Hemos tenido un sueño tan profundo, que ni siquiera hemos escuchado el aviso del despertador. Anastasia se rebulle a mi lado, y por fin abre los ojos. Mira el reloj, y de repente sale disparada como un cohete: nos hemos dormido. Llegará tarde. Trato de convencerla de que no es necesario que trabaje; yo corro con sus gastos, pero ella ni siquiera admite mi réplica. Entra y sale del baño como una exhalación, mientras yo, sentado en la cama, la contemplo con satisfacción y me recreo en todos sus movimientos. Le extraña que me quede en casa, y es que he decidio tomarme el día libre. Vuelvo a intentar que ella también lo haga, y machaconamente me repite lo mismo: " No voy a consentir que pagues mis gastos como si fuera tu p... Ahí se detiene; sabe que no me gusta que se califique de esa manera, porque no lo es ni mucho menos. Por fin accedo a que acuda a la editorial, pero le aconsejo que sea Taylor quién la lleve para que llegue antes.
A media mañana, no puedo aguantar la inactividad; la echo de menos y al fin desisto y me dirijo a la oficina para hacer algún trabajo que me haga más llevadera la espera hasta la tarde en que recoja a Anastasia De vez en cuando me envía y la envío algún correo. Bromas e indirectas de lo ocurrido la noche anterior y el final tan espléndido con el que terminamos. Le mando un correo y aguardo impaciente su respuesta, pero no llega. Aguardo unos momentos e insisto, y no obtengo respuesta. La digo que me llame, que tengo algo pendiente y he de irme un momento. Estoy preocupado ¿ le habrá pasado algo ? No presto atención a lo que me dicen mis colaboradores; tengo la cabeza ocupada por Ana. He dejado dicho a mi secretaria que espero la llamada de mi prometida, que me la pase enseguida. Al pronunciar "prometida", Andrea, ha arqueado una ceja incrédula, pero una mirada mía ha cortado cualquier pensamiento que pudiera tener. Por fin , me pasa la llamada. Anastasia me dice que no ha tenido ni un momento de respiro y que su jefe está de muy mal humor y la tiene tomada con ella. Me comenta el malestar que siente porque no cree que haya cometido ningún fallo. Se perfectamente porqué ese canalla esta agresivo: le he truncado sus planes en Nueva York. No le comento nada, no quiero intranquilizarla más.
Es la hora del almuerzo y dejo la oficina para tomar algún bocado, y en ello estoy, cuando recibo un correo de Ana. Me reprocha que no le haya dicho nada sobre mi cumpleaños, y que ha tenido que ser mi hermana quién se lo dijera. Está algo airada, pero no llega al enfado. Mi respuesta, y es la realidad, es que no me gustan los cumpleaños. Me recuerdan los tristes de mi niñez, en que como algo extraordinario, y no siempre, mi madre me invitaba a una hamburguesa o cocinaba un bizcocho. Ese olor a bollo horneado, aún me regala las papilas; puede que sea el único recuerdo agradable de aquella época.
De repente me dice tímidamente que tiene otra cosa más que decirme: Mia se ha ido a comer con Ethan. En realidad habían quedado en salir un día a comer, pero hoy el jefe está atravesado y no le da mas que unos minutos para comer.. Mañana se va a Nueva Yok, y la está pidiendo trabajo extra. Me siento protector con Mia, así que no me gusta mucho que haya salido con un desconocido, pero he de reconocer que ya no es una chiquilla y tontea, quizás demasiado, con los chicos. Se sabe bonita y ella lo explota. Puede que sean reminiscencias de mi adolescencia; puede que Ana tenga razón y no estuviera del todo bien lo que hicimos Elena y yo. ¿ Es por eso mi sobre protección con Mia ?
Ha llegado la hora de reunirme con Ana, La espero dentro del coche. Taylor está sentado al volante. Miro el reloj insistentemente; me parece que está tardando, pero pienso en el trabajo extra que ese cretino le ha dado, y pienso que posiblemente esté terminando. No, ya es demasiado. Al final, voy a tener que despedir a ese majadero. Ya no me caía bien, pero creo que se está pasando de la raya y no voy a consentirlo. Miro en dirección a la puerta de SIP, y lo que veo me deja horrorizado. Es Ana que se desploma en el suelo.
