He pasado toda la noche junto a su cabecera, observando con frecuencia los aparatos y su rostro. Cada vez que lo hago, confío en que haya algún síntoma de cambio, pero las horas transcurren y no hay alteración para mejor, pero tampoco a peor. Acaricio suavemente su cabello y su mejilla, en la que deposito un beso. Sigue atenazándome la angustia y mi sentido de culpa; por muchas cosas, por demasiadas cosas. ¿ Mi vida va a ser así siempre? ¿ Cometer error tras error y herir a quienes me quieren? No puedo evitar que de nuevo un sollozo se escape de mi garganta ¿ Dónde está mi control? No me importa si le he perdido. Si pierdo a Ana lo he perdido todo. Me levanto por un instante para estirar las piernas que tengo entumecidas por estar en la misma posición durante horas.
En los pasillos del hospital, a penas se oye un ligero rumor de voces apagadas, señal de que el turno de la noche sale y entra el de mañana. Dentro de un momento entrará la enfermera a revisar todo, pero no han habido cambios. Y vuelvo a mi posición junto a Ana. Debo haberme quedado dormido porque me sobresalto al sentir en mi cabeza un tenue movimiento. La levanto rápidamente y entonces...Ella me está mirando, y su mano sigue en mi cabeza.
- ¡ Ana, has vuelto !
Me incorporo y me abrazo a ella y la beso y ella me mira algo perpleja, pero al final con su mano acaricia mi cara y me sonríe tenuamente.
- Voy a llamar a la enfermera. No te muevas- Y aviso al control y rápidamente un enfermera entra en la habitación.
- Tengo ganas de hacer pis - dice con una vocecilla, que reconozco muy bien cuando se siente avergonzada por algo. Echo hacia atrás la ropa de la cama y la levanto entre mis brazos con sumo cuidado. La enfermera lanza un grito, quizá porque no esperaba mi reacción
-Está sondada, no es necesario moverla
- Quiero ir al servicio, por favor- pide debilmente
-Está bien, voy a quitarle la sonda. Y usted haga el favor de salir
- Ni hablar. No voy a dejarla sola
- No está sola, está conmigo. Creo que a ella no le gustará que vea como manipulo en su parte más íntima
Y me doy cuenta de que efectivamente, la enfermera tiene razón. Conociendo a Ana,... ¿ pero a estas alturas? , pienso que eso es absurdo.
-Espero ahí fuera, y dese prisa por favor- , digo a la enfermera, que comienza a mirarme con no muy buenos ojos, posiblemente porque no estoy procediendo adecuadamente. Me importa un pimiento. Ella es mi mujer, y después de todo lo pasado, no voy a dejarla sola ni un solo instante.
Entro y observo que la enfermera está ayudándola a levantarse. ¡ Ana , ha vuelto !, y quiere ir al servicio: yo la llevaré. La enfermera gruñe y nos sigue con el gotero igual que un perrillo, sin dejar de gruñir. "No le hago caso" - la digo - y la deposito con cuidado en el váter, quedándome por si acaso se marease o se cayera.. No quiere que la vea, y me obliga a abandonar el servicio, pero quedando la puerta abierta, y aguantando el sermón de la enfermera que muy enfadada me recrimina lo que he hecho.
Siento que el agua está corriendo y sin esperar a más entro y veo que Ana se esta´ lavando las manos y la cara. La tomo por la cintura; es tan frágil y menuda, que temo se vaya a caer. Miro su cabeza herida, contemplo el hematoma de su mejilla y el corte del labio, de ese labio que quisiera curar con mis besos y borrar con mi cariño todo el sufrimiento que ha pasado en estos días.
Por un instante nos miramos y sólo veo ternura y amor en sus ojos y en su dulce sonrisa. No hay reproches, solo ternura
- Oh Ana ¡ lo siento tanto ! ¿ Podrás perdonarme ?
