Hemos hecho el amor. Hemos desayunado y nos hemos duchado juntos. Una alegría completa para el cuerpo. Es maravilloso despertarse y comprobar que ella está a mi lado. Experimento un placer que hasta ahora me había vetado a mi mismo. Se que hubiera sido distinto de tratarse de otra mujer.; es especial porque es ella, porque Ana es especial. A pesar de la noche interrumpida, me siento, digamos que contento, todo lo que ,la situación creada por Leila, puede alegrarme.
Anastasia, se está peinando y me mira a través del espejo. Tiene un gesto de ¿ admiración? al contemplar mis abdominales sin pizca de grasa, algo que la complace. Me pregunta lo que hago para mantenerme en forma y se lo recomiendo. Le recomiendo mi entrenador personal, algo que no se ha planteado , y que tampoco le agrada mucho. La pregunto lo que desea hacer en el día de hoy. Ella toma una guedeja de su cabello y la estira mostrándomela. No sé lo que quiere decir. Arqueo una ceja , y ella responde enseguida a mi callada pregunta
- Quiero un corte
Recuerdo que aún conservo las llaves del coche que me devolvió cuando rompimos. Se las entrego junto con un talón de veinticuatro mil dólares del coche de Ana, y que Taylor vendió. Ella lo rechaza y ¡ pretende pagarme el coche ! Me niego y furiosa rompe en mil pedazos el talón, pretendiendo así, pagármelo., Doy media vuelta y ordeno que ingresen en su cuenta esa cantidad. Vuelvo a la estancia y la miro fijamente, al tiempo que le advierto de muy malhumor. Todo lo rechaza, absolutamente todo. Me desespera
- No me presiones Anastasia, no me presiones. Ese dinero es tuyo por la venta de tu Escarabajo. Y lo otro, es tu regalo de graduación. Ya te lo dije. Y ahora demos por terminada esta conversación, y dime de una puñetera vez lo que quieres hacer.
- Me gustaría arreglarme el cabello. Quizá cortarme las puntas; están bastante abiertas y desarregladas. Creo que hace siglos que no piso una peluquería. Durante todo este tiempo, me lo he cortado a mi misma. No se me da mal, pero hoy es un día especial. Esta noche iremos a la velada de tus padres, y deseo estar presentable-. Dice auto complacida.
- Tu siempre estás presentable, querida. Por eso no has de preocuparte. Seguro que serás la mujer más bella del evento. No te preocupes por eso. Conozco un salón de belleza que te harán todo cuanto desees-.Y por fin me decido a comunicarle que es de mi propiedad, junto con otros en distintos lugares de Seattle, pero todos de primerísima calidad.
- Puedes tomar saunas, spa, masajes, limpieza de cutis y ... depilación... integral. Ella se gira y se me queda mirando, con esa mirada interrogadora que intuye ha sido el lugar en que las sumisas cumplían algunas de las normas. Pero no dice nada; sólo me mira. Y por fin exclama
- Como el que no quiere la cosa, me estás imponiendo tus normas. Está bien, llévame a él. No sabía que te interesaran los salones de belleza
- No especialmente. Es un negocio complementario. Trabajan los mejores profesionales del gremio, y la clientela es de lo más selecto de Seattle. Es muy famoso el salón principal, al que te llevaré.
No está lejos de casa, y vamos caminando, tomados de la mano. Yo paseo la mirada por el entorno, y procuro que ella no se de cuenta. Ni por un momento he dejado de pensar en Leila; guardo la precaución debida. No me está gustando en absoluto el cariz que está tomando el asunto. Por fin llegamos a Esclava. Durante todo el camino Ana, ha estado parloteando de lo excelente que es el barrio, en donde, por suerte viven, y que Kate estará encantada de tener a su alcance tantas y tan buenas boutiques. Me comenta que es una clienta compulsiva de todas ellas.
