmesuradamente grande.  Perece que le agrada, sonríe.  No tengo nada que ofrecerle. Mira en el frigorífico y lo ve completamente vacío: sólo un yogur y en el congelador una tarrina de helado.  Frunce el ceño  y me mira preguntándome que cómo es posible que no tenga nada para comer.

- Lo siento - le respondo
-¿ Cómo te has alimentado? - me dice inquieto

No le respondo, no sé qué decirle. Acaso : ¿ crees que tenía gana de comer?.  El lo entiende perfectamente y yo  añado " iremos a comprar "

- Bien vayamos
Me toma de la mano y nos dirigimos al supermercado que no está lejos de casa.  Me hace gracia que cargue con el cestillo; va detrás de mí.  Le miro de reojo y le sonrio; se nota que es la primera vez que entra en un lugar de estos a hacer la compra.  Haré algo rápido, y para ello echo en la cesta alguna verdura, pollo y poca cosa más.  Me indica que le gustaría un buen vino, dudo que aquí haya. Y le indico que v aya a la licorería que hay anexa al establecimiento.  Me divierte verle en plan doméstico.  Nunca me lo hubiera imaginado, y creo que a él también le hace gracias.

Al llegar a casa, deposito en la encimera de la cocina todo lo que hemos comprado, mientras él mete el vino en el frigorífico.  Desea ayudarme pero no sé si podra.  Le digo que corte unos pimientos para el salteado, y yo mientras aderezaré el pollo.  Como creia, se muestrta torpe  en su trabajo culinario: es lento, y así no terminaermos nunca.  Estoy



impaciente por estar con él, pero va a su ritmo, y a pesar que le presiono, no puede ir más deprisa: no sabe.  Entonces se me ocurre una idea, y comienzo un juego que a ciencia cierta va a darme el resultado que deseo:  me apoyo en su espalda para guiar sus manos en el manejo del cuchillo, rozando mi pecho en ella.  Siento que da un ligero respingo.  Me hago la desentendida, como si hubiera sido algo inocente.  Dejo transcurrir unos instantes, y sigo con el aliño.  Tengo que coger unas especias y para ello rozo su cuerpo con el mio, y la respuesta no se hace esperar.  Suelta los cuchillos y los pimientos, y me mira, y dice sonriente:



.La comida va a tener que esperar.  Mete el pollo en el frigorífico;  comeremos después. ¿ Dónde está tu cuarto ?

Se lo indico y tomando mi mano me conduce hasta él. Me mira sujetando mi cara con sus manos y dice:

- Vas a tener que guiarme Anastasia. Vas a tener que decirme lo que quieres que te haga.  No te tocaré mientras no me lo indiques

¡ Madre mía ! Este hombre es erótico hasta en lo más mínimo.  Deseo que recorra mi cuerpo, pero dice que no con la cabeza y sé que he de detallarle todo muy bien para no hacer nada que me desagrade.

- Bien- le digo - pues comienza por quitarme la ropa - El lo hace despacio, pausadamente, sabiendo muy bien el terreno que pisa, y yo cada vez estoy más impaciente.- Quítame los pantalones- le digo una vez que me ha quitado la blusa . Se agacha y me quita las bailarinas y saca el pantalón.
- ¿ Qué más, Anastasia ? - Dejándome en ropa interior
- Creo que aún estoy muy vestida - El se rie y con toda la calma del mundo me desabrocha el sujetador y baja mi tanga, dejándome totalmente desnuda.  Se retira un poco para contemplar mi cuerpo, y su mirada es convierte en ardiente y lasciva, algo que me hace ruborizar
- ¿ Qué mas, Anastasia? -
- Quiero que me beses... - Y ahora si que me siento tímida, porque con mi mano señalo la parte más íntima de mi.



El me sujeta y cierro los ojos cuando veo que su cabeza avanza hacia mí. Y  me castiga una y otra vez y de repente deja de hacerlo y mirándome se levanta del suelo y me dice jocoso:

- Tu sin ropa ¿ y yo? Ahora te toca a tí, pero la camisa ni la toques.


