lunes, 15 de agosto de 2016

Las oscuras sombras de Christian - Sombra 22 - Placer ó ¿castigo ?

Por fin podemos sentarnos a cenar tranquilamente.  Descorcho una botella de vino y sirvo unas copas, mientras la señora Jones, presenta la cena. El exquisito pastel de pollo que encanta a Anastasia. Noto que hay algo que quiere decirme, pero no se atreve ¿ por qué ?  Creo que se refiere a una llamada que ha recibido de su amigo José el fotógrafo; quiere traer las fotografías que compré y como vive en Portland, ha solicitado le busque algún sitio donde pasar la noche.



¿ Quieres decirme algo ? - le digo al ver que retuerce sus manos nerviosa.  Es un gesto que la delata cada vez que no se atreve a decirme algo. La conozco ¡ tan bien ! que no es necesario me diga con palabras lo que expresa gestualmente.
- Christian, José quiere traer las fotografías, pero no tiene un sitio para pasar la noche
-Que vaya al apartamento, con Ethan

Sería lo justo ¿ no ?.  Ni pizca de gracia me hace verle por aquí.  Ella le defiende a capa y espada, que es exactamente lo mismo que hago yo con Elena.  Pero no está muy conforme con mi solución, y me argumenta que lo que desea es pasar un rato de charla con ella  e ir a tomar unas copas .  Hace tiempo que no se ven; bueno no tanto, desde la exposición. Claro, que mirándolo bien, estuvimos poco tiempo y él estaba ocupado.  Deseo que Ana tenga amistades, que conserve sus amigos, pero no me gustó el comportamiento del fotógrafo, cuando trató de seducirla. No estuvo bien, y reconozco que desde entonces no le veo con buenos ojos.  Acaso sean celos porque sé que él está loco por mi chica, y eso me molesta.  Me molesta la mirada que la dirige cada vez que la ve., aunque reconozco que a mi me ocurre lo mismo, pero es diferente; ella es mia.

- Podría quedarse aquí - me dice al fin tímidamente -. Hay sitio de sobra, y además se irá por la mañana temprano.  No estorbará. Sé que no te gusta, pero es el único amigo que tengo...,   desde hace años, y le aprecio, para mi ha sido como un hermano. Supón que yo te pusiera las mismas objeciones con Elena
- ¿No te gusta que la vea? Sólo lo hago una vez cada cierto tiempo y es sólo para hablar de los negocios que tenemos en común.  No veo el motivo de disgusto. Ella me conoce bien, puedo hablar con ella abiertamente.
- O sea, tú si puedes, pero yo no.  Está bien.  No quiero discutir.  Sabes de sobra lo que opino de ella, así que dejemos el tema. No te gusta que venga José, y no vendrá, despreocúpate. A ver si tú haces lo mismo con tus amistades
- ¿ No quieres que la vea ? ¿ Por que no me lo has dicho antes ?
- Porque no es amiga mia, y sólo tienes esa.  No me corresponde imponer mis deseos en tu vida privada
- Está bien. Supongo que tienes razón
- ¿ Sigues deseando que venga a vivir contigo?


- Desde luego. Aunque muchas veces obro por instinto, suelo analizar muy bien las cosas antes de tomar una decisión, y la mía es que compartas todo conmigo, y no sólo la cama
- Pues si así piensas, analiza que eso conlleva visitar y que me visiten mis amigos. Son muy importantes para mi.  Y aunque ahora eres tú el centro y eje de mi vida, ellos han formado parte de ella durante mucho tiempo y les quiero, además Kate, es mi confidente
-¿ Tú confidente ? ¿ Qué es lo que tienes que confiarla que no puedas hacerlo conmigo ?
- Las chicas tenemos cosas que son eso... de chicas. Sabes que no te oculto nada, entre otras cosas porque mi vida es muy simple, y la conoces al dedillo; ya te lo dije en tu despacho la primera vez.  ¿ Por qué estamos hablando de nuestros amigos ahora ?

Y creo que tiene razón. En nuestra sobremesa, se han mezclado temas, en parte ajenos a nosotros, pero he de reconocer que es comprensible.  Tampoco es tanto lo que me pide y tengo la más absoluta seguridad en ella." No divagues Christian, solamente tú ocupas su vida".  Pero aunque he dado mi aprobación, sigue sin gustarme la idea.

Tengo que resolver algunos asuntos, serán un par de horas como máximo, pero es que mi miedo por su seguridad ha aumentado desde lo de esta tarde.  Me alegro enormemente que Ray la enseñara a defenderse, a pesar de que soy enemigo de ejercer la violencia. Si, si, sé que es un contrasentido, teniendo en cuenta  mi forma de comportarme sexualmente hasta hace poco tiempo.  Pero nunca ejercí la violencia contra las chicas; era algo consensuado y por puro placer y no sufrimiento.  La abrazo fuertemente , la estrecho contra mi pecho.  Ayer y hoy han sido dos días para olvidarlos, aunque gracias a ello he podido, por fin, derribar algunas barreras. La beso antes de irme y ella me acaricia el rostro y me sonríe infundiéndome confianza-  Me asegura que vaya tranquilo que encontrará algo en lo que distraerse hasta que regrese. Y más tranquilo voy en dirección a mi estudio.



