miércoles, 24 de agosto de 2016

Las oscuas sombras de Christian - Sombra 27 - Yes

Mientras conduzco lo más rápido que puedo, impaciente pro llegar a Seattle, pienso en lo ocurrido y no termino de explicarlo.  No es nomal. El Charlie está construido con tres motores, precisamente para evitar que si uno fallara, podría seguir volando con los otros dos. ¡ Pero que fallen los tres a un mismo tiempo ! Algo no me cuadra, y habré de solucionarlo cuanto antes.  El susto que nos hemos llevado ha sido de antología, y no se puede pasar por alto.  Y repaso todas las incidencias del día. ¿ Cuántas horas llevamos fuera de casa ?  Hubiéramos debido estar de  regreso en las primeras horas de la tarde y son... Consulto el reloj, ¡ casi las once de la noche !.  Y aún nos quedan kilómetros por recorrer hasta llegar.  Tardo media hora  aproximadamente,  en dejar a Ross en su domicilio. ¡ Por fin !.  Viven cerca,  por tanto lo máximo que tardaré serán cinco o diez minutos, en estar en Escala.  Estoy impaciente por abrazar a Anastasia.  En mi egoísmo,no he pensado en la angustia que ellos tendrán. Ross les llamaría para anunciarles que ya estamos en casa. ¡ Oh no !

La entrada al Escala, está llena de periodistas y de canales de televisión.  Todos arremolinados esperando alguna noticia del suceso.  Ante tanta expectación pienso en los noticieros y la noticia que habrán dado: ""Christian Grey ha desaparecido !, o algo por el estilo.  Un nudo se me pone en la garganta, porque es entonces cuando me doy realmente cuenta de lo que mi familia estaría pasando, la angustía que tendrían sin tener noticias nuestras en todo el día.  Mis padres y Anastasia copan mi pensamiento, mientras doy vuelta con el coche para entrar por la parte trasera del edificio.  No iré directamente a los ascensores, pero no importa; evitaré a los periodistas.  En estos momentos de lo que tengo ganas es de encontrarme arriba entre los brazos de ellos y calmarles, si puedo, de la ansiedad que tendrán.

Estoy cansado, muy cansado.  No se si por agotamiento de la caminata, por los nervios del suceso, o por pensar en el disgusto de Grace y de Ana. Lo siento pequeña. Siento no haber pensado en ti, antes que en mi, por esos celos que me provoca la cercanía de cualquiera que no sea yo. Perdóname por ser tan irracional.  No lo hice a propósito.  Nunca pensé que tardaríamos tanto en llegar y que debiera,  al menos, haberos   llamado  para dejaros tranquilos, pero hasta eso se me olvido, en el afán de conseguir el coche que nos trajera hasta aquí.

Entro en el ascensor. Voy sucio y me duelen los pies horriblemente.  Me quito los zapatos; tengo los pies hinchados y huelo a sudor.  Estoy hecho un desastre.  Llevo la chaqueta en la mano porque siento mucho calor.  palpo el bolsillo interior por ver si lo que me entregó Ana sigue en su sitio; efectivamente, ahí está. Es lo único que me hace sonreír después de tantas horas de preocupación.

El ascensor se abre y lo primero que escucho es un grito ahogado de mi madre que pronuncia mi nombre, y a continuación una serie de figuras que rápidas se mueven por la habitación viniendo a mi encuentro. Grace corre hacia mi, y yo abro los brazos para que se refugie en ellos.  La veo llorar con angustia y al mismo tiempo con alivio.  Nunca en mi vida, le había visto tan alterada. Unos brazos fuertes me rodean y me dan palmadas en la espalda, se trata de mi padre. Elliot, con los ojos brillantes por la emoción y Mia que se abraza a mi llorando y rerciminándome la angustia que les hecho pasar. ¿ Y Anastasia ? ¿ Dónde está Anastasia ?