- ¿ Y tú ? - La beso suavemente en la frente la abrazo con cuidado. La voz de la enfermera nos vuelve a la realidad
- Si han terminado de decirse lo enamorados que están, ¿ pueden salir ?
La enfermera me mira frunciendo el ceño, pero a mi eso no me importa. Deposito a mi mujer en la cama bajo las protestas de la nurse, y con un gesto de la mano, le indico que es toda suya. por primera vez en muchos días, oigo la risita de Ana, de mi Ana que está de vuelta
Toma con eficiencia su tensión, con una linterna mira sus ojos, la dice que levante un brazo y luego el otro, que mueva las piernas... y al final dice toda erguida: " ahora mismo llamo a su médico". Y dirigiéndose a mi, con voz severa me dice: " no la mueva bajo ningún concepto. Si necesitan algo, toque el timbre, que para algo están ". Y sale de la habitación muy digna Nosotros nos echamos a reír y por fin puedo besarle los labios con suavidad para no hacerle daño
- ¡ Ana estás aquí.! Aún no puedo creérmelo. No vuelvas a hacer nunca más ésto. creí volverme loco y morirme cuando te vi en el suelo. Mis pesadillas se habían cumplido. Pensé que te había perdido para siempre..
- Christian. Tuve que hacerlo. Me amenazó con matar a Mia si se lo decía a alguien
- Cuando te llamé al banco, pensé que me abandonabas y la angustia no me dejaba hablar. Pensaba en ti y en el bebe, los dos solos sin saber dónde estaríais. Mi mundo se desplomó de golpe, Ana,
- Te veo agotado
-No he dormido mucho en estos días. Tienes la facultad de robarme el sueño
-Échate conmigo
Y Ana destapa la cama para que me tienda a su lado. Me niego en un principio. Pienso que voy a lastimarla, pero ella insiste con un movimiento de cabeza, y yo no puedo resistirme. Va a ser, en muchos días, la primera vez que volvamos a dormir juntos. Me quito los zapatos y me acuesto a su lado. Nos miramos expresándonos miles de cosas. Poco a poco el sueño, la fatiga y la preocupación me van venciendo, y rendido me duermo. Sueño con algo inconexo en el que se mezclan muchas imágenes, que inmediatamente desaparecen de mi memoria, pero hay una que sigue en mi mente: Elena y su acción innoble. Mi subconsciente recuerda aquello y se rebela. Creo que he hablado en alto, pero no sé lo que he dicho. Presiento que es algo relacionado con aquello y con Ana.
Cuando me despierto, ella me está mirando y sonríe. Yo también lo hago, más tranquilo y satisfecho por tenerla de vuelta y a mi lado.
- Tengo hambre, Christian
- ¿ Tienes hambre? Pues eso se soluciona en el acto. Salgo a la puerta y llamo a Taylor, que ha pasado la noche en el hospital. Le informo del estado de Ana y sonrie, y además para encargar algo de comida ligera para ella. Nos da la enhorabuena y sonriente va a cumplimentar el encargo.
La puerta se abre nuevamente y entra la doctora que la ha estado atendiendo desde el principio. Comienza a hacerle pruebas más exhaustivas que le hizo la enfermera. y al terminar nos anuncia que posiblemente al día siguiente le diera el alta. Echa una ojeada a la mesa supletoria y sonríe al ver el menú que con apetito estaba tomando Anastasia cuando ella entró. Salgo tras ella: he de hacerle una consulta de carácter íntimo, y me da su visto bueno en ello.. No para de sonreír, y creo que la enfermera le ha informado de todo lo ocurrido en la habitación antes de su entrada. Llamo a mi madre, a Carla, a Kate y a Ray, al móvil que le dejé para estar en contacto. Se echa a llorar cuando le digo que Ana está de nuevo entre nosotros, y me hace prometer que le llevaré en la silla de ruedas para verla. Y así lo hago dejando a Ana al cuidado de mi madre, que vino inmediatamente que le comuniqué la buena nueva. La emoción de Ray y de Ana, nos contagió a todos sin poder remediarlo. Fue Carrick quién hizo que nos calmásemos y al fin pudimos sonreír.