Terminado el trabajo, doy por finalizada mi jornada laboral, ahora llega la de ocio, la sensual, la que más me satisface. Me dirijo a la biblioteca creyendo que estaría disfrutando de su pasatiempos favorito; la lectura, pero no se encuentra allí.  De repente mi corazón late muy deprisa  ¿se ha marchado ?.  La intranquilidad me hace subir las escaleras  después de ir a nuestro dormitorio, en el que tampoco está. Seguro se ha ido. Entro en la habitación, en la que hasta ahora era suya, y tampoco está ¿ Dónde demonios está ? La has asustado Christian; se ha marchado. Sigo recorriendo las habitaciones de huéspedes y en ninguna de ellas la hallo..  Paso , por último, delante de la puerta del cuarto rojo, que encuentro semi abierta. ¿ Cómo está abierta esta habitación cuando debiera estar cerrada herméticamente ?  Un descuido mio imperdonable. Estuve revisando las varas y debí dejármela abierta.
Abro la puerta de par en par, y veo que es Anastasia la que está revisando cada objeto, cada cajón de la cómoda, cada rincón de esa habitación tan temida, pero a la vez tan deseada  por Ana a pesar de todo. Sé que desea estar ahí, porque sus ojos son de sorpresa, cada vez más abiertos a medida que descubre un objeto diferente y que no sabe para qué sirve, ni cómo se utiliza, y si alguna vez los usaré con ella.  Parado en el dintel,  observándola sin que se percate de que estoy allí..  En un momento dado, levanta la vista y  ve que la observo curioso.  Ella interpreta que me ha molestado, y nerviosa comienza a darme explicaciones del motivo de su visita

- Vine a revisar el cuarto de las sumisas .  Pensé que sería el indicado para dejárselo a José.  Tiene unas vistas preciosas, y es seguro que a él le gustará contemplarlas. Y observé que la puerta estaba entornada
-El cuarto de las sumisas ¿ eh ? Y ¿ te picó la curiosidad ?
- Lo siento, no debí entrar. Es imperdonable por mi parte haber invadido tu privacidad
- No Anastasia, no te disculpes.  Quiero que vivas conmigo, y por mucho que ahora te parezca imposible, llegará un día en que todo esto será también tuyo. y hasta puedo asegurar, que cuando pruebes algunos juguetes, serás tu misma quién me pedirá que los use contigo. Estaba pensando en deshacerme de algunas cosas; es algo que vengo pesando, pero necesito explicarte para que es cada cosa, antes de hacerlo. Y quizá pueda hacerte una demostración para que seas tú los que elijas que se quedan,   y los que no.
- Ni varas, ni látigos, ni cinturones.
- Eso lo doy por supuesto. No hace falta que lo resaltes, porque irán fuera inmediatamente.



Ella comienza a sacar del cajón de la cómoda algún juguete,  y me pregunta, con algo de vergüenza, lo que es y para lo que sirve. No sé porqué a estas alturas aún siente vergüenza conmigo.  Espero que poco a poco la vaya perdiendo y se muestra más natural.  Deseo que tenga confianza conmigo, que me pregunte de todo lo que necesite saber.  Nadie mejor que yo para informarla de la verdad , sin que se sienta intimidada.  Espero que a medida que pase el tiempo no ponga tantos obstáculos en preguntar, sin rodeos, tal y como lo sienta.

Como jugando con él y sonriendo, me muestra un dilatador anal, pero no tiene ni idea para lo que sirve.  Es de un gran tamaño, medida que ella no puede permitirse por primera vez.  Se lo explico y la muestro el que usaré con ella algún día.  Es bastante más pequeño, y le hago ver que la primera vez no puede usar el que tiene en la mano porque es excesivo . Tendrás mucho placer, pero antes habrá que ir practicando poco a poco.  Ahora no estás preparada para ello.   Lo suelta rápidamente como si le quemara en la mano. Se le ha borrado la sonrisa y ahora está seria. Siente miedo ante ese "terible" artilugio, y desconoce el placer que sentirá cuando se lo introduzca y posteriormente la haga mía.  La digo que lo compré pensando en ella, porque sin duda llegará ese día y ella lo aceptará más de una vez, al haber experimentado la satisfacción que proporciona.  Y sigue abriendo cajones y sacando artilugios desconocidos para ella, y continúo con mis explicaciones, y observo la expresión de asombro de su cara cuando detallo para lo que sirven  Me pregunta ingenua si son para ella ó si las he adquirido para las sumisas con las que jugaba

- Algunas si, pero la mayoría son nuevas, tú las estrenarás.  Ahora te parecerán  horribles, pero no son tanto. Asustan al principio, pero cuando los pruebes no sólo no los rechazarás, sino que me pedirás que los use más veces.  Cierra rápidamente ese cajón.  Se ve que no le gustan mucho los juguetes anales.  Lo que mas le ha chocado ha sido el rosario.  Haremos pruebas, pero sin duda rechazará alguno, y ese será anulado de nuestros juegos, al menos de momento.



