miércoles, 29 de marzo de 2017

Anastasia - Capítulo 12 - Acuerdo entre dos

Me ha mandado un correo en respuesta al mio en el que  anunciaba que no sabía nada de ese mundo.  Me e recomienda que investigue y que me inicie  a través de Wikipedia. "Sumisión", se abre la página y por las imágenes que veo, quedo horrorizada ¿ eso es lo que me quiere hacer? ¿ Eso es a lo que estoy dispuesta por complacerle? ¿ Y qué demonios saco yo con eso? Levanto la vista de la pantalla del ordenador y miro al frente pensando en la pregunta que yo misma me he hecho: a todo, estoy dispuesta a todo por estar con él.  Pero eso he de estudiarlo. Ha dicho que tendríamos que discutirlo, bien pues lo haremos.  Tengo que pensarlo detenidamente, tengo que pensarlo muy bien.  No sé dónde voy a meterme, y por mucho que me guste ese hombre, esa no era la idea que yo tenía de una relación, tal y como  concibo una relación.  Claro que él piensa de otra forma, pero la que sufrirá los castigos seré yo, porque a buen seguro, con lo torpe que soy, pienso que estaré recibiendo castigos siempre. No puedo ni imaginar esas horribles varas sobre mi.  No ni hablar.


Trato de concentrarme. Tengo que salir de casa; iré a correr a ver si así mi cabeza se serena y puede pensar con claridad. Y corro, corro , pero doy vueltas a la misma cosa: si aceptio ya se a lo que me expongo.  Seré su esclava sexual y tal y como se ha comportado en nuestros encuentros, creo que debe ser una máquina, pero ¿ y yo ?  Posiblemente yo también lo sea, porque ha hecho despertar en mí algo que no tenía ni idea de que existiera, o ¿ será porque es él? Conoce a la perfección mi punto G y lo utiliza ¡ vaya si lo utiliza, y de qué manera!

No no puede ser, no puedo plegarme a sus exigencias; creo que yo también tengo algo que decir. ¿Tendrían esas reservas las chicas que fueron sus sumisas?  Por lo que me ha dado a entender, no.  Se limitaban a firmar el contrato y listo : a la acción.  Pero además hay algo que no entiendo y no me gusta. ¿ Por qué no podemos dormir juntos?  Lo hemos hecho y ha sido fantástico ¡ me siento tan protegida cuando me abraza y dormimos de esa forma ! Pero él no quiere.  Sólo el sexo y después cada uno a su cama. ¡ Qué frustrada me siento !  Tengo que parar un rato, me falta el aliento; no puedo correr pensar y reflexionar todo a un tiempo.

Me apoyo en un árbol porque estoy cansada.  Nunca en mi vida he corrido tanto, la verdad es que no lo hago nunca, pero hoy lo necesitaba. Regresaré a casa y le enviaré un correo con la respuesta, o al menos no le diré ni que sí ni que no, así tendré la oportunidad de volver a verle, porque estoy segura que me enviará a freír espárragos con tantas reticencias.  Pero yo necesito saber más sobre el tema, no voy a arriesgarme  entrar en algo en lo que no creo sólo por darle gusto.  Yo también cuento y así se lo haré saber.


Cuando llego a casa, me doy cuenta que nuestra mudanza a Seattle está cercana y tengo trabajo que hacer.  Odio tener que embalar las cosas, porque luego no encuentras nada, y siempre guardas algo que necesitas.  Pero lo haremos en este fin de semana, así que aplícate el cuento Ana, que ya queda poco.  Antes me pondré en contacto con él.  Abro el ordenador y le doy una respuesta escueta  que le dejará pensando y así yo dilato un poco más nuestros encuentros

- Ha sido agradable conocerte

Doy al enter y mi mensaje cruza las ondas llegando hasta el señor Grey. Y ahora céntrate en lo que tienes que hacer Ana.  Al cabo de un rato, me siento en mi escritorio y frente a mi están los folios del contrato y de las normas.  Esas normas que parece ser son indispensables para el buen funcionamiento entre nosotros. Voy señalando las que estoy dispuesta a seguir y tacho las que no, que son la mayoría. ¿ Cómo voy a poder con todo ésto? imposible; esos artilugios extraños deben producir un dolor insoportable, al que yo no estoy acostumbrada. Nunca me han dado, ni tan siquiera, un azote, nunca ¿ cómo voy a soportar todo lo que refleja Internet ? Y el caso es que Christian me gusta mucho y me siento feliz a su lado, me siento distinta, claro que las cosas que han pasado en estos días hacen que así me sienta, porque he cambiado, pero... No puedo, no puedo.

