lunes, 26 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Liberación 14 - Defendiendo a Christian

Me encuentro dentro del coche, impaciente, aguardando la salida de Ana de la editorial.  Deseo verla.  Ya sale, pero algo me dice que las cosas no andan bien. La saludo la beso y la sonrio al tiempo que aprieto su mano.  Ella responde a mi saludo, pero de una manera que me indica que está enfadada, si, muy enfadada. Lo normal es que le pregunte por qué.  Ella me mira y observo por su expresión, que el enfado es por Grey. Si, por mi.

- ¿ Por qué estas enfadada conmigo ?


Ella se me queda mirando y por respuesta me dice que siendo tan inteligente, aún no sé el porqué de mi enfado, y retira su mano de entre las mías.  Pensé que  el encuentro de por la mañana había quedado claro, y cuando la dejé en la oficina, nada hacía presagiar, que aún a estas horas, siguiera con el berrinche.  Sin embargo ella me dice que sólo había capitulado ¿ Capitulado ?,. O sea que significa que no le gusta cambiarse de nombre. Es una costumbre: cuando alguien se casa, siempre toma el apellido del marido ¿ por qué ella no ? No lo comprendo; sin duda debe ser que mi inteligencia merma con el tiempo.

Entre mirada y discusión, hemos llegado a casa. Sin esperar, como hace siempre, abre la puerta y sale como una exhalación en dirección al ascensor. Ryan va tras ella corriendo para llamarlo, pero ella ha sido más rápida, cosa que también la enfada. ¿ Qué demonios le pasa hoy ? Estaba deseando que llegara esta hora para estar juntos; era nuestro primer día separados, pero..., ahora que lo pienso ¿ será eso lo que le ha puesto de mal humor?  Yo también la echo de menos, pero no se me ocurre enfadarme con el personal.
Aguardamos ambos la llegada del ascensor. Yo la miro y ella devuelve mi mirada, y comento que veo que el enfado se extiende a más gente.  Si al menos me dijera qué la ocurre...  Levanta una mano y toca un rizo que cae sobre mi frente, lo aparta de ella, pero algo en su mirada ha cambiado, ahora es más tierna.

- Debes cortarte el pelo. Lo tienes muy largo

Llegamos al vestíbulo y vuelve a salir como una tromba.  Saluda a Taylor que aguarda junto a la puerta   y a Gail.  Deja a un lado su maletín y se acomoda en el mostrador de la cocina. La señora Jones le sirve una copa de vino blanco y me ofrece a mi otra.  No me apetece, estoy desconcertado.  No creo que haya sido para tanto.  No quiero estar enfadado con ella, más bien, es ella quién está conmigo, pero ¿ por qué ?  Me siento mal y perdido si no sé lo que la ocurre. Quiero que me lo cuente y aclararlo; quiero volver a nuestra luna de miel, a nuestra complicidad de siempre, a su sonrisa, y no a ese gesto enfadado.



Una vez más le pido que deje de estar así, o al menos que me aclare el porqué de esa situación, que mucho me temo haya sido durante todo el dia.. Acaricio suavemente su mejilla y el lóbulo de la oreja.  Ella entorna los ojos, lo que me hace respirar tranquilo: me sigue queriendo, sigue respondiendo a mis caricias. Y decido ser yo quién trate de aclararlo todo, en lugar de esperar a que sea ella la que tome la iniciativa

- ¿ Por que´estás asi ? ¿ Es por el cambio de apellido ?
- Es por eso, pero no exactamente. No has interpretado lo que quise explicarte: quiero distancia entre el trabajo y tu apellido. No quiero reservas con mis compañeros de trabajo.  Quiero que todo sea como antes, que no dejen de hablar cuando entro donde ellos están.  Quiero seguir siendo Ana y no la mujer del Jefe.  Eso es lo que significaba mi apellido en el trabajo. No que me avergonzara de ti, ni que hubiera dejado de quererte, porque eso no sucederá nunca.  Pero deseo  ser yo misma en SIP, sin tenerte detrás para que soluciones algo si no sale bien. Eso es lo que significaba el que me llamase Steele,, en lugar de Grey Me trataste como si fuera de tu propiedad, somo si me hubieras comprado, y eso precisamente es lo que piensan todos, y no me gusta, porque no es cierto. No me interesa tu dinero, ni las comodidades que pueda proporcionarme, sólo me interesas tú, porque si no te tuviera, me sobraría todo. A veces me siento infantil. Me siento entre algodones, y no soy frágil, Christian, soy una mujer que ha luchado por ello. Sé que siempre contaré contigo, que siempre estarás de mi parte, pero has de dejarme que opere por mi cuenta, aunque me equivoque, aunque mis errores sean grandes, porque así aprenderé..

 Me dice que sabe el porqué de la compra de la editorial. Piensa que quiero protegerla, pero lo único que deseo es cumplir sus sueños, como prometí en los votos, y pensé que ese sería un camino.  Ya llegará el día en que le planteé lo que tengo pensado para ella y para SIP, pero esta noche no es el momento oportuno. No con este enfado descomunal.


Me quedo pensativo ante sus palabras, porque comprendo que deseo protegerla siempre, allanar su camino, quitar todas las piedras de él para que no tropiece, pero también es cierto que tiene razón, que tropezando se aprende. Pero es que es tan mia, que deseo que todo el mundo lo sepa, comenzando por ella.  Que comprenda que es lo más valioso que tengo en mi vida, y que lo es  desde el mismo momento en que nuestros ojos se cruzaron,  y así deseo seguir. No quiero enfadarnos, no quiero que se enfade.  Mientras reflexiono sobretodo ésto, ella me dice algo que me hace comprender que a veces no hablamos lo suficientemente claro y ésta ha sido hoy. Me reprocha que si el significado de cambiar de apellido  representaba algo importante para mi, debería habérselo dicho esta mañana y no buscar artimañas para conseguirlo.  Y una vez más, tiene razón.