Pasamos al siguiente cajón y ese parece ser que no le resulta peligroso, porque sonríe cuando le digo que son vibradores.  Pienso que al menos ha oido hablar de ellos. Es un juguete muy normal, pero hay que saberlos usar y elegir el momento adecuado, porque varia mucho cuando los maneja unas manos expertas, como las mías, a otras  que sólo le confieren una sola misión.  Y seguimos analizando y explicando la utilidad de algunos de ellos, y parece ser que ya esta mas tranquila y los va analizando y admitiendo poco a poco. No pone muchos reparos en las pinzas para pezones, una vez que le hago la demostración.

Las correas, la mordaza, las esposas...  todo le causa asombro ante las explicaciones que voy dando sobre la ejecución de cada una de ellas. Se asusta un poco ante la mordaza, pero le hago notar el control que puede ejercer en tu cuerpo si te tapan los ojos y con la mordaza no puedes hablar, ni gritar, ni nada. Terminas por controlar todo tu ser.  Así aprendí yo a controlarme, lo bueno y lo malo. No tiene idea para lo que sirve una barra de la que penden unas esposas. Se lo explico y ella, atrevida,  y resuelta como siempre, me pide una demostración.  Yo siento un escalofrio por todo el cuerpo. Han estado a punto de agredirla, de hacerla daño.  La aprieto contra mi; no me gustaría, esta noche, hacerlo con algún juego.   Esta noche no, pero ella insiste y me dice que es más fuerte de lo que imagino, algo que ya se. Nunca quiero hacerla daño, ni aún en los momentos más álgidos de nuestra pasión.  Es entonces cuando ejerzo el control, máxime después de la experiencia de la última vez que estuvimos aquí.



No deseo permanecer más en este cuarto.  Los recuerdos que me trae son dolorosos y no quiero revivirlos. Pero Anastasia, es persistente y está excitada.  Todo el relato de los juguetes han alterado su imaginación, peo también su instinto primitivo, y el mio que está a punto de estallar. La tomo de la mano y salimos del cuarto rojo cerrando la puerta con llave y asegurándome de que está vez está bien cerrada.  La tomo en brazos y cojo  la barra. Nos cruzamos en el camino con la señora Jones que nos mira sonriendo, pero se hace la despistada.  Yo sigo como si tal cosa, en definitiva, ella conoce perfectamente ese cuarto, porque es quién lo limpia.

Entramos en el dormitorio y tiro la barra sobre la cama. La deseo ardientemente y creo que ella también. La desnudo y ella poco a poco dirige sus manos hacia mi camisa. De repente me asaltan los temores y me tenso; ella lo sabe y me dice dulcemente que no me tocará si no quiero.  Pero quiero que me toque, que me acaricie, y como si leyera mi pensamiento lo hace, suave , lentamente, sin a penas rozarme. Pero es algo superior a mi, y la pido con angustia que pare. Habré de acostumbrarme, y sé que lo lograré,pero poco a poco.  Hemos llegado muy lejos, pero aún nos queda un buen trecho por recorrer.



 De pronto ella se arrodilla ante mi.  Sé lo que va a hacer, y no quiero que lo haga.   No ahora.  Deseo sentirla plenamente, largamente, pero ella se muestra implacable y antes de que  pueda impedírselo realiza una felación. No deseo que siga.  Si lo deseo, lo deseo. No.   Que pare, que pare....  Noto que se acerca  el alivio y no quiero hacerlo en su boca.  La pido que pare, que no siga, pero ella me mira y se sonrie, y no puedo controlarlo, el alivio se acerca,  se acerca, ,y estallo,  pero no dentro de ella como quería, aunque en cierto modo ha sido así, pero no en el mismo lugar. Me asombro de que hace a penas unas semanas, no supiera  siquiera lo que es eso. El deseo ardiente, feroz recorre mis venas, y el placer sentido me hace gemir y pronunciar su nombre.   Es un momento álgido y decido interrumpir ese momento de lujuria y éxtasis. La tumbo en la cama y  esposo sus pies y sus brazos a la barra, nivelando su extensión. Y queda expuesta a mi merced; ha llegado mi momento.Se muestra bella y excitante ante mi, mostrándome toda ella y toda mia. Y comienzo un camino lento, sensual recorriendo su cuerpo arriba y abajo, sus piernas, sus pies, sus muslos y su sexo. Ella se retuerce pidiéndome la liberación  y repite mi nombre y yo sonrío porque sé el grado de placer al que la estoy llevando.  Pero es tan excitante  verla sólo para mi, y escucharla pronunciar mi nombre cuando el orgasmo la arrasa voraz y jadeante. Pero ahora me toca a mi. La giro poniéndola boca abajo y la hago nuevamente mia. Y por primera vez exploro su interior con el dedo meñique, suave y lentamente para acostumbrarla Y nuevamente ella me responde, y nuevamente ambos nos hundimos en el placer más absoluto de una forma brusca y potente. Y nos pertenecemos  y provocamos, una vez más,  la bendita lujuria de nuestros cuerpos, y ambos al unísono alcanzamos el clímax más avasallador, y placentero que hemos experimentado nunca.                                                                  



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