De repente la puerta se abre y en el dintel está Christian, y con cara de pocos amigos ¡ Está enfadado ! ¡ vaya novedad ! Siempre tiene el entrecejo fruncido. ¿ Qué le pasa ahora ? E inmediatamente me doy cuenta del porqué está aquí y porqué de su mal humos

- Ha sido agradable conocerme ¿ si ?  Voy a demostrarte lo agradable que ha sido


Está guapísimo ¡ cielo santo ! ¿ cómo voy a decir que no a este hombre que me tiene fascinada? No puedo evitar levantarme y avanzar hasta él.  Rodeo su cuello con mis brazos y voy a besarle, cuando el tomándome de los brazos, me arroja sobre mi cama ¿ pero qué hace ? ¡ Hum, algo que no esperaba !.
Me muestra una corbata que llevaba en el bolsillo trasero de su pantalón y ata mis manos a la cabecera de la cama. Después me quita la ropa de deporte que aún llevaba puesta y sube la camiseta, enrollándola hasta llegar a mi cara, tapando mis ojos con ella.  Estoy totalmente desnuda y a su merced.

Me regodeo en lo que viene a continuación, y cual es mi sorpresa, cuando sale de la habitación dejándome de esa forma. Estoy asustada, horrorizada diría yo.  Tengo las manos atadas y estoy desnuda ¿ cómo le voy a gritar a Kate que me ayude?  Oigo cuchicheos de nuevo y al cabo de un momento vuelve a entrar con algo que deposita en mi mesilla de noche.



En un instante siento el peso de su cuerpo sobre la cama y a continuación le siento muy cerca de mí.  Vierte en mi boca un sorbo de vino frio que me apresuro a tragar, y una segunda vez. ¡ Es ¡ tan erítoco ! que soy incapaz de resistirme.  Este hombre me vuelve loca con su seducción.  Hay un paréntesis y escucho el tintinear de algo sobre el cristal y pronto averiguo de qué se trata : pasea por mi garganta un cubito de hielo en su boca, y baja por todo él, depositando un suave roce de frescor en mis pechos ardientes, en mi estómago, en mi ombligo y en mi parte más intima que me hace jadear y retorcerme.  Y continua de nuevo su ascenso por el mismo recorrido que me excita irresistiblemente.  Bruscamente me da la vuelta y me pone a gatas y a continuación penetra en mi cuerpo bruscamente, fuertemente.  Y me hace jadear  y suspirar pidiendo alivio a tanta excitación.  Ignoro el tiempo que transcurre porque pierdo la noción de las cosas , lo que no sea lo que estoy viviendo y el placer que estoy sintiendo.



Exhaustos uno al lado del otro recobramos el sentido y regresamos a nuestra consciencia.

- Ha sido increible.  Muy agradable - le digo medio adormilada.

El me mira y sonríe, pero al mismo tiempo en su cara noto algo parecido a la preocupación.  Trato de acariciarle, pero él me retira la mano algo bruscamente. ¿ Qué pasa ? ¿ Por qué no puedo acariciarle ? Y me responde que es una de las cláusulas: no tocarle sin su permiso, y hasta ahora nunca lo he conseguido.  Deseo que se quede, pero él dice que me advirtió que no duerme con nadie. La frustración termina con el encantamiento que he sentido hasta hace bien poco.  Se levanta se viste y tras besarme sale de mi habitación.


Y la angustia y decepción sube hasta mi garganta y no puedo evitar el llanto porque imagino que todo va a ser así: sexo y adiós. Pero yo quiero más porque algo se abre paso y lo empiezo a pensar y al mismo tiempo a desechar de mi cabeza: enamoramiento.  No, no puede ser.  No con una persona que pretende hacerme su esclava y a cambio un sexo excepcional.  Pero yo necesito una relación normal, de pareja, y mucho me temo que no lo tendré con Christian Grey.  Lloro, lloro sin cesar, y siento el aviso de un correo Es de él:

-Anastasia espero discutamos el contrato.  Estoy ansioso por  ello y he pensado reunirnos para así llegar a un acuerdo.  Te iré a buscar mañana al salir del trabajo

Le contesto muy enfadada que soy muy capaz de ir hasta donde él me indique y tras mucho tira y afloja, se da por vencido. Iré a la cafetería que me indica, que por lo visto es el comedor del hotel en el que ha reservado mesa para discutir tranquilamente el contrato.  Hemos quedado de acuerdo, pero la congoja sigue afligiéndome y nuevamente vuelvo a llorar.  Y nuevamente tengo su respuesta a la que yo contesto

- Creo que no te gusto especialmente ahora
- ¿ Estás bien ? - me pregunta

Yo no responde,. El llanto persiste y no encuentro la forma de que cese y,  mejor, dormirme.  Vuelvo a sentir movimiento en el salón y que Kate discute con alguien.  Entra nuevamente y alarmado se acerca a mi cama.  En su rostro se marca la preocupación

- Anastasia ¿ qué ocurre?  Me dijiste que estabas bien.  No te habría dejado si llego a saber que estabas en este estado. Hazme un sitio.



Y compruebo que se está desvistiendo. ¡ Va a dormir conmigo !  Y estoy empezando a tener esperanza de que algo va cambiando poco a poco.

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