Salgo disparado del coche, y Taylor hace lo mismo. Cuando estoy a su lado, compruebo que está pálida y temblorosa; tiene un ataque de ansiedad, de pánico o qué se yo. .
- ¿ Qué te ocurre Ana ? ¿ Qué te pasa ?
Y ella no responde, sólo me mira con los ojos muy abiertos, y de repente estalla en una risa catártica. La zarandeo para que reaccione y pueda explicarme lo que ha pasado ¿ Está enferma ? Recorro sus brazos tratando de averiguar lo que sucede y de repente pienso que su jefe tiene algo que ver
- ¿ Te ha hecho daño ese sinvergüenza?
Y ella incrementa más la risa y me dice que ha sido ella la que se lo ha hecho a él. Todo esto ocurre a velocidad de vertiigo. Me temo lo peor y hago una seña a Taylor y ambos nos disponemos a entrar en la editorial. Las manos crispadas de Anastasia, me retienen, pero logro zafarme de ellas, llevándola hasta el coche, y ordenándola que no se mueva de allí. De repente ella deja el forcejeo ante mi rostro crispado y la orden tajante que le he dado.
Entramos en las solitarias oficinas y buscamos el despacho de Hyde. Le encontramos retorcido y apoyado en su mesa con gesto de dolor, y Taylor entra de una zancada y le coge de la camisa zarandeándole. Antes de que llegue a reaccionar por la sorpresa, un fuerte puñetazo va directo a su mandíbula. Taylor me detiene cuando me abalanzo sobre él, que con mirada furiosa me clava los ojos como queriéndome taladrar con la mirada. Estoy sujeto por las manos fuertes de Taylor, pero yo hago esfuerzos para soltarme. Es tanta la rabia que siento, que al fin lo logro
- No se te ocurra volver a poner las manos encima de ninguna chica ¿ me oyes ?
- Ella sabe defenderse, no necesita tu ayuda. Ahora, estaros preparados porque le va a caer una que se va a acordar toda su vida. Me dió una patada en los testículos. Mañana iré al médico Como me haya producido una lesión, se las tendrá que ver en un juzgado
- ¿ Qué ? ¿ Cómo eres tan sinvergüenza de amenazarnos ¿ Qué le has hecho ? Sé más de lo que te imaginas de ti y serás tú quién tenga que responder ante la justicia. - Me desplazo a un lado y conecto con Roach
- Le quiero fuera ahora mismo, a Hyde. No tienes que dar justificación alguna. Él sabe por que´. Ahora. O, de lo contrario hundiré la editorial ¿ me oyes ? No te hace falta saber los motivos, Le despides y punto. Ahora, ya. Que suba la seguridad y que recoja todo lo suyo. No le quiero ver más por aquí.
Regreso a la oficina y Taylor le tiene tapándole la salida para que no huya. Suena su teléfono y observo que se queda pálido y dirige una mirada hacia mi. Sé que ha sido Roach y el motivo por el que le despido. Cinco minutos después aparece el guardia de Seguridad, que observa cómo empaqueta sus pertenencias, pero que no se lleva nada que corresponde a SIP. El color de su cara es verde cetrino. Sus manos tiemblan no se si de vergüenza o de ira por no poder nada contra mi. Diez minutos más tarde sale por la puerta de la editorial para no volver nunca jamás.
Ana sigue sentada en el asiento delantero del copiloto. Está encogida, asustada y no se atreve a mirarme. ¿ Me tiene miedo ? Creo que no es temor hacia mi, sino que aún está procesando en su cabeza lo ocurrido con el canalla. Yo tampoco hablo, siento ira, furia,impotencia, todo junto. Si ese canalla le ha hecho daño... soy capaz de matarle. Ella sabe lo que pienso y me pone una mano en la pierna como para calmarme. La miro y sonrie débilmente como para decirme que está bien.
- Tenías razón con Hyde. Lo siento ; debí haberte escuchado y estar más alerta. No me ha hecho daño. Sólo me ha tocado el pecho... una vez. Yo no le he dado ocasión para ir más lejos. Tranquilízate. Mi padre me enseño a defenderme; le solté una patada en sus partes, y le dejé doblado de dolor.