Nos paramos frente a la fachada. Estoy tentado de comentarle que está regentada por Elena, Sé que ella no está, porque ha ido a suplir una falta en otra sucursal. Prefiero callarme. Después de lo de Leila, no faltaba nada más que le hablara de Elena ¿ Por qué la odia tanto ? No lo comprendo. La llama pederasta, y no fue así como ocurrió. Me hizo un favor enorme y me convirtió en el poderoso señor Grey, que ahora soy. Confío en que algún día lo comprenda y mi pasado y futuro no entren en colisión. ¿ Estoy pensando en un futuro con Anastasia ? Sonrío sin que ella se de cuenta, pero esa idea me complace, Si, muchísimo. Los despertares junto a ella son espectaculares.
Greta nos recibe, como siempre, con una sonrisa que me dedica muy especialmente. Anastasia la mira con curiosidad; seguro que piensa por qué tanta familiaridad. Yo, sólo le presto la atención que la buena educación requiere. Ella me pregunta en que va a consistir el servicio; piensa que es lo de siempre. Anastasia me mira sorprendida y luego la mira a ella con cara de pocos amigos. Comienzo a impacientarme, y la corto en el acto indicándole que Ana le dirá lo que desea. Quiero hacer notar que ella no es una chica más. Ella es diferente a las otras, pero no sé si lo consigo, porque Greta sonrie de medio lado. Miro de reojo a Anastasia, y ella hace lo mismo con esa mirada interrogadora como diciendo ¿ por quién me ha tomado esta chica? ¿ Por una ex tuya ?
Al fondo del salón,, en la zona de Dirección , se abre la puerta y aparece Elena, que como siempre está radiante. Los años la respetan, y a pesar de que ya ha pisado la mitad de los cuarenta, se mantiene espectacular, muy atractiva. Con su aparición, me quedo sin sangre en las venas, y tapando su visión, me disculpo ante Ana y la digo que vuelvo enseguida. Ella me mira curiosa y sigue mis pasos para saber dónde voy. Saludo a Elena y la explico lo que desea Anastasia, y le cuento el problema surgido con Leila; Preocupada, asiente con la cabeza, dándome su comprensión y me mira sin dejar de asentir. nos despedimos al cabo de un momento. Me reúno con Ana, pero en su cara leo que algo le ha molestado; me preparo para la batalla que tengo que librar para tratar de convencerla de que siendo mi socia, no tenía más remedio que saludarla. Ella no me da un respiro e inmediatamente quiere salir a la calle, reprochándome con ironía que no ha sido presentada a aquella atractiva rubia.. Voy tras ella, que a paso ligero y sin decir nada lleva la dirección de su apartamento. Presiento que nuestro día que había comenzado de forma fabulosa, va a torcerse de un momento a otro. Me acerco a ella y la detengo por el codo. Trato de explicarle lo ocurrido, pero ella me corta en seco:
- Sólo quería cortarme el pelo, nada más. Pero tu, mister delicadeza. me traes al lugar en donde tus sumisas se componían para agradarte. ¿ Cierto ? Y por si todo esto fuera poco, aparece Mrs. Robinson, y te da un beso en la mejilla, y la dejas que te tome por los brazos, algo que a mi no se me permite. Y aún te preguntarás por qué he salido como una exhalación. Sólo quiero cortarme el pelo, en un lugar en que tú no hayas tenido nada que ver, ni tus amiguitas tampoco.
He de atender una llamada. Sigo sujetando a Anastasia fuertemente, porque si no lo hago, es muy posible que salga corriendo. Sawyer me pone al corriente de las últimas novedades de Leila: ha conseguido una licencia y se ha comprado un arma, Supongo que me he puesto lívido porque Anastasia, me mira con los ojos muy abiertos y al ver que busco algo entre la gente que está pasando, ella hace lo mismo, sin saber qué es lo que hacemos. Cuando corto la comunicación, con voz alterada la ordeno marchar a su apartamento a recoger su ropa: " vivirás en el mio ", la digo tajantemente. Ella enfurruñada, se niega en redondo; el día va mejorando. Trato de convencerla por las buenas, pero si no lo logro soy capaz de cargármela a hombros. No sé de lo que Leila es capaz de hacer . No sé cómo no me he dado cuenta de la terquedad de Anastasia Plantada en mitad de la calle, la gente que pasa nos esquiva y nos mira curiosa. Seguramente piensan que es una pelea de enamorados, porque ignoran lo extremo de la situación. Estamos perdiendo un tiempo precioso; estoy nervioso por llegar pronto al apartamento, recoger lo que sea e irnos al mio, donde la seguridad es mayor. Ella taconea ligeramente, y cruzada de brazos, me reta a no moverse. Está bien, Anastasia , tú lo has querido. Sin esperar más me agacho y la cojo desprevenida cargándola sobre mi hombro, y rápidamente nos alejamos de allí.
