lunes, 5 de septiembre de 2016

La liberación de Christian - Capítulo 2 - Acuerdo pre matrimonial

Llegamos a casa. El día ha sido, desde su comienzo, para no olvidar.  Hemos tenido de todo, pero mucho me temo que aún no ha terminado.  Dejo a  Anastasia en la cama y voy a mi despacho a tratar de solucionar algún asunto pendiente.  En realidad no es urgente, pero necesito estar a solas, siquiera un momento, y analizar todo lo ocurrido a lo largo del día.  Instintivamente, pulso en mi teléfono, el apartado Elena, por si tuviera alguna llamada de ella, que no pensaba responder. Nuestra relación comercial, terminará el lunes definitivamente, cuando hable con mis abogados y le traspase la titularidad del negocio. Me pregunto si la echaré de menos, y me respondo que no.  Eso es agua pasada.  No necesito confidentes que aclaren mis ideas;.  Están todas claras y además tengo a Ana y  a mi madre, por si necesitara consejo.  Ahora ya nada nos separa.



Mi rupturra definitiva con Elena, quizá es lo que más me ha impactado, y también el que mi madre supiera toda mi vida pasada.  Doy vueltas por la habitación, tratando de asimilar el cúmulo de sucesos acaecidos, en lo que debiera haber sido un día feliz y alegre.  Bien es verdad, que en su último tramo lo ha sido. A solas Anastasia y yo, la he pedido formalmente que sea mi mujer.   Ella y yo solos.  He colocado un anillo de compromiso en su dedo, y se ha mostrado sorprendida por ello. ¡Cómo no iba a tener su anillo de compromiso!  Es la mujer, junto con mi madre, que más influencia ha tenido en mi vida. Más incluso que Elena, porque ella la ha cambiado y ahora me siento totalmente liberado.  Ya no tengo que ocultarme, ni ocultar a nadie nada.  Las personas que más me importan, están al tanto de ello; el resto me importan,  nada.  Me paro un momento ante el ventanal y contemplo el paisaje nocturno de Seattle,  cuando una llamada a mi teléfono privado, me vuelve a la realidad.

- ¿ Carrick ? - Me temo lo peor. Otra explicación que he de dar.  Seguro que mi madre le ha contado todo. A pesar de que hemos tratado el tema con discreción, los más allegados saben que algo extraño ha ocurrido en ese salón.  Me consta  que mi madre ha sido prudente y no ha dicho nada a mis hermanos.  " Cosas de ellos ", y con esa frase zanjó el asunto. Excepto  Kate, que más o menos conoce de nuestras andanzas, pero ni se imagina la parte principal:  lo que me indujo a hacer un contrato a Anastasia.  Mejor.   Cuanto menos sepa, mejor para todos.  Contesto a mi padre a sabiendas que me va a caer encima un buen chorreo, pero debo atenderle, y lo hago.


- ¡ Papá ! ¿ Ocurre algo ?
- Christian tenemos que hablar. Mañana  pásate por mi despacho a primera hora.  No tengo juicios y así podremos hablar tranquilamente sin que nadie nos interrumpa
- ¿ No puedes decirme de qué ?
- Tú sabes muy bien de qué.  Mamá me lo ha contado No quiero reproches ni nada parecido. Eras un crio y, además lo pasado, pasado está y no hay forma de rectificarlo.  Pero vais a casaros, y hay algo que deseo hablar contigo detenidamente.
-¿ Pero sobre qué ?
-Mañana te lo expondré. Creo que es muy conveniente para ambos. Para tu tranquilidad, la de Ana y la nuestra.  Mañana lo sabrás
- Bien... si te pones tan solemne, creo que no va a gustarme. ¿ A qué hora nos vemos ?
 -A las nueve ¿ Te parece bien ?
- De acuerdo, allí estaré. Buenas noches, papa
-Buenas noches hijo. Descansa, descansad. Creo que ha sido un día muy intenso. Que duermas bien, Christian.

Me ha hablado con cariño, como siempre lo hace.  Creo que no está enfadado conmigo, porque sería absurdo.  Han pasado seis años de aquello y mi vida está ahora encauzada con Ana.  Pero me intriga lo que tenga que decirme ¿ Qué se le habrá ocurrido ahora ?

