miércoles, 20 de julio de 2016

Las oscuras sombras de Christian - Sombra 7 - Una chica frente a SIP

Al fin se ha quedado dormida, yo me abrazo a ella y hundo mi cabeza en su espalda, aspirando su perfume, su maravilloso perfume a frutas frescas, a primavera.  Lentamente con la sensación de tener junto a mi el cuerpo de Ana, inconscientemente rodeo su cintura con mi brazo y pongo mi pierna sobre las suyas.  La aprisiono contra mi cuerpo, y dulcemente el sueño me va invadiendo.  Me sumerjo en un sueño dulce, y reparador.

Un grito alterado, desgarrador, sale de la garganta de Anastasia.  La angustia se refleja en él ¿ qué ocurre, que le pasa ?. Enciendo la luz y veo su cara contraida por el miedo, estupor, asombro. La muevo para que despierte.  La llamo insistentemente y la agito con brusquedad, cuando compruebo que la pesadilla no remite.

- Ana, Ana. Despierta, cariño. Despierta.  Es una pesadilla


Para mi desgracia, conozco bien esos terrores nocturnos.  Pero ella ¿ de qué tiene miedo ? ¿ Tiene amenazas de alguien ? Con la imaginación vuelvo al pub y al rostro de su jefe. No él no será; tiene que ser otra cosa lo que la atemorice.  Quizá sea un recuerdo de la noche de nuestra separación. ¿ Fue tan terrible como para producirla pesadillas? ¡ Oh Dios mio, no lo permitas ! Mi Ana no puede tenerlas, nunca le haré daño.  Tras mucho insistir, consigo que despierte. Me mira con los ojos muy abiertos espantados y por fin  me entero qué se lo ha producido.

- ¡ Ella !
- ¿ Quién Ana ? ¿ Qué te asusta tanto? Dímelo Ana ¿ qué has soñado ?
- Estaba allí delante de mi
- Pero ¿ quién Ana ? ¿ A quién te refieres ?
- Esa chica igual que yo. Me esperaba a la salida... en SIP.  Conocía mi nombre.  Parecía un cadáver. Desastrada. Yo no la he visto en mi vida, pero ella sabía mi nombre y dónde trabajaba ¿ quién es Christian?
- ¿ Te dijo algo ?
- Me dijo ¿ qué tienes tú, que no tenga yo ?. La pregunté quién era y me dijo que no era nadie. ¿ Tiene algo que ver contigo Christian ?
- Me temo que si. Se trata de Leila
-¿ Quién es Leila ?
- Una ex. Por quién volví aceleradamente de Georgia. Está enferma, Ana. Necesita que le ayude, pero ha desaparecido y no dan con ella.
- ¿ Pero por qué yo ? Creo que hay algo que no me cuentas, y necesito saberlo
- No te preocupes. Se solucionará todo. Vuelve a dormir, Ésto no va contigo, sino conmigo
- No Christian. Sabe donde trabajo y como me llamo; creo que tengo derecho a saber lo que ocurre.

Tiene razón.  Ha dado con ella y eso me preocupa. Pero... ¿ cómo contarla todo lo que ha antecedido a su aparición ? ¿ Cómo decirla que probablemente sienta celos de ella,, que desea volver conmigo?  Recuerdo a Leila bonita, elegante, atrevida y extraordinaria amante, enamorada de mi y tratando de ser algo más que una compañera de juegos sexuales.  En ningún momento pensé en ella como algo más en mi vida y mi rechazo fue absoluto.  No deseaba ligarme a nada ni a nadie, pero llegaste tú, Ana, y pusiste mi mundo patas arriba.  Entraste en mi mundo y en mi cabeza como elefante en cacharrería, hasta el punto de cuestionarme todo lo que hasta entonces había sido mi vida, disciplinada, con control, amo y señor de mi mundo, de un mundo en el que no permitía entrar a nadie, hasta que te caiste en mi despacho, y en ese preciso instante, ya nada fue lo mismo.

- Christian... - me dice con voz imperiosa, y debo contarle todo o no parará hasta averiguarlo
- Verás Ana.  Mientras yo estaba en Georgia, se presentó en mi apartamento y le dio un susto de muerte a Gail
- ¿ Gail? ¿ Quién es Gail, otra de tus sumisas?
-¡ No !  Es la señora Jones
- Bien.  No conocía su nombre. Perdona, continúa, no volveré a intderrumpirte
- Según me contó por teléfono, se dirigió a mi habitación y en el cuarto de baño, buscó mi navaja de afeitar e intentó cortarse las venas
- ¡ Qué horror ! ¿ Por qué hizo tamaño disparate?