Ella me golpea furiosa en la espalda pretendiendo que la baje de esa situación tan incómoda y llamativa, pero ésta vez no voy a ceder.
- Está bien, está bien. Bájame, iremos donde quieras. Me has puesto en el más espantoso de los ridículos. Después del papelón que me has hecho hacer en tu salón de belleza, ahora ésto. Eres insufrible, Christian Grey.-. Su cabeza no para un segundo de pensar. Creo que será mejor informarla de algo.
Explico a Anastasia que Franco, el mejor profesional de Esclava, irá a mi apartamento para hacer lo que desee. Llamo a Esclava y doy la orden a Greta de lo que quiero. Me va siguiendo dócilmente, pero de pronto se detiene y preocupada me pregunta
- ¿ Qué ocurre ? - La respondo que le arreglará el cabello, uno de los mejores peluqueros de Estados Unidos-. Mirándome me dice:
- No me estás diciendo la verdad. Esta mañana cuando te dije lo de ella frente a SIP, no le diste importancia, y ahora me llevas a toda prisa a vivir a tu apartamento ¿ qué ha cambiado?
- Leila tiene un arma. Posiblemente vaya tras de mi, pero también tu estás en peligro. No voy a arriesgarme. Siguen buscándola pero va por delante de nosotros. Y aquí, y ahora, tengo la sensación de que nos observa desde cualquier lugar. Así que no rechistes y haz lo que te digo.
Por fin, consigo que entre en razón. Tiene miedo. Noto que está nerviosa y desencajada; está comprendiendo la importancia del suceso. Yo estoy aterrorizado, no por lo que pudiera ocurrirme a mi, sino por la cercanía de Ana . ¿ Y si fuera ella la causa de su crisis ? No quiero ni pensar que Ana sufriera algún percance por mi culpa. Entramos en el coche, y partimos rápidamente hacia el apartamento de Anastasia. Una vez allí empaquetamos lo que cree necesitar y rápidamente salimos rumbo a Escala. El tema Leila ha conseguido alterar nuestra vida y ella sigue por ahí.
Anastasia, se está peinando y me mira a través del espejo. Tiene un gesto de ¿ admiración? al contemplar mis abdominales sin pizca de grasa, algo que la complace. Me pregunta lo que hago para mantenerme en forma y se lo recomiendo. Le recomiendo mi entrenador personal, algo que no se ha planteado , y que tampoco le agrada mucho. La pregunto lo que desea hacer en el día de hoy. Ella toma una guedeja de su cabello y la estira mostrándomela. No sé lo que quiere decir. Arqueo una ceja , y ella responde enseguida a mi callada pregunta
- Quiero un corte
Recuerdo que aún conservo las llaves del coche que me devolvió cuando rompimos. Se las entrego junto con un talón de veinticuatro mil dólares del coche de Ana, y que Taylor vendió. Ella lo rechaza y ¡ pretende pagarme el coche ! Me niego y furiosa rompe en mil pedazos el talón, pretendiendo así, pagármelo., Doy media vuelta y ordeno que ingresen en su cuenta esa cantidad. Vuelvo a la estancia y la miro fijamente, al tiempo que le advierto de muy malhumor. Todo lo rechaza, absolutamente todo. Me desespera
- No me presiones Anastasia, no me presiones. Ese dinero es tuyo por la venta de tu Escarabajo. Y lo otro, es tu regalo de graduación. Ya te lo dije. Y ahora demos por terminada esta conversación, y dime de una puñetera vez lo que quieres hacer.
- Me gustaría arreglarme el cabello. Quizá cortarme las puntas; están bastante abiertas y desarregladas. Creo que hace siglos que no piso una peluquería. Durante todo este tiempo, me lo he cortado a mi misma. No se me da mal, pero hoy es un día especial. Esta noche iremos a la velada de tus padres, y deseo estar presentable-. Dice auto complacida.