Le doy un ligero empujón y le tiendo en la cama mientras ríe divertido con los brazos en alto, dejándome hacer.  Le quito los zapatos y los calcetines.  Desabrocho su pantalón, y he de subirme a la cama para hacer fuerza y tratar de bajárselos.  Nunca he desnudado a un hombre. El ríe sin parar y yo cada vez me pongo más nerviosa.  Se ahueca un poco de manera que yo pueda bajarlos por la parte de su trasero, y por fin consigo hacerlo, junto con sus slips. Y ahí le tengo, absolutamente mio, y yo totalmente suya, uno frente al otro. y me siento a horcajadas encima de él y ahora soy yo la que doy órdenes.


  Me indica que saque de sus pantalones un papelito plateado y me dice que lo ponga en su sitio.  Soy torpe y me tiene que dirigir, nunca lo he hecho.  El se retuerce bajo mis manos inexpertas, y entre abre los labios y cierra sus ojos.  Por fin " misión cumplida".  Y ambos marcamos un ritmo sujetándome por las caderas, y soy yo la que soy su dueña, pero me hace parar y ahora es él quién tiene el mando.  Y nos perdemos uno en el otro. No importa quién tome a quién, formamos uno solo en nuestra singular danza, excitante, erótica, nuestra danza y ambos alcanzamos el máximo éxtasis.


Quedamos tumbados uno al lado del otro.  Yo boca abajo, él con camisa. Él acariciando mi espalda desnuda, y sin poder tocarle.  Me ha dicho que tiene su origen en la niñez terrible que pasó, pero ¿ cómo ? ¿ por qué no quiere decírmelo? ¿ Será asií siempre? Yo deseo acariciar su cuerpo lo mismo que hace con el mio, pero es algo que no está  a mi alcance y es difícil controlarse cuando estamos amándonos, porque para mí es una expresión de amor sublime: las caricias, la posesión del otro, en definitiva, la intimidad.



E´l con los pantalones puestos, yo con una bata, sentados en el suelo comiendo el salteado.  Tenemos las piernas cruzadas uno frete al otro y entre medias, un pequeño mantel en el que ponemos los cubiertos las copas y el vino.  Sin mesa, sin flores en ella, sin protocolo alguno.  Satisfechos después de haber hecho el amor.

¡ No tienes postre? - me pregunta
- Creo que sólo una tarrina de helado
-¿ Dónde está ?
- ¡ Christian dónde crees, en el horno?
- Tienes la lengua muy larga, Steele

Yo me rio, cuando se levanta y se dirige al frigorífico y saca del congelador la tarrina de helado y coge una cuchara.  Llega hasta mí.  Mira el helado y comenta:

- ¡ Hum, de vainilla ! - y me mira sonriendo.  No quiero ni pensar que quizá alguna picardía se le esté ocurriendo.  Y no me equivoco.  Me ayuda a levantarme y tomando mi mano, nos encaminamos nuevamente a mi dormitorio ¿ Más sexo ?, me pregunto. O quizás desea tomar el helado mientras charlamos, pienso.
- Supongo que tendrás repuesto de sábanas- me pregunta
- Claro !
- De todas formas, saca una toalla grande- .  Mientras me dirijo al armario para hacerlo, de un tirón deshace la cama y tira al suelo la almohada
- ¿ Qué haces?
- Vas a verlo enseguida. Quítate la bata y tumbaste boca arrba.  Dame el cinturón

Saco el cinturón de la bata y sentado encima de mí, me ata los  brazos al cabezal de la cama.  No tengo ni idea de lo que va a hacer, pero sé que será algo excitante puesto que sonríe de medio lado.  Cuando está todo aparente, según él, y sentado encima de mi, comienza comer el helado ¡ Qué raro !. Saca una cucharada y la acerca a mi boca, . Yo me adelanto con la cabeza para recibirla, pero ni siquiera llega a mis labios, porque juguetón la toma él solo.  Y así hace por un par de veces