Ni Taylor ni yo, podemos aguantar la risa al recordar la expresión con la que sujetaba, salve sean las partes, con sus manos. Ella no entendía el porqué de nuestras risas, pero al fin , también rompió a reir, más tranquila al comprobar que no estaba enfadado con ella ¿ Cómo iba a enfadarme con ella si era la agredida ? La miré brevemente y la sonreí e hice un guiño con los labios tirándola un beso..
A media mañana, no puedo aguantar la inactividad; la echo de menos y al fin desisto y me dirijo a la oficina para hacer algún trabajo que me haga más llevadera la espera hasta la tarde en que recoja a Anastasia De vez en cuando me envía y la envío algún correo. Bromas e indirectas de lo ocurrido la noche anterior y el final tan espléndido con el que terminamos. Le mando un correo y aguardo impaciente su respuesta, pero no llega. Aguardo unos momentos e insisto, y no obtengo respuesta. La digo que me llame, que tengo algo pendiente y he de irme un momento. Estoy preocupado ¿ le habrá pasado algo ? No presto atención a lo que me dicen mis colaboradores; tengo la cabeza ocupada por Ana. He dejado dicho a mi secretaria que espero la llamada de mi prometida, que me la pase enseguida. Al pronunciar "prometida", Andrea, ha arqueado una ceja incrédula, pero una mirada mía ha cortado cualquier pensamiento que pudiera tener. Por fin , me pasa la llamada. Anastasia me dice que no ha tenido ni un momento de respiro y que su jefe está de muy mal humor y la tiene tomada con ella. Me comenta el malestar que siente porque no cree que haya cometido ningún fallo. Se perfectamente porqué ese canalla esta agresivo: le he truncado sus planes en Nueva York. No le comento nada, no quiero intranquilizarla más.
Es la hora del almuerzo y dejo la oficina para tomar algún bocado, y en ello estoy, cuando recibo un correo de Ana. Me reprocha que no le haya dicho nada sobre mi cumpleaños, y que ha tenido que ser mi hermana quién se lo dijera. Está algo airada, pero no llega al enfado. Mi respuesta, y es la realidad, es que no me gustan los cumpleaños. Me recuerdan los tristes de mi niñez, en que como algo extraordinario, y no siempre, mi madre me invitaba a una hamburguesa o cocinaba un bizcocho. Ese olor a bollo horneado, aún me regala las papilas; puede que sea el único recuerdo agradable de aquella época.
De repente me dice tímidamente que tiene otra cosa más que decirme: Mia se ha ido a comer con Ethan. En realidad habían quedado en salir un día a comer, pero hoy el jefe está atravesado y no le da mas que unos minutos para comer.. Mañana se va a Nueva Yok, y la está pidiendo trabajo extra. Me siento protector con Mia, así que no me gusta mucho que haya salido con un desconocido, pero he de reconocer que ya no es una chiquilla y tontea, quizás demasiado, con los chicos. Se sabe bonita y ella lo explota. Puede que sean reminiscencias de mi adolescencia; puede que Ana tenga razón y no estuviera del todo bien lo que hicimos Elena y yo. ¿ Es por eso mi sobre protección con Mia ?
Ha llegado la hora de reunirme con Ana, La espero dentro del coche. Taylor está sentado al volante. Miro el reloj insistentemente; me parece que está tardando, pero pienso en el trabajo extra que ese cretino le ha dado, y pienso que posiblemente esté terminando. No, ya es demasiado. Al final, voy a tener que despedir a ese majadero. Ya no me caía bien, pero creo que se está pasando de la raya y no voy a consentirlo. Miro en dirección a la puerta de SIP, y lo que veo me deja horrorizado. Es Ana que se desploma en el suelo.
Salgo disparado del coche, y Taylor hace lo mismo. Cuando estoy a su lado, compruebo que está pálida y temblorosa; tiene un ataque de ansiedad, de pánico o qué se yo. .
- ¿ Qué te ocurre Ana ? ¿ Qué te pasa ?