En los pasillos del hospital, a penas se oye un ligero rumor de voces apagadas, señal de que el turno de la noche sale y entra el de mañana. Dentro de un momento entrará la enfermera a revisar todo, pero no han habido cambios. Y vuelvo a mi posición junto a Ana. Debo haberme quedado dormido porque me sobresalto al sentir en mi cabeza un tenue movimiento. La levanto rápidamente y entonces...Ella me está mirando, y su mano sigue en mi cabeza.
- ¡ Ana, has vuelto !
Me incorporo y me abrazo a ella y la beso y ella me mira algo perpleja, pero al final con su mano acaricia mi cara y me sonríe tenuamente.
- Voy a llamar a la enfermera. No te muevas- Y aviso al control y rápidamente un enfermera entra en la habitación.
- Tengo ganas de hacer pis - dice con una vocecilla, que reconozco muy bien cuando se siente avergonzada por algo. Echo hacia atrás la ropa de la cama y la levanto entre mis brazos con sumo cuidado. La enfermera lanza un grito, quizá porque no esperaba mi reacción
-Está sondada, no es necesario moverla
- Quiero ir al servicio, por favor- pide debilmente
-Está bien, voy a quitarle la sonda. Y usted haga el favor de salir
- Ni hablar. No voy a dejarla sola
- No está sola, está conmigo. Creo que a ella no le gustará que vea como manipulo en su parte más íntima
Y me doy cuenta de que efectivamente, la enfermera tiene razón. Conociendo a Ana,... ¿ pero a estas alturas? , pienso que eso es absurdo.
-Espero ahí fuera, y dese prisa por favor- , digo a la enfermera, que comienza a mirarme con no muy buenos ojos, posiblemente porque no estoy procediendo adecuadamente. Me importa un pimiento. Ella es mi mujer, y después de todo lo pasado, no voy a dejarla sola ni un solo instante.
Entro y observo que la enfermera está ayudándola a levantarse. ¡ Ana , ha vuelto !, y quiere ir al servicio: yo la llevaré. La enfermera gruñe y nos sigue con el gotero igual que un perrillo, sin dejar de gruñir. "No le hago caso" - la digo - y la deposito con cuidado en el váter, quedándome por si acaso se marease o se cayera.. No quiere que la vea, y me obliga a abandonar el servicio, pero quedando la puerta abierta, y aguantando el sermón de la enfermera que muy enfadada me recrimina lo que he hecho.
Siento que el agua está corriendo y sin esperar a más entro y veo que Ana se esta´ lavando las manos y la cara. La tomo por la cintura; es tan frágil y menuda, que temo se vaya a caer. Miro su cabeza herida, contemplo el hematoma de su mejilla y el corte del labio, de ese labio que quisiera curar con mis besos y borrar con mi cariño todo el sufrimiento que ha pasado en estos días.
Por un instante nos miramos y sólo veo ternura y amor en sus ojos y en su dulce sonrisa. No hay reproches, solo ternura
- Oh Ana ¡ lo siento tanto ! ¿ Podrás perdonarme ?
- ¿ Y tú ? - La beso suavemente en la frente la abrazo con cuidado. La voz de la enfermera nos vuelve a la realidad
- Si han terminado de decirse lo enamorados que están, ¿ pueden salir ?