- Está frío, mejor dejamos que se caliente un poco


Y dicho ésto toma pequeñas cantidades de helado que deposita en mi boca, en mi cuello, en cada uno de mis pechos y a continuación lame los espacios de helado que ha ido dejando sobre mi.  Es algo excitante, muy excitante, pero que no es suficiente para él, y sigue bajando por mi cuerpo , lentamente, y sigue lamiéndolo.  Me retuerzo por la excitación que siento; ésto no me lo esperaba, y compruebo que Christian no necesita juegos ni artilugios, sólo su imaginación para hacer que el erotismo reine entre nosotros.  Deposita una porción en mi parte más íntima y yo creo que voy a explotar. Se pone un papelito y a continuación entra en mi lentamente, suavemente, dulcemente que hace que vibre cada fibra de mi ser. Nunca había sentido nada semejante, ni siquiera antes,  con él. Y no puedo evitar lanzar un gemido en voz alta que más bien es un pequeño grito.  Y mi cuerpo se arquea, y él echa la cabeza para atrás y cierra sus ojos y volvemos a poseernos con furia renovada, y nuevamente, los dos a un tiempo, llegamos al clímax más ardiente y placentero que hemos sentido nunca.

Christian tumbado encima de mi, con nuestras manos enlazadas, me besa suavemente y sin apenas voz, me dice sonriente:

¿ Es esto un sexo vainilla ? - Yo abro los ojos lentamente sin fuerzas para responder y le digo que sí con la cabeza,. Besa mis labios, y dice:
- Bien, Desde ahora será Ben & Jerry's & Ana

Este encabezará esa lista que  tengo mentalmente de todos nuestros encuentros,  el que ocupará el primer lugar.  Dudo que algún otro desbanque al de ahora, pero con Christian nunca se sabe.




 Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado:  Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras de Grey
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

sábado, 15 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 6 - Duelo deTitanes

Jack acaba de anunciarme que los viernes tienen por costumbre ir a una cafetería cercana a tomar una cerveza, con los compañeros del departamento.  Desea que yo también vaya.  Me apetece, quiero confraternizar con ellos, aunque por otro lado retrasará el encuentro con Christian , y estoy ansiosa por verle de nuevo. Me siento renovada y feliz.  Le comunicaré que me retrasaré algo en nuestra cita.  Creo que no va a gustarle la idea, si se siente como yo, pero me parecía una descortesía decir que no.

Le pongo un correo y parece que no está disgustado, probablemente  el deseo de encontrarnos de nuevo aliviará un poco su contrariedad.  He de decirle el lugar y la hora.  Me río cuando conozco que la cafetería se llama  Fifty Shades de Lori's.  Mi compañera más cercana me mira sorprendida, porque tengo delante un manuscrito en el que trabajo y debe pensar que se trata de algo gracioso.  La miro de reojo, y dejo su
curiosidad en el aire.  Y por fin dan las seis; es hora de recoger la mesa y prepararme para la salida. Entro en el baño y retoco mi aspecto, y allí mismo comunico a Christian el lugar.

Cuando salgo a la calle miro al cielo: hace una tarde preciosa de primavera, o ¿ soy yo que me siento eufórica ?.  Una chica me para  mencionando mi nombre, no la conozco pero parece que tiene algo que decirme.  Me excuso con mis compañeros con los que me encontraré cuando haya atendido a la joven que me retiene

 ¿ La conozco? ´. La pregunto y ella me dice que no con la cabeza.  No sé porqué su aspecto me produce repeluses. Se la ve algo descuidada y con el semblante demasiado pálido, pero ha debido ser muy bonita, porque aún, a pesar de todo,  lo sigue siendo.. Y sigo mi interrogatorio tratando de averiguar lo que la conduce hasta a mi. ¿ Quién eres ? . Vuelvo a preguntarle, y su respuesta me sacude y al instante pienso que tiene algo que ver con él.  Es una corazonada, pero es como si tuviera un sexto sentido que me lo avisa.  "No soy nadie", me responde, dando media vuelta y desapareciendo de mi vista.  Me deja algo preocupada, pero a paso ligero me dirijo a reunirme en Loris y olvido al instante a la chica misteriosa que me ha abordado.


Pido una cerveza y me integro en la tertulia que han formado todos los chicos y chicas de los distintos departamentos.  Paseo la mirada por el entorno buscando algo que justifique ese nombre, pero no lo encuentro por ningún lado.  Es una cafetería corriente de las que hay muchas, con fotografías de deportistas, alguna copa ganada en cualquier campeonato, banderines de clubes de deporte... en fin lo clásico de un lugar corriente cercano a las oficinas.  Me disgusta que Hyde esté tan cerca, pero observo que es un modo de comportarse, porque también lo hace con Elizabeth en la oficina, pero francamente, te hace sentir molesta y un poco abrumada.  No me atrevo a lanzar una indirecta, aún no, pero creo que más adelante, cuando tengamos más confianza, he de darle un toque y hacerle ver que ese atosigamiento no me agrada.