- Porque quería más... y yo no. Ante mi negativa a tener otro tipo de relación que no fuera Amo y Sumisa, me abandonó. En un principio sentí que lo hiciera; lo pasábamos bien juntos,..   Ya sabes a lo que me refiero
-Si, si. Ya lo sé y no me interesa.  Sigue
- Supe después que había encontrado a un hombre del que se había enamorado o encaprichado, no lo se muy bien.  El caso es que se casó. Desapareció de mi vida
- ¿ Cuanto hace de esto ?
- No estoy seguro, bastante...  Creo que cerca de tres años.  La señora Jones, al ver lo que había hecho, la llevó al hospital.  Allí la ingresaron en el pabellón de Psiquiatría, pero parece ser que pidió el alta voluntaria y desde entonces anda por ahí.  No está bien, Anastasia, y yo me siento responsable.  Deseo prestarle ayuda; necesita un tratamiento urgente.  Pero ella se escurre como una anguila. Cuando me llamó la señora Jones a Savannah, ordené inmediatamente que los detectives que tengo a mi servicio la buscasen sin descanso hasta encontrarla, pero ella siempre va por delante de nosotros, y aún no sabemos dónde está.

A mi pregunta de por qué no me lo dijo ayer, ella me dice que todo surgió de modo extraño, y se refiere a mi encuentro con Jack Hyde. Sencillamente, se le olvidó.  Es temprano aún e intento, tras calmarla, que volvamos a conciliar el sueño.  Que ella vuelva a dormirse y que me vea despreocupado, algo que estoy muy lejos de estar.. Nos acomodamos en  la cama y nuevamente tratamos de conciliar el sueño. Le hago la cucharita, la abrazo contra mi,  sujetando sus brazos con el mio y sus piernas con las mias.  No quiero perderla; el relato de todo lo  acontecido con Leila, me ha perturbado aún mas, pero debo ocultarlo para la tranquilidad de Ana, que ahora ha recuperado el sueño y duerme tranquila a mi lado.  Percibo su respiración lenta, pausada y tranquila, pero yo no me puedo dormir.  Bien es cierto que me cuesta mucho tener un sueño de más de cuatro horas, sólo consigo alcanzar las seis, cuando estoy con Ana y siento el contacto de su cuerpo con el mio.  Pero mucho me temo que debo dar por terminado mi descanso por esta noche.


A cuestas con mis preocupaciones, cierro los ojos y rememoro la escena posible que se produjo con Gail y con Anastasia; ambas me duelen. Leila era una chica estupenda y siento el desequilibrio que está sufriendo y más aún que sea por mi causa. Acaso ¿ ha abandonado a su marido?. ¿ Por qué insiste conmigo ? ¿ Cómo supo de la existencia de Ana ?  Y a mi memoria viene el día de su graduación y la foto para el periódico.  Seguro que ha sido así.

Ana se remueve en la cama y se pone frente a mi. Yo, con los ojos cerrados, finjo dormir. Intuyo que ella me está mirando, y siento como levanta una de sus manos levemente y la pasea a penas sin rozarme por el pecho.  Trato de no tensarme para que no se de cuenta de que estoy despierto e intuyo lo que va a hacer, pero con la yema del dedo, apenas perceptible, pasea la zona libre, y yo respiro aliviado.  ¿ Hubiera resistido si ella hubiera entrado en la zona prohibida ?  Me satisfizo que me acariciara levemente.  En ese momento abro los ojos; ya es suficiente, no tentemos a la suerte.  La miro y sonrío, fingiendo que acabo de despertarme.  Le doy los buenos días y la pregunto lo que estaba haciendo.  Ella me miente y me dice que me miraba. Me levanto y me siento a horcajadas sobre ella. Y de nuevo la excitación se instala entre nosotros

- ¿ Qué prefieres sexo o desayuno ? - Con una sonrisa desperezándose me responde
- ¿ Tú qué crees ?

La beso, la acaricio y a modo de buenos días hacemos el amor nuevamente.




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