jueves, 30 de marzo de 2017

Anastasia - Capítulo 13 - Las normas

Me paro en la puerta que da acceso a la cafetería. Allí está él.  Da vueltas nervioso al vaso de whisky que tiene delante haciendo tintinear el hielo; recuerdo la noche pasada y sus juegos con ello. Sonrío. Tiene la mirada fija en el líquido como si le preguntara algo.  Está totalmente absorto.  Levanta la vista y dirige su mirada hacia donde estoy; la cara se le ilumina al verme y sonríe ampliamente.  Viene hacia mí decidido.

- Has sido puntual - me dice al tiempo que besa mis mejillas y contempla mi atuendo - Estás impresionante Anastasia.  Eres preciosa
- Gracias Grey, y yo siempre soy puntual cuando tengo interés en algo
- Eso significa ¿ que te importa lo que vamos a discutir?
- Si, exacto, me importa porque tengo mis dudas de que vayamos a algo concreto.
- Ven sentémonos y lo analizamos.  He reservado una sala privada en el comedor: Estaremos más cómodos y  libres de la curiosidad de otros comensales


Me toma del codo y salimos de allí para dirigirnos al privado que tiene reservado.  Es una estancia sobria, elegante y rica en su vestidura: mantel de hilo bordado, copas de cristal finísimo, cubiertos de plata y hermosas flores en la mesa.  Todo a lo grande y exquisito.  Al ver que me recreo en su vista, Christian  me comenta:

- Lo mejor para esta noche tan especial.  Pueden ocurrir dos cosas: que salgamos de aquí como Amo y Sumisa, o simplemente vayamos cada uno por nuestro lado.  Es una velada muy interesante.

Le miro y le sonrío; tiene razón quién sabe lo que pasará al final de esa cena.  El camarero solícito  corre mi silla para que me acomode; él lo hace frente a mi.  Pide un aperitivo y me extraña que no haya carta para elegir el menú. Tiene esa virtud de adelantarse siempre a lo que pienso y me anuncia que ha encargado lo que vamos a comer: ostras de entrante y bacalao de segundo plato.  Vino blanco frío, su preferido y después quién sabe lo que elegiremos de postre.  Puede ser algo...  exquisito, o por el contrario no querremos postre.

Doy un sorbo antes de sacar del bolso los folios de lo que vamos a discutir, y él hace lo mismo de un bolsillo de su chaqueta.  Lo hace mecánicamente sin dejar de mirarme con esa sonrisa de medio lado, que puede significar ¡ tantas cosas !

- ¿ Están ansiosa por empezar nuestro contrato?
- No, demasiado.  Lo que deseo es aclarar los puntos cuanto antes
- Eso significa que los has estudiado
-Si, y muy detenidamente.  Hay varias cosas con las que no estoy conforme y que habrás de rectificar, de lo contrario no habrá trato.
- Mejor lo hacemos cuando cenemos
- Como quieras, pero creo que cuanto antes mejor.  Pero vale, cenemos primero


Es un seductor nato que me pone a cien sólo con que me mire.  El camarero trae el primer plato: las ostras.  Nunca las he probado así que no sé si me gustan o no. Esta noche será la primera vez.

- Dicen que son afrodisíacas - comento
- No necesito estimulantes cuando estoy contigo- me responde y hace que me sonroje.

Se lleva una a la boca y lo hace de una manera tan sensual que hace que abra mi boca,, como si fuera yo la que la comiera en lugar de él. A continuación exprime unas gotas de limón en otra y me dice que abra ligeramente la boca.  Deposita la ostra sobre mis labios y después la inclina de modo que penetra en mi boca al tiempo que me ordena

- Tragala no la mastiques.  Creo que podrás hacerlo con facilidad - Y se ríe; la noche va de recuerdos, parece ser.  Lo hago y el sabor a mar inunda mis papilas.  Creo que van a gustarme.

Él sigue con su especial juego sensual. Come otra siguiendo el mismo ritual.  Me mira fijamente a los ojos y no puedo resistir esa mirada. Tomo otra y hago exactamente lo que Christian ha hecho, y seductoramente la poso sobre mis labios. Él se detiene en medio del camino de la que iba a comer, saltando chispas de esos increíbles ojos, que ahora tienen un gris profundo.  Y así rítmicamente terminamos con el primer plato.

Después de retirar el camarero los anteriores servicios, nos trae el segundo, y entonces cambia su táctica , pero sigue seduciéndome y esta vez estoy completamente a su merced.  Posa una de sus manos con un movimiento que creo posará en mi muslo, pero no: es un artista en ésto.  La lleva hasta el suyo y comienza a subirla y a bajarla por él.  Me tiene nerviosa y completamente excitada.  Muy bien señor Grey, pues yo también tengo mis armas.


Pongo morritos al llevarme a la boca un trozo de bacalao. ¡ Bien, mi estrategia surte efecto ! y así seguimos, y seguimos.  Creo que ambos estamos totalmente desenfrenados, pero aún no ha terminado la noche.  Hemos discutido en la sobremesa todas las normas  que no estoy dispuesta a aceptar, y para mi sorpresa, compruebo que él lo acepta.  Hay algunas  que dejamos en suspenso al pedirme que primero lo pruebe y si no me gusta, serán retiradas. Le miro y acepto con una sonrisa.

Él parece más relajado que cuando comenzamos la noche. ¿ Estaría intranquilo por si le rechazaba ?  ¿Será que verdaderamente siente interés por mi ?  Él está convencido que esta noche tendremos "tema", pero no será así.  No deseo que sea así; también yo tengo mis estrategias.  Es un juego de seducción en el que ambos caemos.  Me pide que estemos juntos, y yo le digo que no, puesto que al día siguiente será la graduación, y yo, al menos, deseo estar tranquila.

Estoy nerviosa: mi futuro está decidido y es algo que me llena de orgullo y de satisfacción.  Además deseo volver a leer las rectificaciones que hemos hecho en el contrato. No, decididamente no podemos tener esta noche nada más que lo que hemos tenido durante la cena.

- ¿ No hay forma de convencerte? - me dice mientras esperamos a que me traigan el coche
- No Christian.  Mañana es un día importante para mi.  He de estar tranquila y contigo dudo mucho que lo conseguiría-.  Le respondo mirándole, cuando observo que abre los ojos desmesuradamente cuando el portero me entrega la llaves de mi escarabajo


- ¿ Este es tu coche?
-Si, ya ves.  Es un clásico
--Es una temeridad, eso es lo que es.  Ve con mucho cuidado. Llámame para saber que has llegado bien.  Estaré muy intranquilo hasta entonces.

De repente me entra una especie de congoja al pensar que tras mis rectificaciones, quizá no vuelva a verle.  Me adelanto hacia él y deposito un beso en su mejilla.  Probablemente sea la última vez que tengamos contacto ¿ por qué pienso eso?  De ser así él me lo hubiera dicho al hacer los apuntes.  Probablemente se trata de que me estoy involucrando más de la cuenta con este hombre.  Al roce de mis labios en su mejilla, me dice con tridteza algo que me conmueve

- ¿ Por qué me está pareciendo que te despides de mi ? - lo dice con tanto sentimiento que dudo con tristeza, pero mi decisión es firme
- Porque me voy . - Y abriendo la puerta del coche, parto de allí con los ojos llenos de lágrimas.  ¿ Por qué no hemos de tener una relación normal, como cualquier pareja?  Sé que estoy cayendo en un precipicio y cada día compruebo que no deseo dar marcha atrás.

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