- Tu siempre estás presentable, querida. Por eso no has de preocuparte. Seguro que serás la mujer más bella del evento. No te preocupes por eso. Conozco un salón de belleza que te harán todo cuanto desees-.Y por fin me decido a comunicarle que es de mi propiedad, junto con otros en distintos lugares de Seattle, pero todos de primerísima calidad.
- Puedes tomar saunas, spa, masajes, limpieza de cutis y ... depilación... integral. Ella se gira y se me queda mirando, con esa mirada interrogadora que intuye ha sido el lugar en que las sumisas cumplían algunas de las normas. Pero no dice nada; sólo me mira. Y por fin exclama
- Como el que no quiere la cosa, me estás imponiendo tus normas. Está bien, llévame a él. No sabía que te interesaran los salones de belleza
- No especialmente. Es un negocio complementario. Trabajan los mejores profesionales del gremio, y la clientela es de lo más selecto de Seattle. Es muy famoso el salón principal, al que te llevaré.
No está lejos de casa, y vamos caminando, tomados de la mano. Yo paseo la mirada por el entorno, y procuro que ella no se de cuenta. Ni por un momento he dejado de pensar en Leila; guardo la precaución debida. No me está gustando en absoluto el cariz que está tomando el asunto. Por fin llegamos a Esclava. Durante todo el camino Ana, ha estado parloteando de lo excelente que es el barrio, en donde, por suerte viven, y que Kate estará encantada de tener a su alcance tantas y tan buenas boutiques. Me comenta que es una clienta compulsiva de todas ellas.
Nos paramos frente a la fachada. Estoy tentado de comentarle que está regentada por Elena, Sé que ella no está, porque ha ido a suplir una falta en otra sucursal. Prefiero callarme. Después de lo de Leila, no faltaba nada más que le hablara de Elena ¿ Por qué la odia tanto ? No lo comprendo. La llama pederasta, y no fue así como ocurrió. Me hizo un favor enorme y me convirtió en el poderoso señor Grey, que ahora soy. Confío en que algún día lo comprenda y mi pasado y futuro no entren en colisión. ¿ Estoy pensando en un futuro con Anastasia ? Sonrío sin que ella se de cuenta, pero esa idea me complace, Si, muchísimo. Los despertares junto a ella son espectaculares.
Greta nos recibe, como siempre, con una sonrisa que me dedica muy especialmente. Anastasia la mira con curiosidad; seguro que piensa por qué tanta familiaridad. Yo, sólo le presto la atención que la buena educación requiere. Ella me pregunta en que va a consistir el servicio; piensa que es lo de siempre. Anastasia me mira sorprendida y luego la mira a ella con cara de pocos amigos. Comienzo a impacientarme, y la corto en el acto indicándole que Ana le dirá lo que desea. Quiero hacer notar que ella no es una chica más. Ella es diferente a las otras, pero no sé si lo consigo, porque Greta sonrie de medio lado. Miro de reojo a Anastasia, y ella hace lo mismo con esa mirada interrogadora como diciendo ¿ por quién me ha tomado esta chica? ¿ Por una ex tuya ?