Y ella no responde, sólo me mira con los ojos muy abiertos, y de repente estalla en una risa catártica. La zarandeo para que reaccione y pueda explicarme lo que ha pasado ¿ Está enferma ? Recorro sus brazos tratando de averiguar lo que sucede y de repente pienso que su jefe tiene algo que ver
- ¿ Te ha hecho daño ese sinvergüenza?
Y ella incrementa más la risa y me dice que ha sido ella la que se lo ha hecho a él. Todo esto ocurre a velocidad de vertiigo. Me temo lo peor y hago una seña a Taylor y ambos nos disponemos a entrar en la editorial. Las manos crispadas de Anastasia, me retienen, pero logro zafarme de ellas, llevándola hasta el coche, y ordenándola que no se mueva de allí. De repente ella deja el forcejeo ante mi rostro crispado y la orden tajante que le he dado.
Entramos en las solitarias oficinas y buscamos el despacho de Hyde. Le encontramos retorcido y apoyado en su mesa con gesto de dolor, y Taylor entra de una zancada y le coge de la camisa zarandeándole. Antes de que llegue a reaccionar por la sorpresa, un fuerte puñetazo va directo a su mandíbula. Taylor me detiene cuando me abalanzo sobre él, que con mirada furiosa me clava los ojos como queriéndome taladrar con la mirada. Estoy sujeto por las manos fuertes de Taylor, pero yo hago esfuerzos para soltarme. Es tanta la rabia que siento, que al fin lo logro
- No se te ocurra volver a poner las manos encima de ninguna chica ¿ me oyes ?
- Ella sabe defenderse, no necesita tu ayuda. Ahora, estaros preparados porque le va a caer una que se va a acordar toda su vida. Me dió una patada en los testículos. Mañana iré al médico Como me haya producido una lesión, se las tendrá que ver en un juzgado
- ¿ Qué ? ¿ Cómo eres tan sinvergüenza de amenazarnos ¿ Qué le has hecho ? Sé más de lo que te imaginas de ti y serás tú quién tenga que responder ante la justicia. - Me desplazo a un lado y conecto con Roach
- Le quiero fuera ahora mismo, a Hyde. No tienes que dar justificación alguna. Él sabe por que´. Ahora. O, de lo contrario hundiré la editorial ¿ me oyes ? No te hace falta saber los motivos, Le despides y punto. Ahora, ya. Que suba la seguridad y que recoja todo lo suyo. No le quiero ver más por aquí.
Regreso a la oficina y Taylor le tiene tapándole la salida para que no huya. Suena su teléfono y observo que se queda pálido y dirige una mirada hacia mi. Sé que ha sido Roach y el motivo por el que le despido. Cinco minutos después aparece el guardia de Seguridad, que observa cómo empaqueta sus pertenencias, pero que no se lleva nada que corresponde a SIP. El color de su cara es verde cetrino. Sus manos tiemblan no se si de vergüenza o de ira por no poder nada contra mi. Diez minutos más tarde sale por la puerta de la editorial para no volver nunca jamás.
Ana sigue sentada en el asiento delantero del copiloto. Está encogida, asustada y no se atreve a mirarme. ¿ Me tiene miedo ? Creo que no es temor hacia mi, sino que aún está procesando en su cabeza lo ocurrido con el canalla. Yo tampoco hablo, siento ira, furia,impotencia, todo junto. Si ese canalla le ha hecho daño... soy capaz de matarle. Ella sabe lo que pienso y me pone una mano en la pierna como para calmarme. La miro y sonrie débilmente como para decirme que está bien.
- Tenías razón con Hyde. Lo siento ; debí haberte escuchado y estar más alerta. No me ha hecho daño. Sólo me ha tocado el pecho... una vez. Yo no le he dado ocasión para ir más lejos. Tranquilízate. Mi padre me enseño a defenderme; le solté una patada en sus partes, y le dejé doblado de dolor.
Ni Taylor ni yo, podemos aguantar la risa al recordar la expresión con la que sujetaba, salve sean las partes, con sus manos. Ella no entendía el porqué de nuestras risas, pero al fin , también rompió a reir, más tranquila al comprobar que no estaba enfadado con ella ¿ Cómo iba a enfadarme con ella si era la agredida ? La miré brevemente y la sonreí e hice un guiño con los labios tirándola un beso..
Güau,me encanta!!!!
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