viernes, 9 de septiembre de 2016

La liberación de Christian -Liberación 4 - Dolor y placer

Anastasia dormita a mi lado, mientras yo trabajo en mi portátil.  Me he duchado y vestido informalmente; creo que esta noche no deberíamos salir.  la tarde ha sido... ¿ Agotadora ? No,¡ increible!.Está relajada, plácida, agotada.  La dejo dormir todo cuanto quiera; mientras tanto navegamos rumbo a Cannes.  Al cabo de un rato, se mueve: está despertando. La miro de reojo y me detengo en su pecho desnudo, y no sólo por la contemplación de él que siempre me deleita, sino por algo que sé le va a exasperar, por lo que he de estar prevenido. Se comportó indebidamente, a pesar de que se lo hice ver, pero ella me desobedeció; ahora no puede quejarse, ya se lo avisé, aunque  callé lo que íbamos a hacer, es decir lo que le iba a hacer. Abre  los ojos lentamente, y me sonríe

- Hola bella durmiente - Me inclino y la beso
- Hola, me dice tímida, mientras cubre su cuerpo con la sábana.


Se despereza y me pregunta si es cierto que el barco se mueve o es ella que aún está dormida. Le digo que no, que estamos navegando, y ella acepta .

 Se levanta y se cubre con una bata.  Se muestra tímida ante mi; posiblemente motivado por el juego que hemos tenido esta tarde:  Nunca lo habíamos hecho de esta forma.  A pesar de estar casados y de tener sexo duro desde hace meses.. ., ella se ruboriza con bastante frecuencia. Ignoro si es por pudor ¿conmigo?. A veces pienso en que aún no ha asimilado la clase de sexo que tenemos para nada convencional, y creo que eso es como si le remordiera la conciencia, porque aún piensa que debe ser rutinario: "aquí te pillo, aquí te mato" y que eso sería lo normal.  Muchos matrimonios se rigen por esas normas, totalmente equivocadas. A las mujeres hay que seducirlas, prepararlas para el momento, porque luego el placer será inmenso para ambos. Creo que eso ella no termina de entenderlo, no termina de entender que lo que hagamos, sea lo que  sea, de común acuerdo, es correcto en su totalidad.  Es ¡ tan joven y ha tenido tan pocas referencias ! que creo piensa que lo que hacemos no está bien. Espero que poco a poco pierda ese complejo y la timidez conmigo vaya desapareciendo, porque luego en realidad, cuando entramos en situación es una fierecilla deseosa del placer que la proporciono



Entra en el cuarto de baño, y sucede lo que estaba esperando que sucediera en cuanto se viera. Oigo un grito ahogado, mezclado con un ¿insulto?, sin duda dirigido a mi. Y la intriga se despeja en el acto: sale como un vendaval del cuarto de baño y me fulmina con la mirada.  Se planta delante de mi, y abriendo  la bata, me mira furibunda señalándome unos chupetones que cubren no sólo su escote, también su cuello y pechos

- ¿ Te parece que esto está bien ? ¿ Se puede saber qué me has hecho ? No puedes hacerme esto, no es justo.  Soy tu mujer no tu sumisa.  Quedó bastante claro lo que no debía hacer, y puedo asegurarte que no se repetirá.  Pero¿ ésto..?.No te bastó , la forma tan brusca en que nos fuimos de la playa, sino que te valieras de tus tejemanejes para no darme ni cuenta de ésto. Eres un adulto, Christian, y como tal debes comportarte, y no como un adolescente.

Su mirada me taladra.  Yo la escucho en silencio  y la miro, examino uno a uno cada cardenal que mi boca le ha provocado.  Entonces la digo también enfadado

- Así no lo repetirás.  Sabías de sobra que no debías hacerlo y lo hiciste. De ahora en adelante, ya sabes a lo que te expones
- Pero ¿no te das cuenta ? No podré lucir un escote, ni llevar tirrantes. Y  nos quedan un par de dias solamente. Eres imposible...



Leo su intención en la mirada, y sólo tengo tiempo de levantar el brazo para proteger mi cabeza que recibe el impacto de su cepillo de peinar dirigido hacia mi. Se pierde en el vestidor y cuando sale, lo hace con una camisola con cuello cerrado y enfadada, muy enfadada.  Como nunca antes la había visto. Murmura palabras iniinteligibles pero adivino que son tacos gordísimos contra mi.
Me quedo observándola antes de que desaparezca y analizo lo que me ha dicho. En parte tiene razón soy igual que un crio, con reacciones exageradas, como siempre respecto a ella. Siento haberla castigado.  Siento haberme comportado así, lo siento todo.  Es mi esposa y como a tal he de tratarla." Date tiempo, Grey. Todo es demasiado reciente".  Decido ir en su busca.  No quiero  que estemos enfadados.  Todo ha sido perfecto, así que salgo a cubierta buscándola.  La encuentro acodada en popa mirando al horizonte.  Los últimos rayos del sol se reflejan en su rostro.  Está bellísima, con ese tono tostado que tiene su piel, después de haber tomado el sol.  Me detengo durante unos instantes para saborear la belleza de su perfil. Haría cualquier cosa por ella, por esa personita que me conquistó y lo cambió todo,  con una absurda entrevista.  Ni en los mejores sueños pudiera haber imaginado el brusco cambio que dio a mi vida.  La frágil y menuda señorita Steele, tiene una fuerza increíble que me arrastra. Se que sigue enfadada; aspira el aire con fuerza y a continuación lo suelta.  Decido que he de calmarla y zanjar de una vez este pequeño disgusto.  No quiero enfadarla no que estemos sin hablarnos si un solo minuto.  Me acerco despacio; ella ni me mira, pero sabe que estoy ahí.  La rodeo con mis brazos, y entierro mi cara en su pelo y muy suave, en el oído, la pido perdón.