Con extrema puntualidad, me encuentro sentado frente a mi padre en la sala que tiene en su despacho, y que utiliza cuando desea ser cercano con sus clientes. ¿ Qué es lo que querrá ?  Protocolariamente me ofrece algo para tomar, y eso me indica que está dando rodeos para lo que quiera decirme. Le digo que no quiero nada y comienza su disertación lo mismo que si estuviera delante de un jurado, y de ellos dependiera la vida de alguna persona

¿ Va a decirme que lo ha pensado mejor y no desea que nos casemos ? Si es de eso de lo que quiere hablarme, va por el camino equivocado. Ignora lo que Ana y yo hemos andado y que es a ella  a quién tiene que agradecerle mi recuperación, mi acercamiento a la familia, y mi comportamiento más acorde con la edad que tengo.  Ha sido un camino difícil y duro el que ambos hemos recorrido, pero aquí estamos a punto de convertirnos en marido y mujer, y de antemano, si es de eso de lo que se trata, no va a conseguir nada.



Ellos ignoran lo destrozado  que quedé cuando Ana me dejó.  No soy capaz de repetir la experiencia, porque ahora sé ciertamente,que mi vida está ligada a la suya y que nada ni nadie podrá cambiar eso. Por fin, arranca con su discurso, que escucho con máxima atención. Estoy expectante. A ver por donde sale

-Verás hijo.  Eres un hombre con una posición económica boyante, de los mas ricos e influyentes del país. Vas a contraer matrimonio con una chica excelente a la que agradecemos el que ahora estés aquí y podamos sostener esta conversación con toda naturalidad, como corresponde a un padre e hijo; algo que era imposible hace algún tiempo, no mucho, por cierto.  Pero eso es ahora...  La vida da muchas vueltas, y quién sabe si dentro de unos años, vuestra situación cambia y entonces os distanciais. Sería conveniente, que Ana ..
- No sigas. No vayas por ese camino, papá. No va a firmar nada, ni renunciará a nada.  La debo más de lo que imaginas, y vosotros también.  Ella no busca mi dinero, créeme se de lo que hablo, por tanto desecha esa idea de la cabeza porque no va a suceder.  Si ella ó yo ..., nos distanciáramos, de nada me valdría el poder; no lo quiero. Deseo compartirlo con ella, y si no está,  nada de eso tendrá valor.
- Pero no es eso, Christian.  Tienes negocios, y por cierto ligados a una persona non grata en esta casa. Ya no. Si llegarais a romper, por el motivo que fuera, vuestro matrimonio, ella merece una seguridad y también vuestros hijos si los tenéis.
- He dicho que no,papa. No va a ocurrir nada de eso. Y no te preocupes que ni ella ni mis hijos, si llegamos a tenerlos quedarán desamparados.  En cuanto a Elena, mis abogados tienen órdenes de disolver nuestra sociedad. He traspasado la titularidad del negocio a su nombre.  No estoy interesado en ello, y además me ayudó a formarlo.  Es justo que obtenga alguna compensación.  No voy a volver a tener contacto con ella . Nunca más, así que respecto a eso, quédate tranquilo.
- Has sido demasiado generoso con lo que te hizo.  Truncó tus mejores años. Y nosotros sin enterarnos, ¡¡Dios! ¿cómo hemos podido ser tan descuidados ¿ cómo no nos dimos cuenta de ello ?  ¿ Sabe Ana todo este asunto ?
- Si papa.  No tengo secretos con ella.  Conoce toda mi vida a la perfección, y me ha aceptado tal como soy.  Por eso me duele que pienses que puede impulsarle algún tipo de egoísmo. No sabes nada, por eso hablas de esa forma. Y ahora si no tienes más que decir, tengo trabajo.
- Por favor Christian, no te enfades. Yo sólo.  Nosotros sólo queremos vuestro bien
- Pues si es eso lo que queréis, dejadlo estar. No va firmar nada, queda dicho



Con  bastante enfado abandono el despacho de mi padre. ¿ Es que no voy a conseguir  ni un sólo día de tranquilidad ? Le disculpo porque no tiene idea de cómo comenzamos, lo que la propuse y donde hemos llegado.  Tendrían que hablar, ellos también con Flynn, para que conocieran de verdad,  la calidad humana de Anastasia.

Salgo del bufete sin apenas saludar a las secretarias, que se miran entre si, y comentan la cara de enfado que llevo.  Me importa un pito lo que opinen y lo que murmuren.   Hace mucho tiempo que dejaron de importarme las habladurías de la gente.

Taylor me lleva hasta la oficina. He de hablar con Acton. Iremos Ana y yo a visitar su establecimiento para que prepare un ajuar digno de una reina, de una diosa, De mi diosa de ojos azules.  Y decido olvidar mi enfado con Carrick; a él sólo le mueve el cariño de padre hacia el hijo, pero ignora el lazo tan fuerte que me une a Ana, y si algún dia decidiera dejarme, nada me compensaría su pérdida. Sin ella no necesito, no quiero nada: ni dinero, ni posición ni poder.  El poder lo quiero para compartirlo con ella, de lo contrario carece de todo valor.


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