Al fondo del salón,, en la zona de Dirección , se abre la puerta y aparece Elena, que como siempre está radiante. Los años la respetan, y a pesar de que ya ha pisado la mitad de los cuarenta, se mantiene espectacular, muy atractiva. Con su aparición, me quedo sin sangre en las venas, y tapando su visión, me disculpo ante Ana y la digo que vuelvo enseguida. Ella me mira curiosa y sigue mis pasos para saber dónde voy. Saludo a Elena y la explico lo que desea Anastasia, y le cuento el problema surgido con Leila; Preocupada, asiente con la cabeza, dándome su comprensión y me mira sin dejar de asentir. nos despedimos al cabo de un momento. Me reúno con Ana, pero en su cara leo que algo le ha molestado; me preparo para la batalla que tengo que librar para tratar de convencerla de que siendo mi socia, no tenía más remedio que saludarla. Ella no me da un respiro e inmediatamente quiere salir a la calle, reprochándome con ironía que no ha sido presentada a aquella atractiva rubia.. Voy tras ella, que a paso ligero y sin decir nada lleva la dirección de su apartamento. Presiento que nuestro día que había comenzado de forma fabulosa, va a torcerse de un momento a otro. Me acerco a ella y la detengo por el codo. Trato de explicarle lo ocurrido, pero ella me corta en seco:
He de atender una llamada. Sigo sujetando a Anastasia fuertemente, porque si no lo hago, es muy posible que salga corriendo. Sawyer me pone al corriente de las últimas novedades de Leila: ha conseguido una licencia y se ha comprado un arma, Supongo que me he puesto lívido porque Anastasia, me mira con los ojos muy abiertos y al ver que busco algo entre la gente que está pasando, ella hace lo mismo, sin saber qué es lo que hacemos. Cuando corto la comunicación, con voz alterada la ordeno marchar a su apartamento a recoger su ropa: " vivirás en el mio ", la digo tajantemente. Ella enfurruñada, se niega en redondo; el día va mejorando. Trato de convencerla por las buenas, pero si no lo logro soy capaz de cargármela a hombros. No sé de lo que Leila es capaz de hacer . No sé cómo no me he dado cuenta de la terquedad de Anastasia Plantada en mitad de la calle, la gente que pasa nos esquiva y nos mira curiosa. Seguramente piensan que es una pelea de enamorados, porque ignoran lo extremo de la situación. Estamos perdiendo un tiempo precioso; estoy nervioso por llegar pronto al apartamento, recoger lo que sea e irnos al mio, donde la seguridad es mayor. Ella taconea ligeramente, y cruzada de brazos, me reta a no moverse. Está bien, Anastasia , tú lo has querido. Sin esperar más me agacho y la cojo desprevenida cargándola sobre mi hombro, y rápidamente nos alejamos de allí.
Ella me golpea furiosa en la espalda pretendiendo que la baje de esa situación tan incómoda y llamativa, pero ésta vez no voy a ceder.
- Está bien, está bien. Bájame, iremos donde quieras. Me has puesto en el más espantoso de los ridículos. Después del papelón que me has hecho hacer en tu salón de belleza, ahora ésto. Eres insufrible, Christian Grey.-. Su cabeza no para un segundo de pensar. Creo que será mejor informarla de algo.
Explico a Anastasia que Franco, el mejor profesional de Esclava, irá a mi apartamento para hacer lo que desee. Llamo a Esclava y doy la orden a Greta de lo que quiero. Me va siguiendo dócilmente, pero de pronto se detiene y preocupada me pregunta
- ¿ Qué ocurre ? - La respondo que le arreglará el cabello, uno de los mejores peluqueros de Estados Unidos-. Mirándome me dice:
- No me estás diciendo la verdad. Esta mañana cuando te dije lo de ella frente a SIP, no le diste importancia, y ahora me llevas a toda prisa a vivir a tu apartamento ¿ qué ha cambiado?
- Leila tiene un arma. Posiblemente vaya tras de mi, pero también tu estás en peligro. No voy a arriesgarme. Siguen buscándola pero va por delante de nosotros. Y aquí, y ahora, tengo la sensación de que nos observa desde cualquier lugar. Así que no rechistes y haz lo que te digo.
Por fin, consigo que entre en razón. Tiene miedo. Noto que está nerviosa y desencajada; está comprendiendo la importancia del suceso. Yo estoy aterrorizado, no por lo que pudiera ocurrirme a mi, sino por la cercanía de Ana . ¿ Y si fuera ella la causa de su crisis ? No quiero ni pensar que Ana sufriera algún percance por mi culpa. Entramos en el coche, y partimos rápidamente hacia el apartamento de Anastasia. Una vez allí empaquetamos lo que cree necesitar y rápidamente salimos rumbo a Escala. El tema Leila ha conseguido alterar nuestra vida y ella sigue por ahí.
Típico de algunos hombres... Por que hacen las cosas sin pensar??? A ellos les gustaría que los lleváramos algún lugar donde fuimos con algún ex??, no verdad ahí si la rego Christian
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