La enfermera me mira frunciendo el ceño, pero a mi eso no me importa. Deposito a mi mujer en la cama bajo las protestas de la nurse, y con un gesto de la mano, le indico que es toda suya. por primera vez en muchos días, oigo la risita de Ana, de mi Ana que está de vuelta
Toma con eficiencia su tensión, con una linterna mira sus ojos, la dice que levante un brazo y luego el otro, que mueva las piernas... y al final dice toda erguida: " ahora mismo llamo a su médico". Y dirigiéndose a mi, con voz severa me dice: " no la mueva bajo ningún concepto. Si necesitan algo, toque el timbre, que para algo están ". Y sale de la habitación muy digna Nosotros nos echamos a reír y por fin puedo besarle los labios con suavidad para no hacerle daño
- ¡ Ana estás aquí.! Aún no puedo creérmelo. No vuelvas a hacer nunca más ésto. creí volverme loco y morirme cuando te vi en el suelo. Mis pesadillas se habían cumplido. Pensé que te había perdido para siempre..
- Christian. Tuve que hacerlo. Me amenazó con matar a Mia si se lo decía a alguien
- Cuando te llamé al banco, pensé que me abandonabas y la angustia no me dejaba hablar. Pensaba en ti y en el bebe, los dos solos sin saber dónde estaríais. Mi mundo se desplomó de golpe, Ana,
- Te veo agotado
-No he dormido mucho en estos días. Tienes la facultad de robarme el sueño
-Échate conmigo
Y Ana destapa la cama para que me tienda a su lado. Me niego en un principio. Pienso que voy a lastimarla, pero ella insiste con un movimiento de cabeza, y yo no puedo resistirme. Va a ser, en muchos días, la primera vez que volvamos a dormir juntos. Me quito los zapatos y me acuesto a su lado. Nos miramos expresándonos miles de cosas. Poco a poco el sueño, la fatiga y la preocupación me van venciendo, y rendido me duermo. Sueño con algo inconexo en el que se mezclan muchas imágenes, que inmediatamente desaparecen de mi memoria, pero hay una que sigue en mi mente: Elena y su acción innoble. Mi subconsciente recuerda aquello y se rebela. Creo que he hablado en alto, pero no sé lo que he dicho. Presiento que es algo relacionado con aquello y con Ana.
Cuando me despierto, ella me está mirando y sonríe. Yo también lo hago, más tranquilo y satisfecho por tenerla de vuelta y a mi lado.
- Tengo hambre, Christian
- ¿ Tienes hambre? Pues eso se soluciona en el acto. Salgo a la puerta y llamo a Taylor, que ha pasado la noche en el hospital. Le informo del estado de Ana y sonrie, y además para encargar algo de comida ligera para ella. Nos da la enhorabuena y sonriente va a cumplimentar el encargo.
La puerta se abre nuevamente y entra la doctora que la ha estado atendiendo desde el principio. Comienza a hacerle pruebas más exhaustivas que le hizo la enfermera. y al terminar nos anuncia que posiblemente al día siguiente le diera el alta. Echa una ojeada a la mesa supletoria y sonríe al ver el menú que con apetito estaba tomando Anastasia cuando ella entró. Salgo tras ella: he de hacerle una consulta de carácter íntimo, y me da su visto bueno en ello.. No para de sonreír, y creo que la enfermera le ha informado de todo lo ocurrido en la habitación antes de su entrada. Llamo a mi madre, a Carla, a Kate y a Ray, al móvil que le dejé para estar en contacto. Se echa a llorar cuando le digo que Ana está de nuevo entre nosotros, y me hace prometer que le llevaré en la silla de ruedas para verla. Y así lo hago dejando a Ana al cuidado de mi madre, que vino inmediatamente que le comuniqué la buena nueva. La emoción de Ray y de Ana, nos contagió a todos sin poder remediarlo. Fue Carrick quién hizo que nos calmásemos y al fin pudimos sonreír.
Me encanta la versión de Cristian,es muy tierna
ResponderEliminarImpresionante chica me tienes impresionada!!!!!😉
ResponderEliminarGracias Rosa!! Me emociona el efecto que me causas cuando leo como relatas la historia por los ojos y las palabras de Christian Grey... Lo haces muy bién!! Anímate.. e igual creas tú otra historia!!. Un abrazo de RomiPardo!!! ♥
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