miércoles, 13 de julio de 2016

Las oscuras sombras de Christian - Sombra 4 - La propuesta

Anastasia está enfadada; no le ha gustado nada que saliéramos tan rápido de la exposición de su amigo.  Yo también lo estoy.  La llevo hasta el restaurante, nos llevan a un reservado para dos. Es un lugar ..., no diría horrible, pero a ella le ha gustado. Lo sé por su expresión, aunque inmediatamente le cambia el gesto: sigue de mal humor.  El camarero se acerca solícito y pido la cena indicándole que tenemos poco tiempo. Solomillo con guarnición, la que sea, la que tengan.  Al distanciarse el camarero, Anastasia no puede aguantar más y comienza otra nueva discusión: Por qué he pedido solomillo, que si a ella no le gusta..que si la tomo por una niña...Yo también protesto.

- No te comportes como una niña. Has querido darme celos con tu amigo, sin importarte sus sentimientos.


Ella se calla, y baja la cabeza; reflexiona sobre lo que la he dicho. Tomo su mano, deposito un beso en ella, y la miro a los ojos;  ella me mira también. Comienzo a explicarle lo difícil que han sido estos días para mi.  Lo que la he echado de menos y que haré todo lo posible por que no se repita. A penas prueba bocado, y por fin acepta que el solomilla le gusta y que está tierno y jugoso. La miro, y en ese instante la desavenencia entre ambos se desvanece. Miro el reloj y me doy cuenta que Taylor debe llevar un buen rato aguardándonos.  Abono la cuenta y la ofrezco mi mano, que ella acepta.

 Nuestra conversación ha de ser íntima e importante. Deseo trazar nuestra futura relación, pero,  que solamente nosotros dos debemos redefinir.  Hablo con Taylor que se ha puesto los auriculares para escuchar sólo música; a nadie le interesa el tipo de relación que vayamos a llevar.

Siento la calidez de su mirada, de su cuerpo cerca del mio. Me vuelvo hacia ella, la observo buscando un rastro de esperanza en él., y lo encuentro; me acomodo de lado y con sus manos entre las mias, comienzo a exponerle mi propuesta.




-Quiero que vuelvas, Anastasia. Para ello voy a hacerte una proposición, algunas pautas por las que guiarnos en el futuro.  Estoy dispuesto a hacer concesiones, pero has de ser sincera conmigo y aclararme que es lo que te gusta y lo que no.  Estos dias, han sido un infierno para mi.
- Pareces estar bien- me responde
- No lo creas.  Es sólo apariencia. Tu marcha fue como un puñal clavado en mi alma oscura. No salió el sol en cinco días, Vivia en absoluta oscuridad.
. Hay cosas que me gustan, Christian. Por ejemplo tu perversión sexual.  Siguiendo tu expresión cuando " me follas duro". Pero lo que me aterroriza son esas horribles varas y los látigos, y los cinturones.  Me dan un miedo espantoso.  No puedo soportarlos
- Bien, vamos avanzando.  Nada de látigos, ni varas, ni cinturones. Me queda claro ¿ Hay algo más?
- No me importa que me des unos azotes, eso puedo soportarlo, porque además..., después ...

Se detiene y baja el rostro ocultando nuevamente su sonrojo. Mi dulce Anastasia, está aquí, ha vuelto. La cojo de la barbilla levantándole la cara y mirándola a los ojos

- Y después... te follo ¿ es eso a lo que te refieres?
-Si Christian a eso me refiero. Lo que no comprendo es por qué te produce placer el darme esos castigos, que ni siquiera puedo imaginar. ¿ Qué pretendes con todo esto, con este interrogatorio ?
- Quiero saber lo que puedes soportar.  Empecemos de cero, por lo más convencional, y a medida que vayamos tomando la medida, que vayas tomando la medida del placer, iremos incrementando y suprimiendo cosas.  Nada de castigos. Nada de látigos, nada de nada


- Pero lo necesitas, Christian, y eso es lo que me preocupa
-A ti es a quién necesito, Anastasia
-Cuando me fuí sentí un shock . No esperaba irme por ese motivo, pero en la soledad del apartamento, me di cuenta que el dolor que me infringiste, no tenia punto de comparación con el dolor que sentí al abandonarte.

La abrazo al escuchar sus palabras. Ambos hemos pasado unos días horribles; añorándonos el uno al otro. Y entonces una  pregunta surge  en mi cabeza y la formulo en voz alta

- ¿ Por qué no dijiste las palabras de seguridad ?
- ¿ Hubieras parado si las hubiera dicho?
-¡ Naturalmente !
- ¡ Oh Christian ! Me sentí desbordada, abrumada y...  las olvidé
-¿ Las olvidaste ?  ¡No me ,lo puedo creer!. Tanto sufrimiento por una simple palabra. Anastasia .  ¿Cómo podré estar tranquilo y conocer tus límites si olvidas las palabras de seguridad ?. Empecemos de cero.  Hay algo que debo dejar claro: no puedes tocarme.  Sé que no lo entenderás pero es algo insufrible para mi.  Me viene de lejos de mi infancia
-¿ Maltrato ? ¿ Tu madre te maltrataba ?
-No que yo recuerde. No se ocupó de mi, no me defendió.  Creo que fui yo quién se ocupaba de ella, y quién trataba de defenderla

 Presiento que Anastasia comienza a comprender algunas de mis sombras, aunque ni siquiera imagina la profundidad de ellas y por qué mi alma esta en la más absoluta oscuridad.  Sólo ella podría sacarme hasta la luz.  Pero ¿ podrá hacerlo ? ¿ seré capaz de seguirla ?



Ella se abraza a mi y se sienta en mi regazo. La abrazo fuerte contra mi pecho, inhalando su perfume, su cabello, besando su rostro cubierto de lágrimas...,  por mi.  Y la ternura me invade. La he recuperado. y doy las gracias al cielo,  mirando al techo del coche, porque nuevamente ha salido el sol en mi existencia.

Al cabo de un rato, su llanto cesa y poco a poco se queda dormida entre mis brazos. Y yo, sin ser observado por nadie, me emociono, y sonrío con pena por todo:.  Por haber sufrido indeciblemente durante cinco días, por tener un alma oscura, por haberla perdido y recuperado... por todo, porque es emoción lo que experimento al contemplar su cara relajada, durmiendo sobre mi pecho.

Suavemente, la despierto con un beso.  Ella entre abre los ojos y su primera mirada es para mi rostro junto a una maravillosa sonrisa, tranquila, relajada

- Cariño, ya hemos llegado -. Algo aturdida, me mira y recupera la situación
- Perdona por haberme quedado dormida
- Estás perdonada.´Salgo del coche y me dirijo al porta equipajes, mientras Anastasia sale también. Extraigo una caja envuelta para regalo y ambos nos dirigimos a su apartamento.

- Anastasia, ésto es para ti.  No lo abras hasta que estés dentro. Recíbelo y escucha atentamente lo que te digo en ello
- ¿ No vas a entrar  ?- me dice quejumbrosa
- No cielo. Hemos de serenarnos. Mañana nos vemos

Le doy un beso y permanezco allí hasta que ella abre la puerta y se pierde en su interior.  Mi rostro ha cambiado de expresión. Estoy decidido a cumplir con la propuesta; todo con tal de no volver a pasar por lo vivido durante el fin de semana, todo con tal de no perder a Anastasia










No hay comentarios:

Publicar un comentario