Consulto el reloj y veo que  la hora de que llegue al arquitecta está cercana.  Tenemos que ponernos de acuerdo con los planos de la casa, y hacer las rectificaciones que Ana desea. Me ha pedido libertad de criterio, bien pues nunca más oportuno.  Ha expresado que los cambios que Gia ha propuesto no terminan de convencerla. Bien, pues que imponga su criterio; que exprese lo que desee.  Se trata de su casa, en la que viviremos nosotros y no la arquitecta, así pues que sea como ella quiera.  Tuerce el gesto contrariada; creo que no se acordaba de que venía Gia.  Me da la impresión de que no le agrada la arquitecta, y francamente, a mi a veces me agobia también.  Siempre mirándome con esa mirada tan... tan... en fin, con esa mirada. Tan insinuante,siempre hablando con segundas intenciones.  Trato de esquivarla, pero ella es persistente. En su profesión ha adquirido un gran renombre, y además amiga de Elliot quién me la recomendó mucho.  Ese es el único motivo de que trabajemos con ella. Ana se ha ido a arreglar un poco.  Creo que se siente  algo acomplejada frente a ella, y no debería, porque es muy superior en belleza y además estoy pillado por Ana hasta los huesos.  Conmigo Gia no tiene nada que hacer.


He de reconocer que la Matteo, es de una belleza espectacular.  Siempre bien arreglada, perfumada y bonita, muy bonita, pero no es el tipo de mujer que a mi me vaya.  Ni siquiera comento con Ana que es una mujer hermosa, porque sería lo único que faltara para que se encendiera de celos, como si decir que es bella significara que me he enamorado de ella.  otra cosa es Elliot, que sí tuvo sus más y sus menos con ella. Pero la recomendó,  no porque se acostara con ella, sino porque es de lo mejor del pais, y sabe que soy muy exigente con todo.

¡ Ah, ya está aquí Ana ! La observo. Se ha maquillado, peinado, se ha puesto tacones, una falda estrecha y una blusa con un escote bastante  insinuante.  Creo que van a parecer dos gatas tratando de arañarse. ¿ Por qué hace esto Ana ? Ella sabe de sobra que para mi ya no existe otra mujer. Se acerca a mi, que doy un último vistazo a los planos, y me embriaga con el suave perfume que lleva.  Dirijo mi mirada hacia el escote y sonrio, ella se hace la desentendida, aunque sabe perfectamente lo que ha hecho y por qué; yo también lo sé. No tengas miedo, nena, tranquila, que ella puede insinuarse  pero no tiene nada que hacer conmigo.  ¿Cómo se ha dado cuenta Ana de lo que pretende Gia ? Seguramente Kate, le ha contado algo de Elliot.

Por fin Gia Matteo entra en escena, y no me equivoco, ignora a mi mujer, y se dirige a mi, dando a entender que soy yo el que llevo la batuta. ¡ Qué equivocada estás , Gia  ! No sabes a quién te enfrentas .  Desde el primer momento le indico que Ana es quién tomará las decisiones en todo, y hará las objeciones oportunas si las hubiera.La casa es de ella y desea imponer su criterio. Le ofrecemos algo de beber; Ana se dirige a la cocina , pero desde allí no nos quita ojo de encima.  Tuerce el gesto, cuando Gia pone su mano sobre mi brazo, y aunque yo retrocedo, ella es persistente y roza  a cada paso su mano con la mia. ¡ Dios, qué situación más violenta ! Además no me gusta, no quiero que nadie me toque, y Ana lo sabe.  Aparece enseguida con una bandeja con tres copas y una botella de vino.  Aprovecho el momento para retirarme e interponer entre ambos a Ana. Me siento a salvo. Me atosiga esta mujer y sé que Ana está a la defensiva esperando el momento oportuno.  No deseo situaciones violentas, pero si llega el caso, la despido y listo.  La Matteo recoge velas, y entonces si, mira de frente a Ana dándose por vencida.



Taylor precisa que vaya un momento al estudio para algo urgente que ha surgido.  Le indico a Gia que acepte todas las rectificaciones que Ana le haga, y salgo seguido por un silencio cortante producido entre ambas mujeres.  Me temo algo. Lo normal es que hubieran seguido hablando o estudiando los planos, pero no, han guardado silencio hasta que yo he salido de la habitación.

Tardo en volver, pero en el ambiente noto que algo ha cambiado.  Gia se muestra más distante, algo nerviosa, y evita mirarme.  Sin embargo Ana, es como si hubiera crecido en estatura.  Está erguida, con los hombros hacia atrás, que me recuerda la postura que tomó en mi despacho la primera vez que nos vimos. Habla con firmeza, segura de si misma y la señorita Matteo, asiente de conformidad con lo que ella le indica. Para concluir le dice que desea ver nuevamente las rectificaciones, y se ve claramente que es Ana la que lleva el mando, y que Gia se muestra, no como la persona que pisa terreno estable, sino arenas movedizas.  Yo sonrío satisfecho y orgulloso de mi Ana. Eso es lo que deseaba infundirle: confianza en si misma. Aunque en realidad, creo que lo que ha sucedido es que, una vez más ha salido en mi defensa para protegerme de una depredadora sexual  llamada Gia .Matteo.


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