La busco entre todos y la veo en un rincón, medio desfallecida observando la escena familiar.  Intenta levantarse y es ayudada por Kate. Mi pobre niña no tiene fuerzas para hacerlo. Rompo el asedio de mi familia y voy a su encuentro a tiempo de recogerla, antes que ella se desplome ante mi.  Mis brazos la estrechan fuerte, como para convencerla que estoy ahí

- No llores Ana. Estoy aquí.  Ya pasó todo

Pero su llanto no se calma y la beso, la beso larga y profundamente ante todos,que emocionados presencian el encuentro.  Ella palpa mis brazos y mi pecho, y mi cara,  y mi cabeza,  para convencerse de que es verdad, estoy ahí y sano.  Tras unos momentos de intimidad, todos nos rodean, y todos me preguntan al unísono lo ocurrido.  Trato de calmarles y les digo que se sienten.  Voy a explicárselo

Procedo a detallarles todo lo que percibí en el aparato, lo que extraña grandemente a Carrick, igual que a mi, cuando me apercibí del suceso.  Era extraño muy extraño.  Bebo con deleite una cerveza que me trae Gail; tengo sed, mucha sed y también hambre, pero sobretodo tengo unos deseos tremendos de quedarme a solas con Ana y descansar , y no pensar en nada.  Taylor me indica con una sonrisa, que está contento por mi llegada y le digo que al dia siguiente comenzaremos las gestiones para la localización del Charlie y su análisis de lo ocurrido.



Mi madre me tiene cogido de la mano, y en ese momento soy consciente de que ha sido la primera vez en mi vida que la he abrazado,  cuando ella vino hacia mi.  Nunca la había tenido tan ceca, ni nunca había necesitado su abrazo.  Me invade la ternura y miro su bello rostro con los ojos enrojecidos por el llanto. Mi padre y Elliot y Mia, también me han dado un abrazo: el primero.  Y por primera vez, me he sentido querido, algo que muchas veces Ana me ha repetido y no quise creer.  Todos ellos, me demuestran su afecto, incluidos Kate y José, que también me felicitan dándome unas palmadas en la espalda.  Algo que hacen con naturalidad, porque ignoran que hasta hace poco tiempo, nadie, absolutamente nadie, podría tocarme.  Sin embargo estos abrazos recibidos, me han infundido emoción y agradecimiento. Algo que, una vez más, ha sido Anastasia quién abrió ese camino al que ya no estoy dispuesto a renunciar.

Elliot alza la voz, y comunica a todos, que debemos marcharnos porque el cansancio ha sido mucho y he de descansar.  Pese a nuestra diferencia de caracteres, le quiero; quiero a mi familia, más de lo que imaginaba.  Cuando hoy he estado a punto de perderles me he dado cuenta que, durante todos estos años, ellos han estado ahí tratando de normalizar mi vida.  Que siempre me han amado, pese a todo y que yo les amo incondicionalmente.  Esos sentimientos recién descubiertos, me liberan y ha sido ella la que me ha conducido, a la luz que siempre me negué a ver, hasta que Ana, . me guió hacia ella.

Todos están conformes y de acuerdo que es hora de retirarse para que descansemos. Y cada uno se marcha contento y satisfecho por el resultado de tan penosa experiencia.  José sube a su dormitorio y nos quedamos a solas Anastasia y yo.  La siento en mi regazo y la abrazo, la abrazo fuerte y beso su cabello.  Y vuelco el cúmulo de sensaciones vividas cuando creí que no volvería a verla

- Creí que te perdía, nena. Sólo pensaba en ti, y sólo quería llegar cuanto antes para verte



De repente ella se incorpora y me mira fijamente con esa mirada suya que lee mi pensamiento.  Frunce el ceño y en ese instante presiente que mi prisa por llegar lleva nombre hispano. Y en realidad no se equivoca. Me da un golpe suave en el pecho a la vez que me dice que me perdona porque estoy a salvo y con ella.

- Es tarde, nena. Vámonos a la cama. Dúchate conmigo y después deseo tenerte, para dar por terminada esta jornada agotadora en todos los sentidos.

 Mira su reloj y ve que faltan cinco minutos para que sean las doce de la noche.  Ana está rendida por los nervios y la emoción,  y yo también.  Me pegunta si aún conservo el paquetito que me dió y que no tenía que abrir. Lo extraigo del bolsillo de la chaqueta y se lo muestro

- Ábrelo - me dice -. Son casi las doce. Feliz cumpleaños Christian

Me extraña su petición, pero la verdad es que estoy deseando hacerlo desde que me lo entregó, por tanto rasgo el papel y el lazo con cuidado y abro el paquete.  Que no es  más que una cajita pequeña con un llavero dentro.  Extrañado lo saco y lo contemplo. Es como los que venden en las tiendas de chucherias, pero como es de Ana, me parece precioso.  Miro con curiosidad porque refleja el perfil de Seattle; me quedo dudando ¿ qué significa ésto ?  Ante mi extrañeza, ella me orienta y me dice

-Dale la vuelta

Es imposible abrir más los ojos de alegría y contento, cuando ante mi, leo la palabra YES.



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