Sé que está cerca, lo presiento y miro, pero no le veo, y sin embargo noto una especie de alborozo en mi interior que me hace sentir su presencia.  Dirijo la vista hacia la entrada, y ahí está él, entrando en la cafetería.  Sonrío al verle e inmediatamente inspecciona el lugar para localizarme.  ¡Me ha visto!  y también sonríe.  Pero de pronto tuerce el gesto y creo que sé por lo que es : la proximidad de Hyde.  Trato de separarme, pero me lo impide la espalda de otro compañero.  Antes de lo que recuerdo, siento los labios de Christian en mi mejilla y el apretón cariñoso de su brazo en mi cintura.

He de presentarles, es lo que manda la buena educación y lo hago: " Christian , Jack Hyde " " Yo el novio ", responde.  Y en su mirada hay firmeza y en la del editor desafío al responder " Y yo el jefe ".  Entonces me siento violenta y con ganas de marcharme de allí inmediatamente.  He podido notar en esos saludos como si fuera un reto, algo que no me gusta. ¿ Por qué los hombres actúan de esa manera  siempre tan competitiva?  No lo entiendo, entre otras razones porque Hyde es mi jefe, y no necesita hacerlo notar, y Christian, no debió provocarle.


 No obstante, Jack quiere que nos quedemos un rato más.  Pellizco con disimulo a Christian para marcharnos cuanto antes. No me gusta lo que acabo de ver; no soy ningún trofeo ni campeonato a ganar.  Me siento muy incómoda, pero a la vez más tranquila cuando Christian rechaza la invitación alegando que ya tenemos nuestros planes de fin de semana.  Salimos de allí inmediatamente.

Creo que me he ruborizado.  Lo he pasado francamente mal,  y se lo hago notar a Christian:

- ¿ Por que os habéis convertido en chiquillos?
- ¿ A qué te refieres?
-Sabes muy bien a lo que me refiero.  Os habéis retado a ver quién era más poderoso para llevarse el pañuelo de la dama.  Ha sido todo un duelo de Titanes, y no soy ninguna recompensa ¿ sabes?  Tenéis demasiada testosterona.  Me ha parecido ridícula esta situación
- No no lo ha sido. Sólo tendrás que decirme si no se comporta como es debido contigo, nada más
- ¿ Qué quieres decir?  Se trata de mi jefe y sólo ha tratado de ser amable
- Me alegro infinito.  Pues que siga así más le vale
 ¿ Qué significa  eso? ¿ No estarás interviniendo en mi trabajo?

Llegamos al coche, y Taylor solícito me abre la puerta.  Pero me estoy poniendo nerviosa y de mal humor.  Creo que he de decirle algo, que estoy segura que sabe, pero por si acaso lo advertiré

- Christian, es el trabajo que he soñado, me gusta.  Tengo unos buenos compañeros, y un jefe competente del que puedo aprender mucho.  Por favor no lo estropees
- No te preocupes.  No pienso interferir en tu trabajo, pero no permitiré que nadie se propase contigo, no lo toleraré.
- Deja que yo  solucione mis problemas.  Puedo hacerlo perfectamente
- Si, ya vi en cierta ocasión cómo lo  solucionaste con tu amigo...
- ¡ Basta ya !, por favor.  Ambos habíamos bebido más de la cuenta y tú interviniste.  No pasó nada
- De lo cual me alegro.  Pero tú sólo dime se notas algo extraño en él
- ¿ Qué vas a hacer? ¿ Comprarás la editorial?

Le miro horrorizada cuando en su semblante noto su sonrisa de medio lado.  Esa sonrisa irónica que dice muchas cosas. Y me enfurezco porque no ha dicho nada, y eso me confirma que no voy descaminada ¡ La ha comprado !