-Quiero oirte decir que me has perdonado- No me gusta que estemos enfadados. Lo siento, no volverá a suceder,, te lo prometo. - Ella se gira hacia mi y con una mirada dulce me reprocha
- Christian, ésto no está bien. No me gusta tener el cuerpo con chupetones, no al menos en las partes más visibles. En cuanto al resto... ha sido genial.  Me gusta que sea duro, me gusta jugar, ya te lo he dicho y no me importa, pero no quiero que me marques.
- Pero ¿ te ha gustado ? ¿ Puedo hacértelos de nuevo, pero sin ser visibles?  A mi me ha encantado; tener dentro de mi boca cada pedazo de tu piel, de tu cuerpo, era poseerte doblemente.

Ella hace un mohín con la boca y con la cabeza, como dándome autorización para repetirlo sin vistas al exterior

-Está bien, cielo. Lo he entendido. ¿ De verdad te ha gustado?
- Si, ya te lo he dicho. Y no me hagas repetírtelo porque me avergonzarás.

  Lo que suponía, piensa que no son lícitos nuestros juegos sexuales. ¡ Ay Anastasia ! tu candidez me conmueve

- Definitivamente, encabezará mi particular lista de perversiones sexuales.  Sin lugar a dudas, será la primera - me responde algo turbada y sonriente.

Nos abrazamos, y creo que nuestra tormenta ha pasado. Miro el reloj y compruebo que se acerca la hora de cenar. El atardecer se oculta poco a poco en el horizonte y el Fair Lady, atraca en el puerto de Montecarlo.

Decidimos que cenar en cubierta es una buena idea, y mientras lo hacemos terminamos de resolver  nuestro incidente sexual de antes.  Quiero a esta mujer con mis cinco sentidos, por su rebeldía, por su desobediencia, porque es sensual y ardiente y porque me completa.  Han retirado el servicio y el pregunto lo que desea hacer en el resto de la noche. Ella me mira y yo sonrío indicándola que tengo muy claro lo que deseo. Y cuando más tranquilo estoy, me hace una pregunta que me descoloca

- ¿ Por qué me dijiste que no fuera al baño?

Dejo la copa en la mesa y la miro con ironía y picardía.  Se que a mi respuesta, ella se va a intimidar.  No obstante decido decírselo, aunque sólo en parte para no violentarla más

- El orgasmo es más intenso

Ella mira hacia otro lado y cambia de conversación.  Le tiendo la mano y la invito a bailar.Me encanta bailar con ella.  A pesar de que no sabe mucho, se deja llevar y es flexible y dócil, y me sigue los pasos, lo que hace que sea más sencillo.  Y a mi cabeza vuelven las imágenes de otra pareja bailando, sólo que en esa ocasión yo era el alumno y ella la maestra.  Elena era buena en eso,.  En eso y en otras muchas cosas ya desterradas definitivamente de mi vida, porque Anastasia le ha ganado la partida. Aquello era otra cosa, y ésto es placer absoluto y amor infinito.  Una música latina suena y la sensualidad de su ritmo nos hace sonreir. La canción la he escuchado antes, pero no recuerdo cuando. ni donde, pero conozco algo de su estribillo, y se lo susurro al oído. la doblo sobre mi brazo, cuando el ritmo termina.  La beso suavemente y la invito a venir a la cama


Ella me contesta afirmativamente, y ambos nos encaminamos al camarote.  Y en él, sellamos definitivamente nuestras diferencias de esta tarde, con lo único que sabemos hacer: entregarnos plenamente. Y volvemos a hacer el amor, ferviente, sensual, más tranquilo que el de la tarde, pero con la misma fuerza que siempre. La acaricio y beso cada moratón de su cuerpo y hago que se encienda nuevamente, porque están en sitios estratégicos y ella vuelve a retorcerse, pero esta vez no hay esposas, ni antifaz ni nada de artilugios.  Sólo nuestras manos, nuestras bocas y nuestros cuerpos unidos  una vez más, como si fuera la primera vez, como si nunca hubiéramos hecho el amor, y el mundo se acabara en un instante. Y de nuevo agotados por los esfuerzos, quedamos dormidos abrazando su cuerpo con el mio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario