lunes, 25 de mayo de 2015

La transformación de Grey - Capítulo 5 -


Nervioso y expectante, Christian iba tras Elena cuando ésta le condujo hasta un lugar que por fuera parecía una especie de pub, en el que algunas parejas charlaban animadamente.  Era un local grande, con mesitas  y divanes cómodos .  Un fondo musical con agradables y suaves melodías, luces ambientales. Era un lugar que incitaba a la conversación.  Relajado y muy cómodo. Elena era conocida en el local, y en cuanto entraron les condujeron hasta un rincón en una mesa para dos.

- Pediremos un café - dijo ella- ¿ Qué te parece ?

- Es muy bonito y agradable.  Ni siquiera conocía la existencia de este pub

- Esto no es todo. Por fuera parece más pequeño de lo que en realidad es.  Por aquella puerta - dijo señalando hacia su izquierda-  Entramos a los reservados.  En ellos puedes hacer lo que quieras, que nadie ni se extraña, ni hace preguntas

- Eso me va gustando más - replicó picarón Christian

- Espero que así sea.  Si te agrada, lo pasaremos pero que muy bien

- Estoy impaciente por verlo ¿ A qué esperamos ? -dijo nervioso

- Cálmate.  Necesitamos charlar sobre esto.  Ya has probado lo que es el sexo, y te ha gustado, pero... hay otras muchas cosas que anteceden a eso y que hacen que sea diferente cuando lo practiques.  El sexo será una recompensa si con anterioridad, digamos, que castigamos algo al cuerpo.  Se por tu madre que eres bastante peleón, y que has llegado a las manos con frecuencia con tus compañeros de instituto.  Eso no puede ser de ninguna de las maneras.  Por tanto voy a darte un mecanismo para que liberes la rabia contenida, para que la eches fuera y desterrar la agresividad.  Si lo consigues, te daré una recompensa que ni te imaginas, y si por el contrario no cambias, los castigos serán grandes y sin recompensas.

-No te estoy entendiendo- dijo confundido

- Termina el café y te lo enseñaré enseguida

Traspasaron la enigmática puerta y anduvieron por un pasillo elegantemente decorado, hasta el final del mismo.  Elena abrió la puerta con una especie de tarjeta , a todas luces personal.  No era la primera vez que lo visitaba.  Christian miraba su entorno  sin comprender porqué estaban allí, y que clase de lugar era ese.  No era extraño, pero tampoco habitual.  Elena encendió las luces, y ante ellos se mostró una habitación grande con una cama en el centro lujosamente vestida.  Unas cómodas butacas y un mueble de estilo en color caoba. A la derecha de la cama, había otra puerta, que ella le indicó era un cuarto de baño, y frente a ella otra  que abrió lentamente.  El rostro de Christian estaba expectante y al mismo tiempo, en una fracción de segundo, comprendió de que se trataba.  Un montón de artilugios colgaban de su pared.  Enlazó lo que veía con las palabras sueltas que ella le había ido diciendo.  Nunca imaginó que a Elena pudiera gustarle el sexo duro, y comprendió el motivo por el  que su marido no la complacía en ese tema. 

Giró su cabeza y se la quedó mirando, y al cabo de unos instantes logró articular una palabra

- ¿ Dónde encajo yo aquí ?- la dijo despacio

- Quiero tenerlo contigo, es así de sencillo - le respondió

- Pero yo nunca he hecho nada de esto.  La primera vez fue contigo y no utilizamos nada.  No lo necesitamos, Elena.  Tu me provocas algo que para mi ha sido desconocido hasta hace apenas unos días, y fue extraordinario ¿ Por qué todos estos cachivaches ?  Yo no necesito estimularme, sólo con abrazarte ya estoy excitado

- Pero yo si, Christian. Necesito que mi pareja sea brutal y que me castigue y yo castigarle a él.  En este caso serás tu, si así lo quieres.  No te obligo a nada, pero tienes que saber que nuestros contactos serán así, salvajes y siguiendo mis reglas.  Entenderé que no aceptes, no pasa nada, pero...Algún día puedo tener sexo normal, pero al siguiente necesitaré que seas brusco y yo lo seré contigo.  Me pasa como a ti.  Mi vida está frustrada con mi marido y necesito echar fuera eso que siento y que me hace daño emocionalmente.  Tu te sentirás mejor cuando te castigue porque echarás fuera todo lo que te corroe en tu interior, es así de sencillo.  Si quieres lo probamos hoy.  Si te gusta seguiremos adelante, si no cada uno por nuestro lado.  He de advertirte que no podemos venir a diario.  No quiero que nadie se entere ni de lo nuestro, ni de que venimos a este lugar ¿ comprendes ? Por eso tenemos que ser muy cautos.  Aprovecharemos el tiempo que  nos dejen nuestras respectivas obligaciones para estar juntos, y el resto seguiremos con nuestra vida normal.  No nos llamaremos por teléfono, ni nos veremos .  Nuestras vidas seguirán como antes de encontrarnos.  Cuando llegue Septiembre, tu seguirás tus estudios e irás a la universidad. Eres muy inteligente y no permitiré que desperdicies el tiempo

- Pero, entonces ¿ cuándo vamos a vernos? Yo quiero verte Elena, es en lo único  que pienso

- ¿ Crees que yo no ? Pero hazme caso,  será tan relajante y placentero que no necesitarás hacerlo a diario. Yo llevaré la voz cantante.  Te ordenaré y me harás lo que yo te indique y cuando yo quiera, y tu me obedecerás al instante, y mi recompensa, si así lo haces, será que me tengas en la forma que quieras y el tiempo que quieras.  Estaré totalmente para ti, pero antes serás mío y seguirás mis mandatos.  Creo que te he hablado claro.  Si no aceptas, lo comprenderé.  Es algo totalmente desconocido, más para ti,  que hasta hace dos días no habías tenido sexo con nadie.  Te sonará extremo y raro, pero créeme cuando lo pruebes no querrás otra cosa. No tendrás que pensar en nada.  Yo te enseñaré, solo tendrás que estar relajado.

Christian se quedó pensativo por unos instantes mirándola fijamente.  El sólo pensaba que iban hacer el amor sin más complicaciones, como el otro día, pero estaba decidido a tenerla y si para ello tenía que entrar en su juego, entraría. Si no le iba ese rollo, siempre tendría tiempo para dejarlo. Si,  lo probaría.  Quizás Elena tuviera razón. El no había conocido el sexo más que con ella, y fue terriblemente especial, así que si., lo haría

- Muy bien - la dijo - si es así como lo quieres, lo intentaré.  Haremos lo que quieras, pero si no es tan fenomenal como dices, no volverás a verme el pelo, sencillamente lo dejaría. ¿ Estás conforme? Tanto si tu decides no seguir, como si a mi no me convence, ambos tendremos libertad para dejarlo, y el otro no hará reclamaciones nunca.  Será como si nunca hubiéramos  tenido intimidad ¿ estás de acuerdo ? Si es asi adelante

- Totalmente de acuerdo - respondió ella - pero te aseguro que te encantará porque de eso me encargaré yo

-Bien, pues hagamos lo que sea.  El tiempo pasa rápido y yo necesito estar contigo urgentemente.  Con tantas charlas y todo esto, estoy muy excitado

- Está bien, por hoy lo haremos a tu aire, será mi recompensa por haber accedido a ello, y porque además no hay mucho tiempo, pero el próximo día, seré yo quien dirija todo ¿ de acuerdo ?

- De acuerdo...  y ahora ...

Se abalanzo sobre ella besando su boca fuertemente, salvajemente y ella tiraba de su pelo y se pegaba a su cuerpo.  Comenzaron  a desnudarse de tal forma que pareciera les iba la vida en ello.  Nuevamente la pasión se desbocó entre ellos.  Christian ya conocía lo que era el placer y comenzó por recorrer el cuerpo de su amante.  No hubo ni un centímetro de piel, que él no recorriera, y ella gemía  pronunciando su nombre y acariciando el cuerpo de él.  Eran dos cuerpos salvajes, desatados de pasión y lujuria irrefrenables.  El la tomó bruscamente, y ella, lejos de quejarse le animaba a seguir. Era el delirio y el placer nunca sentidos, al menos hasta ese día.

Aprovecharían el fin de semana que Linc estaría ausente para iniciar a Christian en el juego de Elena. Y fue un aprendiz aventajado porque ella se encargaba de llevarle por el camino que  la convenía.  Sin a penas darse cuenta se encontró inmerso en el mundo de ella, y era quién lo dirigía.  Se veía a escondidas y con mil excusas, pero nadie sospechaba nada.  Eran muy hábiles en eso.
Pasó el verano y otro curso se iniciaba.  Otro nuevo instituto en el que a nadie conocía, y lo prefería.  De ese modo evitaría complicaciones, aunque ahora ya no le importaban tanto lo que pensaran otros chicos de él.  Había crecido en estatura y desarrollado su cuerpo, por lo que aparentaba más edad de la que en realidad tenia. Las facciones de su rostro se habían suavizado algo, y su rabia interior iba calmándose poco a poco.  Elena sabía cómo  hacer para que su furia se apaciguara, no obstante, habían días en que se revelaba contra ella.  No le agradaba seguir el juego como siempre quería.  Necesitaba que alguna vez él fuera quién diera instrucciones, y poco a poco se iba planteando de que debiera ser ella la que le obedeciera, al menos en alguna ocasión, y no todo el tiempo.  Por eso, aquel día lo  expuso

-Quero hacer un trato contigo.  Creo que he sido bastante aplicado en tus enseñanzas, y creo que debo ser yo ahora el que lleve la voz cantante.

- ¿ Cómo te atreves a plantearlo siguiera ?  Expuse mis condiciones desde el principio y tu aceptaste.  No me vengas ahora con esas. Aún no estás preparado.  Deberías ir a una academia

- ¿ Qué clase de academia? Voy al instituto y saco buenas notas. No, no iré. No lo necesito

- Sigues siendo un crio - rompió en carcajadas ella- La "academia"  a la que me refiero no es para estudiar, sino para practicar lo que hacemos.  Hay cosas que debes aprender y perfeccionar, y únicamente entonces, serás quién imponga  las reglas. Hasta que eso no ocurra, seguiré siendo yo tu dueña y señora

Y tal y como ella le indicó, acudió a un lugar que  Elena conocía, y allí practicó durante un tiempo.

Basado en la novela de E.L.James " Cincuenta sombras de Grey "
Texto por: 1996rosafermu

 

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