Retiro mi mano de las suyas que llevamos enlazadas y miro a través de la ventanilla retirándome un poco de su lado.. " Si la he comprado "-responde. " Quiero protegerte y no iba a dejar de hacerlo para que no te enfadaras"

Le miro furiosa.  la sonrisa se ha borrado de su cara.  No es lo que he estado esperando durante todo el día.  No quiero discutir  con él y menos por Hyde, es mi jefe, pero no me interesa lo más mínimo fuera del aspecto profesional..  Entonces corta mis reflexiones y me pregunta:

- Bien ¿ donde vamos ?

Creo que la noche no va a tener un buen comienzo por nuestra discusión, así que será mejor un terreno neutral, porque en su terreno estoy perdida y se saldrá con la suya. Y yo quiero tener mi espacio, en el trabajo, y  ser yo quién resuelva mis conflictos, así que vamos a mi apartamento, que además aún no conoce.  Estamos solos, sin problemas..

Salgo disparada del coche en cuanto para frente a la entrada del apartamento.  Noto que Christian me sigue, pero no vuelvo la cabeza.  Estoy furiosa con él. Muy enfadada. Me paro frente al portal y rebusco en mi bolso las llaves. El permanece callado detrás de mí, pero se aleja un instante y veo que a Taylor le hace una seña como "espera, no sé qué va a suceder ". Me giro para que no vea que me estoy riendo. En definitiva, no merece la pena por una tontería de chicos, que perdamos nuestra noche, la de la reconciliación.  Lo he esperado durante todo el día, así que Ana, deja ya de hacer morritos y déjale entrar..  Le entrego las llaves  y él solícito abre la puerta y me da un beso en la mejilla.  Después se vuelve hacia Taylor, y le hace una seña con la mano, que le indica que debe marcharse.

Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editado: Año 2017
Ilustraciones - Cincuenta sombras / Grey Independent Press
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

viernes, 14 de abril de 2017

Anastasia - Capítulo 5 - Una oportunidad

Siento que unos labios recorren mi cara. Unos labios dulces que conozco perfectamente. Me avisa que estamos llegando a Seattle. Me he quedado dormida entre sus brazos. Me siento en paz y contenta.  Durante todo el trayecto hemos hablado y creo entender que vamos a comenzar una nueva etapa, en que los castigos, no existirán, en que las normas no nos abrumarán.  Sólo hay algo que es infranqueable: que le toque.  Me ha explicado que es por motivo de su infancia, y que no quería dar más explicaciones. Me pregunta por qué no utilicé las palabras de seguridad cuando me azotó, y  averiguo que podría haber parado desde el primero, si yo no me hubiera empeñado en llegar hasta el final.  Su respuesta me deja pensando en que tiene razón: podríamos haber evitado todo el sufrimiento que hemos tenido ambos. Le miro y sólo confieso que me sentí abrumada y olvidé las palabras.  Me abraza fuerte contra él y sólo pronuncia mi nombre.  Ha sido la mejor canción de cuna que he sentido para calmar mi espíritu. Vamos a darnos otra oportunidad, me lo ha prometido; ha hecho concesiones.  Poco a poco los párpados se relajan.  Me duermo, y Christian está a mi lado para despertarme.



Me ayuda a salir del coche, pero antes de ir hasta mi apartamento, Taylor abre el portaequipajes y extrae de él un envoltorio preparado para regalo, se lo entrega a Christian, que sonriente se acerca hasta mí. Me pide que lo abra cuando esté en el apartamento. Me intriga lo que haya en el paquete.  Siempre me sorprende.  Me abre la puerta y nos damos un beso, y como despedida la promesa de una nueva mañana, alegre y brillante, no como las pasadas, oscuras,  sórdidas.


  Le sonrío y entro..  Tiro el bolso y la gabardina encima del sofá y corro a abrirlo: me tiene muy intrigada.  Rasgo el papel y descubro que son todos los artilugios que le devolví cuando lo dejamos.  Me ha grabado la literatura inglesa de la Biblioteca Nacional.  Todos los clásicos los tengo al alcance de un clic. Música, con una selección brillante de todas las canciones que le gustan y que contienen un mensaje.  Desde ahora serán mis preferidas también.  Pero hay una en especial, que me es muy conocida, pero que nunca me he detenido en escuchar su letra : The Scientist. Mientras la oigo abro el ordenador y veo que hay un mensaje. " La música lo dice por mi ".








 No creo que se pueda ser más romántico. Y noto que gruesas lágrimas corren por mis mejillas al comprender que la letra de esa canción está pidiendo perdón.  Me esta pidiendo que le perdone. ¡ Oh Christian !, mi pobre niño perdido y dolido. Y entonces ya no puedo contenerme más, y lloro, lloro sin parar.  No de tristeza, sino de inmensa ternura que me inspira este hombre dolido por mi. Y le envio un correo. ¡ Lo he echado tanto de menos !

- De nuevo me haces llorar - le escribo.  No espero respuesta, pero me equivoco una vez más.  Siempre me sorprende, siempre va por delante de mi..  De nuevo su respuesta:
- Ojalá estuviera allí. Te secaría las lágrimas a besos.

Y soy ¡ tan feliz !  Probablemente él no se dé cuenta de que me hace declaraciones de amor constantemente.  Es un sentimiento que nunca ha conocido, probablemente, sólo,  por una sola mujer, pero no quiero nombrarla.  No ahora que soy tan feliz y sé que, en la vida de Christian, cuento.  Y eso es lo que me vale.  Elena estuvo antes, fue la primera, pero yo estoy ahora, aunque puedo ser también un fruto del pasado. No, no quiero pensar en que ocurra. Hoy no, ahora no.


Y por primera vez en muchos días consigo dormir, y nada más abrir los ojos, llega hasta mi memoria todo lo que hemos vivido ayer: su arrebato en el callejón, y me recreo en este pasaje especialmente.  Nunca fue más Grey que en aquél momento, y nunca fui más de Grey cuando mi cuerpo reacciono junto a él.  Fue desgarrador, pero a la vez dulce, pasional y tierno, porque ambos dejamos bien a las claras que nos sincronizamos, que uno responde al otro inmediatamente.  Sin preámbulos, sin seducciones, porque ambos estamos seducidos, sin ambages: somos uno solo, y como tal respondemos al unísono.  Después nuestra discusión en el restaurante, y la charla de sus planteamientos nuevos en el coche camino de Seattle.

Me estiro para desperezar mi cuerpo y de repente me doy cuenta que he de ir al trabajo. Me apresuro  en el arreglo porque la vitalidad ha vuelto y me siento viva y feliz, y amada, aunque esto último es un secreto para el mismo Christian, que no conoce lo que está pasando en su vida, y que "eso" se llama amor.  Habrá que enseñarle, pero me ¡gustaría tanto que me lo dijera ! . Ana, no te desanimes; todo está comenzando de nuevo y será una etapa altamente prometedora.  Hemos de hacer concesiones, ambos, pero creo que llegaremos a buen fin, porque los dos lo necesitamos, lo deseamos y lucharemos porque así sea.


Canturreando una de las canciones que grabó para mi, me meto en la ducha con energías renovadas.  Me miro en el espejo y sonrío al comprobar que el brillo ha vuelto a mis ojos, y que mis mejillas se tornan rosáceas al recordar el recorrido que Christian hizo ayer por mi cuerpo.  Para nada ofensivo ni avasallador, sino desbocado de amor y de ausencia.  Vuelvo a reír, pero compruebo que se me está yendo el santo al cielo.  Abro el frigorífico por ver si al menos hay un yogur para desayunar, y no lo hay, está vacío.  Sólo un solitario plátano, así que... " bueno puede servir ". Y corriendo salgo a la calle mientras lo voy comiendo.  Nunca he hecho eso en la vía pública, pero hoy es un día diferente; me siento capaz de todo, tengo fe en mi misma porque él la tiene en mi.  Y corro, corro, sin necesidad hasta la parada del autobús porque voy con tiempo suficiente, pero tengo tanta excitación que no puedo evitarlo, y es que soy feliz y él me quiere.  Y hoy volveré a verle de nuevo y es posible que pasemos el fin de semana juntos y de nuevo viviremos el amor en toda su extensión. Ni yo misma sabía lo que le necesitaba hasta que le perdí, y creo que a él le ocurre lo mismo.


Subo al autobús y voy escuchando la música de Christian, ecléctica, clásica, moderna, de piano, de voces angelicales... Música de Christian, mi música, la que él ha seleccionado para mi.


Autoría:  Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Editada:  Año 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS